¡Holaa! Sí, sí... ya sé que aún no termino con Ese sabor a ti, pero tuve un arranque creativo, (bueno un par) de este posible fic nuevo. Este sería algo así como el prefacio (prólogo) de la historia. Lo pongo sólo para probar si es que les interesa la historia.

Básicamente, la historia tiene a Sakura como una estudiante de Literatura, que va constantemente a una librería, aunque si es que les gusta el argumento, espero poder omitir detalles aquí y dejar que ustedes vayan descubriendo la historia (y yo también, jaja)

Sin más, les dejo el Prefacio.

Disclaimer: ¡Naruto NO me pertenece!


Prefacio

La contraportada

Me sentí como se sentiría un libro en el estante de los más destacados en una librería. Más específicamente, me sentí como su contraportada: a la expectativa de que, con lo poco que reflejaba de mí, y con ese –de alguna forma– vago misterio insinuante a conocerme más, alguien en especial me tomara de ese estante de libros; que alguien fijara su atención en mí.

Sobre todo la atención de esa persona en mí.

Era bastante difícil –si continuamos con la comparación de los libros– que eso sucediera en la realidad tan fácil, gracias a la cantidad de competencia que tenía a mí alrededor. Libros mucho más vistosos, interesantes, prometedores y misteriosos que yo; por lo que yo significaba un pequeño libro, delgado, muy poco llamativo y casi opacado por el resto, ubicado casi estratégicamente para que nadie me divisara o por lo menos, no se dieran cuenta de mi presencia.

Yo seguía allí, fijando mi mirada en –por pura coincidencia– libro que tenía en las manos. Alguna novela empalagosa de amor, que –de nuevo, por casualidad– había llamado mi atención. Me sentía como la protagonista, salvo el caso de que por lo menos ella tenía una esperanza de salir con la frente en alto y no solo eso, con su sueño a su lado. A pesar de que era una muy bella historia, en este instante no era exactamente en lo que tenía plasmada mi atención en un cien por ciento.

Esos ojos eran un sueño total. Él era majestuoso para mí, era un libro sin contraportada, sin una introducción prolongada, que consistía en tres simples palabras: "Ven, y descúbreme" y solo pensarle era un diluvio de dulce emoción. Yo no era la única interesada y –por obvias razones– él era el único ejemplar. Ejemplar tan codiciado, que era casi un tesoro nacional.

"Creo que me he excedido con las comparaciones de personas con libros" pensé avergonzada de mi misma a mi apasionada e hiperbólica actitud frente a una descripción sobre él.

Pero yo seguía allí, sin llamar su atención, como si yo no fuera su tipo de lectura. Sin realmente recibir un atisbo de mirada suya, aunque fuere por el rabillo del ojo, sin recibir aunque sea una corazonada de que fue por coincidencia. "La maldita coincidencia".

Su cabello era negro y alborotado, sus ojos igual de oscuros, a la vez su piel era blanca, perfecta, suave a la vista; "Dios sabrá si al tacto también". Sacudí mi cabeza nuevamente avergonzada por lo astuta que es mi yo interno.

¿En qué iba? ¡Ah, sí! El era alto y fornido, definitivamente protector bajo esos brazos, y posiblemente delicado a la vez. Hubiera sido esplendido comprobarlo, pero soy una muchacha tan callada… tan tímida cuando se trata de él.

Mi mirada se atrevió a mirarle fijamente sin mi consentimiento. Parecía impasible, imponente, poderoso, sobrenatural y sobre todo, perfecto. No me di cuenta de la triste mirada de adoración que le profesaba ni la fijeza con la que lo hacía. Tampoco me di cuenta de que había cerrado el libro, y tampoco noté que no pude retirarla cuando él me encontró espiándole con urgencia. Con algún tipo de ruego en mis ojos verdes, con algún tipo de palpito en mis pupilas, sin siquiera pestañear. Era como verle a él, sin estarle mirando en realidad, sino sólo deseándole, allí, como una idiota enamorada sin ninguna posibilidad, pero con un brillo de esperanza porque eso era lo único que podía soportar. Con una lágrima que en realidad no quise aventurar, pero se escapó. Yo no era esa muchacha del libro, de ninguna forma podía serlo, porque yo era más real que ella, y de la misma forma, más infeliz.

Y me sentía tan idiota sin poder retirarle la mirada abstraída, sino manteniéndola, con la misma impaciencia, esperanza, deseo, tristeza y adoración como cuando me atrapó encontrándole. Pero noté algo que jamás había notado en él. Nunca en mis tantas visitas a esta librería, con el objetivo de verle a él, distraído por la excusa de mi pasión por la literatura.

Él me miró, con una diminuta, casi imperceptible sonrisa –tan mínima que pensé que las lagrimas me habían difuminado la imagen de él, engañándome. Parpadeé por primera vez en un tiempo indefinido, confundida. Y fue como reaccionar a ese hechizo: me logré mover al fin, todavía turbada y sorprendida. Y con mis mejillas adornadas de unas pinceladas de un color carmín leve me levanté abochornada. Por el rabillo del ojo noté su inquietud y su pequeña sonrisa se difuminó.

Me miró tomar el libro y perderme en los estantes de la gran librería. A mi espalda escuché el ruido de una silla raspar el suelo con delicadeza y unos pasos apresurados. Yo soy pequeña y de piernas cortas, por lo que le sentí cerca, me veía, a mi espalda, pero no me detuve.

Cuando encontré el estante de donde había sacado el libro, me apresuré en guardarlo y me giré, comenzando casi a correr. No volví a sentir el paso de aquél muchacho que me alborotaba. Me sentí segura al salir de la librería.

—¡Oye! ¡Espera!– fue extraño escuchar su voz varonil por primera vez dirigida a mí. Intenté ignorarlo y apresuré el paso pero él me seguía— Por favor, detente—dijo, y fue como si me hubiera enviado una orden. Algo asustado y ruborizada me di la vuelta, con las manos en el pecho y los ojos como platos, en notable sorpresa. Él me alcanzó al fin.

Y la más estúpida cosa que se me ocurrió hacer fue tartamudear. Me sentí terrible, me sentí boba. Me preocupé de lo que pudiera pensar de mi hasta ahora, con toda la escapada y todo incluido.

—Yo… no quería… yo no esperaba... yo… eh, quiero decir…–me sentí intimidada cuando él me miró extrañado y me regaló una sonrisa de suficiencia. Él sabía que me ponía nerviosa y lo disfrutó. Y yo me molesté por ello. – ¡Uchiha-san, esto no es divertido!

Quise golpearme la frente contra el faro más cercano, o en su defecto, tirarme a la avenida en donde algún carro, con mucha suerte, podría atropellarme.

—Fascinante, sabes quién soy. No me sorprende demasiado, de todos modos.–dijo arrogante con una sonrisa victoriosa.

Me di la vuelta frustrada y empecé a alejarme de él.

— ¡No seas un payaso!–solté enrabiada por hacerme sentir tan avergonzada. Noté que dejó de sonreír cuando volvió a detenerme.

—Espera, pequeña–me sonrojé sin saber exactamente si lo decía burlándose de mi estatura o por alguna muestra de afecto. Dudé mucho de la segunda opción. Me mostré molesta. – Te veo mucho en la librería, ¿Te gusta pasar allí, verdad? –sonó bastante ridícula la pregunta. Me sentí confundida aunque asentí sin mirarle. No me atrevía a cruzarme con esos ojos como la noche. Me perdería si lo hacía.

—¿Tiene alguna importancia?– pregunté tratando de no mostrarme nerviosa en ningún momento, aun sin mirarle fijamente. No serviría de nada si le veía.

Soltó una risa burlona, tal vez captando mi intento de alejarme o de evitar que me viera tan débil frente a él. Era más impresionante de cerca.

—Ninguna en especial–dijo desinteresadamente, y no comprendí la conversación. Estuve a punto de abrir mi boca para preguntar algo y agresivamente alejarme de allí, a la defensiva, pero él se adelantó a cualquier paso que yo pudiera dar.– ¿Cuál es tu nombre?

Fue ridículo, nuevamente. El sentimiento de tristeza fue imposible de evitar y ocultar. Mis fuerzas flaquearon. "Claro, él no me conoce. Nunca ha visto este libro, no sabe su titulo".

—Haruno Sakura…–susurré despacio. Tan despacio que podría no haberme escuchado. –Me tengo que ir…–dije al sentir que no podía evitar más la tristeza. Necesitaba alejarme, o me humillaría a mi misma llorando frente a un desconocido. Un adorado desconocido.


Bueno, espero que les guste.

Según sus reviews, veré si es buena idea continuar de largo con la historia.

así que comenten mucho y bonito (:

Adieu~