Disclaimer: Digimon no me pertenece.
[04/05/17]
Título: Crush
Rating: M, por contenido sexual
Género: Amistad, romance, drama
Pairing: Ken/Mimi, Ken/Miyako & Mimi/Yamato de fondo
Summary: Es solo un capricho, algo que entretiene porque está aburrida. [AU]
All these little boys you're chasing, did they break your heart?
"Crush", Yuna
Su piel es pálida como las mañanas de invierno y la columna de su cuello huele a la primera nevada del año. Su cabello, profundo como la medianoche, le hace cosquillas mientras duerme. Se remueve, murmurando ante su nuca y muy gentilmente desenreda sus piernas de las de él, moviéndose al lado fresco de la cama. Hasta ahora, no ha tomado el tiempo de observar la habitación en la que se encuentran pero está despierta y no cree que podrá volver a dormir. La luz se filtra por las amplias ventanas, blanca y brillante. Mimi frota sus ojos distraída, bostezando como un minino somnoliento, de aquella manera que sabe que hace que los hombres abran la boca y crucen las piernas. No necesita hacerlo; él duerme profundamente en el lado opuesto opuesto de la cama, un brazo bajo la almohada, el otro colgando de la orilla, pero se ha vuelto una segunda naturaleza y está de humor.
Almohadas de plumas, hipoalergénicas y algodón egipcio de 1200 cuentas contribuyen al aspecto más suave, menos impresionante de su tarde y se recuesta sobre sus almohadas con pereza, permitiendo a las sábanas dar gusto por su cuerpo desnudo. En unos minutos ha regresado a ese lugar entre dormida y despierta y es solo cuando la cama se hunde que recuerda que debe levantarse. Camina a través de la habitación hacia su modesto armario, recogiendo un kimono negro y largo para el que probablemente no tenga uso alguno. La seda se siente fría contra su piel y un tremor la recorre; continua hacia el tocador, llevando su bolso.
Lo primero que hace es lavar su rostro con agua tibia, luego apenas toca sus pestañas con un suspiro de vaselina y cepilla sus dientes. Encuentra un cepillo grueso para su cabello y lo pasa por sus caireles. Solo después vuelve a la cama, con los párpados pesados, labios rosa y bostezando mientras la túnica se desliza por un hombro, exponiendo la cremosa piel de su amplio seno.
El joven se da vuelta en la cama, momentáneamente confundido. ¿Estaba solo o ...? Luego alza la mirada y la visión que hace, cabello alborotado y clavícula expuesta, lo vuelve a la vida. Alza una ceja ante su elección de vestimenta — una cosa oscura, sedosa que ni siquiera recuerda tener después de tantos años y por una vez, agradece nunca haberse desecho de él.
—Espero no te moleste— dice, mordiendo su labio.
Continúa mirándola y luego niega con la cabeza, suspirando. Alcanza un par de pantaloncillos — no debe molestarse pero el hecho es que se siente algo tímido ahora que el sol salió y ella definitivamente puede ver su rostro.
Ella camina de regreso hacia la cama justo cuando él se levanta, su roce perdiéndose por apenas unos segundos. No la voltea a ver ni contesta su suave 'oh', pero da pasos rápidos para encerrarse en el tocador. En los minutos entre esto y la puerta abriéndose, Mimi casi desea poder dormirse.
Sale con el rostro fresco (ahh, hierbabuena) y la encuentra delicadamente extendida en medio de su cama. Su cabello se riza naturalmente en las puntas, algo que ha escuchado a sus amigas remarcar varias veces y sus labios son del color de un tinto de verano. No ha hecho nada por esconder la desnudez que lo llama detrás de la seda, ni sus piernas desnudas o para amarrar el listón alrededor de su cintura. En vez de esto, apoya su cabeza en su palma, su peso completo sobre su codo derecho.
(El cuello del kimono se corre un tanto más y él traga con dificultad.)
Realmente no sabe qué decir ahora que está aquí, frente a ella. ¿Debe saludar? ¿Conseguir desayuno? Todo parece surreal y tal vez ella se percata de su vacilación en la manera en que no puede apartar sus ojos de ella pero realmente no puede verla al rostro tampoco, así que sonríe y deja salir una risa suave, airosa.
—No tenemos que —dice, más gentilmente que lo que habría esperado (Pero bien, ¿por qué se sorprende? Siempre ha sido tan gentil), sentándose para mirarlo tímidamente—. Pero, realmente me gustaría volver a la cama.
La invitación está ahí, abierta, un indicio de una promesa que, como su escote, no puede ignorar. No quiere ignorar. No puede ignorar.
Sin una respuesta, se pone de pie, sacude su cabello de su hombro y le deslumbra con una sonrisa.
Él espera una respuesta descarada, burlándose, pero todo lo que hace es alejarse de la cama y moverse hacia los diversos artículos desechados al azar alrededor de la habitación. La vista de su cama, ahora vacía de ella, es decididamente inquietante. Con la espalda vuelta hacia él (¿por qué es mucho más fácil de esta manera?), se acerca a ella vacilante, todavía un poco avergonzado de estar tomando tanto tiempo, pero incapaz de hacer más que poner sus manos sobre sus hombros e inclinarse hacia ella, susurrando a su oído:
—Quédate.
Notas de Autor: Algunas personas (MonoAzul), me convencieron de que Crush merecía estar disponible para el mundo hispanoleyente. Este es un proyecto muy experimental, nada planeado, crudo y cruel como solo los proyectos que te salen del corazón pueden ser. No sé de qué va, cómo termina, por qué lo escribo. Espero junto a ustedes irlo descubriendo.
Nos leemos.
