HÉROE POR UN DÍA

HÉROE POR UN DÍA

N/A: Hola a todos esta es la primera vez que escribo sobre Héroes aunque en realidad este es un fanfic inspirado en la serie de la NBC por lo que sus personajes, lugares característicos y sucesos propios son del creador. Espero que les guste mucho.

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SUEÑO ATÓMICO

Un ojo de color pardo se abría lentamente para enfrentar una potente luz que apenas le dejaba ver y lo dejaba ver a alguien que lo estuviera observando. Los ojos eran parte de un rostro blanco rodeado por un tupido cabello negro liso. Era el rostro de un joven que luchaba por mirar, respirar y moverse pero aquella desconocida fuente de luz se lo impedía. Se encontraba acostado sobre una calle con el pavimento destruido y a pocos metros había tuberías rotas de las que salía humo. De pronto el joven se incorporó intentando mantener el equilibrio moviendo los brazos desnudos pues vestía una remera sin mangas completamente azul y un pantalón de buzo blanco y andaba además descalzo. Miró a su alrededor encontrando esquinas destrozadas, calles rotas y edificios de cientos de metros a punto de caerse sobre cualquier punto. Varios ya estaban partidos en el suelo atravesando las calles.

Frente al joven había una potente luz que palpitaba en el cielo que llenaba el ambiente de un calor insoportable y sobre ella una nube en forma de hongo que agresivamente era llevada por un viento muy cálido que derretía todo. Él se encontraba perplejo y casi sin reacción, sólo tenía una mano pegada al cabello y al retirarla y verla se encontró con un manojo de cabellos negros que soltó en el suelo. Miró al cielo y dio varios pasos por el pavimento destrozado sintiendo un enorme dolor en los pies y una incesante comezón en las manos. Miró hacia atrás en el suelo y apretó los dientes.

- No puedo ver mi cama. – dijo él elevando progresivamente la voz al terminar la última palabra.

Siguió caminando contemplando el paisaje que sentía como conocido pues no reaccionaba con sorpresa al ver los daños de un evento nuclear ocurrido antes de que él abriera los ojos en medio de una calle de la ciudad de Nueva York. Antes de llegar a una intersección de calles se dejó caer en el suelo agobiado por el calor.

- Voy a terminar mojando la cama. – dijo el joven secando el rostro con manos y brazos que le seguían ardiendo. – No me resfrío hace meses.

Él tenía una expresión totalmente confundida y se levantó para continuar caminando por la misma calle sin torcer por la otra. Miraba los edificios caídos que antes había observado en pie antes de despertarse allí. Caminaba esperando algo que sólo parecía conocer él pero al pasar los minutos se sentía abatido.

- Este es un sueño muy largo. – dijo él entornando los ojos de forma especial al ver que terminaba la calle tras recorrerla largamente y lo hacía frente a una explanada de algunas decenas de kilómetros cubierta por cientos de troncos gigantes que formaban unos círculos concéntricos.

- ¿Esto es el Central Park? – se preguntó el joven perplejo por la destrucción del enorme parque. Miró hacia el cielo en donde la nube en forma de hondo se esparcía y casualmente comenzó su erupción arriba del parque desde el punto que cada tronco apuntaba. Él seguía con la mirada la nube que amenazaba con cubrir el cielo con el correr del tiempo. Decidió voltearse con esa secreta esperanza.

- Hola. –

Un niño que vestía una remera sin mangas de colores estridentes miraba fijamente al joven que tenía un nudo en la garganta y sentía miedo.

- ¿Quién eres tú? – preguntó el joven observando que el niño andaba descalzo.

- Simplemente te encontré. Siempre espero encontrar a la persona que está soñando. – dijo el niño con voz chispeante y sonriendo.

- Yo esperaba encontrar mi cama…¿Por qué dices que encuentras al que sueña?

El joven se sentía abrumado mentalmente y físicamente ahora para formar alguna explicación en su cabeza.

- Yo puedo estar dentro de los sueños de cualquier persona…¿Tú eres de aquí?

- Sí. Claro que vivo más lejos del…eso era un enorme parque.

Ambos miraban la explanada arrasada por el evento nuclear y el joven sintió que un calor lo invadía y tenía la vista nublada.

- ¿Estás enfermo? – preguntó el niño con el semblante serio.

El muchacho miró sus brazos que estaban carbonizados y las piernas seguían el mismo recorrido y de diversas partes del cuerpo brotaban hilos de sangre así como el cabello se iba cayendo por jirones. Sentía una sequedad mortal en su boca.

- ¡Tienes que salir de aquí! – gritó el niño.

- ¡Qué! – replicó el joven desesperado. - ¡No es esto un sueño!

- No me había dado cuenta antes…pero puedo ver que…no entiendo…estás soñando pero tu cabeza o tu cuerpo están en otro lugar.

El niño negaba con el rostro y el otro muchacho cerraba y abría los ojos que poco le permitían ver. Miró hacia la explanada y una forma o cosa oscura se movía en el suelo.

- ¿Qué es eso? – dijo el joven apuntando al suelo.

- Es un escorpión...Yo no estoy enfermo como tú.

- Dijiste que podías ver lo que otros soñaban y yo estoy soñando que Nueva York fue destruida por una bomba nuclear pero estoy dentro de la ciudad. Mi cabeza se encuentra en otro sitio…Mi conciencia….

Cayó el suelo a pocos centímetros del escorpión y del niño se adelantó unos pasos tomando por los hombros al joven que se ladeo quedando en una posición fetal sobre el pavimento.

- ¡NO!- gritó el muchacho mayor que sentía un feroz pinchazo en el pie derecho. El niño miraba como el escorpión retiraba el aguijón del pie y seguía su recorrido por la calle destrozada.

- ¡Vamos! ¡Tienes que irte de aquí! – exclamaba el niño muy asustado.

- No puedo…yo no busqué venir aquí…esto no está pasando porque al dormirme todavía la ciudad estaba en pie y yo no vivo en este sitio de la ciudad…tuve que moverme sin darme cuenta...¡Demonios!

Comenzaba a retorcerse de dolor en el suelo y miraba al niño que no sabía que hacer y que sólo lo rodeaba.

- Creo que he ido muy lejos. – dijo el niño hincándose en el suelo junto al otro.

- Yo no quería viajar…estoy en otro tiempo porque nunca Nueva York ha sido arrasada por una bomba…este dolor es muy físico y no puedo despertar en mi cama... ¡Vamos!

- Sólo veo los sueños de los demás...quizás si me marchó puedas dormir tranquilo…nadie me ha mirado feliz al darse cuenta que estoy con ellos en sus sueños…Si vuelves sano es porque es un sueño de verdad. Adiós.

El niño se levantó y se fue corriendo rumbo a la explanada perdiéndose de vista por el montón de árboles caídos. El otro muchacho intentaba retener las palabras finales del niño mientras se sentía adormecido y de repente todo era muy oscuro y lo último que vio antes de que todo fuera tinieblas eran sus dos brazos como troncos quemados.

Sus ojos se volvieron a abrir pero esta vez dentro de una habitación y él se encontraba tirado en la cama, sobre las sábanas de abajo pues las colchas estaban completamente arrancadas. Entraba la luz de la mañana por la única ventana que había en la pieza pero lejos de sentirse feliz o aliviado por dejar de soñar cosas horribles miraba con horror sus dos brazos completamente carbonizados y las piernas heridas y el pelo con algunos arreglos. Se sentó en la cama sin atreverse a mover los brazos con el riesgo de que se desprendieran pero sintió que desde las manos sentía una especie de avalancha e involuntariamente se acostó viendo como ambos brazos se regeneraban y las piernas hacían lo mismo y le volvía el color al cuerpo y la vista mejoraba. Pudo relajar los hombros y se levantó impresionado. Descubrió que las sábanas de su cama estaban llenas de sangre fresca. Tocaron a la puerta.

- ¡Quién es! – exclamó comprobando la voz.

- Tú hermana. Debemos irnos al hospital a ver a papá antes de que te vayas a la escuela.

- Salgo ahora a bañarme Elizabeth.

- No tardes Michael.

Michael sacó las sábanas de la cama y las tocó unos segundos sintiendo como le regresaban las ganas.

- ¡TENEMOS QUE IRNOS RÁPIDO! –

Una voz femenina más grave rugió desde fuera asustando a Michael que escondió las sabanas en el closet que había en el sitio más recóndito. Tapó la cama con las tapas que quedaban. Finalmente salió de la habitación corriendo.