Declaimer: How to train your dragon no me pertenece.

Una isla se extendía en el horizonte, altas piedras filosas surgiendo desde el mar rodeaban la tierra. Grandes barcos en los puertos, chozas de madera, altas cumbres, bosques y cultivos con decenas de ganado. Las farolas y velas iluminaban la oscuridad.

Esto es Berk.

Esta a doce días de Calvario y algunos grados de muere de frío.

Esta ubicado justo sobre el Meridiano de la tristeza.

Mi pueblo.

En una palabra: tenaz.

A estado aquí por siete generaciones pero todas las casas son nuevas. Tenemos pesca, caza, una encantadora vista del atardecer.

El único problema… son las pestes.

Verán, la mayoría de los sitios tienes ratones o mosquitos, Pero aquí tenemos una situación mucho más complicada.

Una joven muchacha de largos cabellos castaños sujetos en una trenza caminaba inquieta por el suelo de la habitación. Un agujero pronto se formaría bajo sus pies e incluso las suelas de sus botas de piel se desgatarían por sus inquietantes pasos. Decidida a no esperar más abrió la puerta de un tirón pero no pudo evitar que su rostro se deformara en una mueca de terror al abrir la puerta y encontrarse con las pupilas amarillentas de una bestia alada con cuernos y dientes filosos. Cerró la puerta con fuerza pero aun así el fuego traspasó las bisagras quemando la madera pero, por suerte, no a la muchacha.

Sip. Justo lo que están pensando.

Dragones.

Huyó por la ventana, encontrándose con un caos de dimensiones enormes. Casas en llamas, dragones robando comida y ganado, sobretodo las esponjosas ovejas que casi siempre mantenían una expresión indiferente marca Berk. Gente corriendo y gritando como lunáticos. Incluso un hombre se había golpeado la cabeza con un bote. Demasiado pánico para estar acostumbrados a esto.

Excesivamente acostumbrados pues cada noche era la misma rutina. Con la caída del sol a altas horas de la madrugada, los dragones atacaban al pueblo.

Ya se, Ya se. Con problemas así la mayoría se mudaría, nosotros no. Somos vikingos. Tenemos problemas de necedad.

Los vikingos combatían a los dragones, defendiendo a diestra y siniestra lo que era su territorio. Pues ninguno se quedaba de brazos cruzados cuando se veían amenazadas sus tierras. Incluyendo, a la susodicha parada en medio de la masacre.

Me llamo Hicca. Lindo nombre, lo sé. Pero no el único. Los padres creen que un nombre feo alejara a los gnomos y trolls.

Una explosión la derribó y cayó al suelo. Por suerte no fue aplastada por la muchedumbre. Aunque un vikingo se inclinó sobre ella probando su grito de guerra- y de paso escupirle su desayuno en la cara- y salir de nuevo después de decir "Buenos días" con una sonrisa.

Como si la refinada conducta vikinga no lo hiciera.

"¿Qué haces aquí?" "Vete a casa" "¿Qué haces afuera?" "Regresa a tu casa" gritos pueblerinos que llenaban sus oídos mientras corría hacia la enorme luz naranja sinónimo de fuego de dragón, el centro de la batalla para ser más exactos.

-¡Hicca!- drásticamente, una fuerte mano la levantó del suelo justo a tiempo para evitar que sea incinerada por sus enemigos. La familiar voz le provocó escalofríos. Sabía que estaba en problemas.

Un hombre de rasgos duros y firmes, reconocido por su cuerpo fornido y una espesa barba pelirrojo en su rostro al igual que una gruesa melena del mismo color bajo su casco.

Y este hombre la miraba con la misma rudeza que un vikingo mostraba en batalla.

-¿Qué hace otra vez afuera? ¿Qué haces afuera? Ve a cubrirte- ordenó y bruscamente la soltó en el lado opuesto a toda la acción.

El es Estoico, el basto; jefe de la tribu. Dicen que cuando era un bebé le arrancó la cabeza desde los hombros a un dragón.

¿Qué si lo creo? Ja. Claro que si.

Resignada al saber que no podría llegar allá con Estoico vigilando los parámetros, volvió a la carrera pero esta vez al lugar donde "debía estar". La herrería. Prácticamente otra choza de madera que todavía no estaba hecha cenizas.

- ¡Que bueno que vienes a la fiesta!- Fue el recibimiento que recibió al entrar de un hombre calvo con un largo bigote rubio atado en trenzas- Creí que ya te habían llevado.

Soldaba a la perfección aun con sus ojos puestos en la joven. Pero no era un martillo lo que usaba, bueno, no del todo. Era una mano de metal que el mismo había inventando.

-¿A quien? ¿A mi? – Dijo ya con el delantal sujeto a su cintura y colocando con esfuerzo un enorme mazo en su determinado lugar en la pared, junto a las otras herramientas que él usaba como mano- soy demasiado fuerte para ellos. No sabrían que hacer conmigo.

-Necesitan mondadientes ¿o no?- contestó indiferente mientras cambiaba de modalidad.

Hicca rodó los ojos.

El soquete sarcástico de manos intercambiables es Bocon. He sido su aprendiz desde que era pequeña.

Bueno… más pequeña.

Puso en el carbón unas armas con mucha dificultad, se debe agregar, gracias al gran tamaño de las herramientas. El fuego empezó a arder entre las negras masas rocosas, calentando el metal. Pero ni siquiera se acercaba al nivel devastador de los brasas que los dragones escupían de sus fauses, capaces de hacer que la morada vikinga se caiga a pedazos.

Ven lo que digo. Pueblo viejo. Muchas, muchas casas nuevas.

Pero un tanque de agua atrapó su visión. ¿Y como no? Los chicos que lo cargaban. Chicos de su edad, para ser más específicos.

¡La caballería llegó al rescate!

Un chico grande, en todo aspecto posible, rubio y de nariz y dientes prominentes. Un chico de aspecto tosco, con el pelo castaño enmarañado bajo su casco. Un par de rubios idénticos peleando por un balde. Todos vestidos con pieles y cuero.

Ellos son Patapez, Patan, los gemelos Brutacio y Brutilda. Respectivamente.

Y…

Un chico de tez pálida, hermosos ojos azules, cabello rubio corto y desprolijamente cuidado con una banda metálica rojiza alrededor de su frente llevó el agua, apagando el incendio junto al resto del equipo. Un suspiro soñador se escapó de los labios de la castaña mientras veía como toda su persona parecía brillar con las flamas.

Ash.

Su trabajo es mucho más genial.

Estuvo a punto de saltar por la ventana y unirse a ellos pero un brazo que ya conocía la detuvo. Gruño exasperada, esta era la segunda en lo que llevaba del día que la detenían y ni siquiera había salido el sol.

-¡Hay no puede ser! ¡Bocón, suéltame! Quiero ir. Ya no soy una niña. Tengo que dejar mi huella.- se defendió intentando liberarse.

Unos cuantos segundos después, el vikingo la soltó bruscamente. Un par de pelos de jack se habían pegado a la placa de metal que él consideraba mano.

-Ya dejas bastantes huellas en los lugares equivocados- la señaló- si tuviera una moneda por cada vez que sales y provocas un desastre sería de oro esta pierna.

Y señalando su pierna, también perdida por una razón que desconocía. Al parecer su oficio de herrero lo llevaba tanto en la sangre como en el cuerpo…literalmente.

- Mira, dos minutos ¿si? Por favor, Bocón. Mataré un dragón y mi vida mejorará infinitamente.- le rogó- Hasta podría ser popular.

Y si, la imagen de todos adorándola como una reina era realmente tentadora pero, en verdad, su deseo más profundo sería ver a los que siempre se burlaban de ella la esperaban con una sonrisa. Los que la miraban hacia abajo, le tendían la mano para que luche junto a ellos. Era su paraíso personal.

-Te pesan los martillos, no puedes con las hachas ni puedes lanzar con estas- alzó unas boleadoras entregándolas a un vikingo en la fila que rápidamente hizo caer a un gronckle con su habilidad.

Ok. Buena demostración.

La muchacha bufó por lo bajo- ¿Y eso que tiene que ver? Soy tan capaz como cualquiera de ustedes. Solo mira- y yendo hacia atrás destapó una enorme sabana polvorienta de un pequeño prototipo- ¡Tará!

-Ohh. Guau… un pedazo de madera. ¡Increíble! ¿Cómo se te ocurrió?- como se nota que ni se molestó en disimular su sorpresa.

-Es una catapulta, genio- contestó la chica- Hará el trabajo por mí.

-¿En serio? Es bastante extraño para ser una catapulta.- y es que si, viéndola de cerca parecía solo una enorme carro tapado.

-Es mi versión mejorada. Solo dispara, no necesita peso. Tiene impulso- dijo dando un par de palmadas orgullosamente a su invento.

Pero su maldita mala suerte tuvo que intervenir y se abrió una pequeña compuerta que terminó arrojando un pedazo de madera a un cliente. Cayó como un tronco antes de que pudieran parpadear.

Ups.

-¿Ves? Este es un ejemplo de lo que estoy hablando- y se acercó a ella. Su impotente figura la hizo sentir más pequeña.

-Fue…Fue…Fue solo un problema de calibración- su voz tartamudeo un momento, otra de sus falencias. El nerviosismo le impidió prevenirlo- No volverá a pasar.

Pero a él no le importó e ignoro su excusa.

-¿Qué no lo sabes, niña? Si quieres salir un día debes cambiar todo… esto- y señaló toda su anatomía. Abarcando desde sus pies hasta el último pelo de su trenza.

-Acabas de señalarme completa.- contestó confundida

-Exacto. Eres pequeña, frágil, inexperta, poco coordinada. Las mujeres de la aldea están listas para luchar y dar buenas tundas. En cambio contigo…Yo podría partirte a la mitad con solo una mano con esos huesos de pájaro que tienes. Debes dejar de ser tú.- Aclaró como si fuera un hecho.

Debía admitirlo. Le dolió. Un poco.

-ohhh- señalo entendiendo la situación.

-ohhh… sip- Aclaró haciéndole ver que no tenía otra opción.

-Tu… tu te vas a meter en problemas- se defendí pese a que el le llevaba dos cabezas de por medio- por mantener toda mi vikingues bruta encerrada… Mira que habrá consecuencias.

El rodó los ojos en respuesta.

- Creo que me arriesgaré. Afila. La espada. Ahora- y le arrojó el arma casi derrumbándola en el proceso.

Y en la rueda, mientras el choque del hierro y la piedra provocaban chispas, trató de convencerse de que no importaba lo que él decía. Podía ser lo que ella quisiera. El cuerpo es nada comparado con la mente. Era tan capaz como cualquiera de ellos.

Un día voy a salir. Porque matar dragones lo es todo por aquí.

Una cabeza de Nadder haría que por lo menos me notaran. Los gronckle son rudos, derrotar a uno de esos definitivamente me haría popular. Un Cremallerus…exótico; dos cabezas, el doble de status. Y luego, está la Pesadilla Monstruosa; solo los mejores vikingos se enfrentan a ellos, tienen la mala costumbre de prenderle fuego a su cuerpo.

Pero el máximo trofeo es el dragón que nadie ha visto jamás.

Lo llamamos…

-¡Furia Nocturna! ¡Cubranse!- se escuchó a la distancia.

Una estela morada se alzó entre la noche, tan rápida como letal, escupiendo un plasma más caliente que el fuego, incinerando su objetivo.

Ellos nunca roban comida, nunca se dejan ver y nunca fallan. Nadie ha matado nunca a un Furia Nocturna, por eso yo seré la primera.

Dejó la espada a un lado. Y vio como Bocón se armaba para la batalla, equipando una de sus hachas favoritas para la ocasión.

- Vigila el fuerte, Hicca. Me necesitan allá- y antes de salir, y como la conocía mejor que mucha gente, la miró de nuevo advirtiendo lo que ya sabía estaba pasando por su cabeza- Quédate… quieta…ahí.

"Si sabes que me estas tratando como un perro ¿verdad?" pensó ella.

-Tu me entiendes- y luego se echó a correr mientras blandía su brazo armado de izquierda a derecha con un grito barbarico destroza-tímpanos.

La chica lo saludó con la mano hasta ver su silueta perderse entre el hollín y los escombros.

-Si, nos vemos, yo estaré justo aquí- dijo caminando de espaldas, con una pequeña sonrisita traviesa en su rostro- Completamente sola. Sin testigos.

Cinco después corría cuesta abajo con la catapulta entre sus manos, directo al lugar donde no debería ir. E ignorando las advertencias y gritos de los que se encontraba.

Armó el prototipo en el lugar que tanto había planificado. La tapa se abrió, dejando ver un fino mecanismo de madera y metal. La chica puso ojo en el lente y apuntando al cielo y rogando a Thor que todo saliera bien. Estaba lista y preparada.

-Asómate. Por favor dame un blanco. Por favor dame un blanco- rogó entre dientes, apartando el pelo de su cara para ver mejor. Esperando aunque sea una señal o punto al cual disparar.

Su piel se erizó por la anticipación al escuchar sus alaridos. Estaba cerca. Y de pronto, entre las estrellas se alzó una estela morada destruyendo una enorme roca. Su cuerpo se confundía con la oscuridad pero aun así podía distinguir brevemente su figura. Cerró los ojos, rezó una última vez y jaló el gatillo. El disparo fue tan fuerte que la mandó hacia atrás.

Rápido, se asomó a ver lo que consiguió. Enfocando sus ojos en el firmamento, pudo notar una silueta negra caer entre el follaje del bosque.

-Le di.- susurró sin poder creérselo aun para después gritar con fuerza.- ¡Si! ¡Le atiné! ¡¿Alguien vio como lo hice?!

Y lo único que recibió en respuesta, fue el calido aliento de un Pesadilla Monstruosa tras su espina.

-Aparte de ti- dijo antes de echarse a correr sabiendo que el dragón estaba justo detrás de ella siguiendo cada uno de sus pasos.

El fuego caía a centímetros de su cuerpo, alarmándole por completo. Fueron disparos constantes y fogosos, un par de segundos menos y ya estaría con los dos pies en la tumba.

Por suerte o no, alcanzó a esconderse detrás de una gran antorcha. Quieta como una estaca intentó pasar desapercibida mas el disparo cayó en la madera. La piel de su espalda se derretía por el calor a pesar de estar encogida sobre si misma. Cuando la holeada incesante de llamas cesó, se atrevió a ver si aun seguía ahí pero no halló nada. Y una exhalación clamó a sus sentidos. La bestia estaba del otro lado, a centímetros de su nariz pecosa.

Pero antes de que pudiera calcinarla con su aliento, una mano jaló fuertemente su hocico, alejándolo de ella. Era Estoico. Quien tan fuerte y bruto como se lo definía, se plantó frente al monstruo y luchó contra él solo con sus puños hasta que huyó con el rabo entre las patas.

Recuerdan lo que dije acerca de que solo los mejores vikingos se enfrentan a un Pesadilla Monstruosa ¿verdad? ¿Necesitan más pruebas?

Y hay una pequeña cosa más que tienen que saber.

La antorcha se cayó rodando aun encendida por el camino, dejándola justo al frente del jefe de la aldea. Quien la taladraba con los mismos ojos furiosos de la criatura a la que acababa de enfrentar.

-Lo siento- dijo apenada por ser el enfoque de esa mirada- Papá.

Y que decir de la destrucción que provocó su pequeño error, los alaridos se escuchaban a kilómetros de distancia, tanto de la gente como las pobres ovejas. Una rueda gigante en llamas era suficiente para sembrar más caos. Destruyendo tanto o más que las pestes.

Los dragones ya habían huido con la salida del sol y ahora las miradas amenazantes vikingas solo tenían un destinatario. La joven Hicca.

-Pero le di a un Furia Nocturna- y eso fue todo, fue tomada nuevamente de su chaleco, arrastrándola fuera de ahí- No como las últimas veces, papá. Esta vez de verdad le dí. Estaban ocupados y tenía un tiro libre y cayó cerca de Punta Cuervo. Vamos a buscarlo para que…

-¡Basta!- exclamó de repente, soltándola. Sus ojos furiosos seguían fijos en ella y el inevitable deseo de correr se apoderó de la chica.- Ya basta. Siempre que pones un pie fuera se desata el desastre. ¿No entiendes que tengo mayores problemas? El invierno está muy cerca y tengo todo un pueblo al que alimentar.

Ella solo lo miró con una pequeña sonrisa contenida.

-Aquí entre nos al pueblo le hace falta menos alimento ¿no crees?- Como si las prominentes barrigas de la gente fueran signo de hambre.

-Esto no es un juego, Hicca- mal momento para bromas- ¿Por qué no puedes obedecer las más simples órdenes?

-No puedo evitarlo. Veo un dragón y tengo que asesinarlo. Es lo que soy papá- Las mismas palabras que le repetía una y otra vez mas él era incapaz de entenderlas.

¿Qué pretendía? ¿Qué se quedara para siempre encerrada mientras el resto arriesgaba sus vidas? Eso estaba fuera de discusión.

Pero él solo se llevó su mano a la sien, ya exasperado.

- Eres muchas cosas, Hicca pero una cazadora de dragones no eres. Vuelve a la casa- Hicca cayó, decir algo ahora sería contraproducente. Su decepción era palpable, en casos así, no había palabra que pudiera decir que sea creíble.

No le quedó de otra que agachar la cabeza.

-Fíjate que llegue- le dijo su padre a Bocón quien solo golpeo fuertemente la cabeza de la chica- Tengo que limpiar su desastre.

Otra apuñalada en el pecho para Hicca. Nada dolía más que las duras palabras de su progenitor. El ser tratada como un estorbo, a pesar de que se ha vuelo algo rutinario, no hacía más que herirla.

Las risas la seguían tras su espalda. Sobretodo del grupo de jóvenes que apagaron la casa en llamas.

-Que bien peleaste, Hicca- se burló Brutracio mientras su hermana se reía a carcajada limpia colgada de su hombro.

-Nunca vi a alguien meter la pata así. Nos ayudaste en verdad- las burlas de Patan ya era algo recurrente para ella, se había acostumbrado tanto que ya lo consideraba algo normal.

-Gracias, gracias. Hice el intento ¿si?- enojada, contestó de mala gana sin siquiera mirarlo. En cambio, Bocón solo lo agarró de los cuernos y lo tiró para atrás. La niña había cometido un error- otro más-pero seguía siendo su aprendiz.

Hicca alcanzó a ver como Ash afilaba su hacha sin darse cuenta de su presencia, mas bien, siendo completamente indiferente. La chica no sabía si sentirse confortada o dolida por eso.

El camino a casa fue agotador para ambos. La castaña no dejaba de quejarse sobre el temperamento de su padre y trataba de convencerlo de que en serio había conseguido atrapar a un Furia Nocturna.

-En verdad le atiné a uno.- decía ella

-Claro.- contestaba él sin creerle en absoluto

-Pero nunca me escucha.- seguía ella

-Es de familia- decía el rubio fijándose en no tropezar con su pata de palo mientras subía las escaleras

-Y cuando me escucha, tiene un tono de… decepción como si alguien le diera poca carne en su sándwich.- ya habían llegado. Mas la chica seguía replicando y replicando. Esta vez con la voz más grave y masculina y ademanes aleatorios- Disculpe moza, creo que me trajo el vástago equivocado. Pedí un niño extra grande con brazos fuertes, agallas y gloria de guarnición y esto ¡Es un pescado parlanchín!

-No, no. Lo estas viendo desde el ángulo equivocado. No es como te ves por fuera, es lo que llevas dentro lo que no soporta- dijo él. La chica solo lo miró confundida ¿Eso le parecía un consuelo?

-Gracias por recordármelo- sin querer seguir con la conversación, la chica tomó el picaporte.

-El punto es que debes dejar de esforzarte en ser algo que no eres.- dijo el vikingo tratando de convencerla.

La chica solo apretó la piedra con más fuerza, agotada de que todo el mundo le dijera lo mismo.

-Solo quiero ser una de ustedes- y cerró la puerta tras ella. Sin siquiera despedirse.

Cansada, se dejó caer en el suelo. Apoyando su delgado cuerpo contra la madera de la puerta. Estaba harta. Estaba tan harta. ¿Qué acaso nunca podría pertenecer allí? Se supone que era su hogar, su familia, su historia. ¿Por qué ella era tan distinta?

¿Acaso era su culpa solo desear pertenecer? Quizá haya cometido errores, demasiados quizá pero de algo estaba completamente segura, quería ver en el rostro de su padre una sonrisa de orgullo por tan solo una vez.

Y al parecer no había otra forma que ser como él quería.

Se paró, con fuerzas renovadas y la determinación gravada en sus pupilas. Ella estaba segura de lo que vio, había atrapado a un Furia Nocturna. Le demostraría a su padre que ella si era una cazadora de dragones.

Eso mismo se dijo mientras cruzaba la puerta trasera en busca de su presa.

Porque ella lo haría. Conseguiría su aprobación. Le demostraría que no era un estorbo.

Costara lo que costara.

Hola gente bonita! Les traigo una nueva historia. ¡Una versión GB de HTYD! ¡Me encanta! Aunque solo están Hiccup y Astrid en sus versiones GB así que no lo sería tanto. La verdad es que llevo un tiempo queriendo hacer esto pero se me hizo un poco bastante difícil. Ya reescribí tres veces este primer capitulo. Mi editora personal *cofcofmihermanacofcof* ya debe odiarme por haber leído tanto esto.

La verdad es que este tipo de historia se me hacía mucha ilusión. Quiero intentar explotar todo lo posible la idea de una sociedad barbarica donde a la mujer se le permite luchar, sobretodo con la increíble excepción que resultaría ser Hicca. Quiero describir con mis palabras lo que se siente montar sobre Chimuelo, la sobre protección paterna que quiero tratar de inculcarle a Estoico y la relación GB de Astrid y Hiccup (Hicca y Ash).

Veamos que sale de esto.

Recuerden que criticas, tomatazos, dudas y reviews-sobretodo reviews- son bien recibidos. Si tienen preguntas, háganlas que las responderé.

¡Gracias por leer!