Por amarte…

Village; el reencuentro de una pasión.

-¡Vas a extrañarme cuando me pierdas por completo!

-¡Sabes que odio que me presionen, Ginny!. ¿Qué hay de malo en no querer casarse?

-No es ese el punto.

-Si lo es, siempre es ESE tu punto.

-No, el problema aquí es que no confías en mí, no te abres conmigo. Y, ¡De verdad te amo y deseo entregarte todo lo que tengo pero no tienes idea de lo complicado que se vuelve pelear contra un abismo!. Te absorbes todo mi amor y no me devuelves nada a cambio.

-¿Qué el amor no debe ser desinteresado?

-Claro que si, pero ¿Dónde viste una fogata que se encendiera solo con papel?, necesita un combustible. ¡Yo necesito una esperanza!

-¿Esa es tu excusa? ¿eso es lo que me respondes si te pregunto para que quieres casarte?. ¡Es absurdo Ginny!

-No estoy pidiendo que te cases conmigo, ¡entiende!. Pido que me ames. ¡Pido que te entregues!

-ESTO es lo que puedo hacer. ¡Esto es todo lo que puedo darte!. Me conociste así, me aceptaste y me amaste así. No puedes ahora pretender cambiarme, Ginny.

-Y tú no puedes pretender que luego de ocho años de noviazgo estancado, esperarte y entregarme como lo hice, te tenga la misma paciencia. Tengo veintisiete años Harry y deseo formar una familia. No puedo darme el lujo de esperarte otros ocho años, y menos aún si ni siquiera sabes con certeza que aquellos años te servirán o no. Esperé lo suficiente y si no puedes entender esta necesidad natural y humana que tengo, entonces no podemos seguir juntos- soltó por fin. Él la miró petrificado- No entiendo de que te sorprendes- se sinceró- Hace meses que venimos discutiendo por lo mismo. Me parece que es hora de zanjar el tema.

-Y, ¿esta es tu idea? ¿este es tu gran plan para acabar con nuestros problemas?

-No sé si es gran plan, solo sé que es la única salida a esta eterna disputa- Respiró hondo- Nunca podría amar a nadie como te amo a ti, pero soy capaz de esforzarme a querer a alguien que SI quiera estar conmigo y entregarse por completo, por el resto de su vida.

-¡Pero yo si quiero!

-¿Y que con los compromisos?. ¡No quieres hijos, no quieres una casa propia, no quieres casarte…! ¡Ni siquiera quisiste una mascota!

-¿Todo esto es por el perro ese?

-¡Claro que no!. Puedo vivir sin él tanto como tú, pero no puedo vivir sin una vida propia.

-¿Estas serán tus últimas palabras?- ella lo miró de arriba hacia abajo desilusionada.

-Parece que si, ¿no?

-Entonces, diste por sentado que no te quiero.

-Sé que me quieres, pero dudo que me ames- dijo entrando al cuarto que, aquella noche, no compartirían.

Ginny se levantó al día siguiente con una sola idea. Armar su bolso y tomar el primer tren que la alejara de allí. Harry ya se había ido así que no había necesidad de volver a pelear.

Antes de irse, la pelirroja escribió una nota que dejó más tarde sobre la mesa, y al lado de esta, un juego de llaves.

"Solo espero que encuentres a la persona en quien confíes plenamente y con quien puedas entregarte y comprometerte sin presión externa. Te dejo mis llaves y la última cuota del alquiler del departamento, paga. Te ama. Ginny.

P.D: Me tomaré un tren a algún lugar fuera de Londres, prometo llamar cuando llegue a dondequiera que vaya, así que no vayas a preocuparte, ¿si?. Besos."

Se dirigió a la estación de tren, tenía ganas de hacer algún largo recorrido, ya que amaba viajar. Los viajes le limpiaban la mente y le permitían pensar con claridad.

Compró un boleto a… no supo pronunciarlo, pero salía en media hora y duraba, por lo menos, cuatro. Se sentó a esperar. No supiendo como, cayó en un profundo sueño.

El pitido del tren la despertó, anunciaba que saldría en cinco minutos. Se dispuso a tomar sus maletas, cuando notó como la muchedumbre se abría paso y era nítida la vista de Harry enfrente a sus ojos, caminando hacia ella.

-Harry, te dije que llamaría, no hacía falta…- él la abrazó con aprehensión.

-No me dejes.

-¿Qué?, Harry ya hablamos esto.

-Si, pero no soporto la idea de perderte.

-No seas absurdo. Me has perdido varias veces ya.

-Pero nunca te fuiste de casa y menos, tan dispuesta a olvidarme. ¡Quédate!

-No, debo irme- anunciaron la futura partida del tren con un segundo pitido. Los trenes británicos eran famosos por su puntualidad, y al tercer pitido, partía definitivamente.

-¡Por favor, Gin!

-No puedo esperar que cambies, como bien dijiste, así que lo haré yo. Te dejaré crecer, pero solo.

-¡No!, Ginny, de verdad te amo.

-No lo dudo- lo besó- te juro que no lo pongo en duda. Pero no me amas como me hace falta.

-Puedo cambiar eso, en serio, solo ¡quédate!. Una oportunidad, dame una oportunidad.

-Harry… el tren- él la atrajo para hundirse en un beso casi de película.

-Dame una oportunidad. ¡Déjame intentarlo, por favor!

-Siempre me dices lo mismo, te he dado muchas oportunidades, y quedarme solo prolongaría nuestro sufrimiento, entiende que no puedo seguir así, ninguno puede.

-Esta vez será diferente, lo prometo. Demora solo un día tu viaje y…- la besó- por favor- el tercer pitido se dejó oír. Ya era demasiado tarde.

-Pues- miró el tren- parece que ya no tengo opción, ¿no?- dijo con ironía.

-Te prometo que no vas a arrepentirte- volvió a besarla, pero ella lo separó.

-No, no te confundas. El hecho de que perdiera el tren no significa que vaya a irme contigo- Ella suspiró mirando para todos lados intentando retener una o dos de las lágrimas que amenazaban con surcar su pálido rostro- No tienes idea de lo mal que me hace pelear siempre por lo mismo.

-Pero Ginny, lo nuestro es diferente, no necesitamos el compromiso que asumen los demás.

-¡A esto me refiero! No puedo discutir esto una y otra vez. ¡Me duele!

-Tienes razón. Lo siento.

-Debo irme, Harry.

-No, DEBEMOS irnos, pero de viaje, los dos juntos.

-¿Qué?

-Se que amas los viajes, hagamos uno que dure este fin de semana, y veamos que sucede. Solo tu y yo, prometo que no habrá nada más importante que todo esto que siento por ti. No podría perderte sin intentar hacer algo para conservarte, antes. Hagamos que sea espontáneo- La abrazó.

--

Habían alquilado un auto descapotable, de los antiguos, ya que así como había sucedido con la casa, él nunca había querido comprarse un auto por más pequeño, grande, lujoso o simple que fuera. Hacía varios kilómetros de ruta sin civilización ni nada, que transitaban sin hablar, solo mirándose de vez en cuando, o compenetrándose en cómo hacer para que funcionara sin presionar o intentar cambiar al otro. Se amaban y se notaba a millas de distancia, pero había hechos más fuertes que su amor. Ginny, ya cansada del silencio y la estúpida sonrisa en el rostro del morocho, no pudo evitar alterarse.

-¿Esta era tu idea Harry?. No tenemos nada de que hablar… Una cosa es pensar y disfrutar de compañía ajena, pero es obvio que ambos estamos en nuestros pensamientos, y por lo que parece, los míos son mucho más trágicos que los tuyos. No soporto la idea de no poder hablar para evitar una discusión.

-¿Me permites no responderte a ese comentario?, no quisiera que, de hecho, empezáramos a pelear. Quiero estar contigo, pero no es necesario hablar ¿no?- Ella bufó descontenta.

-Haz lo que quieras.

-No hablemos, pero… podemos cantar- encendió la radio.

-No quiero cantar…- miraba para su lado de la ruta.

-Entonces yo te canto. Tu solo escucha…- subió el volumen de una canción que le sonó familiar.

Amar es una cosa especial

No es un viene y va

Amar solo te pasa una vez

pero de verdad

Amar es cuando solo piensas

en donde estará

-Si intentas que me "desenoje" contigo así…

-…Lo lograré ¿verdad?

Amar es como un milagro

difícil de explicar

Amar es cuando la proteges

de la lluvia y el viento

Amar es cuando tu la abrazas

y te olvidas del tiempo

Amar es cuando tu la ves

y te pones nervioso

Amar es cuando te das cuenta

de tus sentimientos

-De verdad te amo…- solo le dijo algo cohibido como siempre le sucedía cuando intentaba demostrar lo que sentía su cuerpo, su alma, su corazón.

-Lo sé…- lo miró- Y aunque dudara, tu cara me lo diría todo. Sé que eres incapaz de mentirme… Pero…- se calló. No hablaría para discutir, eso ya estaba decidido.

Por amarte robaría una estrella

y te la regalaría

Por amarte cruzaría los mares

solo por abrazarte

Por amarte juntaría la lluvia

con el fuego

Por amarte daría la vida

Solo por besarte

-Paremos aquí, ¿quieres?- habían comenzado a transitar por un tramo de ruta, en boulevard. Bajó la velocidad y estacionó al costado de la ruta bajo un hermoso ciprés- ¿quieres tomar algo?

-De acuerdo.

-No quiero parecer insufrible, Gin, pero, ¿vas a estar así todo el fin de semana?

-Y, ¿Cómo quieres que este?. Necesito que comprendas esto… para mi no tiene sentido si no tiene futuro.

-Pero importa lo que sucede ahora. Importa que estoy contigo, que intento que esto funcione como estuvo funcionando estos años. El futuro es tema aparte, ¿Por qué te importa tanto ahora?

-No lo sé. A lo mejor comienzo a sentir que los años se me están escapando muy rápido, y… quiero hacer algo por mí, quiero tener mi propia familia y… si contigo no puede ser…- se calló nuevamente.

-Dilo…

-Solo sé que no puedo seguir tejiendo un abrigo que SÉ que me quedará corto a la hora de usarlo. ¿Me entiendes, Harry?- ambos silenciaron. Ella lo miró con melancolía y tristeza- Llévame a casa por favor. Esto no me gusta. No me hace bien- él suspiró. La conocía a la perfección y no podía hacer nada para prolongar el viaje si estaba en esas condiciones.

-Bien…- se limpió las manos y subió al auto- Solo espero que sepas lo que tienes decidido hacer. Siempre me dices que seré yo quien te extrañe cuando tú te vayas por no haber aceptado tus términos, pero creo que tú sufrirás tanto como yo cuando veas que las cosas pudieron tener un punto medio.

-No puedes pretender comprarme con eso, cuando yo esperé que el punto medio llegara durante ocho años, y aún no está ni cerca.

--

-Hace tres horas que debimos haber llegado Harry…- decía molesta- No hicimos tanto como para no llegar en un día. Son las diez de la noche.

-Bueno, a lo mejor me equivoqué de camino al cruzar por ese pueblito que… ¿Cómo se llamaba?

-No tengo idea.

-No te enojes, busquemos donde dormir y te prometo que mañana estás en casa de nuevo, libre de escapar de mí- ella sonrió.

-Bien.

Llegaron a un pequeño pero hermoso pueblo al estilo europeo antiguo. En él había un solo hotel, y aunque parecía ser un pueblo sin mucha fama, aquel hotel era lujoso y estaba muy bien preparado para alojar a unas cien personas, como mucho.

-Conseguí la suite- dijo el morocho contento haciendo sonar un pequeño llaverito en sus manos.

-¡Genial!- él la tomó de la mano a lo que ella quedó algo sorprendida. Hacía mucho que entre peleas o demasiada pasión, no se tomaban de las manos, y había comenzado a acostumbrarse a ser algo fría a su lado. Pero a la hora de ser tomada, apretó su mano con aprehensión y comodidad. Se dirigieron al ascensor.

-Piso…- miró las llaves- 812…

-Harry, hay solo 10 pisos…- miró las llaves- ¡Tonto!, ese es el número de habitación.

-Oh!, ya me parecía algo raro- sonrió avergonzado.

-Piso 8- apretó el botón y aguardaron ser transportados.

Al llegar, lo primero que ambos hicieron fue tirarse en la inmensa cama de algarrobo. El acolchado y al parecer también las sábanas, eran exportadas, porque ninguna de Londres tenía la calidad y suavidad de aquella tela.

-¡Me quedaría a vivir aquí!- dijo la pelirroja.

-Somos dos…

-No fue uno de los mejores viajes…- dijo la pelirroja.

-Ginny no empieces.

-…pero esta es la mejor habitación que ocupé. ¡Déjame terminar!

-Lo siento.

-¡Chocolates!- tomó un paquete de encima de la almohada- ¿quieres?

-Obvio.

Pasaron media hora acostados, entre que se comían los chocolates, y se cambiaban de ropa. Ambos se ubicaron bajo las sábanas pero aún sentados en la cabecera de la cama.

-Creo… creo que podríamos intentar que funcione…- dijo Ginny- esto de quedarnos aquí el fin de semana, y luego volver, ¿Qué dices?

-Si... nuestro último viaje juntos- dijo con depresión.

-No pienses en eso. Ya habrá tiempo para eso- Ella lo besó- Te amo- le sonrió y se acostó.

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-¿A quien se le ocurre salir a conocer "Village" a las nueve de la mañana?

-¿Cómo sabes que se llama "Village" el lugar?- Preguntó Ginny.

-No lo sé, pero desde que los americanos se independizaron, todos los pueblitos se llaman "Village"- Ginny se echó a reír.

-Que snob…- reía.

-Si, pero te reíste.

-Es un hermoso lugar…

-Le falta algo de jardín ¿no crees?

-Si, puede ser. ¡Oye!, ¿puedo manejar yo?

-De acuerdo- cambiaron asientos. Ni bien comenzó a andar, él se puso nervioso- ¡CUIDADO!- clavó los frenos- ¡Ginny!, cuidado…

-Lo siento.

-Manejas horrible…

-Pues, fuiste tú quien me enseñó. No es mi culpa.

-Sal del volante.

-No!

-Si… déjame, no pondré en peligro mi vida por ti- ella clavó sus ojos asesinos sobre los suyos- ¿Qué?

-¡TEN!- se bajó del auto y se subió en el copiloto.

-Y, ¿ahora que hice?

-Menos mal que no voy a casarme contigo- gruñía la pelirroja- eres un insensible…

-Pero…

-Llévame al hotel, por favor.

-¿vas a enojarte porque casi nos matas?

-¿Vas a recibir un golpe por no llevarme al hotel?- le respondió con el mismo tono. Él refunfuñó y volvió a encender el motor.

-Has lo que quieras Ginny, de verdad ya me estoy cansando.

-Pues por suerte no volverás a verme- Cada palabra que salía de esos hermosos labios le dolían en el pecho. No podía imaginarse sin ella. Era su todo, pero ¿Por qué no podía entender que no podía, que no quería compromisos?. No tenía la menor idea de cómo volver al hotel pero tomó cualquier camino con seguridad para que ella no dudara que estaban perdidos.

-Al menos me ahorraras dolores de cabeza.

-¿Yo te doy dolores de cabeza?. Si fuera por los dolores que cada uno causa, yo ya estoy muerta- No quería mostrarse vulnerable, pero ella parecía ser consiente que cada palabra suya rasguñaba su corazón. Y a ella se la veía tan bien que le daba rabia.

-¡Ojalá supiera donde mierda está el hotel para dejarte en él y no tener que escucharte más!

-¿si?, ¡¡y ojalá yo…!!- se calló- ¿Cómo "ojalá supiera"? ¿no sabes donde estamos?

-¡Si que sé! ¡Estamos en Village!

-Eres un tonto.

-Si, por dejarte manejar, casi nos matas, ¡Y encima hiciste que me perdiera!

-Pues ¿sabes que?, Si me dejaras en el hotel no tendrías que volver a verme, pero… ¡Aguarda!... ¡NO SABES DONDE ESTÁ!

-UHHHHHHHHH- gritó para descargarse. Luego respiró hondo- Eres una infantil…- solo dijo.

-¿Con quien me comparas?, porque que yo sepa tu no eres muy maduro si sigues en la ideología adolescente de "NO QUERER COMPROMISOS".

-De acuerdo, ¡SE ACABÓ!- frenó el auto de golpe haciendo que ambos casi salir expulsados por el parabrisas.

-¡¿Qué haces?!- La tomó por el cuello y la atrajo en un beso que era mezcla de rabia, deseo y desesperación. Increíblemente la tranquilizó.

-Si es tan importante para ti, entonces… ¡Casémonos!

-¡Jamás me casaría con…!- dijo en una postura ofendida, se detuvo y lo miró- ¿Qué?

-Que nos casemos- le señaló una pequeña capilla- estoy dispuesto a cerrar los ojos, a anular todos y cada uno de mis pensamientos al respecto, y casarme contigo…

-Y, ¿Por qué, si hasta segundos atrás me odiabas?

-¡Nunca podría odiarte!...

-No parece…

-¡Casémonos!, ¿eso quieres?, estoy dispuesto…- ella miró de reojo la capilla.

Continuará…