Nota de Queso:

No es por nada, pero es secuela de "Mariposas para los Muertos" y es recomendable leer el anterior para saber. Pero eres libre de leer...


Un tiempo más tarde

"Natalie, ¿Sabes donde está mi esposo?"

"Lo siento, señora Agreste, el señor salió hacía poco y no ha dicho cuando volvería"

"Avísele nada más llegar que vaya a mi estudio"

Sonrió a la secretaria y se encerró en su estudio. Era un estudio bastante pequeño comparado con toda la casa, su escritorio era reclinable para poder trabajar tanto de pie como sentada y tenía una ventana al exterior. Se quitó el chal para dejar que los brazos se movieran con total libertad. Lo necesitaba si quería terminar de diseñar una de las nuevas prendas para la colección que iban a sacar. Realmente no tenía inspiración, pero sentía la imperiosa necesidad de ocupar su mente con lo que fuera y le daba igual estropear día de trabajo solo por otra escapada de su marido...

No. No le daba igual. Estaba jugando con el pan con el que alimentaría a su futuro hijo.

Dejó el lápiz en una de las latas que usaba como lapicero y cogió su humeante taza de café con leche antes de ir a la ventana. Simplemente no podía dejar despejada la cabeza para crear. nHabía sido un camino muy largo, muchos tropiezos y mucha sangre. Marinette se acordaba de cuando todavía se apellidaba Dupain-Cheng y vivía sola cerca de la comisaría esperando resolver los mejores casos. Ayudar a que París fuera un lugar mejor. No podía olvidarse del caso de Manon, de los documentos sobre la verdadera muerte de la señora Agreste y como el padre de Adrien, el señor Agreste, ejercía su justicia como Hawk Moth y sus mariposas para los muertos entre otros casos que de menor importancia. Aun se preguntaba, a pesar de que había dejado todo aquello detrás con un gran peso de tiempo, seguía martirizando su cabeza. Los nombres, datos de victimas... todo.

"Seguro que has ido a verlo" sonrió ella antes de llevarse la taza a los labios para darle un sorbo. Ese pensamiento no nació solo, ver el cuadro que Adrien no fue capaz de tirar de su madre evocaba pensar en su marido y padre de su único hijo.

Ella no era como las demás esposas chismosas, se había curtido de heridas de guerra como policía y detective, y la experiencia le decía que Adrien no estaba con otra mujer. Tenía un corazón demasiado blando como para dejar a su padre sin vigilancia en la cárcel. Las cuentas, las horas, esa agenda tan organizada lo decían todo, lo delataban a la perfección. A pesar de saber que era por algo noble, no dejaba de sentirse un tanto decepcionada, pues con ello rompía su promesa. Típico en él.

"Señora Agreste, tiene una visita"

"Si no tenía planeado ver a nadie, Natalie" le replicó bastante sorprendida, pues no era capaz de imaginar quien pudiera ser

"Dice que es urgente que la vea, un tal Jefe Damocles"

"¡Digale que pase!" lo dijo de una forma un tanto atropellada, pero le dio igual. Aun se acordaba de aquellos compañeros de trabajos, de unos más y de otros menos, pero el jefe Damocles era una de esas personas muy difíciles de olvidar. Se quedaban grabadas por su firme carácter y convicción, cuyas ordenes y misiones tenía un porque estratégico para la paz de París. No podía negar que le causaba una enorme duda el no saber que hacía su antiguo jefe en su nueva casa, pues no lo veía desde hacía tiempo. Esperó de pie a que pasara la imponente figura del jefe de comisaria. "Señor Damocles" dijo de forma cordial y un saludo con la mano para dejar patente ese cambio de vida "hacía tiempo que no sabía de usted"

"Bueno, hace tiempo que no pasaba nada "interesante" por la gran ciudad"

Se percató al momento del tono irónico que encerraba aquel "interesante". Desde el caso de las Mariposas para los Muertos, todo estaba completamente diferente, una calma que notaba satisfactoria, con unas heridas que cambiaron su forma de ver todo completamente. Damocles sabía perfectamente de eso, pero, si estaba ahí, era por algo que debía ir por esos tiros.

"...tengo que pedirte un favor personal, Dupain-Cheng" su semblante cambió de inmediato, dando a notar que era un tema realmente serio. Del que requería a la Marinette Dupain-Cheng que había conocido como novata en la zona de asignaciones con una primera misión muy triste.

"A..."

"No le quiero pedir a la nueva Marinette Agreste lo que puede hacer Marinette Dupain-Cheng"

"No investigo más. No soy detective y..." decidió callarse. Aun no le había dicho a Adrien que estaba embarazada y mucho menos la primera persona debía ser su ex-jefe. Debía pensar no solo en ella, en la criatura que estaba dentro de ella. Su hijo. Eran palabras mayores y le daba igual que fuera una misión por París: no arriesgaría ni un cabello en una petición de detective.

"Tranquila, no es nada importante. Es solo que me busques una cosa. Una joya"

En ese momento, Marinette se desarmó por completo. Era una petición realmente tonta. Todo había dejado de tener sentido.

"Señor Damocles..."

"Mira, te dejo este dossier. Si accedes después de leerlo, dentro está mi número personal. Cuento contigo, Dupain-Cheng"

Damocles se marchó como vino. Marinette miró el exterior de aquel dossier: su exterior era idéntico al que usaba para sus trabajos y la que contenía el informe médico que confirmaba su embarazo. Lo dejó encima de aquel escritorio mientras intentaba perfeccionar sus nuevos diseños. Paso un tiempo exagerado hasta que decidió dejar su trabajo para ver lo que contenía aquel dossier.

Su sorpresa fue mayúscula al ver que la joya en cuestión era una gran pieza alargada, como un palo para enredar el pelo, hecho enteramente de jade, ornamentado de algunas pequeñas brillantes piezas costosas. Cualquier dama se derretiría ante semejante belleza que combinaba con soltura la elegancia y sofisticada unión que se enredaría en su pelo. Pero solo era eso, nada más que una foto dentro de un gran dossier y los datos escritos, datos que realmente eran paja.

¿por qué le pediría el jefe buscar una joya? ¿por qué a esas alturas, y no antes de dejar el cuerpo o pasar la misión a la persona que relevo su puesto?

Tener tantas incógnitas levantaban en ella un deseo bien guardado de volver a sus andadas de detective. Misterio y elegancia juntos hacía un cóctel irresistible. Y, visto lo que era, la finalidad no era solo para Damocles. ¿una pareja? ¿un comprador? ¿una memoria familiar? Quería saciar todas aquellas preguntas de inmediato.

Lo tenía decidido después de horas de meditación y pensar en los riesgos, a un atardecer un tanto frío en aquella sala: necesitaba ser participe de una nueva y discreta historia independientemente de si lo necesitaba saber París o Adrien.

"Natalie me ha dicho que ha venido Damocles... ¿Qué quería?" fue lo primero que preguntó bastante preocupado Adrien nada más llegar, algo que molestó a Marinette

"Me quería dar un... trabajo. Buscarle una joya como la detective que era antes" dijo con una sonrisa "he aceptado. Quiero saber que será de esa joya cuando la encuentre"

"...¿estas de broma?" la reacción de Adrien no fue para nada la esperada. Su sorpresa era más que evidente "No me mirés así. Marinette... ahora eres ama de casa, queremos tener un hijo y eres diseñadora. Esto puede afectar al negocio"

"Pero es solo buscar una joya. ¿qué puede salir mal?"

"Eres famosa, las ratas pueden salir a sacarte una foto. No"

"Estas más preocupado de la imagen que de mi, ¿verdad?" adivinó al instante. "Vale, entiendo, pero no comparto. Y es mi vida, mi misión... Con tu aprobación o sin el, lo haré"


Iepale!

Al final me termine de leer dos casos de la detective Mei Wang (Ojo de Jade y La Casa del Espíritu Dorado) escrito por Diane Wei Liang y me digo ¿why not una segunda parte?

Pues aquí está~ y no se cada cuanto lo subiré~(?)

Hasta la próxima~