Hola!, bueno, cuando lean este fic, se darán cuenta de que soy nueva, así que por favor si ven algunos errores, déjenme reviews para después ponerlas en práctica y así ser tan buena como lo son ustedes, bueno sin más preámbulos, espero que les guste...
¡Que empiece el fic!.


Prólogo: Un viejo sueño, un viejo amigo.

Era una noche como todos en la ciudad de Hyrule, en esos momentos reinaba la noche, la luna y las estrellas adornaban el cielo y la gente de Hyrule se paseaba en parejas por ahí, en el castillo, casi todas las luces estaban prendidas, la servidumbre se la pasaba de un lado para otro, se preguntaban uno a otro ¿qué pasa? ¿Qué sucede?, todos asustados, sin saber que era solo por un capricho de una niña que se encontraba llorando en su cuarto.

-Zelda, hija mía, cálmate- la consoló un señor, que pasaba su dedo por su cara y secaba las lágrimas que botaba la pequeña- fue solo una pesadilla.

-Pero fue horrible, todo estaba oscuro, sólo estaba yo, me sentía tan sola -tratando de calmar su llanto, pero solo lograba aumentarlo, y eso hacía que más lágrimas llegaran a sus ojos- tengo miedo, no te vayas de mi lado.

-Zelda, tengo que irme, el rey también necesita un sueño, y tú, la bella princesa Zelda, no debe estar triste por una simple pesadilla -dedicándole una sonrisa enternecedora que calmo un poco el llanto de la pequeña-.

-... ¿dónde está Impa? -sollozó mientras se secaba con la almohada las lágrimas de su rostro-.

-¿Quieres qué la llame? -indagó el rey que sabía que eso quería la princesa, y el más, ya que sus ojos se cerraban cada vez que decía una palabra-.

-Si -asintió la pequeña, la cual bostezo y se acostaba en su cama- llámala por favor.

-Está bien la llamare a...

-No hace falta, señor.

El rey fue cortado por una voz, al voltearse, se pudo ver una señora, con un semblante fuerte, pero eso no le quitaba lo dulce, tierna y sobre protectora que era con la princesa, la que por cierto, al verla saltó de la cama y fue directo a abrazarla, y el rey, que se levantó moribundo a agradecerle a ella por aparecer en ese preciso momento, la pequeña se despidió de él y se quedo a solas con su tutora.

-A ver princesa ¿qué paso? -caminando a la cama de la pequeña y dejándola ahí- ¿Por qué alerto a todo el castillo? -dijo mientras fruncía el ceño, era verdad, había alertado a todo el mundo por gusto, solo por una pesadilla-.

-Tenía miedo, mucho miedo, esa pesadilla fue tan -bostezó- horrible, mi corazón latía a mil kilómetros por hora, me sentía en... -un dedo se poso en su boca, luego paso a su mejilla para secar esa lágrima que cayó de sus ojos, ya había empezado a llorar.

-Tranquila, las pesadillas son solo pesadillas así como los sueños son solo sueños, no son reales -esbozando una sonrisa que hizo que la princesa sonriera, para luego bostezar y quedarse dormida, mientras que su tutora la arrullaba para que durmiera tranquilamente-.

Ella se levantó, y le sonrió a la pequeña que ya estaba más dormida que despierta, salió del cuarto y cerró la puerta, dejando que la oscuridad se apoderara de la habitación que ya estaba en tranquilidad, las luces del castillo se apagaron, la gente que estaba afuera de sus casas en la ciudadela ya había entrado a sus casas, reinaba la paz y...

-Zelda, Zelda, ya despierta de tu gran letargo -dijo burlona una voz, gruesa pero al mismo tiempo amigable- por todas las diosas, Zelda ya es de día los pajaritos cantan, la luna ya se metió -eso último lo cantó-

-Umm, ¿qué? -quitándose la sabana de encima- ¿qué paso?.

Se dejo ver una joven casi igual a la anterior solo que esta ya estaba grande, sus ojos azules como el cielo, expresaban perfecto sus emociones, como la que sentía ahora, confusión, su cabello rubio tan rubio como la paja, tapaba parte de su cara, bostezó la ya no pequeña princesa y se levantó un poco adormilada.

-Ay padre, otra vez tuve el sueño o recuerdo de cuando era pequeña -se encamino a un guardarropas y lo abrió, comenzó a buscar-.

-El de la pesadilla ¿verdad? -suspiró el señor, ya que su hija había tenido ese sueño tantas veces que hasta en las noches, el rezaba a las diosas por eso- me tienes muy preocupado con eso ¿sabes?.

-¡Tranquilo!, como me dijo Impa una vez, los sueños son solo sueños no son reales -dijo y en ese momento saco un hermoso vestido rosa para luego caminar a su baño y cambiarse- ELLA SIEMPRE A TENIDO RAZÓN EN TODO- gritó desde el baño-.

-...-suspiró- bueno TE ESPERO ABAJO -saliendo del cuarto, se le olvidó cerrar la puerta-.

En el baño, el sonido de la ducha sonaba fuertemente pero la voz de la princesa sonaba más fuerte, ella estaba cantando, su voz sonaba tan bella, como la melodía de la primavera, su voz cautivaba a todo hombre que la escuchaba cantar, como el que estaba parado en la puerta del cuarto, con los ojos cerrados, tarareando la canción que ella cantaba.

-Qué lindo que canta -aún con los ojos cerrados, dijo dulcemente el chico, era un joven rubio, muy bien formado, vestido de verde, en un momento abrió sus ojos azules, mas claros que los de la princesa, suspiró y se arreglo el gorro tratando de ocultar su flequillo rebelde bajo el pero el intento fue en vano-.

La puerta del baño se abrió y una figura femenina se divisó, el joven quedo perpetuo, por suerte la joven ya se había vestido, ella se lo quedo viendo como si se atreviera a pasar el fuego con tal de estar a su lado; el estaba boquiabierto, miraba a la chica, su pelo desarreglado que cubría su cara y su vestido que estaba pegado a su cuerpo por lo que estaba mojada, la hacían ver tan... sexy.

-¡Link!, a los tiempos -corrió a abrazarlo- ¿dónde te habías metido? ¿Es que acaso ya no te acordabas de "tu Zelda"? -sonrió burlonamente y miro al muchacho el cual estaba con un leve rojo en sus mejillas.

-Yo, no es que -suspiró al ver a la muchacha que lo miraba con ojos de borreguito- yo, estaba muy ocupado, ya sabes, ayudando a las personas.

-Y por eso no viniste a verme, ¡cruel! -se separó de él- bueno ¿y viniste a visitarme o a ver a mi padre? porque él no está aquí ¿o sí?-puso sus manos en su cintura y miro todo el cuarto- no, no está.

-Oye yo no vine a ver al rey, te vine a ver a ti. ¿Qué? ¿Te molesta? -sonrió con cierta picardía que hizo que la princesa se sonrojara-.

-No, eso me pone contenta, ya me hacía falta ver tu cara de tonto enfermo jajaja -empujó al muchacho para salir corriendo de su habitación-.

-Con que tonto enfermo ¿no?, ¡YA VAS A VER ZEL! -comenzó a correr tras ella, bajo los tres primeros escalones, porque luego se resbalo y se fue de boca con los otros escalones- auch!, tú y tus milésimas de escaleras -se sobaba su cara que quedo roja, demasiado roja.

-Jaja Zelda siempre gana -dijo con aires de grandeza y se echo a reír-.

-Ya vas a ver princesita -susurró para luego acercarse sigilosamente a ella que estaba distraída, alabándose a sí misma pero eso se termino cuando el muchacho se le abalanzó e hiso que los dos se fueran rodando y justo pararon al lado de dos personas muy importantes.

-Veo que se están divirtiendo -dijeron al unísono-.

Los dos muchachos se levantaron tan rápido como pudieron, para quedar frente al padre de Zelda, el rey, y su querida y sobre protectora tutora Impa.

-¿Link?, ¿qué acaso ahora te das de conquistador? -dijo el rey burlón- y justo a mi hija -miro a Zelda y le sonrío pícaramente-.

-¡NO! -dijeron los dos al unísono-.

-Papá como se te ocurre, nosotros estábamos jugando.

-Sí, si jugando, sólo era un juego de niñitos tontos jaja -mirando a la princesa que estaba a su lado y ella lo miro a él-.

-¿Sólo eso? -indagó Impa, la cual miro a los dos muchachos que parecían muy sospechosos- bueno, entonces "les creemos" -le dijo al rey sarcásticamente y el asintió, los dos rieron, para luego volverse a los muchachos- solo ya no sigan con esos "juegos de niñitos tontos" acuérdense que solo tienen 17 años jeje -el rey e Impa se alejaron riéndose y volteando a cada segundo a ver a los chicos que estaban demasiado confundidos.

-¿Qué fue lo que quisieron decir?.

-No se pero me sonó a "malo" -hizo "" con las manos-.

-Si claro -carcajeó la joven y volviendo a hacer lo mismo de antes, correr.

-Si pues esta vez sí que te agarró -corriendo tras ella- ¡PARA SER NIÑA CORRES RÁPIDO!.

-¡PUES TU PARA SER NIÑO CORRES MUY LENTO! JAJA -se tropezó- auch!.

-Ahora si te tengo princesita.

-Ni loca dejo que me atrapes, jajaja -levantándose y volviendo a correr-.

Esta vez en un lugar más espacioso, en el jardín, los dos muchachos corrían y así se cayeran, se golpearan o se rompieran algo, seguirían jugando hasta caer muertos al verde césped y entre las flores, jugando como dos niños pequeños, sin saber que algo inesperado estaba por pasarles... un extraño sentimiento, será revelado.


AHHH! Hice lo mejor que pude, soy nueva en esto, xD, por favor dejen un review para poner en práctica, y critiquen todito lo que quieran, así me duela (tampoco así xDDD) no tengo nada más que decir, me despido de ustedes, con cariño.

Kamilius-moon :)