No sé… Realmente no sé de donde me vino a la mente la idea para este fic. Solo sé que quizá termine arrepintiéndome de escribirlo, y de siquiera pensar en esto… Pero no importa, vamos a darle una oportunidad antes de decir que esto saldrá mal. Por cierto, para la gente que lee La Dama de Hierro, no se preocupen, estoy trabajando en el capítulo 10. Es solo que esta semana tuve muchas cosas que hacer, y casi no tuve tiempo ni ganas de escribir, pero ya estoy libre.
Ahora bien, veamos como acaba esto.
Oscuridad. Fuego. Era todo lo que ella podía ver. ¿Cómo era que había llegado a esta situación? Le dolía recordarlo. Claro, la habían abandonado, como siempre. Desde que comenzó el incendio intentó mantenerse calmada, pero de nada le servía ahora. Iba a morir, y no había nada que pudiera hacer. Fue dejada atrás y olvidada, como el juguete que era. Eso era, una herramienta para que el mundo se ría de su sufrimiento. Primero su familia, luego sus compañeros, todos la odiaban. Suspiró por última vez, y cerró los ojos al sentir como las llamas alcanzaban su cuerpo para luego recibir el cálido abrazo de la muerte.
-"Oh ¿Por qué estamos tan tristes?"
De repente, se encontró en un lugar diferente. Ahora estaba en un lugar totalmente vacío, flotando en medio de la nada. Ya no sentía el calor de las flamas, pero aún estaba dolida por su situación anterior. Buscó intensamente al dueño de aquella voz, hasta que logró divisar una silueta que ciertamente no era humana acercarse a ella. La criatura llevaba una túnica negra con varios cinturones que recorrían todo su "Torso", sus brazos eran muy delgados, los dedos de sus manos eran demasiado largos y sus uñas también. Su cabeza no era más que un cráneo con ojos, del cual de la parte de atrás salía una cabellera puntiaguda color purpura y blanca. La apariencia de la criatura la intimidó, pero aparentemente no tenía malas intenciones. Después de todo, a estas alturas ya no sabía si esta entidad de verdad existía o solo era una alucinación.
-"Oh, querida… La muerte es una parte natural de la vida, solo que a ti te tocó mucho antes que lo normal." Su voz no solo sonaba muy rasposa, sino que también parecía que tenía un eco, como si muchas personas estuvieran hablando al mismo tiempo. "Pero aun así, debo admitir que tu destino fue especialmente brutal. No hiciste más que sufrir durante toda tu vida, y cuando parecía que finalmente las cosas saldrían bien, sucedió esto. ¿Verdad?" Ella asintió. "Pero donde están mis modales. Mi nombre... Bueno, simplemente llámame Deus Ex Machina. Tu historia realmente me llegó al corazón, y simplemente no puedo permitir que termine así. Por eso he venido a proponerte algo, querida." Esas palabras lograron captar toda su atención. "Dime: ¿Estas sedienta de venganza?"
¿Solo sedienta? Eso era quedarse corto. Lo único que quería era ver a sus agresores arrastrarse y rogar por sus vidas mientras ella simplemente los miraba con desprecio y les pisoteaba la cabeza.
-"Como pensaba. Entonces, quiero ofrecerte algo que seguro adorarás." Volvió a hablar Deus. "Puedo ofrecerte el poder para no solo cobrar tu venganza, sino también poder engañar a la muerte. Lo único que te pido a cambio, es que seas mi fiel seguidora."
¿Eso era todo? ¿Tener que seguir a este extraño ser para poder desquitarse con todos sus agresores? No se lo pensó dos veces y aceptó el trato de la entidad.
-"Entonces ven conmigo, hija… Tienes mucho que hacer."
Apenas dijo eso, unos hilos de oscuridad salieron de las manos de Deus, los cuales buscaron a la niña y se metieron dentro de su cuerpo. Inmediatamente, empezó a sentir cambios por dentro. Sintió como un enorme potencial crecía dentro de ella. En tan solo unos minutos, ya creía que podría destruir una ciudad entera con tan solo pensarlo. En cuanto el flujo de energía terminó y volvió a ver a la misteriosa entidad, esta simplemente abrió una grieta de luz y le indicó que entrara. Ella obedeció sin decir nada, y miró furiosa al ver el lugar donde se encontraba ahora. Estaba frente a la casa donde residían las bestias que ella llamaba "Familia". Una ira infernal atravesó todo su cuerpo, y lo único en lo que pensaba era en hacerlos morir de la misma manera en que murió ella. Antes de que pudiera hacer nada, volvió a oír la voz de aquel ser misterioso.
-"Muy bien pequeña, te diré que fue el regalo que te di. Ahora no solo eres inmortal, sino que también controlas el mismo elemento que provocó tu trágico final: El fuego. Además de eso, me sentí algo generoso y decidí darte unas cuantas habilidades con las que creo que estarás un poco más familiarizada. Fuerza, velocidad, reflejos aumentados, sentidos agudizados… Todo eso. Considéralo como una compensación, después de todo no pude hacer nada con tu cuerpo."
¿Su cuerpo? Bajó la mirada para ver sus manos, y se sorprendió al ver que la derecha estaba totalmente calcinada. Siguió recorriendo todo su ser, y vio que no solo eran sus manos, sino toda la mitad derecha de su cuerpo estaba en el mismo estado. Eso hizo crecer su furia aún más.
-"Ahora, hija… Haz lo que debas. Iré a buscarte cuando estés satisfecha, y entonces comenzaremos con nuestro propósito."
Asintió al oír la orden de Deus, y luego hizo tronar los dedos al ver de nuevo la residencia frente a ella. Iba a estar muy ocupada durante las próximas horas.
La ciudad fue totalmente quemada, ardiendo junto a la luz del sol. La figura solitaria de la seguidora de Deus Ex Machina se encontraba en medio de la conflagración, deleitándose con el calor abrasador. Había pasado tanto tiempo sufriendo bajo el control de esas personas, recibiendo nada más que insultos y abusos de su parte.
Ahora, el verlos arder era puro éxtasis.
Emergió de las llamas. Todavía podía sentir que había algo de vida entre el infierno que había causado, pero importaba poco, ellos eventualmente también recibirían su regalo de perdición. Rió al ver como una mujer asustada intentó huir de ella, pero simplemente utilizó su nueva velocidad para tomarla del cuello y partírselo de un solo movimiento.
-"Me alegra ver que disfrutas tu regalo, hija." Volvió a oír la voz de Deus Ex Machina. "¿Ya tuviste suficiente, o debería esperar un rato más?" Ella negó con la cabeza. "Entonces, entra."
Otra grieta de luz se materializó frente a ella. Ingresó dentro sin dudarlo. Ahora se encontraba en lo que parecía ser una sala de reuniones… Pero no había nadie. El lugar estaba en el cielo, estaba compuesto por varias plataformas que se reunían en el centro, donde se levantaba un trono en el que Deus estaba sentado. En los bordes de cada plataforma había un candelabro, de los cuales el único encendido era el de la suya. En cuanto vio al ser misterioso, instintivamente se inclinó ante él.
-"Levántate hija, no es necesario tanto respeto." Dijo mientras flotaba hacia ella. "Ahora, es momento que vuelvas a nacer." Colocó una mano en su hombro. "Quiero que olvides todo sobre tu vida anterior. Descarta tu humanidad, ya que dejaste atrás esa fase. Ahora eres mucho más que eso… Eres una diosa." Logró formar una sonrisa siniestra, a pesar de no tener boca con la cual hacerla. "Olvida el nombre que te dieron esos padres tan irresponsables. Ahora, yo te bautizo con el nombre de Firebrand."
Deus materializó una túnica negra muy parecida a la suya, la cual ella inmediatamente se puso y levantó la capucha, ocultando su expresión de ira interminable. El ser misterioso volvió a crear otra grieta, por la cual entraron ambos. Este lugar ciertamente era distinto a la ciudad que acababa de destruir, ahora estaba parada en la cima de una torre de metal con un rayo plasmado en ella.
-"Bienvenida al otro mundo, querida. Solamente quiero explicarte una cosa: Tú eres la primera de muchos. Quiero que investigues este mundo y busques a más candidatos potenciales para que puedan recibir la misma bendición que te otorgué a ti. Lo único que tienes que hacer es que se encuentren con el mismo destino cruel que tú, pero claro, si quieres puedes hacer lo que se te plazca con ellos para echarte unas risas: Atácalos, mófate, quiébralos… O simplemente limítate a observarlos y esperar el momento adecuado para atacar. Solo no te pases demasiado, no necesitamos otra ciudad reducida a cenizas. ¿Entendido? Espero buenos resultados de tu parte, Firebrand. Recuerda, te estoy observando." Ordenó para luego crear otra grieta más y salir de su vista. Ella miró sus alrededores por un momento, para luego saltar al suelo y correr lejos. Necesitaba un mejor punto para poder encontrar a las personas que su nuevo maestro solicitaba.
El timbre sonó en la escuela Raimon, indicando el final del periodo de clases. Endou Mamoru energéticamente se levantó de su asiento para luego correr hacia la puerta y dirigirse a la caseta de su club.
-"Nunca va a cambiar…" Murmuró una chica de cabellos plateados y ojos rojos, quien suspiró al ver por la ventana como el capitán del equipo de futbol ya estaba en la entrada.
-"Pero bueno, así es nuestro Endou. El club no sería lo mismo sin él." Agregó su compañero de asiento, un muchacho con cabellos celestes que estaban recogidos en una coleta. Entonces, sonó el celular de la chica, la cual se sonrojó un poco al ver quien la llamaba.
-"Ve tu solo Kazemaru, ya te alcanzaré." Ordenó. En cuanto el peliceleste se fue de la habitación, rápidamente respondió la llamada, y su voz se volvió dulce y amorosa. "Shirou-kun~"
-"Sakuya, es bueno oír tu voz de nuevo." La chica sonrió aún más al oír la voz de su novio. "¿Cómo están las cosas por allá?"
-"Todo está normal. Endou sigue obsesionado por el Futbol, Goenji sigue siendo un imbécil, mi hermano no para de molestarme… ¿Y qué tal estas tú?"
-"Si, sobre eso… Quería mantener esto en secreto para que sea una sorpresa, pero supongo que te lo puedo decir ahora. El entrenador del equipo de Hakuren está organizando un partido de practica con Raimon, así que podré ir a visitarte."
-"¿E-En serio? ¡Genial! No sabes cuantas ganas tengo de verte de nuevo… Te extraño ¿Sabes?" Dijo la peliplateada con un tono melancólico.
-"Yo también, amor… Perdón, tengo que colgar, el entrenador me está llamando. Hablamos más tarde. Te amo."
-"Yo también." Terminó para luego colgar y salir corriendo hacia la caseta del club.
Firebrand estaba parada en el tejado del edificio frente a la escuela, examinando con la mirada a todas las personas que se encontraban por allí, ya sea de camino a sus casas o a sus clubes. En cuanto pensaba ir a buscar otro punto para tener mejor vista, sus ojos cayeron en Sakuya Izayoi. Inmediatamente, la miró con desprecio. Logró calmarse un poco, y decidió ir a investigar otro lugar.
Final algo malo, pero es lo único que se me ocurre, ya que no quiero revelar demasiados detalles de la trama (De por sí ya di un spoilerazo de La Dama de Hierro ahí arriba…) Muy bien, díganme que opinan, y aquí tienen la ficha para enviar sus OC:
-Nombre Completo:
-Edad:
-Aspecto: (Pido un poco de detalle, por favor. Ya saben que soy un asco a la hora de describir algo.)
-Personalidad:
-Historia:
-Pareja: (Todos excepto Fubuki y Hiroto.)
-Elemento: (Ya verán para que es esto...)
-Posición:
-Técnicas:
-Gustos y Disgustos:
-Extras:
-Curiosidades:
Y bien, eso sería todo. Solo quiero que una cosa quede bien en claro: Como dice el Summary: Nadie está a salvo. Cualquiera puede terminar uniéndose a Firebrand, ya sea un personaje de Inazuma, o su OC. No garantizo nada.
Ahora que nos sacamos eso de encima… Aquí tienen unas preguntas para hacerse.
¿Quien es Deus Ex Machina?
¿Que es lo que piensa hacer con los reclutas que le traerá Firebrand?
¿Quien fue Firebrand en su vida anterior?
¿Logrará Firebrand su cometido, o terminará fracasando?
¡Hasta otra!
