Well Well Well, este es mi primer fanfic espero que les guste y perdón si se me ha ido alguna falta :)
CAPITULO I - LA PROMESA
-¡Vamos Regina¡, por favor, lo siento, ¡ábreme¡- decía Emma mientras golpeaba la puerta del despacho de la alcaldesa, era una tonta, porque no le hizo caso a Rumplestilskin, oh mierda¡ porque no le hizo caso a Killian, era una idiota¡ debió dejar morir a esa mujer ahí, en el pasado, Rumplestilskin ya le había advertido, cambiar algo en el pasado, traía consecuencias en el futuro, maldita sea, ese era su maldito destino, ¡pero no¡ su espíritu "Charming" tenía que venir al rescate, maldita sea¡ había arruinado el final feliz de Regina. -¡Por favor¡ Morena, ¡perdóname¡- decía ahora más enojada, ahora, golpeaba con más fuerza la puerta, ya las lágrimas salían de sus ojos, se suponía que ella era la salvadora¡, se suponía que ella devolvería los finales felices¡, mierda, y ella misma había arruinado el final feliz de su Reina -¡Regina¡- dejo ahora tratando de gritar, pero ahogando su voz con cada golpe, con cada lágrima, con cada súplica. –Lo siento…- decía, ahora llorando a viva piel, sollozando, mientras trataba de formular, más "lo siento" -Re…Regina, m..mira- decía mientras le temblaba el labio -yo te lo prometo, voy a encontrar tu final feliz, yo te prometo, que haré que tu, seas feliz para siempre, diablos¡ se supone que soy la maldita¡ salvadora¡, se supone que yo les devuelva los finales felices, a todos, los habitantes de este maldito pueblo¡, y tú¡ tú también eres uno de ellos¡, te prometo que construiré tu felicidad, pieza por pieza si es necesario, así sea lo último que haga en mi patética vida, te lo prometo- dijo Emma. Se quedó un momento ahí, esperando, que su muy improvisado, discurso haya conmovido a la alcaldesa, pero esta ni se inmutó.
Seguía en la misma posición lamentándose y culpándose por su mala suerte en el amor, era su culpa, ella lo había provocado, primero Daniel, y ahora Robin, ¡maldita sea¡, ella era la única culpable, la vida la estaba castigando, ella nunca sería feliz, había hecho demasiado daño como para merecer ser feliz, y Emma, ella no tenía la culpa, bueno, solo ayudó trayendo a esa, joven cortesana, que para su mala suerte, era la esposa de Robin, recordaba esa escena tan claro como recordaba que su nombre era Regina Mills…
Flashback…
-¡E...E...Ella...¡- dijo la joven señalando a Regina, a quien no le sorprendía que alguien de su pasado la reconociera como The Evil Queen, total, quizá Emma había hecho algo bueno, salvando a esa muchacha, si se supone que iba a morir, el que desapareciera del pasado no hacía ninguna diferencia ¿no?, alzó una ceja y se cruzó de brazos, esperando la acusación de la joven. –E…es The Evil Quenn, ella es quién iba a matarme, ¿me han traído a mi muerte, verdad?- preguntó la joven, ahora refiriéndose a Emma y Killian -¿me han traído ante ella para que me asesine?- volvió a preguntar ahora tomando por los brazos a Emma, quien trato de calmarla un poco. -¿Ella?- dijo señalando a Regina -Ella ya no es mas The Evil Queen, ha cambiado, ahora es buena- le dijo a la joven, calmándola, un poco porque aún seguía a la espera de que aquella mujer del cabello negro azabache, corto hasta los hombros, y una cicatriz en la parte derecha de su labio superior, le arrancara el corazón y lo estrujara, así como tantas veces la había visto hacerlo.
Regina se acercó ante la atónita mirada de la mujer, iba a abrir la boca para decirle algo cuando de pronto las cosas, dieron un giro de 360 grados, que nadie de los presentes esperaba.
-¿Mamá?- dijo el pequeño Roland, al reconocer la voz de su madre de entre tanta gente.
-¿M..Marian? ¿De verdad eres tú?- ahora era Robin, al reconocer a la primer mujer de la que había quedado prendado tantos años atrás.
-¿Robin?, ¿Roland?- ahora era la tal "Marian" quien hablaba, ante la mirada atónita de Regina, quien observaba la escena con dolor, suplicante de que lo que estaba pensando no sea verdad.
Los tres se dieron un abrazo confirmando las sospechas de Regina, quién no esperó para salir de ahí como pudo, con Emma siguiéndole por su puesto, mientras adentro se reencontraba la perdida familia, Regina afuera se retorcía de dolor con lágrimas amenazando con salir de sus ojos, quería huir, quería pensar que todo era una pesadilla, y que es señorita que Emma había traído, no hubiese sido en realidad, Lady Marian, ahora todos los libros de este mundo sobre las historias del bosque encantado le parecían más tontos que antes. Estaba a punto de lograr su cometido , cuando sintió que una mano la tomaba del brazo y la obligaba a virarse, la obligaba a ver esos orbes verdes que en este momento denotaban arrepentimiento, una cansada, y derrotada Emma la veía, mientras, de sus labios, veía, intentando pronunciar palabra, al final solo pronunciar un casi sordo y callado, "lo siento", mientras bajaba su cabeza, Regina sabía que Emma esta arrepentida por lo que había hecho, oh mierda¡ sí que lo sabía, ella había aprendido a leer esos orbes verdes, desde hace mucho tiempo, pero en ese momento, lo último que necesitaba, era compasión, solo quería estar sola, solo eso.
Se soltó con un poco de rudeza del agarre de Emma mientras se disponía a seguir su camino, cuando una voz la detuvo, la dejó tiesa.
-Regina, espera- decía Robin, con Roland y Marian detrás de él -¿es verdad?- preguntó dejando a Regina desconcertada, ella suponía que le iría a decir algo como "lo siento, pero lo que ha pasado, no lo he podido controlar" o algo por el estilo, pero "¿Es verdad?" ¿ahora a que mierda se refería?.
-Tú la ibas ¡¿matar?!- preguntó exaltado
-¿Qué?- preguntó Regina con un hilo de voz -¿Eso es lo ÚNICO que dirás?- preguntó Regina volviéndose hacia él.
-No Regina, no me cambies el tema, dime, ¿ibas a matarla?, ¿por defender a Snow?, dímelo- ordenó Robin furioso.
Emma, también sorprendida, vio a Robin con enojo, y sin darse cuenta de lo que hacía, uno de sus puños se estrelló contra la cara de este, agarrándolo por el cuello y estrellándolo contra uno de los postes que había en la salida de la casa de la abuelita.
-No te atrevas a hablarle así, tu más que nadie sabes que eso ocurrió en el pasado, y sabes lo mucho que ella- gritó a la cara de Robin mientras señalaba a una sorprendida Regina -te ama y ha luchado por cambiar.- las palabras de Emma salían sin que ella lo controlase, ni siquiera sabía de dónde había salido toda esa furia, no sabía porque defendía a Regina con tanta insistencia.
Mientras Marian tapaba los ojos del pequeño Roland quien había empezado a sollozar, por miedo a que la rubia le hiciese algo a su padre, Regina, no sabía como reaccionar ante lo que Emma acababa de hacer. Al Emma darse cuenta de que quizá lo que estaba haciendo no le correspondía, soltó poco a poco al reconocido ladrón, no sin antes amenazarlo.
-Esto es mi culpa- dijo -ahora, se supone que ustedes- dijo señalando a Robin y Regina -son almas gemelas, y….- quiso continuar pero se vio interrumpida por una exaltada Marian.
-¿Que ustedes estaban juntos?, ¿dejaste que ese monstruo- dijo señalando a Regina -se acercara a nuestro pequeño Roland?- dijo esta vez Marian, a un Robin que ahora sangraba por la nariz, y una parte de su labio, vaya que la sheriff tenía fuerza pensó.
-A mi me cae bien Regina- dijo el pequeño Roland, soltándose de su madre y dirigiéndose a la Reina. Ante la atónita mirada de su madre, el pequeño se aferraba a la pierna de Regina, y la miraba con una sonrisa -yo la quiero mucho, ella siempre me lleva a comer un helado, y siempre me deja jugar con Henry, y siempre me cuida- dijo el niño con la sonrisa más tierna que los presentes habían visto, a lo que nuestra Reina, se agachó y lo abrazó, mientras dejaba que las lágrimas salieran de su cuerpo.
-¡Aléjate de ella¡- sentenció Marian mientras agarraba el brazo de su hijo y lo jalaba hacia ella –Ella es un monstruo- dijo con odio hacia la alcaldesa.
-No se preocupe.. ¿Marian?, no me voy a entrometer, en su feliz familia, ni en su vida- dijo mientras desaparecía en una nube de humo morado.
-¡Regina¡- gritó Emma, pero ya era tarde la alcaldesa ya se encontraba fuera del lugar.
Fin del Flashback
-Bien.. m... me voy Regina, pero recuerda, es una promesa- dijo Emma antes de retirarse del lugar dejando a Regina sola con su dolor.
