Pirata

La Captura

El viento era recio agitaba el mar con sus constantes bamboleos. El barco seguía su curso con algo de dificultad entre las excitadas olas, pero él era un buen piloto, tomó el timón con fuerza mientras que las gotas de lluvia caían sobre su cuerpo empapándolo. No importaba, tenía fama de temerario y en cierta manera lo era… Observó la costa de Port Royal y sonrió. Por fin…

Lily Luna Potter se encontraba en su ventana, siempre había disfrutado de las noches lluviosas, se acurrucó en su sillón con una cálida manta a observar el cielo en tormenta y las gotas de lluvia golpetear su ventana. Era tarde, calculaba la una de la madrugada, pero a ella no le importaba trasnocharse con tal que una buena lluvia la mantuviera entretenida. Observó el mar embravecido y juró ver un punto de luz proveniente del horizonte que avanzaba hacia la costa. Con el corazón en la garganta corrió hacia la mesita de noche y tomó el catalejo, abrió las puertas del balcón sin importarle que la lluvia la empapara apuntó y observó.

Lo sabía, era un barco. Un barco pirata.

Scorpius cerró los ojos sintiendo una sensación de victoria cuando escuchó aún a través de la lluvia el repiqueteo de las campanas de alerta, el pueblo ya estaba preparado, pero no lo suficiente, porque él con un puñado de sus hombres tocaron tierra y se dividieron, las órdenes eran sencillas: encontrar a Lily Luna Potter.

-¡Señor! – Scorpius se giró cuando su contramaestre lo llamó.

-Steves.

-¿Cómo es la chica?

-Una solterona vagabunda y ladrona, con los cabellos color sangre y cegatona, la conocerán porque tiene la tendencia de tropezarse con todo…

-¡Entendido señor! – y con paso ligero ingresó en el alboroto armado por los enloquecidos ciudadanos.

-…También la conocerás por ese bonito trasero que tiene…- gruñó muy a pesar suyo.

Tenía que admitir que estaba muy orgulloso de sus hombres, porque en menos de quince minutos habían arrasado con todas las pelirrojas del maldito puerto, pero ninguna de ellas era la que él buscaba, así que la tripulación las soltaban por ahí y regresaban a su labor de reclutar a las coloradas mientras Scorpius permanecía sentado como un rey esperando su entrega.

Quizás ustedes queridos lectores se pregunten: ¿Ajá Cris, todo lindo pero y los soldados? Y yo he de aconsejarles que no se preocupen por esas nimiedades, ¿Por qué? ¡Porque ellos se encontraban lo suficientemente dormidos como para actuar! Scorpius no era cualquier pirata, era uno muy inteligente a su corta edad, admirado por los siete mares. Por lo tanto, con la ayuda de algunos ciudadanos amigos suyos realizaron un plan maligno para dormir a los soldados que se hallaban tranquilamente en las celdas de su cuartel ignorando todo el alboroto que el recién llegado pirata estaba armando.

Al cabo de una hora supo que aquello no iría a ningún lado, esa pelirroja que él buscaba no era nada tonta. Y como decía el viejo refrán: Si quieres algo bien hecho, debes hacerlo tú mismo. Así que ordenando a sus torpes marineros que se detuvieran, partió solo en busca de su pequeña ladronzuela.

Encontró la primera taberna del pueblucho e ingresó, su interior estaba vacío, pero a él le gustaba pensar que no había que juzgar un libro por su portada, así que con pasos sordos ingresó en el lugar. Encontró a varios borrachos dormidos pero ninguno de ellos tenía ese olor en particular que era una mezcla de lirios y limón, no, ahí no estaba… Pero entonces aguzó el oído y justo cuando estaba por salir del apestoso sitio escuchó un paso, lo suficientemente corto pero audible como para que él sospechara, así que en un movimiento rápido sacó su espada y apuntó al sujeto que se encontraba justo detrás de él.

Casi sonrió, sólo casi. El sujeto tenía las manos encima de la cabeza y entre ellas se encontraba una botella lista para ser estampada en sus cabellos rubios. Gracias a los mares por su rapidez y también por su espada cuya punta reposaba en la clavícula de su atacante.

Su corazón palpitaba con fuerza mientras le arrebataba la botella de la mano al atacante, que estaba vestido como un chico cualquiera, pero recuerden queridos lectores que no todo lo que brilla es oro, por lo tanto, se acercó un poco y le quitó el sombrero al "chico", suspiró cuando vió caer una cascada de risos pelirrojos sobre la espalda femenina, levantó la mirada y se encontró con los furiosos ojos mar de la pelirroja buscada.

-Lily Luna Potter…- dijo en modo de saludo – que gusto volver a verte.

¡Maldita sea! Maldito el cielo, maldito la tierra, maldito, maldito, maldito. No se asombre lector, a nuestra pelirroja no se le dan bien las buenas palabras.

Allí estaba él, con sus ojos grises mirándola de manera triunfal. ¿Tan predecible era?

-De tantos lugares…- comenzó Scorpius con voz ronca -… para esconderte, ¿Por qué demonios escogiste el más fácil?

-Porque soy estúpida y no vi que éste era Burton´s Jonhs, pensé que era Cadullac…- admitió con amargura. Scorpius soltó una risita varonil y ella apretó los dientes.

-¿Olvidaste los lentes otra vez? - ¡Como odiaba ser una cegatona! – pero esta vez me alegro que lo hayas hecho. Ya no volverás a escapar de mi pequeña suicida, vuelves a casa… - Scorpius en un rápido y brusco movimiento la tomó de la cintura acercándola a él, sacó una cuerda que Lily no había visto antes, la ató como si fuera un perrito para luego sacarla de la taberna y arrastrarla hacia el puerto donde los marineros recibieron a su jefe con vítores y gritos haciéndola sentir mucho peor de lo que ya estaba.

Lily se encontró sentada en el castillo de popa, amarrada cruelmente contra una silla. Al frente suyo se encontraba Scorpius, sentado con los codos apoyado en las rodillas, ambas manos tapándole la boca y sus ojos grises clavados en ella.

Lily tenía tres años sin verlo, pudo notar que Scorpius estaba cambiado, no era el mismo chico que había abandonado en Escocia hacía cinco años atrás. Ahora era un hombre, un hombre peligroso, influyente y atractivo que la quería ver sufrir. Se estremeció en su asiento cuando sintió que el barco estaba zarpando, pronto se encontrarían en mar abierto y allí no iba a tener ninguna escapatoria.

-No lo intentes colorada…- Lily tragó saliva al escuchar ese apodo, así era como Scorpius la llamaba en sus años más jóvenes, cuando era un chico torpe y lleno de granos colado hasta los huesos por ella. – no voy a soltarte hasta que estemos en alta mar, no pretendo dejarte escapar, no esta vez…- su voz se escuchaba fuerte y decidida, los recuerdos de la antigua voz de Scorpius golpearon de pronto a la pelirroja y decidió que la pubertad lo había transformado en otro hombre.

Los minutos transcurrían y Scorpius seguí allí, sentado observándola como si fuera la cosa más interesante jamás vista. Ella lo miraba de vuelta, decidida a no amedrentarse por ese pavoneo que él le estaba haciendo, demostrándole que ya no era el mismo chiquillo estúpido que ella había dejado en el altar hacía cinco años atrás. Tragó saliva sintiéndose culpable. Hacía tres años ellos se habían encontrado por casualidad en el castillo de Windsor, cuando ella estaba a punto de robar uno de los diamantes más hermosos del mundo, él se entrometió en al asunto con su estúpida furia y le impidió hacerlo, obviamente estuvo a nada de llevársela de vuelta a casa, pero ella fue lo suficientemente astuta como para escapársele, aquella vez, el destino había jugado a su favor, ahora… no podía decir lo mismo.

Scorpius le sacaba fácilmente dos cabezas, su cuerpo atlético había dejado atrás el pálido y triste capullo enclenque de tiempo atrás. Ahora era puro músculo donde se le tocara, su piel antes pálida estaba levemente bronceada por el sol, sus manos eran fuertes, experimentadas y callosas, su rostro, antes llenos de granos y marcas ahora estaba liso, como si fuese una estatua esculpida con el mejor mármol, tenía la sombra de la barba de día y eso le daba un aspecto salvaje y amedrentador. Su cabello estaba más largo de cómo lo recordaba, parecía más dorado que antes y junto con esos ojos color tormenta completaba el cuadro de un pirata perfecto y seductor que no sólo se dedicaba a robar el tesoro de los ingleses, sino también el de las damiselas en peligro…

CONTINUARÁ

¿¡Qué rayos es esto! Jajaja… Créanme, ni yo lo sé. Solo puedo decirles que desde hace varios días he querido escribir algo de los piratas, y hoy estaba en la cocina con mi madre y estaban pasando el cofre de la muerte y mientras veía a nuestro querido Jack, más ganas tenía de escribir algo piratongo. Y pues decidida me senté e hice esto. Sé que es un One shot, o bueno, un Two Shots o quizás un Four Shot… No tengo ni idea!.

Espero que les haya gustado y bueno díganme que tal.

¿Desean seguir leyendo las aventuras de Scorpius pirata y su rebelde pelirroja? ¡Sólo tienes que darle en el botón Rewie! Es gratis!u.u

Besos, Cris.