Disclaimer: los personajes utilizados no me pertenecen, pertenecen a la autora de Harry Potter J.K: Rowling
Aviso: Este fic participa en el reto de octubre del "torneo de los tres magos" del foro "la noble y ancestral casa de los Black"
Miedo a los libros (bibliofobia)
Sirius Black era uno de los estudiantes considerados más brillantes de su generación, a pesar de ser también el bromista número uno, estaba entre los diez primeros de su curso, y eso no era algo que se lograse por su cara bonita, la cual por cierto la tenía, eso era digno de ser admitido. El secreto tras sus calificaciones estaba en su capacidad intelectual, la cual había trabajado para recordar, recordar lo que escuchara y se enseñara en cada materia, podía tomar notas o leer los apuntes de sus compañeros pero nunca, bajo ningún concepto, acercarse a un libro, aquello sí que lo superaba.
Cuando se acercaba a un libro o entraba en la biblioteca, un sudor frio comenzaba a deslizarse por su rostro y espalda, notaba el latir de su corazón en las arterias de su cuello y comenzaba a sentir rápida y agónica su respiración; por suerte para él nadie notaba esto, y su orgullo, le impedía reconocer que sentía un miedo más allá de lo controlable a estar cerca de un libro. Era algo que solo se guardaba hacia él, y por suerte nadie había llegado a ver nunca a su boggart.
Un día hablando de la naturaleza del miedo, un compañero y amigo suyo Remus hizo una observación que lo llevo a pensar detenidamente en ello
- El miedo a algo está basado en lo que hemos vivido o nos ha ocurrido; todo miedo tiene un origen y una razón
Tras sus reflexiones tuvo que admitir que tenía razón respecto a esa afirmación, al menos en su caso recordaba como uno de los libros que tenían en casa sus padres lo había perseguido cuando tan solo era un infante de tres años por toda la casa intentando comérselo además de haber visto a su hermano Regulus tirarse una estantería entera de libros con tan solo unos meses y sus padres estar más preocupados por el daño ocasionado a los libros que por las heridas del otro, con estos sucesos normal que le aterrasen los libros, normal que soñase con libros empuñando cuchillos, espadas y dagas ceremoniales. Lo único que le aliviaba, era que no se había puesto a gritar por el momento nada de libros asesinos, ni quería ponerse ahora a hacerlo.
Años después su miedo vario un poco, ya no soñaba con libros armados hasta la última página, ahora soñaba con libros dentro de las ropas de los dementores.
