Disclaimer: Bueno chicas, sé que he dejado dos historias incompletas, me he perdido un buen tiempo así que no daré excusas porque yo sea mejor que nadie como me molesta que no termines las historias. En mi defensa creo que nunca debí comprometerme con algo cuando se que no tengo tiempo para casi nada y pues mi amiga me dejo embaucada con la otra historia. Así que aquí les va algo nuevo, intentare seguir con Las aventuras de Sesshy e Yasha aunque vaya muy tarde, pero bueno espero sean honesto con mi primera historia, yo la escribí sola, es totalmente mía. Espero comentarios constructivos y que me den opiniones de acerca que les gustaría se tratara el siguiente capítulo.
Enjoy!
Maldito día.
El sol estaba empezando a salir. Se podía escuchar el resonar de el canto de los pájaros que vivían en la cima de los arboles en el templo Higurashi. Ya eran las seis de la mañana así que el despertador comenzó a sonar. De repente el despertador dejo de sonar.
Extraño.
Sí, pero algo que agradeció profundamente, pues ya que ella estaba despierta no quería mover ni un solo dedo. Se sentía muy cómoda en su cálida y suave cama. No se escuchaba ningún ruido del cual ella pudiera sentirse no tan cómoda.
Era una mañana demasiado tranquila, demasiado. Algo no estaba bien. -¿Me olvide de algo acaso?- Se pregunto una chica de tan solo 15 años con cabellos azabaches un tanto adormilada. Recordaba que había soñado con muchas cosas extrañas, no sabía porque, pero tenía un extraño sentimiento de que algo raro tenía ese día. Empezando con que el despertador se había apagado misteriosamente.
-¿Sera acaso que Sôuta me quiere hacer una broma que involucre al despertador?-Pensó Kagome.
-No puede ser. Tal vez se le acabaron las baterías.- Pero al voltear a ver el despertador este seguía funcionando.
Aun más extraño.
Su despertador nunca le había fallado, eso era algo seguro pero no le importo y volvió a dormir ya que era sábado y no tenía que volver a la época antigua hasta en la tarde. Solo había puesto el despertador a las 8 de la mañana solo para aprovechar el día, pero ¿por qué no aprovechar su cálida y suave cama?
-Probablemente los chicos ya se han levantado… y yo sigo aquí intentando que mi pierna izquierda le de permiso a la derecha para moverse y que me pueda levantar- Dijo la chica con algo de culpa al saber que probablemente sus amigos por alguna razón la estén pasando mal y ella ahí, tirada en su cama de perezosa.
Así que mentalmente ella se dijo que ese día tan hermoso y tranquilo no era para estar así, si no que para hacer sus cosas e ir donde sus amigos.
Se levanto con muchos ánimos de la cama y se preparo para su ducha. Tomo su jabón líquido y su shampoo para el cabello. Ya una vez en el baño noto que su envase de shampoo estaba vacío. -Pero que… ¿Por qué no hay? No recuerdo que lo haya dejado vacio.- Dijo Kagome extrañada por lo ocurrido. Esto era raro. ¿Quién estaría usando su shampoo preferido con olor a lavanda? ¿Mamá? No ella probablemente lo repondría.
No sabía por qué esto se estaba poniendo un poco raro. ¿O es que acaso alguien en el mundo quería joderle el día? Sea lo que sea, no permitiría que nadie lo hiciera. Hoy era un día muy bello para estar enojada, raro, pero bello.
Tomo su jabón líquido preferido también y lo volteo sobre la esponja que tenía en la mano. Estaba vacío.
-De acuerdo calma. No pienses tonterías. Sonríe- A Kagome se le estaba notando la vena del peligro y eso no era bueno. Inuyasha lo tenía comprobado. Muy comprobado.
-Debe haber alguna explicación, tranquila, respira profundo- Ya una vez más tranquila sonrió y se lavo el cuerpo con lo poco que pudo sacar del envase.
-Hoy iré de compras para comprar lo que me hace falta para mí y algunos regalos para los chicos- Dijo muy sonriente Kagome. Al parecer ya el enojo se había ido por un tubito, eso era bueno.
Salió del baño, se vistió, se cepillo el cabellos y se hecho un poco de brillo en sus labios. Un hábito que estaba retomando ya que no lo hacía desde que conoció a Inuyasha. Todo lo de siempre, lo habitual en ella, la rutina. Claro menos lo de maquillarse un poco.
No había nadie en la casa cosa que muy dentro de ella agradeció pero no por su madre ya que no había desayuno listo. Así que empezó a buscar unos huevos para hacerse un omelet. En su búsqueda por su deliciosa comida abrió una de las alacenas de arriba y solo se escucho un sonido fuerte que solo pudo comparar con un crujido sobre su cabeza.
-¡Por Kami sama! ¿Por qué diablos me pasa esto a mí? ¡Maldita Sea!- Genial. Ya estaba empezando a decir malas palabras. Se movió lentamente hacia el lavamanos para no ensuciar el suelo, pero por descuido y sin mirar hacia arriba se topo con una caja de harina que su madre había dejado olvidada en la mesa.
Maldito día para que su madre se volviera desordenada.
Maldito día para que se le acabaran el jabón y el shampoo.
Maldito día para levantarse temprano.
¿Por qué mierda no se quedo durmiendo en su cama como su despertador le había insinuado?
Fabuloso. Ahora estaba segura que Kami sama le estaba castigando por maldecir.
-Ahora con mucha más razón tengo que ir de compras.- Se estaba lavando el cabello con lo que pudo o mejor dicho con el agua ya que no quería lavarse el cabello con el jabón para lavar los platos. Eso sería caer bajo.
Una vez su cabello estaba un poco más decente salió de su casa lo más rápido que pudo. Solo se puso un gorro haciendo que todo su cabello quedara dentro de ese gorro para que cubriera totalmente su cabello y una parte de su cara, no quería seguir así, con ese olor….
Tomo el carrito y camino rápidamente por los lugares que ella ya sabía que se encontrarían lo que buscaba y claro aun no se le olvidaba los regalos aunque no se sentía de humor para buscar regalos. Extrañamente el tema del jabón y el shampoo la tenían deprimida.
Retomando su búsqueda por sus cosas personales una vez puesto en el carrito lo que ella necesitaba fue por los regalos de los chicos. -Parece que mi día está empezando a ser normal como siempre, bueno no puedo decir eso hasta que me haya lavado el cabello….- Pensó una chica ahora en Emo mode on.
Kagome se encontraba en el sector de variedades y pudo ver unas papitas extra grandes en rebaja. -¡Ah ahora sí mi día está empezando a mejorar!- Exclamo la chica ahora Emo.
Tomo cuatro bolsas de papitas mientras imaginaba a su Hanyou agradeciéndole generosamente.
-Inuyasha: Gracias Kagome, tu siempre tan considerada conmigo.
Kagome: No es nada Inu, sabes que lo hago porque me nace hacerlo.
La forma en cómo Inuyasha le había hablado era demasiado para la chica en cualquier momento iba a caer…
Inuyasha se le acerco y le dijo de la manera más sexy que ella pudo soportar: Kagome quisiera agradecerte de una manera más apropiada…
Kagome solo pudo escuchar lo que dijo y al instante sintió como Inuyasha se le tiró encima haciendo que ella se sentara en el pozo mientras él con sus rodillas le abrió las piernas para poder tener un contacto más íntimo. El movía un poco sus caderas mientras le daba un beso tan apasionado que sentía que sus bragas se mojaban más de lo esperado y le decía: Te amo pequeña.
Kami esto es demasiado. Ella sentía la dura erección de él. Inuyasha le rompió las bragas y se bajo el pantalón para penetrarla. Se puso en la entrada de ella y… -
-Disculpe…-
-¿Uh?-
-¿Señorita va a comprar esas dos últimas bolsas de papas?-Escucho a lo lejos la voz de una mujer.
-Eh… no.-Dijo de manera seca. De acuerdo su mente había viajado demasiado. ¿Cómo diablos pasó eso? Estaba volviéndose muy pervertida y ¿cómo no hacerlo con semejante bombón que tenía como amigo? Kami si ella no fuera tan recatada como su madre le había enseñado ya lo hubiera violado. Por Kami que ya lo hubiera hecho.
Genial ahora estaba excitada y no dejaba de pensar en el torso desnudo de Inuyasha.
-Necesito distraerme…- Dijo apenada y sonrojada.
-Ahora necesito comprar el regalo de Miroku, Sango y Shippô- La azabache empezó a buscar con la mirada a donde ir, empezaría con el regalo de Sango ya que era más fácil y entretenido.
Ya con todo listo, regalos y cosas personales fue a la caja registradora a pagar e irse a su casa y bañarse. Mientras hacia la fila para realizar su pago vio a su lado y vio que tenía prácticamente de frente una caja de condones de venta. No pudo evitar recordar lo que su mente pervertida creo y al mismo tiempo el recuerdo de su madre enfrente de ella hablando del Tema que todo adolecente detesta: - Hija si vas a tener relaciones protégete.-
Ok, Ahora estaba pensando en comprar condones, eso quiere decir que ella…
-¡Claro que no!-Dijo en un tono muy alto haciendo que todos a su alrededor voltearan a verla como bicho raro en una tienda de ropa.
-Eh… no, me refería a que no llevare esta revista tan cara… - Río nerviosamente tratando de aparentar que su mente le está jugando sucio al pensar en comprar condones. Pero… si estaba queriendo, no queriendo, sino deseando a que sucediera lo que pensó hace unos momentos ¿Por qué no estar preparada?
-Soy una cobarde…Quisiera que el hiciera algo así pero me da miedo y por eso no quiero comprar lo condones, además me da vergüenza que miren que yo los estoy comprando…- Se dijo mentalmente reprimiéndose por lo que pensó momentos atrás. Aunque tarde o temprano tendría que comprarlos. Ok. Prefería comprarlos tarde.
Paso de largo como que si no los hubiera visto y paso rápido con la cajera, pago sus cosas y salió prácticamente corriendo de ahí.
-Hoy si que ha sido un día demasiado alocado. Iré a tomar un baño muy largo en mi casa y luego me iré al Sengoku.-
Entro a su casa lo más rápido que pudo se quito la ropa y se metió al baño deleitándose por el dulce aroma a lavanda, Si… como adoraba en ese momento su shampoo.
-Si tú no estás dame una razón para no morir leeeentooooo….-Se escucho la voz afinada de la chica azabache.
-Dime qué puedo hacer para olvidar… Nada… -Se detuvo en seco al escuchar un pequeño sonido parecido a un golpe. No se escucho nada más, siguió cantando y bañándose.
-No te pareces nada a quien yo ame no, no, no. Y lentamente se me va la fe…-Salió del baño y se seco el cuerpo con su toalla rosada, ya se estaba tardando y no quería que Inuyasha la fuera a buscar y menos si estaba desnuda. El solo hecho de recordar a Inuyasha sus mejillas empezaron a arder y a enrojecerse.
Ya lista con su mochila y ya más limpia aunque se le podía sentir un leve hedor a huevo con algo que ella no supo diferenciar, probablemente el olor del shampoo se mezclo con el hedor del huevo y la harina.
La pobre de Kagome no había probado nada de comida desde su incidente con el huevo, así que rogaba a Kami que los chicos tuvieran algo de comida si no tendría que conformarse con Ramen.
Una luz violácea con un toque de rosa oscuro y destellos blancos recorrió todo su cuerpo y como consecuencia había llegado al Sengoku. Al parecer ella ya se había acostumbrado a pasar la barrera del tiempo porque lo que lo que iba haciendo era como un acto voluntario en ese momento a como había dicho rutina, ya que su mente no había dejado de navegar en distintas formas y lugares debido al previo pensamiento de Inuyasha entre sus piernas en ese lugar.
Ya después de haber dado muchos pasos luego de haber salido del pozo no pudo evitar voltear a ver el pozo imaginándose esa posición tan comprometedora.
Mierda.
¿Porque ella tenía que ser la reencarnación de una sacerdotisa y por que Inuyasha tenía que ser tan tímido?
A lo lejos pudo apreciar la vista de la aldea de la anciana Kaede y ante eso apresuro sus pasos.
Si bien ella no iba muy consciente del rumbo que tomaban sus piernas, ni lo que el imbécil del viento levantara de su ropa un tronco el camino se lo iba a recordar de golpe.
-¡Auch! Eso me dolió- Dijo Kagome acariciándose el trasero por el golpe tan inesperado que tuvo y a como dije creo que con eso no se le olvidará.
Al ponerse de pie sintió una punzada de dolor en su tobillo derecho. Maravilloso, ahora se había lastimado el tobillo. Su día parecía que no quería mejorar.
Empezó de nuevo su camino intentando no apoyar tanto su pie derecho ya que tenía una herida un poco profunda a causa de un trozo de madera que salía del tronco.
-¿No te pudiste quitar, no ves que voy caminando distraídamente?- Le grito al tronco que ahora se había vuelto en su centro de rabia.
-¿Podrías tratar de joderme más el día por favor? ¡Se le agradece por la ayuda!-
Sip. Definitivamente estaba manejando su enojo hablando de una manera, podría decirse un tanto sarcástica. ¿Y cómo no hacerlo si al parecer ni el mismo Kami sama quería ayudarle en este maldito día tan extraño?
-Esto es para Sango- dijo esto mientras hacia la entrega de un pequeño botiquín de belleza que había comprado en el centro comercial. Ya les había entregado los regalos a Miroku
-Esto es precioso Kagome. Gracias- Sango miraba curiosamente cada pequeño artefacto que había en ese botiquín. Hasta que…
-Kagome tengo hambre.-Kagome volteo a ver al causante de su escalofrió ya que en ningún momento se percato de su llegada. Claro que tenía hambre a lo mejor no pudo comer suficiente sacerdotisa Kikyô, con el saco de hueso que era. Vale, se está pasando de la raya, el hecho de que el imbécil de Inuyasha no la escogiera a ella para besarse a escondidas como lo hacía con la sacerdotisa no muerta no quiere decir que por eso le iba a insultar de esa manera. Pero como hoy era un día tan peculiar no se portaría tan bien que digamos.
Si bien era cierto que los había encontrado besándose enfrente del árbol sagrado por alguna razón el dolor no le dolió tanto o probablemente se estaba acostumbrando y era una masoquista. Probablemente sería eso.
-En mi mochila hay unas sopas instantáneas.- Se limito a decir fríamente.
-¡Prepáralas entonces! ¿Qué diablos estas esperando? ¿Qué se hagan solas?-Ese fue el detonante para su furia contenida para todo el día. Si esto era lo peor que le podía pasar muy pronto estaría muy equivocada.
-¿Por qué no vas tú solito y las preparas? ¿No puedes?- Dijo esto tirándole las sopas instantáneas en la cara como reflejo de su enojo, cosa que el pobre y estúpido hanyou no se esperaba.
-¿Pero qué mierda te pasa, porque me lo arrojas?-
-Creí que ibas a necesitar ayuda, pero pensándolo bien tu no necesitaste ayuda para buscar a Kikyô ¿o sí?-
Silencio.
Sango, Miroku y los demás solo se apartaron lentamente. Iba a desatarse la tercera guerra mundial o ¿en el Sengoku sería la primera?
-Parece que la señorita Kagome no está de buen humor, creo que deberíamos dejarlos solos…- Dijo Miroku un tanto asustado por las miradas que se daban ambos contrincantes y aun caminando lentamente hacia otro lugar.
-¿Crees que no me doy cuenta de nada? ¿Crees que no los vi? ¡Es obvio maldita sea! Deberían de buscar en mejor lugar para esas cosas o ¿qué? ¿No soportaste el calor del momento?- Dijo Kagome en un tono más alto y agudo que el de costumbre.
-¿Y por qué diablos nos estabas espiando? ¿Me estabas siguiendo?- Golpe uno, gana Inuyasha.
Ok, vale lo estaba siguiendo pero no se dejaría vencer.
-¿Pero qué locura estás diciendo? Yo no te perseguía solo iba a mi casa y de paso me lo encontré además no me cambies el tema ¿Por qué diablos te tengo que atender no soy tu novia, solo soy un detector de fragmentos no?- Golpe dos, gana Kagome.
-¡Tú nunca me dejas tocar tu mochila! Siempre me gritas que eso es algo privado por eso es que te dije que tenía hambre, simplemente no quería discutir contigo hoy…-Solo se podía ver a un hanyou con las orejitas hacia abajo, ojos dorados brillando y una voz suave y tierna, masculina, pero tierna. Golpe tres, gana Inuyasha.
-Lo siento…-
-De acuerdo no importa solo haz la cena.-
Uy… ahora sí que va disfrutar la dolorosa y lenta cirugía en el rostro que Kagome le iba a realizar gratuitamente…
-No se pudo quedar callado el muy infeliz.-Dijo Kagome en su mente.
-Espera un momento- Interrumpió rápidamente el ambarino.
-¿Qué es ese olor?- Inuyasha olía demasiado cerca a Kagome quien estaba algo mareada por el acercamiento tan rápido del chico.
-Hueles a ese malnacido humano, Hobo.-
-Primero, se llama Hoyo. Segundo ¿A qué se debe eso de mi olor?-Soltó la azabache con enojo.
-¿Por qué mierda andas con ese malnacido? ¿Quién te dio permiso para estar con él?-
Oh, eso sí que fue pasarse. Creo que Inuyasha va a probar el suelo de nuevo.
-¿Y quién demonios eres tú para decirme con quien yo puedo estar? ¿Porque tu si puedes andar de manitos calientes con ella y yo no puedo tener ni una simple cita con un chico? ¿Quien mierda te crees para decirme eso? ¡Tú no eres nadie para decirlo!-
-¡Tu eres solamente mía! ¡Tú me perteneces! ¡Tienes que hacer lo que yo ordene! -Kami… si eso hubiera sonado distinto y en un momento diferente, ahorita estuviera besándolo.
-¡OSUWARI!-
-¡OSUWARI!-
-¡OSUWARI!-
-¡OSUWARI!-
Calculando creo que nuestro querido hanyou esta como a tres metros bajo la tierra o bueno, mejor dicho enterrado entre la tierra. Solo se podía ver la pequeña figura de Kagome caminando rápidamente hasta que desaparece.
-¡Ahhhhhhhhh!-
-¿Por qué…? ¿Por qué me pasa esto a mi?-Decía una Kagome llena de lodo hasta las orejas.
-¡Hijo de las setenta mil pares a la enésima de las tres mil puta!-
Su día no iba a mejorar. Eso yo lo tenía muy claro.
Así que como su puto día no iba a cambiar, pues entonces su lenguaje iba a empeorar.
