NA: Hola a todos. Realmente no sé bien qué estoy haciendo, pero el jueves en la noche mientras veía el instagram de Natasha Klauss me llegó la inspiración para un nuevo fic de estos dos en un universo alterno. Así que no estoy segura de si alguien lo lea pero lo dejo aquí como prueba piloto.
Si gustan unirse al grupo: Fanfic: Pasión de Gavilanes en FB serán bienvenidas. Hagamos que este fandom crezca.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, sólo busco la forma de como unirlos nuevamente.
Esta historia cuenta con los personajes originales de la telenovela, así como las mismas parejas, sin embargo algunos detalles varían, como el lugar de desarrollo que ahora será en la ciudad, será una época más moderna donde ya contarán con teléfonos móviles e Internet. Y Libia Reyes estará viva.
Sin más espero la disfruten
Capitulo 1
Nueva administración
Era la quinta vez que acomodaba su oficina en una hora, quería darle un toque especial, algo que indicara que ella ahora tomaría el mando de la empresa, pero al mismo tiempo necesitaba conservar la esencia de su padre, pues sabía cuánto tiempo había dedicado para hacer crecer ese negocio.
En el sexto intentó decorativo se dio por vencida, no tenía tiempo de banalidades cuando se tenía que poner al día con los números, la gente y los procesos. Aunque de sus hermanas ella era quien tenía más conocimiento del tema, por algo era la directora de finanzas, ahora como Presidenta de Pasión Elizondo tenía que ampliar su panorama y hacer algunas modificaciones.
Aunque su padre siempre había dicho que era ella quién se haría cargo de todo si él llegaba a faltar, a su madre no le parecía bien que estando Fernando ella tuviera que ocupar una responsabilidad tan grande. A pesar de que Sara apreciaba a su cuñado, le pareció una falta de respeto de su madre el que no confiara en ella que no sólo tenía la preparación y la experiencia sino además le apasionaba todo lo que su padre había formado.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la puerta se abrió dando paso a sus hermanas.
—Sara Elizondo, Presidenta. Me gusta cómo suena—dijo Jimena, su hermana menor—aunque creo que a tu oficina le hace falta algo más jovial. ¿No crees?
—Después me dedico a eso, ahora necesito cubrir al personal que se fue.
Su hermana mayor, Norma, ya estaba sentada revisando las carpetas que Sara tenía en su escritorio.
—¿Contratarás a alguien para cubrir tu puesto anterior? —preguntó esta.
—No lo sé, posiblemente alguien del equipo puede subir a ese puesto y contratar a alguien para el staff—revisó las mismas carpetas—¿propones a Fernando?
Norma suspiró
—No lo sé Sara, son tus decisiones ahora. Papá no confiaba en él y sinceramente yo creo que hay personas mucho más calificadas para ese puesto.
—Uy habló la esposa feliz—se burló Jimena—¿Y no estás buscando modelos? Podría hacer el casting.
—Papá no quería que fueras modelo—le recordó Sara.
—Pero ahora tú estás al mando y puedes cumplirle su sueño a tu hermanita.
Sara la miró por unos segundos.
—Ay no sé Jimena, tendría que hablarlo con Leandro, pero ahorita eso no es lo importante, necesito urgentemente estructurar el área Financiera.
Se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana, desde ahí la ciudad de veía enorme. Entonces supo cuanta responsabilidad tenía encima y lo difícil que sería ahora la vida sin su padre. Giró su rostro para mirar a sus hermanas, Norma que seguía leyendo los documentos y Jimena que ya se había levantado a acomodar las cosas de la oficina por séptima vez.
…
El desayuno estaba listo sobre la mesa de su pequeño apartamento. Había puesto una flor en medio del café caliente y los hot cakes recién hechos, para que al salir del baño no tuviera que preocuparse por nada. Pero al verla salir envuelta en una toalla con un rostro que reflejaba disgusto, supo que una flor no sería suficiente.
—Se acabó el agua caliente—le dijo su novia —Y se acerca la fecha para pagar la renta.
La muchacha abrió su closet sin siquiera mirar el desayuno.
—Rosario, ya te dije que me pagan a final de mes—se disculpó pero ella no lo miró—hubo problemas en el Supermercado y los empleados…
—Excusas, Franco—lo interrumpió—tienes un turno nocturno, ¿no podrías buscar algo en la mañana? Como jefe de almacén no ganaras lo que necesitamos para vivir. Y sí ya sé que la dueña te prometió ascenderte pero no podemos vivir de promesas.
El brillo de los ojos azules del muchacho se apagó ante esa reclamación y al ver como Rosario se dedicaba a arreglarse sin dedicarle una mirada siquiera. Estaba enamorado de ella y por eso había renunciado a muchas cosas, incluidos sus hermanos quienes nunca aceptaron esa relación y el mayor de ellos le quitó hasta el saludo por irse a vivir con ella.
Él sabía que las cosas con Rosario no serían fáciles, que era una mujer ambicioso y presumida que nunca se conformaba a pesar de esa belleza tan exuberante que poseía, soñaba con salir de ese mundo por medio de la música, aunque por esos momentos sólo fuera el atractivo de un bar.
La muchacha tomó sus cosas y se dirigió a la puerta.
—¿No vas a desayunar? —le preguntó Franco.
—No—respondió tajante—quedé de verme con Armando para hablar de mi próximo contrato.
Tomó la manija pero algo la detuvo, fue a lado de Franco y le dio un beso en los labios.
—Yo hago lo que puedo Franco—le dijo acariciándole la cara—tú deberías esforzarte un poco más.
Y sin decir más siguió su camino dejando a un Franco pensativo. Desanimado, recogió los trates de la mesa y tiró a la basura los hot cakes, se preguntó por sus hermanos y al ver la hora supo que Libia seguramente estaba en la universidad, Juan repartiendo pan y Oscar, prefería no imaginarse.
Necesitaba compañía, posiblemente hablar con alguno de ellos y al saber que la única que no lo había juzgado era Libia, optó por marcar su número de celular.
—Franco, estoy en clase—le respondió la chica del otro lado de la bocina.
—Lo sé, pero puedo pasar por ti y platicamos, ¿quieres?
—Salgo en una hora.
Y dicho esto último colgó.
Sonrió al saber que podía ver a su hermana, aunque Juan se lo prohibiera Libia siempre estaría ahí para él. Así que corrió al baño, entendió el enojo de Rosario cuando el agua fría toco su cuerpo, se puso la primera ropa que encontró y salió en busca de su hermana.
Libia ya lo esperaba fuera de la escuela con los libros abrazados, sonrió al verlo y se lanzó a sus brazos.
—¿Cómo estás? —Le preguntó Libia emocionada—esos turnos nocturnos te están matando, mira esas ojeras.
Después de rascarse la nuca, Franco le contó todo a su hermana, de lo mal que económicamente lo estaban pasando y la exigencia de Rosario. Pero ella no lo lamentó, al contrario, le dijo que por una razón ellos no estaban de acuerdo con esa relación mientras caminaban hacia el trabajo de Libia.
—Mira Franco, Juan tiene razón al molestarse, nos venimos del pueblo para que nosotros tres pudiéramos estudiar y tener un mejor futuro. Y tú dejaste la carrera inconclusa para seguir a una mujer que lo único que hace es darte problemas.
—Bueno, pero no hablemos de ti, ¿Tú cómo vas?
—Bien—respondió después de rodar los ojos—en unos meses acabo la universidad y el trabajo va bien—pensó unos segundos—por cierto, murió el dueño y una de sus hijas quedó como presidenta, está buscando gente para su área financiera.
—Ya.
— ¿Cómo que ya, Franco? —Le preguntó indignada al tiempo que le daba un codazo— ¿no que quieres cambiar de trabajo para hacer feliz a tu mujer?
— ¿Y yo que pinto en una área financiera?
—Ay no sé por qué te sigo hablando, debería hacer lo mismo que Juan—respondió molesta— ¿no estudiabas economía?
—Sí, pero no la terminé. Tal vez a Oscar le interese más, ¿acaso no es ingeniero?
—Oscar está bien colocado en otro lado y te estoy hablando a ti, Franco—suspiró Libia—te quedaste a nada del grado, ¿qué pierdes con ir a la entrevista?
Pero Franco no respondió, desde que dejó la universidad no se había planteado la idea de trabajar en una empresa, él quería estar con Rosario, seguirla a donde fuese, amarla con locura. Sin embargo, la idea de Libia le iluminó el rosto, se imaginó siendo alguien importante en esa empresa y empezar a tener más dinero que ofrecerle a su novia y así tal vez lograría convencerla de que se casará con él.
—¡Libia! —le gritó cuando su hermana desesperada de su actitud se adelantó—¿Crees que hoy mismo pueda hacerla?
La muchacha lo miró de abajo hacia arriba
—Vestido de esa forma lo dudo—respondió sincera—pero en la noche le robo algo de ropa a Oscar y te veo mañana a esta misma hora. Ahora me voy que no puedo llegar tarde.
Le dio un beso en la mejilla y se fue corriendo.
...
Se había prometido a sí misma que no pasaría de ese día para elegir a la persona correcta para la posición que tenía abierta. Su madre la había convencido de que ya que no le daba la presidencia a Fernando, al menos lo dejará ser el nuevo director financiero argumentando que se trataba del futuro de su hermana. Así que ahora le hacía falta cubrir la vacante del departamento que llevara todo lo relacionado con los ingresos.
Incluso le había pedido ayuda a Jimena, que si bien ella era la responsable de la producción del maquillaje, no estaba de más que viera a los candidatos. Aunque se les pasará sonriendo.
—Creo que este es el último—dijo en voz alta y pidió a su secretaria lo hiciera pasar.
Franco Reyes entró a la oficina temeroso, sostenía un folder en la mano que lo había estado doblando mientras esperaba. Su hermana le había aconsejado que estudiará la noche anterior, pero no pudo por ir a pedirle perdón a Rosario y de ahí a su turno en la noche del almacén de Supermercados Trueba.
Así que frente a los ojos de las Elizondo un muchacho nervioso de cara bonita con ojeras había entrado a la oficina de Presidencia. Sara le pidió que tomará asiento y él obedeció enseguida mientras le estiraba sus papeles.
—Franco Reyes Guerrero—leyó Sara—¿experiencia como supervisor de almacén y con cuatro años de economía?
Le parecía un chiste que alguien con ese curriculum se atreviera a pensar que podía conseguir un trabajo como el que tenía la empresa.
—Sí—contestó dudoso—sólo me faltó uno para terminarla.
—Y antes de eso trabajó en ¿una panadería? —rio la presidenta.
—Am sí, yo llevaba la administración.
—¿Es soltero, señor Reyes? —preguntó Jimena con mucha seriedad pero se ganó la mirada de desaprobación de Sara.
—No, señorita, estoy próximo a casarme—sonrió—es por eso que necesito el trabajo.
—¿Cómo se enteró de que estamos contratando?
Franco tragó saliva.
—Mi hermana trabaja para ustedes en el área de publicidad—las hermanas se voltearon a ver—ella me dijo que les hacía falta alguien en el área de finanzas.
—¿Libia Reyes Guerrero es su hermana? —preguntó Sara
—Sí y realmente creo que puedo hacer mucho por la empresa.
Los ojos de Sara se abrieron con sorpresa
—¿Enserio? ¿Por qué lo contrataríamos? Mi empresa necesita gente responsable como su hermana claro está, pero para este puesto en específico necesito a alguien con preparación y experiencia, ¿por qué lo contrataría a usted que no cuenta con ninguna de las dos cuando han venido muchas personas con posgrados y años de experiencia en el campo laboral?
—En esos cuatro años fui el mejor de la clase, aprendo rápido y sé tomar decisiones financieras, de hecho la misma Eduvina Trueba ha tomado mis consejos para sus negocios. Además, señorita, si ha entrevistado a tantos y aún tiene la vacante, quiere decir que ninguno le ha convencido.
Ninguno de los tres dijo nada por los minutos siguiente, Sara fingía leer a detalle el curriculum de su entrevistado mientras Franco observaba como Jimena comenzaba susurrarle cosas a su hermana.
—Señor Reyes—rompió Sara el silencio—es lógico que no lo puedo contratar para el puesto que tengo abierto—suspiró—sin embargo dado que su hermana tiene muy buenas referencias en esta empresa y que Eduvina Trueba escribe maravillas de usted, le propongo que trabaje como mi asistente, ¿le parece?
Jimena miró a su hermana muy extrañada, se había negado a la ayuda de Fernando y le había dejado muy en claro a su madre que ella podía hacerse cargo sola. No entendía porque estaba contratando a ese muchacho como su asistente.
—Sí claro que sí, podría empezar hoy mismo—se emocionó Franco.
—No, el lunes lo espero aquí a primera hora.
Después de decir eso, se acercó a la puerta para que saliera.
—¿Necesitas un asistente? —preguntó Jimena cuando se quedaron solas.
—Ya revisando toda la cantidad de trabajo que tengo es muy posible. Tú y Norma me han ayudado mucho, pero la planta te necesita y Norma no puede descuidar tanto el consultorio.
—Claro y no tenemos ojos azules tan bonitos—Sara la miró con duda—¿No me vas a decir que no le viste los ojos?
—No Jimena, estaba ocupada revisando su hoja de vida—aclaró—y ahora vete que tengo muchas cosas que ordenar y la muestra del maquillaje tiene que estar lista la próxima semana.
La menor de las Elizondo aceptó la orden haciendo una mueca y después de tomar sus cosas salió hacia la planta.
Sara se quedó revisando todos los papeles que tenía pendientes, pero antes volvió a leer el cv de Franco Reyes y pensó si había hecho lo correcto al contratarlo.
Si alguien está leyendo esto les agradeceré su opinión ¿Lo amaron? ¿Lo odiaron? Ya saben donde expresarlo.
¿Review?
~Luriana~
