Disclaimer: Nada del universo de Harry Potter me pertenece, todo es propiedad de la maravillosa J.K Rowling, yo sólo escribo esta historia por diversión y sin fines de lucro.
Este fic participa del reto temático de Mayo "Parejas Off-cannon" del foro "La Sala de los Menesteres"
1.-
Draco corría a toda prisa hasta la torre de Astronomía, el lugar que se había vuelto su escondite privado ese último año, su lugar mágico. Llegó agitado y jadeante por correr tanto, y se apoyó en el marco de la puerta mientras trataba de recuperar el aliento. Cuando levantó la vista encontró a Harry parado en el balcón mirando a la nada, al parecer no habiéndose dado cuenta de su presencia; caminó hacia él y puso una mano en su hombro, provocándole un leve sobresalto a Harry.
—Recibí tu carta— dijo simplemente, Draco vio a Harry asentir mecánicamente.— ¿Enserio piensas hacerlo?
—Draco—Harry habló con voz insegura y baja, como si el que las palabras salieran de su boca le provocara un esfuerzo enorme. —Debo hacerlo.
—No, — gritó Draco. —No debes, tu estúpido complejo de héroe Gryffindor es lo que te impulsa a hacerlo— volvió a gritar, aún más enojado al ver que Harry no reaccionaba.
—¿Me estás escuchando? Maldición Potter, no tienes que hacerlo, ¿Me entiendes? Reacciona —. Draco se calló abruptamente al ver el cuerpo de su novio agitarse levemente entre sollozos.
Harry murmuró algo inentendible, Draco se colocó a su misma altura, se recargo contra el barandal y puso su mano sobre la de Harry.
—¿Qué dijiste? — preguntó con un tono de voz más suave.
—No quiero hacerlo, Draco, en verdad no quiero — Harry logró murmurar entre sollozos, dejándose atraer hacia el cuerpo del rubio para ser abrazado. El cuerpo de Draco era reconfortante y familiar, y las suaves caricias en su cabello calmantes.
—Lo sé — Dijo Draco viendo a su novio a los ojos — Lo que no entiendo es por qué lo haces.
—Tengo que hacerlo, tengo que vencer a Voldemort. Nadie podrá estar tranquilo hasta que acabe con él. —Draco tan sólo sintió su camisa mojarse poco a poco. No le importó. —Tengo miedo Draco— dijo Harry después de un rato— Miedo de no volver a verte, miedo de no sobrevivir
El corazón de Draco se encogió ante esa confesión y abrazó con más fuerza a su novio, eliminando cualquier tipo de distancia que aún quedara entre ambos.
—Yo también tengo miedo, Harry —besó su coronilla.—No sé qué haría si algo te pasara.
—No tendrás que averiguarlo jamás, te lo prometo. — Harry se levantó un poco más y besó a Draco suavemente, tratando de reconfortarlo aunque él mismo sentía que se caía a pedazos, para después volver a esconderse en su pecho.
—No hagas promesas que no puedes cumplir. —Draco murmuró.
Harry no podía permitirse ser débil, no cuando tenía que salvar a los demás. Todos –Ginny, Ron, Hermione– dependían que él fuera fuerte y luchara, de que tuviera siempre un plan y no se dejara vencer por nada, mucho menos por el miedo, sobre todo por el miedo, ¿qué sería de todos si el héroe, el gran Harry Potter, decidía que tenía demasiado miedo para salvarlos? No podía defraudarlos, no podía caer sin al menos intentarlo.
Draco era el único que entendía.
No es que Harry lo hubiera planeado desde un principio, sólo sucedió. Draco llegó con sus miradas inquisitivas que parecían siempre saberlo todo de él, y sus comentarios acertados y dolorosos pero totalmente ciertos, y esas muy difíciles de conseguir pero preciadas sonrisas, y esa muy escondida amabilidad y calidez oculta bajo capas y capas de sarcasmo y desinterés, siempre fingiendo ser alguien frío y un perfecto mortífago en entrenamiento cuando en realidad era alguien imposiblemente sensible y comprensivo que siempre intenta demasiado complacer a otros aunque finge que no le importan… Harry no pudo evitarlo.
Lo lamentaba. Demasiado. Lamentaba haber arrastrado a Draco dentro de todo ese lío, porque si no fuera por él Draco podría pasar la guerra con más tranquilidad de la que lo haría teniendo el constante temor de que su relación con Harry se descubriera y ser detenido y torturado para extraer información sobre él en consecuencia. O al menos ese era el mayor temor de Harry.
Se quedaron un rato en silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos, y guardando en su memoria lo que era estar con la persona que amaban por la que seguramente sería la última vez en mucho tiempo. Draco conjuró una manta, y pegando a Harry a su cuerpo los cubrió a ambos con ella, descansando su cabeza en el hombro del mayor. Y así se quedaron dormidos.
Al día siguiente Draco despertó con el trasero adolorido por haber dormido en el piso, y solo. Sintió un agujero creciente en el pecho y ganas de llorar, Harry se había ido con los otros dos Gryffindors idiotas, se hizo un ovillo y recargó su cabeza en sus rodillas, tratando a toda costa de evitar llorar, metió la mano en su bolsillo y sacó la carta que le dio Harry el día anterior.
Draco:
Estoy seguro de que sabes por qué te envío esta carta. Me voy a ir, voy a buscar los Horrocrux para destruirlos. Es muy probable que no vuelva, ambos lo sabemos.
Quiero que sepas que sobre todas las cosas te amo. Por favor no lo olvides.
Espero que podamos volver a vernos, pero si no lo hacemos, ¿podrías hacerme un favor? Mantente a salvo, escapa del país si es necesario, ve con tu madre a Francia o ve a América, escuché que la comunidad mágica de ese país es casi tan grande como la nuestra.
Sé lo que estarás pensando, "Que dramático, Potter" casi puedo escucharte decirlo.
Me voy mañana a primera hora, primero iré a casa de los Dursley, ya veré qué hago después de ahí. Tal vez esta sea la última vez que nos veamos, tú estarías en mucho peligro si nos ven juntos después de salir de Hogwarts. Nos veremos esta tarde después de la cena, ya sabes dónde. Recuerda que te amo, y aunque nunca lo digas sé que tú también me amas.
Siempre tuyo, Harry.
P.D: Usa un abrigo cuando subas a la torre, hace frío esta noche.
2.-
Llevaban varias semanas desde que las vacaciones iniciaron, y aunque la inquietud ahora era un estado contante en Draco, esa mañana bajó a desayunar con más inquietud de lo normal. Lucius le había dicho que iba a una redada junto con otros Mortífagos al ministerio, pero cuando leyó El Profeta de ese día descubrió que habían atacado la Madriguera Weasley, el mimo lugar donde estaba Harry. Cuando se anunció la llegada de su padre Draco bajó las escaleras casi corriendo, pero poco antes de llegar abajo se detuvo y respiro unas cuantas veces para calmarse, después de todo un Slytherin siempre sabía cómo mantener sus emociones bajo control. Sus padres ya estaban sentados en el comedor.
—Buenos días madre, padre; ¿Cómo estuvo la redada? ¿Noticias del ministerio? —No pudo evitar mirar con rencor a su padre.
—Draco, sabes que no podemos contarte todos nuestros planes —Lucius lo miró duramente, instándolo a callarse.
—Lo entiendo. —fingió una mirada de arrepentimiento— ¿Alguna novedad? —La actitud de Lucius cambió a una ligeramente más enfadada.
—No, sabíamos que el mocoso Potter estaba en la Madriguera, pero cuando llegamos él ya se había ido —El alivio que sintió ante esa noticia fue inmenso, pero no lo dejó notar
—Lo atraparán la siguiente vez, padre, Potter no puede escapar por siempre. —Draco no pensó que decir esas palabras lo dejaría con un mal sabor de boca.
—Por nuestro bien, eso espero. —A su lado, Narcissa asintió de acuerdo. No volvieron a decir nada en todo el desayuno.
3.-
Harry lanzaba todos los hechizos que podía, sin detenerse a ver si le daban a algún Mortífago o no, lo único en lo que podía pensar era en Draco.
El fuego.
La mansión Malfoy incendiada.
Y Draco estaba adentro.
Harry entró corriendo en la construcción envuelta en llamas, tosiendo por el humo que estaba inhalando,
—¡Draco! —Tosió—¡Draco, por favor contesta!
Escucho una débil voz desde debajo de unos escombros, presuroso se dirigió a ellos y los levantó sin importarle si se quemaba las manos o no. Ahí estaba Draco, con varias quemaduras y los ojos nublados a punto de perder la conciencia.
—Harry— lo llamó débilmente, esforzándose por sonreír un poco. Su voz era entrecortada. — Estás aquí, me alegro— un ataque de tos lo invadió y Harry se apresuró por levantarlo.
—Vamos, tenemos que salir de aquí— una viga envuelta en llamas cayó en frente de ellos, Harry pasó un brazo de Draco por su cuello para que se sostuviera y lo sujetó de la cintura, otra viga cayó junto a ellos y Draco perdió el equilibrio.
—Mierda Draco, levántate, tenemos que irnos— Draco no respondió, Harry lo acomodó en su espalda como pudo y se dirigió rápidamente a la salida, evitando el fuego en la medida de lo posible y cuidando que los escombros no cayeran sobre ellos
Finalmente salieron, y Harry aliviado respiró el aire puro. Draco seguía tosiendo en su espalda, con cuidado lo bajó y lo acostó en el piso, sin importarle cuántos aurores o mortífagos hubiera a su alrededor.
—¿Draco? —Lo llamó. Lucius y Narcissa se acercaron corriendo a donde estaban ellos —Hey, responde.
Draco seguía en el piso inconsciente, Harry lo sacudió suavemente y segundos después vio como abría un poco los ojos. Todos los demás seguían peleando a su alrededor.
—Hola.— su voz entrecortada por el esfuerzo.
—Por favor, no hables, necesitas guardar fuerzas— Harry sintió como sus ojos se iban llenando de lágrimas. Narcissa intentó acercarse a su hijo, pero Lucius la detuvo y negó con la cabeza.
—Siempre tan Gryffindor— Habló Draco ignorando lo que le dijo Harry —¿Cómo se te ocurre entrar a un lugar en llamas?
—Tenía que salvarte — contestó con un nudo en la garganta —¡Necesitamos ayuda! —Gritó a la nada, esperando a que alguien hiciera caso a su pedido —¡Por favor! — sintió la cálida mano de Draco en su mejilla. Narcissa comenzó a llorar.
—Tú y yo sabemos que eso no servirá de nada— dijo, jadeante por el esfuerzo. —Te amo, Harry.
—¿Tenías que decirlo en este momento? —Harry se esforzó por sonreír, aunque era una mueca más que otra cosa. Triste, desesperanzada. Ni siquiera podía ver claramente por las lágrimas acumuladas en sus ojos.
—¿Si no cuándo? —Draco sonrió ligeramente, y su mano abandonó la mejilla de Harry.
—¿Draco?—llamó con las lágrimas amenazando con salir de sus ojos —¿Draco, cariño? No mueras, por favor— colocó su cabeza en el pecho del rubio y su corazón paró, Draco no respiraba.
—No, no, no Draco por favor no— Gimió Harry aferrándose a su pecho —Por favor no mueras, te amo también. Te amo también— repitió con las lágrimas cayendo de sus ojos mientras abrazaba fuertemente el cuerpo inerte.
Gritó y gimió contra el cuerpo de su novio, siendo levemente consciente de que Lucius y Narcissa lloraban también, lo único que le importaba era Draco.
—Por favor, por favor— Levantó el rostro sin vida de Draco y lo besó, un beso amargo y salado por sus lágrimas —Por favor, no, no, no. Draco…—lloró con dolor impregnado en cada una de sus palabras, el cuerpo del rubio estaba ahí frente a él, tan perfecto y hermoso como siempre, como si estuviera dormido.
Alguien lo apartó del cuerpo de Draco, haciendo que éste cayera fuertemente en el piso.
—¡No! ¿Que haces! ¡Tengo que estar con él! ¡Déjame!-Gritó entre sollozos y forcejeando por liberarse, vio a Narcissa acercarse al cuerpo de su hijo y llorar sobre él, sollozando con verdadera pena, de esa que sólo puede sentir una madre cuando pierde a su hijo mientras Lucius intentaba consolarla sin éxito. Se descolocó un momento, Draco era suyo y solo suyo, ellos no tenían permitido tocarlo. Ese momento en el que flaqueó fue suficiente para que la persona que lo tenía atrapado le diera la vuelta y lo abrazara fuertemente.
—Tranquilo cachorro, todo estará bien…— decía Remus tratando de consolar al adolescente.
—¿Remus? —Llamó Harry levantando la vista y encontrándose con esos ojos tan característicos del licántropo que reflejaban tristeza y pena.
—Soy yo, Harry. Tranquilo, todo estará bien— trató de tranquilizarlo, pero esto enfado más al adolescente y se apartó de un empujón.
—¡No! ¿No lo entiendes? ¡Draco nunca volverá! ¡Está muerto! — Sus rodillas perdieron su fuerza y cayó al piso hecho un mar de lágrimas —¿Cómo se supone que las cosas van a estar bien?
—¡No! ¡Draco! —Harry despertó sobresaltado, con el corazón latiendo como loco, jadeante y envuelto en las sábanas pegajosas de sudor frío. Tardó un momento en recordar dónde estaba, y que Draco en realidad no estaba muerto, sólo había sido una estúpida pesadilla. Aun jadeando y con un fuerte sentimiento de ansiedad apoderado de él, se pasó una mano por su alborotado cabello, tratando de tranquilizarse, y con la otra se limpió las lágrimas que escurrían de sus ojos. Ron asomo la cabeza despeinada de la litera de arriba.
—Hey, compañero ¿Estás bien? —preguntó con voz adormilada.
—Sí, claro, perfectamente bien— Ron asintió con la cabeza, dándose por satisfecho, y volvió a dormir, a los pocos segundos Harry volvió a escuchar los ronquidos de su amigo.
No podría volver a dormir, no luego de haber visto el cuerpo muerto de Draco.
4.-
Tocaron la puerta, Draco murmuró un adelante y apenas iba agarrando el separador del libro que estaba leyendo cuando Narcissa entró.
—Draco, te necesitamos abajo.—Draco cerró el libro y se incorporó de la cama.
—¿Qué necesitas, madre? —Preguntó educadamente acomodando el libro en el librero.
—Creemos que los carroñeros capturaron a Potter —Draco se detuvo abruptamente, sintiendo a su corazón detenerse y un ligero sudor frío acariciarle la nuca, un sentimiento de pánico formándose en su pecho e impidiéndole respirar apropiadamente. Sus rodillas temblaron.
—¿Y para qué me necesitan a mí? —A pesar de que hizo su mejor esfuerzo para que su voz no temblara, falló miserablemente. Narcissa lo miró con compasión, como si supiera lo que pasaba por la cabeza de su hijo. Como si supiera lo que conllevaba lo que le estaba pidiendo, y como si supiera porqué él entre todas las personas era el más apto para reconocer a Potter.
—Tiene un hechizo que le estropeó el rostro, no podemos reconocerlo.
—¿Y por qué podría hacerlo yo? —Narcissa lo miró significativamente, y si a Draco no le había quedado ya claro que su madre sabía, en ese momento lo hizo. Se sintió enfermo.
—Hijo, si esto dependiera de mí no te lo pediría, pero… —Draco la cortó.
—Lo entiendo —sus ojos se ensombrecieron —Vamos.
No es como si pudiera simplemente negarse. Sus vidas estaban en constante peligro, el Señor Tenebroso no era alguien que se andaba con juegos y negarse a dar información potencialmente crucial para capturar a Potter significaría la muerte de sus padres y una dolorosa tortura para él, Draco no podía permitir que eso pasara, no a sus padres.
De camino al vestíbulo Draco rezó a todos los dioses que existían que la persona a la que habían capturado no fuera Harry. En el vestíbulo, Bellatrix apuntaba con la varita al chico deforme tirado en el piso. La mujer le sonrió al verlo bajar.
—Draco querido, ven, nuestro joven amigo quiere conocerte.
Se acercó a él y lo miró a la deforme cara, lo único reconocible eran sus hermosos ojos verdes, los ojos del hombre del que se había enamorado. Draco sintió un nudo en la garganta y se hincó a la altura de Harry.
—Te ves terrible — dijo en un tono tan bajo que solo Harry fue capaz de escucharlo, estaba a punto de levantarse cuando la mano de Harry tomó su muñeca y lo obligó a mirarlo a los ojos.
—Haz lo que tengas que hacer.
Ambos sabían lo que significaba. El hechizo no tardaría mucho en desaparecer, y si Draco decía que la persona frente a ellos no era Harry Potter y luego resultaba serlo los Malfoy serían asesinados. La única opción que tenía que no acababa en su muerte inmediata era delatar a Harr, y él quería que lo hiciera.
— ¿Y bien? ¿Es él o no? — preguntó Bellatrix ansiosa.
¿Qué hacer ¿Mentir y sacrificar su vida y la de sus padres? ¿O entregar al hombre que amaba y condenarlo a muerte? Draco sentía que vomitaría en cualquier momento, toda esa situación lo ponía mal. No podían pedirle que decidiera entre la vida de sus padres y la de Harry, ¿cómo podía hacer eso? ¿Cómo podría vivir en la muerte de alguien en su consciencia? Porque fuera cual fuese el caso, alguien moriría por su culpa. Aunque si lo pensaba bien, él podía morir, Draco podía morir y a nadie en el mundo le afectaría, lo mismo aplicaba a sus padres por más que le doliera. En cambio, Harry era muy importante, Harry era la esperanza de todo el mundo mágico y si él lo delataba, muchas personas morirían. ¿Qué era su vida comparada con la de Harry (y la de miles de personas más)? Harry merecía vivir, Harry necesitaba vivir.
—No lo co-…—Harry, maldito fuera, se dio cuenta de lo que iba a hacer, porque lo interrumpió a mitad de la frase y habló.
—Soy yo— Bellatrix sonrió psicóticamente y carcajeó. Narcissa miró a su hijo apenada, como si se disculpara con la mirada.
Draco estaba preparado para pelear por Harry, para mentir por Harry, y para morir por Harry. Pero un pequeño elfo domestico llamado Dobby, hizo todo el trabajo por él, sacando a Harry sano y salvo de la mansión.
Draco nunca podría expresar lo agradecido que estaba.
5.-
Sabes dónde encontrarme.
H.P.
Nuevamente Draco corría a la torre de astronomía, y justo como la vez pasada, Harry estaba parado en el balcón viéndolo fijamente con una mirada cargada de amor.
—Harry…— suspiró Draco y se lanzó a los brazos de su novio, llorando.
—Shh, tranquilo, estoy aquí —Lo calmó, frotando su espalda mientras sentía cómo sus propios ojos se llenaban de lágrimas.
—Te extrañé mucho— dijo Draco apoyando su cabeza en el pecho de Harry.
—Mierda, y yo a ti— Levantó suavemente su barbilla y lo besó tiernamente, a los pocos segundos se separaron y Draco pasó sus brazos alrededor del cuello de Harry para atraerlo hacia sí mismo y besarlo necesitadamente. Oh, cómo habían extrañado eso, Harry mordió suavemente el labio de Draco, pidiendo permiso para entrar el cual Draco permitió gustoso, su lengua exploró la boca de Draco con habilidad adquirida por la práctica. Necesitaban eso, necesitaban sentir al otro junto a si mismo y saber que estaba a salvo. Se necesitaban. Poco después se separaron jadeantes y con los ojos brillantes.
—¿Por qué has vuelto? — preguntó Draco aún sin separarse de Harry, sus ojos se ensombrecieron un poco.
—Hay un Horrocrux escondido aquí, en Hogwarts— Draco se separó lentamente de él, con el peso de sus palabras cayendo sobre él.
—¿Llegó la hora, no? — Harry asintió —Oh Dios, no — Volvió a esconderse en el pecho de Harry, llorando suavemente.
—Hey, mírame —Draco negó con la cabeza y se pegó más al pecho de Harry — Draco, por favor — levantó delicadamente su barbilla y se encontró con los ojos llorosos de Draco.
—¿Vas a enfrentarte a él?
—Siempre hemos sabido que algún día tendría que hacerlo.
—Nunca pensé que sería tan pronto — se quejó Draco y volvió a hundir la cara en Harry.
—Ni yo— confesó —Te prometo que todo saldrá bien, te lo prometo.
—No puedes prometer cosas que no estás seguro de cumplir —Protestó amargamente Draco.
—Claro que puedo, después de todo ya lo he enfrentado y sigo vivo, ¿no? — Draco volvió a llorar.
—Si te atreves a morir, te aseguro que encontraré la forma de revivirte sólo para volver a matarte, Potter.
—Estoy seguro de eso, Malfoy.
6.-
La pelea había empezado, Harry tan sólo necesito un segundo para reconocer una mata de cabello rubio entre la multitud y alejarse de los otros a favor de correr junto a Draco.
—Draco ¿Qué mierda haces tú aquí? ¡Pensé que huirías! — Le gritó Harry acercándose cómo podía en medio de la batalla.
—Me conoces tan mal, Potter — contestó esquivando un hechizo, arreglándoselas para plantar una sonrisa ladeada y burlona .
—Te conozco tan bien que sabía que huirías— Draco lo miró un segundo antes de lanzar un hechizo a la persona con la que peleaba y acabar con él. Volvió a mirarlo, abriendo la boca un par de veces para decir algo y finalmente desviando la mirada y hablar velozmente.
—Estaba preocupado por ti, ¿De acuerdo? No podía ir a ocultarme sabiendo que tú estabas aquí como el idiota Gryffindor que eres sin instinto de supervivencia que viene a arriesgar el culo por una causa casi totalmente perdida.
—¿Estabas preocupado por mí? — Harry preguntó con tono alegre con una sonrisa ladeada. Draco se sonrojó.
—Sí, bueno… si le dices a alguien que me quedé aquí, cuando sabía que en cualquier momento podrían matarme sólo porque me preocupe por ti, te juro que te castraré Potter — Harry ensanchó su sonrisa y besó velozmente a Draco.
—No podría pedir nada más — y volvieron a luchar, cada uno de espaldas al otro.
7.-
—Snape está muerto— dijo Harry simplemente después de un tenso silencio y Draco asintió. Estaban sentados en las escaleras de acceso a la torre de astronomía, en el lugar más libre de escombros que encontraron, abajo podían escuchar las voces de las personas llorando y probablemente recuperando a los cuerpos de donde habían quedado enterrados bajo el castillo destruido. Harry miró a Draco, su cabello estaba lleno de polvo y alborotado.
—Lo sé.
—Voy a ir al bosque, con Voldemort —Los ojos de Draco se llenaron de lágrimas. Volvió a asentir.
—Lo sé.
—Va a matarme —Esta vez Draco no pudo evitar llorar, pero volvió a asentir.
—Lo sé.
—Pero no voy a morir en vano— Draco lo miró enfadado, y Harry sonrió tristemente, como si pidiera con la mirada que lo consolara.
—Joder, si sales con tu maldito complejo de héroe otra vez, No-moriré-en-vano-seré-el-héroe-que-salve-a-todos, te juro que te mato —Draco se limpió las lágrimas, retándolo con la mirada. Harry rio amargamente
—Soy un Horrocrux —Aclaró Harry, Draco lo miró sorprendido. — Al parecer, Voldemort lo creó con la muerte de mi madre y el pedazo de su alma se aferró a mí, por ser la única cosa viviente en la habitación.
—Oh, Harry— Draco abrazó a Harry y dejó que este recargara su cabeza en su hombro.
—Él querrá matarme, pero cuando lo haga se matará a si mismo también — continuó explicando — Después estará en sus manos acabar con él.
El corazón de ambos se hizo pedacitos, no querían que esa fuera la última vez que se vieran, no así, no en el colegio lleno de muertos. Lloraron, porque no podían hacer nada para impedir lo que venía.
— ¿Sabes que te amo? — Pregunto Harry mirando los ojos grises de Draco.
—Lo sé —Contestó con una triste sonrisa, para después fundirse en un amargo y triste beso cargado de sentimientos.
8.-
Draco dejó de respirar cuando vio al ejército de Mortífagos entrar a Hogwarts, seguido del semi gigante cargando… a Harry, el cuerpo muerto de Harry.
Draco perdió sus fuerzas y cayó al piso de rodillas, sin importarle cuánta gente lo estuviera viendo. Escuchó los jadeos horrorizados y chillidos de los demás al ver a Harry, y quiso maldecirlos hasta el cansancio, porque para la mayoría de los que estaban ahí Harry no significaba nada más que el Puto-Niño-Que-Vivió-Para-Salvar-Sus-Malditos-Culos, nadie merecía sufrir su pérdida, nadie lo quería por su carisma, por cómo le levantaba el ánimo cuando estaba triste, nadie amaba sus fuertes y protectores brazos, ni su risa, ni su rebelde cabello negro del que Harry siempre se quejaba, ni su compasión o su manera de ser. Nadie lo amaba como él. Sólo querían ser salvados.
Se enteró ausentemente que el bastardo sin nariz daba un discurso de victoria, pero no le puso atención, lo único que le importaba era Harry. No se dio cuenta de cuándo empezó a llorar, ni de que sus padres lo veían con lástima. Reaccionó cuando Voldemort empezó a hablar de Harry; ¿Cobarde? Harry era todas las cosas menos cobarde, sacrificó su vida por todo el mundo mágico y el cara de serpiente se osaba a llamarlo ¿cobarde? El idiota Longbotton dio otro sermón cobre lealtad y otros principios Gryffindor que a Draco poco le importaban.
Voldemort lo llamó, su madre lo llamó, y él acudió. Ya nada importaba. Se refugió entre sus dos padres, quienes trataban de reconfortarlo como si supieran la gravedad de su perdida. No le importó nada más, Hayry estaba muerto y pronto todos los presentes morirían, Voldemort no tendría piedad mas que con los sangre pura, y los que sí vivirían lo harían bajo el control de un tirano cruel y despiadado.
No reaccionó hasta que todos chillaron sorprendidos, Draco volteó hacia donde todos los demás estaban mirando, preguntándose qué podía ser tan importante para interrumpir el discurso de victoria de Voldemort. Y ahí estaba él. Lanzando hechizos a los Mortífagos que no desaparecían, huyendo de Voldemort hacia el interior del castillo. Su mirada se cruzó brevemente con la de Harry, y él le sonrió reconfortante. Draco sintió que volvía a la vida, Harry estaba vivo.
9.-
Estaba hecho. Voldemort estaba muerto. Harry estaba vivo.
Draco llegó hecho una furia al Gran Comedor, encontró a Harry sentado en una esquina viendo tristemente algo a lo que Draco no le podía importar menos. Se acercó a su novio, y apenas cuando estaba frente a él fue que Harry pareció darse cuenta de que estaba ahí. Levantó la vista y le sonrió aliviado.
—¡Draco! Me alegra mucho que…— Una sonora cachetada lo cortó a mitad de la frase. Draco tenía la mano alzada y su mano había dejado una marca rosada en la mejilla de Harry, quien estupefacto se tocó el lugar del golpe —¿Por qué fue eso? — Enseguida tenía a Draco sobre él, aferrándolo fuertemente y jalándolo de la ropa.
— ¡Eres un idiota! ¡Creí que estabas muerto! Podrías haberme dicho lo que planeabas, pero no, el Oh-tan-perfecto-Harry-Potter nunca tiene que dar explicaciones ¿Verdad? —Draco lloró de nuevo, soltando ligeramente el agarre sobre Harry, y él se preguntó vagamente si Draco iba a seguir llorando todo el día.
—Hey— dijo suavemente y con tono dulce separando a Draco de sí, puso sus manos en sus mejillas y con los pulgares limpió sus lágrimas —Si hubiera sabido que esto iba a pasar, te lo hubiera dicho, la verdad yo no pensaba salir de eso con vida. Pero me alegro de que haya sido así, o no podría haber vuelto a ver jamás. — Dijo con tono tranquilizante. Cuando Draco se calmó ambos se sentaron en el piso Draco pegado totalmente a Harry mientras este lo abrazaba protectoramente. Y si alguien murmuró algo sobre los dos supuestos enemigos abrazados, a ellos no les importó.
Después de un rato Ron se acercó con expresión sombría y se sentó junto a Harry, sin notar la presencia de Draco.
—Se lo llevarán en la mañana —dijo Ron con un hilo de voz. Draco miró a Harry con una ceja alzada, esperando una explicación, pero Harry estaba más concentrado en Ron. Dejó de abrazarlo y pasó un brazo sobre los hombros de su amigo, dándole palmaditas reconfortantes, Draco se sintió algo vacío por el repentino abandono.
—Lo lamento, Ron, si hay algo que pueda hacer…—El pelirrojo asintió ausente, perdido en sus propios pensamientos. Segundos después llego Hermione, quien a juzgar por su expresión confundida, Draco podía asegurar que ella si había reparado en él.
—Eh…creo que estoy algo perdida, ¿qué hace Malfoy aquí? —Ron pareció volver a la realidad ante la voz de su novia y miró confundido a Draco.
—¿Desde cuándo estás aquí, Malfoy? —habló Weasley despectivamente. Draco estuvo a punto de contestarle algo hiriente pero una mirada de cachorrito de Harry lo detuvo. Bufó, buscando paciencia hasta el fondo de su alma.
—Sé que no te diste cuenta, Weasley — dijo sin poder evitar su desdén —Pero yo estaba aquí con Harry antes que tú.
— ¿Estabas con Harry? — preguntó Hermione interesada, un suave tono rosado apareció en las mejillas de Draco, al parecer su novio lo notó porque acudió en su ayuda.
—Sí, él… sólo estábamos conversando algo. — Draco fulminó con la mirada a Harry, recriminándolo por no haber pensado en algo mejor, Harry se encogió un poco ante la mirada de su novio.
Un brillo de comprensión cruzó por los ojos de la chica, pero no dijo nada.
— ¿Y tú qué haces aquí, Granger? —Habló Draco tan directo como siempre.
—Pensé que Ron necesitaba compañía después de lo que pasó —Explicó la chica sentándose junto al pelirrojo. Adiós a la privacidad.
— ¿Y qué, exactamente, es lo que acaba de pasar? —Hermione lo miró levemente enfadada. Harry miró a su amiga por un instante antes de girar a verlo a él.
—Es Fred, no sobrevivió a la batalla —explicó Harry viéndolo fijamente, advirtiéndole que no dijera nada. Draco se quedó sin habla unos momentos, ahora tenía sentido la actitud triste y ausente de Ron.
—Lo lamento, Weasley — dijo sinceramente, Ron se volteó a mirarlo y sonrió débilmente, después volvió a mirar la montaña de escombros que tan atentamente había estado observando por los últimos minutos.—Creo que debería irme, nos vemos después Harry. — un par de ojos verdes lo miraron disculpándose mientras Draco se alejaba.
No es como si Draco pudiera objetar algo, si uno de sus amigos hubiera pasado algo así estaba seguro de que iría con ellos y Harry no replicaría nada, por eso se alejó caminando de ahí a paso lento, buscando con la mirada a sus padres. Tal vez esa sería la última oportunidad que tendrían de hablar.
10.-
—¿¡Sales con Draco Malfoy!? — gritó aturdido el pelirrojo jalándose el cabello, Hermione lo miró exasperada y lo golpeó en la cabeza.
—¡Ronald Weasley! —Lo reprendió con un tono de voz sorprendentemente parecido al de la señora Weasley — Si Harry nos está contando esto es porque significa mucho para él, le costó mucho tiempo y trabajo decirlo, ¡ten algo de respeto! —Ron asintió rápidamente, murmurando una disculpa.
—¿Cómo sabes que me ha tomado mucho tiempo decirles? —Preguntó Harry a su amiga con cautela, ella rodó los ojos.
—Por dios, no podían ser más evidentes, él único que no se dio cuenta de que ustedes dos tenían algo es Ron. — Harry se sonrojo un poco.
—Estamos juntos desde principios de sexto año— murmuró, evitando ver a su amiga a los ojos.
—¡Desde sexto año! —exclamó el pelirrojo, ganándose otro golpe de parte de su novia —Sabes compañero, nos lo pudiste haber dicho antes.
—Lo sé, pero se los estoy diciendo ahora porque quiero que me ayuden con el juicio de Draco — dijo con tono solemne y determinación en los ojos, sus amigos lo vieron con sorpresa y nadie dijo nada por un momento.
—Pero Harry… Malfoy fue un mortífago, no puede salvarse de ir a Azkaban sólo porque tú no quieras que vaya —Hermione habló finalmente.
—Al menos quiero intentarlo, y están olvidando una cosa —Harry les dedicó una sonrisa ladeada sin sentimiento. Ron y Hermione intercambiaron una mirada, confundidos. — Soy el Maldito-Niño-que-vivió-y-salvó-a-todos, tendrán que escucharme. Es lo mínimo que tienen que hacer. — Finalizó Harry levantándose y dispuesto a irse.
—Harry —habló Ron, haciendo que su amigo se detuviese y lo mirara con una ceja alzada —Lo tuyo con Malfoy… ¿Va en serio?
Harry se tomó un momento en responder
—Draco es la persona que más me importa en el mundo. Si tengo la oportunidad de hacer algo para evitar vaya a Azkaban, por más pequeña que sea, la tomaré —dijo serio y luego abandonó la habitación, sin notar la expresión satisfecha de su amiga.
11.-
El cuerpo de Draco había adelgazado considerablemente en las pocas semanas que había pasado en Azkaban. Esa mañana estaba sentado en la cama de la celda, con los brazos apoyados en las rodillas y viendo al piso lastimosamente. Tan solo llevaba dos semanas ahí pero lo sentía como toda una eternidad, los dementores, aunque disminuidos considerablemente a su número anterior, habían acabado con toda su felicidad, si es que en algún momento la había tenido. Claro que si la tuviste se recordó mentalmente, aún en esos momentos no podía olvidar completamente a Harry, su Harry. No recordaba con exactitud porqué él lo hacía feliz, sólo sabía que la mayoría de los mejores momentos de su vida los había pasado con el chico de ojos verdes. Ausentemente se percató de un ruido en la reja de su celda, pero no reaccionó completamente hasta que sintió un par de fuertes brazos alrededor de él y pudo oler el familiar olor de Harry.
—Por Merlín, Draco, lo lamento mucho —Murmuró Harry besando la coronilla de su cabeza, en cuanto sus labios le tocaron Draco sintió sus emociones renovadas y sus ojos se aguaron.
—Harry. —Su voz se quebró, devolviéndole el abrazo a su novio, inhalando su familiar aroma y sintiendo su calor. El pelinegro lo apartó delicadamente de sí y lo evaluó con la mirada, sus ojos ensombreciéndose.
— ¿Qué te pasó? —preguntó con tono sombrío, Draco tragó duro y trató de aparentar normalidad.
—Estar en Azkaban no es muy bueno para la piel, ¿Sabes? —intentó ironizar, pero por la mirada de su novio se dio cuenta de que no le había creído.
—Draco, dime la verdad —dijo lentamente intentando esconder su enojo al ver el cuerpo golpeado y maltratado del rubio.
—Bien, me golpearon ¿contento? Me llamaron traidor, me pegaron a la pared y empezaron a golpearme —No fue necesario que lo dijera para que Harry supiera que se refería a los mortífagos. Sus ojos expresaron furia.
—Te prometo que te sacaré de aquí, y ellos van a pagar —Draco lo miró dulcemente y le dio un corto beso.
—Hey, mírame, estoy bien —Harry se relajó un poco —Aunque si dejas que me pudra aquí en Azkaban por el resto de mi vida no volverán a ver tu dulce cara, Potter.
—En ese caso me esforzare más en sacarte de aquí—Ambos sonrieron.
12.-
—¿Draco?
—¿Harry?
—¿Me amas? —Draco levantó la cabeza de el pecho de su novio y lo miró cómo si quisiera decirle con la mirada lo obvio de su pregunta.
—Creo que eso es más que obvio, o ya me habría ido hace mucho tiempo —dijo volviendo a acomodarse en Harry —Vuelve a dormir y déjame en paz.
Un rato después Harry volvió a hablar.
—¿Draco?
—¿Harry?
—¿Cómo crees que hubieran reaccionado tus padres y mis padres a lo nuestro? —Draco lo miró molesto.
—Harry, la verdad eso es lo que menos me importa en este momento, si no quieres dormir al menos cállate.
Pasaron los minutos.
—¿Draco?
—¿Potter?
—¿Te gusta estar conmigo?
—Por supuesto que sí, idiota.
Esta vez Draco ni siquiera intentó dormir.
—¿Draco? —El mencionado suspiró resignado y se sentó en la cama
—¿Sí, Potter?
—¿Te casarías conmigo?
—Por supuesto que sí —Harry sonrió.
Después de unos minutos en silencio Harry volvió a hablar.
—¿Draco?
—Cierra la maldita boca y déjame dormir, Potter.
