Lo sé. Antes de que digáis nada sé perfectamente que voy a escribir uno de esos fics horrendos basados en una pareja totalmente incoherente. Comprenderé que me tiréis tomates pero, espero por vuestra integridad, que no me den en la ropa nueva porque mi venganza sería terrible.

Y ahora vamos con el lío. ¿Preparadas? Sin desmayarse. Este es un fic Goku x Bra.

No, no es un fic de infidelidades, por si acaso.

Pero te doy la oportunidad de dejar de leer ahora mismo.

¿Qué no?

Allá tú. Pero si sigues leyendo, no quiero reclamaciones ¿entendido? Yo avisé…

Demasiado rica y consentida como para ser feliz.

Pobre niña rica, decían algunos al verla pasar altanera por los pasillos de la Corporación Cápsula. Llevaba los trajes más caros, las joyas más exclusivas, el peinado perfecto, y los ojos fríos como dagas. Había crecido cobijada en una casa suntuosa, recibiendo cuando pedía, exigiendo como una pequeña tirana las cosas más imposibles de conseguir. Siempre complacida… Y lo mismo que sucedía con lo material en su vida, ocurría en lo personal. Su belleza doblegaba a los hombres, su poderío, su orgullo de princesa saiyán, su carácter dominante.

Había recibido invitaciones de noviazgo de actores de cine, modelos de pasarela, los chicos más atractivos del planeta a sus pies. Los había usado un par de noches y después la desidia la invadía y la obligaba a deshacerse de ellos con su azul hielo por mirada y un "lo siento, estoy demasiado ocupada".

No pensó en cuántos corazones había roto, ni siquiera en cuántos la amaron realmente. Vivía para trabajar, como implacable ejecutiva, Directora de la más productiva multinacional de la Tierra con apenas 30 años de edad. Las revistas la exponían de modelo y sin embargo, dentro de su alma sentía un tremendo vacío, un resquicio incapaz de ser llenado con nada.

Pensó que era posible que su sangre saiyajin reclamase el terreno que había usurpado la humana y entrenó duramente muchos años. Aún habiendo empezado tarde, su capacidad de lucha era inigualable para una fémina. No tan hábil como Pan, ni tan dura como C18, pero tan calculadora como su padre, tan oscura…

No tener nada es terrible, pero tenerlo todo y sentir que lo que se posee es tan insípido como la nada, es incluso peor para el alma. Porque quien no posee nada, acaba por valorar los bienes espirituales, quien lo tiene todo, deja que su alma se convierta en una posesión que jamás puede abarrotarse de lo más valioso por encima de las cosas materiales: los sentimientos.

Bra, era una amargada después de todo, una pobre mujer sin horizonte en su vida, ni más aspiración que vivir para trabajar y entrenar día y noche. De nada servían los consejos de su madre alentándola a salir con un muchacho que la quisiera.

Tampoco Goten logró saciar su alma, ni llenar su corazón. Seducirle fue un reto, hubo un tiempo en el que había creído amarle, en el que lloraba por las noches de pura rabia por desearle. Pero cuando fue suyo y le dijo que la quería sintió el agujero exprimirle su pequeño corazón y al día siguiente, sin entenderse siquiera a sí misma, le contestó: "no quiero volver a verte".

Por supuesto, su hermano se enfadó con ella, Pan le reclamó el daño causado a su tío y, poco después, cuando Chichi murió, supo que se había marchado al extranjero para no verla, ni escuchar su nombre. No sintió nada al escuchar la noticia, miró el cadáver de Milk y realizó una oración silenciosa. Luego se marchó, como su padre hacía siempre, sin mirar atrás. El capítulo había sido cerrado y su vínculo con esa familia también.

Pero conforme pasaban los meses, una angustia la desolaba día y noche, una necesidad de "algo" incomprensible que la llevaba a preguntarse constantemente si es que estaba mal de la cabeza, o es que era normal tener aquellas sensaciones.

Fue de casualidad que descubriera el secreto de su padre. No pensaba siquiera que pudiera ser cierto, pero lo era… Vegeta salió de casa una noche, cuando ella llegaba agotada del trabajo y necesitada de unas palabras que la ayudasen a clarificar sus pensamientos.

Pero quien buscaba huía como un ladrón en la oscuridad ocultando su ki. ¿A qué venía tanto secreto? ¿Por qué se marchaba de aquella manera?

Deseosa de colmar su curiosidad tanto como su conciencia se decidió a seguirle y, después de varias horas, se ocultó detrás de unos matorrales y escuchó la voz en grito de su padre:

- Kakarotto, sal de ahí.

Después de algunos minutos de silencio y espera, Goku salió de una pequeña cabaña de madera en medio de un rellano en el bosque.

- ¿Cómo me has encontrado Vegeta?

- ¿Crees que soy tan estúpido como para no haber percibido que el otro día activaste tu energía de Súper Saiyajin hasta el nivel 4?

- Nadie debió haberlo sentido. Kaito se encarga de que mi energía no pueda percibirse.

- Hmp. Pues ha fallado.

- Ya veo – murmuró preocupado - ¿qué quieres?

- Me debes un combate desde hace muchos años, insecto.

- Si, lo sé. Pero ahora todo es diferente… estoy algo desentrenado, seguro que me vencerías… - mintió.

- Para mi no. Te reto a luchar contra mí dentro de medio año. Dejaré que te prepares en ese tiempo. No quiero ganarte tan sencillamente.

- ¿Y si me niego?

- Entonces contaré a todos tu pequeño secreto.

- ¡Vegeta! Eres…

El príncipe sonrió maliciosamente.

- ¿Lo tomas o lo dejas?

Goku permaneció impasible unos instantes - ¿Y si te venzo? – terminó diciendo.

- Jamás lograrás derrotarme – aseguró orgulloso – he hecho grandes progresos.

- Está bien, nos veremos dentro de medio año, pero iremos a luchar a otro planeta.

- Un último detalle, Kakarotto… - susurró con voz oscura.

- Dime…

- La batalla será a muerte.

Bra se estremeció con aquella declaración. No lo esperaba. ¿Cómo iba a luchar contra él? Su padre era muy fuerte, pero ya le pesaban los años. Goku apenas tenía la apariencia de un muchacho de veintitantos años. Era lógico que así fuese, puesto que en el pasado había retornado a la edad infantil por la acción de un desafortunado deseo.

- No te mataré, Vegeta - encaró Goku con valentía.

- Tienes razón… - sonrió.

Goku suspiró aliviado. Bra también.

- Porque seré yo quien acabe con tu existencia. Y no se te ocurra huir si no quieres que ellos sepan que sigues vivo.

Dicho aquello partió volando a toda velocidad lejos de allí. Bra aún estaba inmóvil, incapaz de respirar siquiera. Sin darse cuenta su pié partió una ramita y en apenas unas fracciones de segundo, escuchó un zumbido a su lado y notó el calor de un cuerpo atrapándola repentinamente.

- ¿Quién eres tú? – preguntó Goku mirándola detenidamente.

- S…s…soy Bra – terminó diciendo aún asombrada por la ejecución de la técnica de la tele transportación y por la fuerza que tenían aquellos brazos fuertes, de acero, como los de su padre.

- ¿Bra? Ah, sí, ya recuerdo, tú eres la hija de Vegeta ¿no es cierto?

- S… si.

Se sintió tan estúpida con aquellos tartamudeos, tan vulnerable, tan indefensa en la oscuridad del bosque, en los brazos de Goku, en la soledad de la noche… y a la vez tan excitada, tan extrañamente atraída, tan bestialmente enamorada que le parecía haberse vuelto otra persona.

Tenía ese algo que le había enamorado de Goten pero, a la vez, esa fracción oscura dentro del alma, ese Kakarotto latente e implacable capaz de todo, que la fascinó hasta el punto de hacerle perder el habla para clavar su azul hielo en los ojos aparentemente inocentes del guerrero. Se ruborizó como hacía años que no le pasaba, se sintió pequeña y cobijada.

- ¿Eh? ¿Qué te sucede? ¿Te sientes bien?

Pero Goku no parecía entender ese lenguaje, no caía rendido ante su pelo azul, largo y sedoso, ante su olor a musgos, ni su cálido tacto de piel de seda. Goku estaba extrañado de verla tan turbada.

- Por favor, te pido que no le digas a nadie que estoy viviendo aquí.

- No lo haré – susurró.

Y después, azorada y avergonzada como nunca se marchó corriendo, ocultando su ki de aquel lugar. ¿Qué le había pasado? ¿Por qué su corazón latía fuerte como nunca antes lo había hecho? ¿Por qué estaba tan sonrojada?

Cuando llegó a casa y se tendió en su cama se percató de un maldito detalle que no comprendió que se le hubiera escapado. Su bolso, se había dejado olvidado el bolso. Sí, se había caído cuando Goku la atrapó. Oh, era increíble. Allí tenía documentos importantísimos. Su ordenador portátil estaba metido en una cápsula allí dentro. No tenía más remedio, tendría que volver allí a recogerlo. ¿Por qué esa noche no podía dormir? ¿Por qué le temblaban las venas de todo el cuerpo de aquella forma?