Hello, no tengo nada que decir. He sido capaz de hacer un drabble sin tener que recortar, me siento orgullosa de mí misma. Con eso me es suficiente. Sasori te adoro, tú y los Akatsukis eráis de lo mejorcito de este manga.
La palabra que me tocó fue: peluche.
Disclaimer: Naruto y sus personajes pertenecen a Kishimoto.
Aviso: Este Fic participa del Reto Palabra al azar del Foro La Aldea Oculta Entre las Hojas.
Edad de jugar
Las personas que se habían enterado de su «afición» no la habían entendido. La habían tildado de obscena, enferma, macabra. Sasori, dentro de Hiruko, arqueaba una ceja con incredibilidad ante tales palabras. Él hacía arte, y quien no lo entendiera no era necesario en su vida. Realmente, nadie lo era ya.
El mocoso de Deidara era un caso especial, solo porque de un modo u otro, hacía arte y apreciaba este. Aunque a opinión de Sasori el arte de Deidara era una ofensa. Pero Deidara le respetaba, y Sasori mostraba su madurez haciendo lo mismo.
Lo suyo no era obsceno, era algo bello.
Un día, en una misión secundaria para recoger fondos, Deidara y él arribaron a un pequeño pueblo perteneciente a una villa menor. Esas que no tenían el prestigio de la que él y su joven acompañante, provenían. Esas que, así pues, eran olvidadas por las grandes villas.
El líder de esa pequeña villa tenía una hija. Era pequeña. Estaba en edad de jugar, en edad de ser feliz, en edad de tener unos padres que la cuidaran.
Sasori ya no recordaba esa edad. Pero podía revivirla.
Deidara quiso explotar la casa por los aires, Sasori le pidió discreción y elegancia. Además de raciocinio. El líder no estaba en la casa, solo la esposa y la hija. Mientras Deidara iba a buscar al líder refunfuñando, Sasori entró en la casa.
Matar a la esposa del líder de la villa le tomó un parpadeo. El aguijón de Hiruko atravesó el pecho de la mujer y el alarido de esta murió antes de que su sangre pintara las paredes.
Lo suyo no era algo enfermo, era lo que más sano le mantenía.
Al ir a la habitación de la niña, descubrió algo interesante. La niña jugaba con unos muñecos mientras los peluches y muñecas poblaban su cuarto. Dentro de Hiruko, Sasori sonrió, creando una mueca que ya era incapaz de sentir. Era una niña, en edad de jugar. El cabello rubio de la niña brillaba asquerosamente a sus ojos. El terror bañaba, de forma placentera para Sasori, sus ojos almendrados. No entendía la belleza de Hiruko, probablemente.
Sasori se acercó. No iba a matarla aún. Él solo quería jugar. Como el niño que fue y ya no recordaba. Como el niño que a veces, aún era. Él no hacía nada que la niña no hiciera.
Sasori solo coleccionaba muñecos. Sasori solo quería jugar mientras creaba arte. Esa niña estaba bien. Esa niña sería su nuevo peluche.
La sangre de la niña no manchó las paredes, pues todo artista tiene un taller o estudio. Sasori tenía que convertirla en arte, tenía que adornar su nuevo juguete.
Lo suyo no era algo macabro, era arte.
No creo que haya que recordar que hace marionetas con humanos y pues... :)
Pues eso, espero que os guste, el título es un gran meh, no me da para más la inspiración. Suerte a los demás participantes.
