-Puedes tomar el libro que quieras-

-¿Eh?- el investigador, sobresaltado, dirigió su mirada a esa hermosa joven de sonrisa triste, su expresión se mostraba ansiosa, parecía interesada en que libro escogería.

-Gracias- Replicó él, devolviéndole una cálida sonrisa. Tomó el libro entre sus manos y se dirigió a una mesa ubicada a un rincón del Café.

Sasaki Haise tenía un hobby, probar todas las cafeterías que pudiera en su tiempo libre, era como si buscara algo que no encontraba en ningún café, tal vez una aroma particular o un sabor especial, y por alguna razón lo había encontrado en :Re, y desde que llegó a esa cafetería, no había intentado ir a ninguna otra, se había prendado de un sabor único y nostálgico, el mejor café que había probado en su vida, y solo era preparado por las manos de esa chica.

De vez en cuando, despegaba los ojos de aquel libro, para contemplarla, iba ágilmente de un lugar a otro, atendiendo a sus clientes, a algunos los trataba con familiaridad, sonriéndoles abiertamente, eso le provocaba una ligera molestia, deseaba que sonriera así para él, pero no tenía ese privilegio, solo tenía ese sentimiento que le gritaba que aquella mujer había sido parte muy importante de su vida.

También conocía su nombre, fue en una de las tantas tardes, donde, luego de una investigación, Ginshi sugirió ir a :Re por un café antes de volver a casa, todos los quinx estuvieron deacuerdo, excepto Urie, que quiso adelantarse, para entrenar solo.

-El café está excelente como siempre- Expresó complacido Mutsuki, lo cual hizo que la hermosa mesera esbozara una sonrisa mientras tomaba la bandeja con la intención de retirarse, y Haise no podía dejar de mirarla-

-Tienes razón-Acotó Ginshi-Por cierto, ¿Cómo te llamas?-Preguntó dirigiéndose a la amable mesera, y ésta miró de reojo a Sasaki antes de responder.

-Kirishima Touka- El mentor del escuadrón Quinx sintió como, abruptamente, algo dentro de él se alteraba, y por una fracción de segundo, correspondió a esa mirada. Una pequeña peliazul que llevaba dos coletas se interpuso entre ellos.

-Y ¿Tienes novio?- preguntó mirando a los ojos a una incómoda mesera, ansiosa por una respuesta.

-Saiko, tonta ya siéntate- La regaño su compañero pelianaranjado, mientras le jalaba la oreja. Yomo apareció, llamando la atención de Touka, salvándola de aquella penosa situación, que casi parecía un Deja vu, aquel pensamiento la hizo sonreir, hizo una leve reverencia para luego retirarse junto a su "hermano".

-Kirishima… Touka- susurro Haise mientras la miraba alejarse, aquel nombrese deslizó por sus labios con tanta familiaridad, que quedó impresionado.

Ya se hacía tarde, así se dispuso a retirarse, prometiendo devolver el libro al día siguiente, la peliazul le dirigió una sonrisa, indicándole que lo leyera con calma, el joven investigador tomó su abrigo y salió del lugar. Cuando llegó a su casa, dejó el libro sobre la mesa y se dispuso a cocinar, Tooru se ofreció para ayudarle, a lo que él aceptó gustoso, y fue inevitable pensar en lo mucho que amaba la vida cotidiana con sus niños, desde las discusiones diarias por la comida, la televisión, el entrenamiento, sus salidas o el trabajo, la vida con ellos resultaba ser agradable y divertida, y los apreciaba a todos como su nueva familia, aunque una parte de él deseaba recordar, y conocer más acerca de su pasado, tenía miedo de perder todo lo que había logrado estos tres años, desde su lugar en el CCG hasta su "familia".

-Aunque todo esto sea falso, aún así, ¿Está bien para ti?, que patético- cada noche, antes de dormirse, una voz en su cabeza le repetía esas palabras, aunque tratara de ignorarlo, él estaba ahí, y a veces, hasta lograba hacerlo dudar, ¿Qué daño podría hacer si dejara todo tal como está?, no, probablemente se arrepentiría y las dudas no lo dejarían en paz, pero le gustaba su actual vida, no quería dejarla, y así comenzaba su interminable dilema interno.

Al día siguiente, cuando comenzaba a amanecer, preparó el desayuno y despertó a sus subordinados para entrenar, Tooru se levantó enseguida, mientras Ginshi arrastraba a una dormida Saiko por las escaleras, Urie se animó a participar del entrenamiento, mas bien, para burlarse de los pobres intentos de Sasaki por enseñarles a combatir.

Por la tarde, se dirigieron al ccg, a recopilar datos para su próxima investigación, al parecer el Aogiri había comenzado a moverse otra vez, se reportaron múltiples víctimas, y Mado le encargó personalmente de asignarle aquella misión al nivel uno Sasaki, y en la sala de reuniones, llevaban varias horas bosquejando la estrategia a seguir.

-Bien, eso es todo por hoy- Concluyó la mentora de Sasaki- Mañana nos reuniremos a las diez para continuar y convocaré al escuadrón dos, ¿Preguntas?- Ante la negativa de los presentes, se levantó para retirarse.

-Nos veremos mañana- El escuadrón Quinx se levantó y se despidió con una reverencia.

-Entonces… ¿No habrá entrenamiento mañana?- Preguntó la pequeña de coletas, con una media sonrisa.

-No te preocupes Saiko- contestó su mentor, mientras le daba unas palmaditas en la cabeza- Si no podemos entrenar en la mañana, lo haremos en la noche- ante tal respuesta, a la pequeña le caían cascadas de lágrimas por sus ojos, mientras Tooru sonreía con aquella escena.

Cuando Al fin llegaron a casa, Sasaki vió que, sobre la mesa, reposaba el libro que tomó prestado de la cafetería, y que se comprometió a devolver ese día, miró la hora, las ocho, si se apresuraba, tal vez llegaría antes de que cierren, tomó el libro y se dirigió a la salida.

-Debo salir un momento-

-¿Eh? Pero Sassan ¿A dónde vas?-

-Debo devolver un libro, enseguida regreso-

-pero ¿Qué comeremos?- Preguntó Saiko, cuya respuesta no alcanzó a escuchar, ya que Haise ya había abandonado la casa.

El investigador tomó un taxi y se dirigió a la cafetería, miró la portada del libro, takatsuki sen, era su autor favorito, una pena que no haya alcanzado a leerlo, pero así tenía una excusa para volver a :Re de vez en cuando, se sorprendió por tener esa clase de pensamientos, además ¿Por qué los tenía?, ¿Por qué siempre deseaba volver? Acaso ¿Era sólo por el café? O era…

-Ya llegamos- tan disperso iba, que no notó que el viaje ya había concluido, y mientras pagaba, vió como la bella salía de la cafetería y se disponía a irse.

-¡Kirishima-san!- exclamó Sasaki, llamando la atención de la joven, quién volteó impresionada al verlo acercarse.

-Ah, lo siento- le respondió-¿Viene por un café?- a lo que el joven sonrió nerviosamente.

-Eh, no… yo vine a devolver este libro que tomé ayer- contestó mientras le acercaba la novela.

-oh, pero no era necesario- Repuso la peliazul- podías devolverlo cuando quisieras- señaló la joven.

-No, está bien, puedo volver otro día para terminarlo- afirmó y Touka aceptó el libro, él es una paloma ahora, tal vez no sea buena idea tomar sus visitas tan a la ligera, eso era lo que Yomo le había dicho, pero a ella le gustaban sus visitas, sentir su presencia de nuevo, como en los viejos tiempos.

-¿Vas a tu casa?- preguntó Haise, sacándola de sus pensamientos.

-No, voy a casa de una compañera para estudiar- respondió- vive cerca de aquí.

-Te acompañaré entonces- Touka asintió y comenzaron a caminar, muy despacio, intentando alargar el camino.

-Entonces, ¿Estudias?-

-Sí, estudio Biología, en la universidad de Kamii-

-¿¡Eh, de verdad!?- Se impresionó el joven- He oído que es muy difícil entrar ahí.

-Sí, lo es-Afirmó la peliazul, recordando las interminables horas de estudio

Había demasiadas cosas que Touka necesitaba preguntarle, tantas dudas que aclarar, pero siguió el consejo de Yomo y decidió no presionar las cosas, pero el destino le había otorgado una oportunidad que no deseaba desaprovechar, tenía miedo de conocer algunas de las respuestas, estaba nerviosa por la reacción del joven, introdujo sus manos en los bolsillos tratando ocultar su ansiedad, debía ir con calma y seleccionar las palabras adecuadas, y se decidió a preguntar.

-Y… ¿Cuánto tiempo llevas de investigador-

-Em…-pensó un momento- más o menos tres años.-

-Ya veo, y… siempre-continuó- ¿Siempre quisiste ser un investigador?

-Pues, no sabría decirte, lo soy desde que puedo recordar- Respondió Haise, aunque aquella respuesta sonó bastante ambigua, por lo que la peliazul lo miró expectante, invitándolo a continuar.

-es que… ocurrió un incidente y yo… perdí la memoria, no recuerdo absolutamente nada antes de los últimos tres años.-Finalizó con una mirada triste fijada en el suelo, por lo que la peliazul se culpó por tratar de insistir.

-Lo siento- Se disculpó- te recordé algo muy triste.

-ah… ¡no, no es así, no te preocupes!-Exclamó el joven, mientras agitaba sus manos, reafirmando una negativa.

-Verás, es cierto que no puedo recordar nada, pero aún así estoy bien, me gusta la vida que llevo-Esto último llamó la atención de la hermosa joven.

-Tengo una especie de familia y amigos a quienes aprecio, y un trabajo con el que estoy a gusto, hay cosas con las que no estoy de acuerdo, como en cualquier trabajo supongo- Sonrió y miró al oscuro cielo, donde las nubes impedían ver las estrellas, Touka lo escuchaba atentamente.

-Aquellos chicos- Continuó- son mi familia, viven conmigo, a veces es difícil lidiar con ellos, pero me encanta ser su mentor, y también están Arima y Mado- Touka palideció al escuchar estos nombres y sus manos se empuñaron en señal de tensión, ellos ¿A cuántos de sus amigos habían asesinado?

- Ellos me han enseñado mucho, y es gracias a ellos que soy quién soy ahora-

Ahora entendía muchas cosas, la peliazul dirigió su mirada al suelo, y sintió como los ojos se le llenaban de lágrimas, mientras el investigador llevaba una mano hacia su mentón, como solía hacer su madre, para decir…

-Soy muy feliz con la vida que llevo ahora, que no importa si no logro recordar mi pasado-

Tan ensimismados estaban en aquella plática que no notaron cuando la lluvia comenzó a caer fuerte y repentinamente, de pronto, Touka detuvo su caminata en seco, y se paró frente a Haise.

-Es aquí- Señaló la mesera, frente a un Hotel, levantó su rostro para mirarlo a los ojos.

-Gracias por acompañarme- Y Haise quedó prendado de sus ojos, donde las lágrimas se confundieron con las gotas de lluvia. La joven dio una pequeña reverencia con suma formalidad.

-Adiós- Finalizó, para entrar rápidamente al edificio, y Sasaki se quedó en su lugar, observándola irse, hasta que la perdió de vista.

Caminó rápidamente, sin mirar atrás, atravesó el vestíbulo para llegar al baño, donde se encerró para romper a llorar, sus piernas perdieron fuerza y cayó al suelo, sus palabras se repetían en su mente una y otra vez…

Él ahora estaba bien y feliz, eso era todo lo que importaba, o al menos, así debía ser, él logró escapar de todo el sufrimiento de su vida pasada y no solo eso, pudo empezar denuevo, con personas que considera su familia, él es feliz, él mismo lo dijo… ¿Qué importa que ahora sea su enemigo?, ¿Qué importa que ya no la recuerde?, ¿Qué importa que ahora deba esforzarse para alejarse de él? Las cosas serían mejor así, ¿no?, tal y como están, los sollozos se acentuaban más y más, no podía controlarlos, ¡Qué egoísta fue al mantener la esperanza en que sus memorias volvieran algún día!, eso sería demasiado doloroso para él…

Sasaki se preparaba para dormir, con una pequeña punzada de dolor y arrepentimiento en el pecho, por alguna razón sentía que había cometido un terrible error, tal vez por la forma en que la joven lo miró al despedirse, se veía tan triste, que si no hubiese estado lloviendo, el juraría que eran lágrimas las que caían por su rostro.

-Kirishima… Touka- y se durmió… susurrando su nombre.