02 de diciembre del 2012

Mi querido Ren:

Ahora que estoy sin ti, miro lo mucho que realmente significabas para mí; veo aquello que nunca vi. Ahora que no estás, tan solo minutos que pude evitar, han pasado ya más de dos meses desde aquel día, estoy sola en este mundo, sin nada y sin nadie; ya ni siquiera estas tu, este fue el mundo al que me condene. Me he condenado a vivir sin ti, vivir sin nada ni nadie, querías conocerme, pero mi miedo me ha impedido mostrarte quien realmente soy.

Soy lo que soy, un poeta, un muerto, un nada. Yo nunca busque el príncipe azul, solo buscaba algo que fuera real, pero la realidad se transformo en sufrimiento, el sufrimiento en soledad. ¿Qué es lo que quieres conocer?, soy solo una muñeca rota; una que te amo y una que nunca te mereció.

De qué sirve tratar de tener esperanza, si la pierdo, soy la muñeca rota, la que quería sentir tu amor un poco más, la que siempre termina odiándose a sí misma por sus errores; ¿te has arrepentido de haberme amado? Yo me arrepentí de haberte perdido y de no haber confiado en ti.

¿Qué es lo que querías conocer?, ¿algo que nunca ha valido la pena?, soy solo una muñeca rota, una que siempre te necesito. Y ahora te pierdo, te pierdo, ahora si ya no podre recuperarte jamás. Este es mi camino, el que por mi maldito error estoy condenada a caminar.

Te amo, pero es mejor que seas feliz; se feliz con alguien que realmente te haga feliz. Busca tu felicidad. Y yo tal vez muera en silencio como la muñeca rota que soy, espero seas feliz, por ti, por los dos… cuando amas solo buscas la felicidad del otro ¿no? Me aparto de tu vida con el sueño de que encuentres tu felicidad.

No espero que leas esta carta, la verdad, estoy segura de que nunca la encontraras. Estaré rogando para que seas feliz amor mío; en otros brazos, con otro amor.

Te amo.

ATTE:

La que alguna vez fue tu muñeca rota

Frederica Bernkastel