Nota de autor: Creo que este fic de larga duración les encantará a los fans de One Piece y Dragon Ball.


Capítulo 1: ¿Entrenar tres años?

Ya casi se habían cumplido los dos años de la promesa que el joven capitán de los Sombrero de paja había hecho con el objetivo de reencontrarse con su tripulación. Dos años para entrenar, cada uno por su cuenta y volverse más fuertes. A Luffy le costó tomar esa decisión pero no permitiría que nadie más muriera delante de él.

No estaba dispuesto a pasar por la humillante derrota que tuvo en el Archipiélago Sabaody, ver cómo cada uno de sus amigos desaparecían uno tras otro, le hicieron darse cuenta de que en ese entonces no hubieran podido sobrevivir ni una semana en el Nuevo Mundo.

Por eso, desde el día que volvió de Marineford donde les envió el mensaje a sus nakamas, estuvo entrenando cada día con un único objetivo: Reencontrarse con sus nakamas e ir al Nuevo Mundo.

···

El tiempo transcurrió como Rayleigh le había dicho. Era un entrenamiento duro, no tuvo interrupciones salvo por algunas visitas de Hancock, la cual siempre le pedía a Luffy que se casara con ella aunque a éste no le interesaban ese tipo de cosas.

El entrenamiento le llevó a sus límites físicos, había noches en las que casi no dormía, presentó síntomas de cansancio extremo, tuvo heridas graves que milagrosamente sanaron y desaparecieron. Su físico no había cambiado mucho aunque sus músculos estaban un poco más definidos, pero su apariencia delgada escondía una fuerza descomunal. Su ropa cambió un poco, ahora llevaba un pañuelo amarillo que le rodeaba la cintura haciendo juego con una camisa manga larga que dejaba abierta, mostrando su gran cicatriz en forma de "X".

A las amazonas les encantaba confeccionar ropa para Luffy porque nunca habían hecho ropa para un hombre, lo malo es que para el azabache no le hacía tanta ilusión probarse toda esa ropa.

Todo iba relativamente bien hasta que Rayleigh regresó a Sabaody y dejó a Luffy para que entrenase "solo".

Días después de que Rayleigh se marchara, el pelinegro comenzó a sentir una presencia con él en la isla. Al principio no le dio importancia ya que pensaba que era un animal que lo estaba acechando, pero según pasaban los días se dio cuenta de que no era ningún animal, tampoco una amazona, esa presencia no se parecía a nada que hubiera sentido antes.

La curiosidad por saber quién era la persona o criatura que lo observaba le estaba matando. Notaba la mirada de esa cosa fijamente en él, como si lo estuviera estudiando, y eso le irritaba bastante. Asique intentó descubrir de que se trataba, día a día lo intentaba sorprender porque su Kenbunshoku Haki iba mejorando cada vez más, pero cada intento terminaba en un fracaso estrepitoso. Siempre que creía acercarse un poco, la presencia desaparecía como si nunca hubiese estado ahí.

Pasaban los días, semanas, meses y nada. Ese juego se había convertido en algo personal, en una especie de reto autoimpuesto, sabría qué era eso que le observaba antes de irse. Finalmente tendría que posponer esa "lucha" para más adelante, pues ya solo quedaban dos días para su partida.

···

A un día y medio para regresar al archipiélago…

-Sin duda debería haber dormido un poco más- Dijo el moreno. Se arrepentía un poco de haber decidido entrenar mucho más sus últimos días en la isla. -Aunque deben ser solo las diez de la mañana…- Se intentó convencer pero se levantó de todos modos.

Tenía un poco de hambre y quería pasar más tiempo con los animales que, tras duras batallas, se habían vuelto buenos amigos. Tras casi dos años, se había convertido en el rey de ese sitio, lo cual no fue nada fácil porque cada día había una nueva pelea, un nuevo reto. Pero gracias al entrenamiento de Rayleigh consiguió superarlos todos.

-¡Oi chicos!- Llamó perezosamente a alguno de sus amigos. -No tendréis comida de sobra de ayer ¿verdad?- Preguntó pero no recibió ninguna respuesta. -Venga hombre, seguro que tenéis…-

Y de nuevo la presencia, aquella que nunca podría alcanzar. Suspiró y decidió no tomárselo a pecho.

-Hoy no, ¡¿me oyes?!- Gritó a los cuatro vientos esperando una respuesta que sabía, no llegaría. -Creo que hoy gano yo- Dijo sintiéndose victorioso al ignorarle. Nami estaría orgullosa de lo maduro que parecía.

Buscó su ropa ya que solo vestía sus calzoncillos (hechos por la mismísima emperatriz pirata). Encontró su ropa junto a la hoguera donde había comido la noche anterior.

"Qué insistente" Pensó el azabache pues la presencia se hacía más notable.

-¡Tengo hambre! Si quieres que te busque tendrás que darme algo de…- No terminó la frase porque al instante caía un trozo de carne recién cocinada.

-¡Sugoi!- Exclamó con estrellas en los ojos. De repente una idea cruzó su cabeza y sonrió maliciosamente. -Bueno, me pensaría lo de buscarte si tuviera algo con lo que acompañar la…-

Y al igual que la carne, una gran cantidad de agua cayó encima de él mojándolo por completo.

-¡Está helada!- Chilló al sentir la baja temperatura del agua por todo su cuerpo. -Eres un tramposo, solo tú puedes jugar así- Increpó infantilmente mientras sacudía su cuerpo intentando secarse. -Y lo que te estaba pidiendo era un helado de postre, no un montón de agua- Terminó y se sentó con los brazos cruzados y haciendo un puchero.

-Si fueras más específico, quizás te lo habría dado- Habló una voz desconocida, sorprendiendo a Luffy que no podía hallar de dónde provenía dicha voz.

-Ha…hablaste- Murmuró el pelinegro aún estupefacto.

-Pues claro, hablar es muy fácil- Dijo la voz con un toque de superioridad. -Y más para la clase de persona que soy-

-¿Me estás mirando?- Preguntó curioso y nervioso al sentir esa presencia en muchos sitios a la vez.

-No necesariamente- Contestó la voz desde otro lugar al que Luffy estaba mirando.

-¡Upss! Perdón- Se disculpó Luffy mientras se rascaba la parte de atrás de la cabeza y se inclinaba un par de veces.

-¿Por qué?- Cuestionó la voz con un poco de curiosidad.

-Eres ciego- Respondió con simpleza pero al escuchar una especie de risa, cambió de opinión. -Aunque eso parece ser un no- Rio más tranquilo.

-Eres divertido, me agradas- Comentó la voz con un tono divertido. Luffy sintiéndose cómodo soltó una fuerte carcajada.

-Entonces deberías conocer a mi tripulación, ellos sí que son divertidos- Informó a la vez que comenzaba a comer la carne que su nuevo amigo le acababa de dar. -Oi, ¡esta carne sabe genial! Deberías darle la receta a Sanji, seguro que le encanta-

-Encantado pero… llevas casi dos años en esta isla, tan solo con la compañía de ese anciano, ¿Dónde se encuentra tu tripulación?-

-Rayleigh regresó al punto de encuentro donde nos reuniremos, está en una isla bastante alejada llamada Sabaondy e iré mañana al medio día para reencontrarme con mis "nakamas"- Dijo sonriendo y haciendo énfasis en la última palabra.

-Hablas de ellos como algo más que tus simples tripulantes en tu navío- Comentó al notar algo extraño.

-Ellos además de ser mis tripulantes también son mis amigos y mi familia, son las personas que protegeré aunque me cueste la vida- Esas palabras y la forma en las que lo dijo despertaron la curiosidad en la voz.

-Tú… has perdido a alguien, ¿verdad?- Luffy abrió los ojos totalmente sorprendido.

-¿Cómo lo has…-

-Lo sé porque yo también he pasado por algo similar. Perdí a todas aquellas personas que llegué a querer, amigos, familia y conocidos… Hace bastante tiempo que murieron- La voz sonó bastante triste tras esas palabras. -Pero todos tuvieron buenas y largas vidas, ellos disfrutaron de la paz que a mí se me negó. Pero no me arrepiento de lo que hice, si no… ¿Quién protegería este mundo?-

-¿Vivieron felices y cumplieron sus sueños?- Preguntó Luffy con la seriedad que ponía en sus batallas más importantes.

-Sí, y lo logré junto a ellos, a eso se debe que esté feliz de seguir vivo- Habló la voz con aire nostálgico.

-Me alegro de que fuera así, sino me caerías mal- Se rio el pelinegro.

-¿Cuál es tu nombre chico?- Preguntó la voz.

-Monkey D Luffy, ¡el próximo Rey de los piratas!- Exclamó con convicción mientras se tocaba levemente el pecho donde estaba su cicatriz, la cual le recordaba el último deseo de su hermano.

-Ese legado eh… Sin duda tu sueño pondrá el mundo patas arriba- Dijo con una sonrisa de lado.

-No pretendo cambiar el mundo, el Rey de los piratas es el hombre más libre del mundo y ese es mi sueño- Explicó con sinceridad y una enorme sonrisa.

-¿Puedo hacerte una pregunta?-

-Claro- Permitió con la misma sonrisa.

-¿Por qué no has parado de entrenar desde que llegaste aquí? ¿Acaso no eres ya alguien fuerte?- Esa pregunta le borró la sonrisa al azabache.

-No- Contestó secamente apretando con sus dedos su pecho. -No lo soy, hay personas que son mucho más fuertes que yo. Es por eso que he estado entrenando todo este tiempo. Necesito ser más fuerte que todos para proteger a mis amigos, nadie más morirá si yo estoy delante- Finalizó con seguridad mientras se ponía de pie.

-Entonces para eso entrenas, para proteger lo que amas-

-Ese es un buen resumen- Luffy recuperó su sonrisa.

Entonces se creó un largo silencio que duró casi un minuto.

-Dime- Se escuchó de nuevo la voz. -¿Aceptarías a que te entrene por un año? Prometo hacer de ti el hombre más fuerte, no tendrás que perder a nadie más-

-No puedo- Luffy declinó la oferta, aunque con alguna duda.

-¿Puedo saber la razón?-

-Como te he dicho antes, me voy mañana y no creo que haya tiempo suficiente. Además de que no sé quién o cómo eres, solo te he escuchado y aun así me quieres entrenar. Shishishi, eres raro- Rio divertido el pelinegro.

-Te tengo que dar la razón…-

Un hombre salió de entre unos árboles, de unos 40 años. Tenía el cabello negro con un peinado un tanto peculiar, tenía poca barba, estaba un poco bronceado, era más alto que Luffy por al menos una cabeza. Vestía un traje azul bastante desgastado, botas oscuras, una gabardina gris oscuro con algunos agujeros adornándole. Pero lo que más destacaba era la forma física que presentaba, tenía unos músculos grandes y marcados por todo su cuerpo pero eso no era lo único, Luffy sentía una energía desconocida emanar de aquel hombre. Se notaba que era espantosamente fuerte, tanto que Luffy no pudo evitar sentirse muy inferior en comparación con el hombre.

-Hola, mi nombre es Goku- Saludó jovialmente el ahora conocido como Goku. Caminó hasta quedar frente al morocho y se sentó.

-Ho…hola- Alcanzó a decir Luffy que seguía impresionado por la cantidad de energía que desprendía Goku. Ese hombre era algo fuera de lo normal, tenía un aura tan poderosa que daba miedo pero lo que más asustaba era que todo indicaba que se estaba conteniendo, como si se estuviera conteniendo aposta… Y creía que Rayleigh era fuerte.

-Y bien, ¿qué me dices?- Preguntó divertido viendo lo confundido que estaba el chico.

-Eh… aunque quisiera, no tengo tiempo. Me voy mañana y…-

-Eso tiene arreglo- Contestó con una sonrisa de medio lado.

-¿Enserio, cuál?- Cuestionó un poco esperanzado sin darse cuenta.

-Eso suena a un sí, pero acepta y te mostraré cómo- Esas palabras despertaron la curiosidad de Luffy. El pelinegro sabía que su curiosidad le había pasado factura en el pasado, pero el hombre que tenía delante parecía decirle la verdad. Y qué demonios, este hombre le estaba ofreciendo entrenarle, y si algo quería Luffy es volverse fuerte y con Goku se volvería malditamente fuerte.

Necesitaba ser más fuerte para proteger todo lo que amaba. Quería seguir viviendo aventuras, vivir libremente como el próximo Rey de los piratas. Después de la muerte de Ace se dio cuenta de que su sueño era muy difícil, por no decir imposible, y aunque Rayleigh le entrenó bien, Goku le prometía ser mucho más fuerte.

Su curiosidad y su orgullo no le permitían dejar pasar una oportunidad así.

-Yosh, hagámoslo- Dijo Luffy provocando que Goku sonriera de oreja a oreja.

-Me alegra oír eso, ahora acércate- Pidió amablemente y Luffy hizo caso omiso. -Dime, ¿has visto a alguna persona desparecer sin dejar rastro y reaparecer a cientos de kilómetros de donde estaba?-

-¿Qué?- Preguntó Luffy mientras ladeaba la cabeza confuso.

-Entonces no eh… Te diría que preparases pero como tienes prisa- Decía mientras posaba una mano en el hombro izquierdo de Luffy.

Pero antes de que Luffy pudiera decir algo, sintió una fuerza enorme jalar de su cuerpo, y un destello blanco le nubló la vista. Y en un santiamén, desapareció sin dejar rastro.

···

En una plataforma flotante entre las nubes…

Un hombre gordo con la piel completamente negra se encontraba limpiando tranquilamente todo el lugar, cuando tras él, dos personas aparecieron de la nada. Enseguida reconoció al más alto y se formó una gran sonrisa. Ambos se veían muy felices pero el más joven no cabía en sí de la emoción.

-¡Otra, otra, otra!- Suplicó infantilmente deseando repetir lo que fuera que acababa de hacer Goku. El hombre que se encontraba limpiando ahora se estaba mirándolos sorprendido.

-¡Son Goku!- Exclamó llamando la atención de los visitantes.

-Anda, hola Popo ¿cómo has est…-

-¡Guauuu! ¿Qué eres?- Preguntó Luffy al ver a Popo. -¿Eres comida?- Goku y Popo se miraron con una gota de sudor bajando por sus frentes al escuchar semejante pregunta.

-Shishishi, es una broma- Rio tranquilizando a ambos.

-Ha tenido gracia jajajaja- Se rio Goku también.

-Bueno- Dijo Popo viendo que eran tal para cual. -¿A qué se debe su visita, Son Goku? Hace mucho que no pasa por aquí-

-Es cierto, me entretuve un poco recorriendo todos los rincones del mundo y al final me distraje- Rio nervioso y avergonzado.

-Siendo usted… era de esperarse- Dijo Popo avergonzándolo aún más. -Pero ahora que está aquí, Demu se alegrara mucho por su visita, ha estado bastante aburrido desde que usted se fue-

-¿Y dónde está?- Cuestionó curioso porque también tenía ganas de ver a su amigo.

-No debería tardar en regresar de Namek, fue a visitar a sus hermanos, estará aquí por la noche- Esas palabras tranquilizaron a Goku. -Veo que vienes con compañía, nunca has traído a un humano aquí, ¿qué es lo que tienes pensado?-

-Entrenaré a este chico- Dijo Goku señalando a Luffy que estaba admirando todo el lugar. Popo abrió los ojos sorprendido. –Es la primera vez que me encuentro alguien con el corazón tan puro, sé que va contra las reglas pero… simplemente no pude ignorarlo. Este joven es fuerte, muy fuerte, sin embargo tiene unos deseos nobles. No busca poder para dominar ni someter a los demás, lo usa para algo mejor, para mejor-

Popo miró con curiosidad al pelinegro, el cual observaba el mundo desde el filo de la plataforma. Ese chico desprendía calma, calidez y armonía, aunque parecía del tipo de Goku, totalmente imprevisible. Parecía tener los mismos valores y ese mismo espíritu inquebrantable, Popo sonrió, el pelinegro le recordaba tanto a la familia de Goku.

-La cámara del tiempo está en perfectas condiciones, le pase una mano hace poco y no está muy sucia. Asique ¿cuánto tiempo se quedarán dentro?- Preguntó con curiosidad mientras miraba detenidamente a Luffy.

-El chico se reencontrará con sus amigos mañana, por lo que… un año-

-Está bien. Demu estará enfadado por no poderle ver esta noche pero yo me encargaré de avisarle, podéis pasar de inmediato- Añadió Popo educadamente. Goku asintió agradecido y se giró hacia Luffy.

-¡Luffy! Sígueme, tenemos poco tiempo asique será mejor que nos apresuremos- Se disponía a caminar a la cámara

-¡Por supuesto!- Gritó con entusiasmo mientras comenzaba a seguir a Goku.

Popo los miró nostálgicamente y sin más se dispuso a seguir con sus quehaceres a la espera de que llegara Kamisama.

···

-Oi, ¿cómo es el sitio en el que entrenaremos?- Cuestionó Luffy mientras se detenían frente a una puerta.

-Te lo explicaré pero primero entremos- Y dicho esto, Goku posó su mano en el pomo y abrió la puerta.

-Todo está tan… blanco- Dijo Luffy completamente sorprendido pues no podía ver el final de aquel lugar. Era un sitio parecido a un paraíso, tenía todo tipo de comodidades para vivir tranquilamente por un largo tiempo.

-Esta es la habitación del tiempo, el lugar donde entrenarás durante un año-

-¡Habitación del tiempo, sugoi! ¿Pero qué es?- Preguntó Luffy mientras ladeaba la cabeza sin entender absolutamente nada, Goku solo lo miró divertido antes de responder.

-Este sitio es un lugar de entrenamiento muy especial, tiene la gravedad aumentada diez veces- Se rio un poco al ver la cara del moreno. -Aquí el tiempo pasa de manera muy distinta, aquí un año dura un día en el exterior- Intentó explicar pero se dio cuenta de que no servía de mucho.

-¿Enserio?- Preguntó sin haber entendido muy bien lo último. -Entonces no tendré problemas para reencontrarme con ellos mañana, o dentro de un año, o era un día, no era un año. Espera, es un año fuera y un día aquí ¿no?... Bah eso da igual, confió en ti shishishi- Goku solo lo miró divertido viendo como Luffy se confundía con algo tan simple. Tal vez sea despistado también algo infantil, pero algo le decía que Luffy era el adecuado, le recordaba a cómo era él cuando era mucho más joven.

A Goku no le importaba el pasado de aquel chico, es más, no conocía mucho el mundo en el que los humanos vivían ahora. Piratas, menuda sorpresa se llevó cuando se enteró de que este mundo se regía por piratas. Hombres y mujeres con grandes sueños, personas como Luffy.

-Te advierto que cuando pises el suelo blanco sentirás un gran peso que te aplast…- Cuando iba a terminar de hablar, Luffy ya se encontraba aplastado contra el suelo.

"Este será un año divertido" Pensó mientras se echaba a reír ganándose una mirada molesta por parte del moreno.


Hooola, qué tal todo.

Aquí estoy yo con un nuevo proyecto que va para largo (hasta que acabe One Piece, o al menos es lo que pretendo). La idea de este fic se le ocurrió a un compañero de aquí llamado TheDarckAngel, hemos hablado y era una pena que esta historia se quedara sin continuar, por eso he decidido continuarlo con la ayuda de él y otro compañero más, Altyack. Con nuestras ideas juntas estoy seguro de que saldrá una buena historia, aunque eso depende de ustedes.

He pensado en si debería poner crossover entre One Piece y Dragon Ball Gt, pero dado que la segunda solo tendrá apariciones muy puntuales he decidido que lo voy a dejar en One Piece.

También he decidido que será un fic LuffyxHarem (aceptaré propuestas y anunciaré cuando este todo decidido), a parte, también habrán otras parejas. Intentaré seguir la historia canon.

Preguntas sobre cómo será esta renovada aventura las contestaré en el próximo capítulo. Les deseo buenos días, buenas tardes o buenas noches, ustedes eligen. Me despido y espero verles en el siguiente capítulo.