Disclaimer: Saint Seiya no me pertenece ni pertenecerá. Gracias Kurumada, por la inspiración.
Notas: Este fic originalmente iba a participar en un concurso en el Saint Seiya Zone que después de todo no se organizó. Pero me gustó, así que creo que vale la pena publicarlo por aquí.
Decadencia
"Cuando los dioses quieren castigarnos, nos conceden lo que pedimos".
Oscar Wilde
Es porque la vida es tan frágil como el cristal, más delicada que una rosa, efímera como un rayo que surca los cielos en una noche de tormenta, que nos parece más sagrada y necesitamos aferrarnos a ella y creer que podemos controlarla. Al nacer, estamos condenados a vivir y todo el tiempo, la muerte se nos antoja como una pesadilla que podemos evadir cuando los rayos de sol se asoman tímidamente entre las nubes y cuando sentimos esa bocanada de aire refrescante llenándonos los pulmones.
La muerte no te puede hacer daño si no piensas en ella, ni puede arrancarte del mundo si te escondes hábilmente detrás de esperanzas de inmortalidad.
Lamento decirlo mortal, pero estás muy equivocado. No eres más que uno de mis títeres sostenidos por los delgados hilos que las Moiras algún día recortarán para mí y entonces, estaré aquí esperándote mientras arrastras penosamente tu alma hacia la entrada de mi morada y tratas de recordar qué pecados has cometido.
¿Habré sido justo? ¿Honrado? ¿O fui avaro y lujurioso? ¿A qué clase de tormento seré condenado?
Porque aquí, en este oscuro mundo, todos son juzgados. Mujeres, niños, guerreros, dictadores. Nadie escapa a un juicio, porque aquí todos son iguales. Tan iguales como el polvo en el que se convierten cuando sus vidas finitas acaban y sus cadáveres putrefactos son devorados por gusanos.
Eso es, precisamente, por lo que todos me temen. Porque soy justo. Porque a cada quien, le doy exactamente lo que le corresponde porque dime, humano, ¿te parece justicia que tú, como guerrero justifiques tus matanzas y a aquella mujer que robó un pan para alimentarse me muestre más severo?
Hoy, sin embargo, planeo mostrarme más imparcial que de costumbre. La oscuridad de mi reino ha comenzado a extenderse por la tierra, en un espectáculo natural que todos contemplan con fascinación y con temor, porque sospechan de sus dioses, ¡ah, es tan fácil maldecirnos y culparnos de sus penas cuando son ustedes quienes se conducen a su extinción!
Quiero instalar mi morada en su hogar. Hacer de esta cálida tierra carcomida por la venganza, la maldad, la sangre y el dolor un sitio para que los hombres tengan temor de sus dioses.
¿Acaso no me estoy mostrando justo? Sufrid en vida lo que les espera en la muerte. Y entonces anhela a esta última como una forma para salvarte, porque sabiendo que serás juzgado rectificarás. Porque ya no creo en los humanos, ni en sus promesas, ni en la forma en que han corrompido todo lo que han tocado.
Porque hoy tengo ganas de mostrarme piadoso.
