Hola, ¿Cómo están? Este es el primer fic que hago de este estilo, espero que les guste.

Advertencia: Puede llegar a ser algo crudo, me disculpo de antemano.

Descargo de responsabilidad: Saint Seiya, ni ninguno de sus personajes me pertenecen, aunque me gustaría que sí, aunque solo sea Shun. XD

Capítulo 1: La aldea.

Luego de la terrible batalla con el Rey del Inframundo, Hades, cado uno de los santos regresó a su respectivo hogar, Shiryu fue a los 5 picos, Hyoga a Siberia, Seiya, se quedó en Japón e Ikki, como de costumbre se fue sin decir a dónde, pero todos con la promesa de mantener el contacto. Shun, por otra parte, decidió que sería bueno viajar un poco por el mundo para conocer un poco más de éste. Sus primeras paradas fueron en ciudades hermosas, donde rebosaba la vida y el bullicio, sin embargo, el siguiente destino que le esperaba, estaba demasiado distante de ser eso. Había llegado a esa aldea, a pie, ya que deseaba conocer la Tierra lo mejor posible, recorriéndolo por propio pie. Iba vestido con su infaltable overol blanco, su remera verde y su calzado marrón, además de una capa que le cubría la cabeza y gran parte del cuerpo. Apenas había llegado, la vista lo había hecho estremecerse, las casas, eran de barro y mal hechas, las personas, estaban tiradas en el suelo, por todas partes, con lo que a él le pareció un serio caso de desnutrición, los ojos de todos estaban vacíos, ausentes, como si la esperanza se hubiera esfumado de ellos hace mucho tiempo, inclusive en los niños. Mientras veía todo esto, uno de ellos pasó por su lado y "chocó accidentalmente" con él, sin embargo se reincorporó de manera rápida y salió corriendo, pero Shun sabía la razón y era que aquel niño le había robado el dinero que llevaba encima. En ese momento lo empezó a embargar un sentimiento de impotencia que le oprimía el pecho, ver a un niño teniendo que robar a tan corta edad, la situación en la que se encontraba ese lugar y sus habitantes, era horrible, es cierto que muchas veces odió su propio destino al tener que combatir, sin embargo esta situación se le hacía cien veces peor que cualquiera de sus batallas, no podía no hacer nada.

Comenzó a recorrer las calles y cada vez estaba más desconcertado, no sabía qué hacer así que decidió primero reunir información. Llegó a una taberna que tenía un aspecto muy derruido, allí no se encontraba nadie más que el dueño del lugar. Shun se atrevió a entrar.

-¿Qué quieres, no ves que está cerrado?- le dice el dueño, con un tono frío.

Shun se sorprendió ante esto y se dio vuelta para observar el cartel en la puerta, el cual, señalaba que estaba abierto.

-Lo siento mucho, señor, es sólo que me pareció que el cartel decía abierto y por eso pasé.- decía Shun que a pesar de la situación seguía manteniéndose respetuoso hacia su interlocutor

-Ah, da igual, en éste lugar no existe nadie que pueda darse el lujo de tomar unos tragos, con suerte y comen algo de vez en cuando, yo tampoco tengo nada para ofrecer en esta taberna, así que da igual lo que diga ese cartel, está cerrado.- Eso último lo dijo muy cortante. Pero eso no lo detuvo, necesitaba entender qué sucedía. ¿Cómo había sucedido esto?, ¿Por qué había terminado todo así? Tenía que descubrir la razón.

¿Podría decirme qué sucedió en esta aldea?- Preguntó con la esperanza de que pudiera encontrar una manera de ayudar.

-¿Para qué quieres saber?Lo mejor es que te vayas de inmediato, este lugar ya no tiene futuro.-Shun se sorprendió, más no retrocedió, él de verdad quería ayudar.

-Por favor, de verdad quiero saber.- Pidió una vez más.

-Por Dios, que pesado, si tanto quieres saber entonces te lo diré.- Shun sonrió al ver que el hombre había accedido, sin embargo… -Pero a cambio me debes dar una suma de dinero.- Sentenció con una sonrisa en el rosto ya que en esa aldea desde hace mucho que dejaron de hacerse esos tratos, nadie estaba dispuesto a dar dinero por algo, era robar o ser robado, no creyó que alguien lo haría, creyó que de esa manera por fin se iba a librar de él… Pero estaba equivocado.

A Shun le acababan de robar, pero para su suerte tenía algo de dinero distribuido en su ropa, por si ocurría algo, pero la verdad es que no era demasiado y al dárselo se quedaría sin nada, pero estaba dispuesto a todo para ayudar, y así lo haría. Comenzó a sacar dinero de sus prendas, un poco de aquí, un poco de allá, hasta que no le quedó nada.

-Es todo lo que tengo, por favor, cuénteme.- Dice Shun entregándole el dinero. El dueño se quedó impresionado, ese chico era de lo más extraño, ¿Por qué le interesaba tanto un lugar como ese que hasta estaba dispuesto a darle todo su dinero? Pero se lo guardó para sí mismo, porque una promesa era una promesa.

-Bueno, ¿Qué quieres saber? Responderé a tus dichosas preguntas.-Shun estaba feliz de que pudiera convencerlo, hasta que calló en un detalle.

-Perdone mi falta de educación, mi nombre es Shun, ¿Podría usted decirme cómo se llama?- Preguntó con su dulce tono de siempre.

-¿Mi nombre?, hace tiempo que a nadie le importan esas cosas.- Sin embargo al ver la mirada del joven entristecer un poco, suspiró, ese chico de verdad era raro. -¿Tanto quieres saber?- El chico, nuevamente, ilusionado, asintió- Bueno, prometí que te iba a contestar, mi nombre es Iwao. ¿Qué más?- Preguntó con fastidio.

-¿Esta ciudad siempre fue así? Sino lo fue ¿Cómo sucedió esto?- Preguntó por fin lo que quería saber.

Iwao rodó los ojos. No lograba entender al chico.

-¿Qué tiene eso de interesante?- Pero no pudo replicar porque nuevamente esa mirada lo hacía sentir culpable. -Bien, te lo contaré, como parece supusiste, esta ciudad no fue siempre así, antes era muy próspera y hermosa, y estábamos en armonía. Lo que sucedió es que por mucho tiempo, nosotros veneramos a un Dios, pero después de un tiempo de tanta paz, olvidamos a nuestro Dios y dejamos de alabarlo, comenzamos a creer que podíamos hacer todo lo que quisiéramos sin él, pero no fue así.

Nuestro Dios, al ver nuestra arrogancia, nos castigó, dejó de llover, y el suelo se volvió árido, desde entonces no hay más que sequía, no podemos cultivar nada ni tampoco tenemos agua, las únicas veces que lo obtenemos es cada vez que pasa un viajero inocente por estas tierras para robarle. Tampoco podemos salir de la ciudad porque hay una barrera impuesta también como castigo y el que la atraviese morirá de una forma horrenda. Conseguimos agua y comida a través de vendedores de otras aldeas que se aprovechan de la situación en las que estamos para cobrarnos más caro, y al no tener dinero todos roban lo que pueden de quien pueden para sobrevivir. Hemos intentado muchas veces disculparnos y rogar piedad, pero, nuestro Dios ya nos ha abandonado, al igual que la esperanza.- Terminó el relato con algo de pena en la voz.

Shun bajó la vista afligido, era mucho peor de lo que imaginaba, no estaba seguro de cómo actuar a continuación.

Iwao, al ver el semblante del chico que hasta hace un rato insistía tanto en hacer preguntas, no pudo evitar volver a hablar.

-Muy bien, ahora yo tengo una pregunta ¿Por qué deseabas tanto saber esta historia?- Preguntó eso que tenía en la cabeza desde hace un rato.

El chico levantó la vista.

-Es que, bueno, verá, es sólo que cuando vi la aldea y a los habitantes, me hizo sentir muy triste ver la falta de esperanza en sus miradas y necesitaba hacer algo, cualquier cosa, que ayudase aunque sea un poco a que eso cambiara, pero para eso necesitaba saber la situación. Así que le agradezco mucho la información.- No lo podía creer, ese chico era de lo que no había, ¿Quién en su sano juicio intentaría ayudar a una aldea en esas condiciones, quién le daría todo su dinero a un extraño para que le diera información para poder ayudar a otros, quedándose sin un centavo para sí mismo? Pero luego de un momento volvió a la realidad, que ese extraño hiciera lo que quisiera, la situación no podía ser cambiada, así que se lo dijo de frente.

-Ni lo intentes, lo que necesitamos es un milagro, y no creo que puedas lograrlo.- Con eso pensó que lo desmoralizó, que había abandonado su idea loca y que iba a encaminarse nuevamente a otro destino, pero, nuevamente, se equivocó.

Shun al escuchar la palabra milagro, encontró su respuesta, si eso es lo único que podía salvar a la aldea, entonces, eso debía hacer, sabía que hacerlo no era fácil, pero también sabía que mientras no se rindiera tampoco era imposible. Ahora ya tenía una pista, estaba mucho más motivado, y tenía una hermosa sonrisa que decía que tenía fe en que todo resultaría bien. Después de todo era un caballero de la esperanza, si él la perdía entonces, todo estaría acabado.

Iwao nuevamente no sabía qué decir, ese chico lograba desencajarlo muy fácilmente. Estaba anonadado hasta que Shun volvió a hablar.

-Tengo una pregunta más ¿Dónde alababan a su Dios?- Preguntó ya con una idea para empezar a poner en práctica.

-¿Qué?, ¿Qué es lo que quieres hacer? Ya te lo dije sólo un milagro nos salvaría.- Dijo al no entender qué es lo que pasaba por la mente del niño.

-No sé si lo podré crear, pero debo intentarlo lo mejor que pueda, por favor.- Dijo con ojos suplicantes, los cuales surtieron efecto de inmediato.

-Ya qué, pero no creo que puedas, el lugar donde alabábamos a Dios está a dos calles de aquí, detrás de una Iglesia, que hace tiempo está abandonada.- Le dijo, y de inmediato los ojos de Shun brillaron con esa noticia.

-En verdad, muchas gracias.- Le dijo de corazón y emprendió su partida. Iba a ir allí a tratar de comunicarse con aquel Dios, esa era una de las cosas que le enseñó Shaka antes de morir, iba a tratar de convencerlo de que les dé una segunda oportunidad.

Iwao lo vio salir corriendo hacia la Iglesia luego de eso. Estaba perplejo, pero, bueno al menos se había deshecho de él. Sin embargo en su cabeza daban vueltas las acciones de aquel niño, y es que nunca conoció a alguien tan poco común como él, le había despertado una sensación de curiosidad, y ya saben lo que dicen "La curiosidad mató al gato", y aunque él no fuera gato, esta terminó por vencerlo y lo siguió.

Comentarios finales: Acá dejo el primer capítulo, espero que lo hayan disfrutado. Por cierto hice todo en tono neutro, pero en realidad soy argentina, a veces puede llegar a haber una inconsistencia con ese tema. Me acostumbré a que hablen así los personajes y por eso intenté hacerlo de esa manera, disculpen si hay alguna incongruencia.