Tiempos

Romántica

Esa mañana Usami Akihiko se despertó con un humor peor de lo normal. Normalmente cuando Misaki entraba, su mal humor se desvanecía y se concentraba en pasar una linda mañana con su amante, con quien poco a poco comenzaba a tener una relación aún más estrecha que antes, pero esa mañana no fue así. Para empezar, Misaki no había entrado a su habitación a dejarle el desayuno, cosa que le extrañó, por segundo, en la cocina se escuchaba un terrible sonido como si alguien estuviera tirando todas las ollas. Akihiko se puso una almohada sobre su cabeza y volvió a acostarse, intentando conciliar el sueño hasta que su pequeño amante entre a la habitación. Sin embargo, no pasó, ni lo primero ni lo segundo… y para variar, el insoportable ruido de ollas seguía atormentando su calmada morada, dispuesto a terminar con ese maldito sonido de una vez por todas.

Abrió la puerta de su habitación, esparciendo una terrible aura negra por toda la casa. Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió, intentando relajarse con ello. Lentamente se desplazó hasta la escalera, bajando. El ruido de ollas se había calmado, pero en vez de eso, se escuchaba como si alguien estuviera masticando algo crocante. Fue hasta la cocina, y ya antes de entrar, vio unas cuantas ollas desparramadas y algunos cereales tirados por el suelo. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Una rata? ¿Un ladrón? Preparó sus puños por si llegaba a ser lo segundo. Lentamente caminó hasta la cocina, agarrando una olla, listo para atacar sea lo que sea. El sonido se hacía cada vez más fuerte, y rápidamente dio un salto y preparó la olla.

—¡Te tengo! —gritó con su cigarrillo en la boca.

—¡Waaah! —oyó, y para cuando se dio cuenta, un montón de cajas de comida se cayeron, impidiéndole el paso.

—¡¿Qué diablos?! ¡¿Quién está ahí?!

—¡Por favor, no me mate… solo quería comer algo!

Esa voz… alguna vez en su vida la había escuchado.

Pateó todas las cajas, y allí, tras una de las puertas del mueble donde guardaba los cubiertos y vasos, unos ojos verdes y una cabellera castaña desordenada se asomaban, mirándolo con miedo e inseguridad. Unas diminutas manos acompañaban aquella escena colándose sobre el borde superior de la puertita.

—Pe-perdón… —susurró.

Akihiko soltó la olla… y su cigarrillo cayó de la boca, apagándolo inmediatamente. Quedó quieto, con sus ojos abiertos a más no poder, viendo aquella diminuta figura…

—¿Misaki?

—Oh… umm… sí… ese es mi nombre… —dijo el otro, saliendo apenas de detrás de la puerta.

—¿Misaki Takahashi?

El niño salió de allí y se paró frente al escritor, sacudiendo sus ropitas algo manchadas y con restos de comidas.

—Síp, ¿cómo sabe?

—Tú no eres Misaki…

—Auhm… sí, sí lo soy.

—No, no lo eres.

—Que sí lo soy…

—No.

—¡¿Cómo no voy a saber quién soy?!

—¿¡Cuántos años tienes!?

El niño quedó callado, e inmediatamente desvió su mirada. Akihiko notó como las mejillas del niño se sonrojaron un poco.

—Responde —dijo con frialdad, cruzándose de brazos y mirándolo con superioridad.

—Y-Yo… no lo sé…

—¿Eh?

—Y-Yo… ¿usted no es familiar mío?

Akihiko lo pensó unos segundos, pero luego negó.

—Oh… yo… ¿me creería si le digo que no recuerdo nada más que mi nombre? —preguntó el otro jugueteando con sus dedos.

—¿A qué te refieres? ¿Quién eres y como llegaste aquí?

—Yo… desperté esta mañana aquí… no sé como, y no sé de dónde vengo… y no tengo ningún recuerdo antes de despertar hoy aquí. ¡No fue mi intención destruir su cocina! ¡Saqué los cereales y todo cayó!

Akihiko alzó una ceja y suspiró.

—Llamaré al orfanato —sentenció dando media vuelta, sacando su celular para buscar en Internet el número de tal lugar.

—¡No por favor!

—¡Misaki, ¿dónde estás?! —gritó, dirigiéndose a la planta alta para buscar a su amante. El niño iba tras él.

—Yo soy Misaki…

—Tú no eres Misaki.

—Sí lo soy.

—¡Cállate, yo sé quien es Misaki! Deja de responderle a un adulto.

El niño quedó callado y simplemente continuó siguiéndolo. Akihiko se dirigía a la habitación del universitario.

—Misaki, ¿dónde…? —Akihiko quedó callado. La habitación de Misaki estaba casi vacía por completo. Solo estaba la cama y el ropero, pero todos los cajones estaban abiertos y vacíos. El escritor entró a la pieza casi desesperado, comenzando a buscar bajo la cama, tras el armario, e incluso golpeó las paredes esperando encontrar una especie de pasadizo secreto o un portal a otro mundo. Pero nada. No había rastros ni de Misaki ni de sus pertenencias.

—¡Oh, yo me desperté aquí! —dijo el niño al entrar a la pieza, yendo a sentarse a la cama—. Estaba desnudo en esta cama, y busqué ropa allí —señaló el ropero—, y encontré esto que tengo puesto… —aquello que llevaba puesto el niño era una de las camisetas de Misaki, la cual le quedaba bastante grande, y bajo ella se notaban unos shorts también del desaparecido universitario, que al niño le quedaban como pantalones sueltos.

Usagi comenzó a desesperarse. Salió rápido de la habitación, yendo hacia el baño. Abrió la puerta de un portazo, pero no había nadie. Fue a la habitación de los Suzukis… tampoco había nada. Se dirigió a su cuarto de juegos, pero simplemente la bocina de su tren que nunca había terminado lo recibió. Bajó a la planta baja, buscó en el baño de aquel piso. Tampoco nada. Ya más que desesperado tomó su teléfono y buscó el contacto de Misaki… pero no estaba. ¿En qué momento lo había borrado?

—Etto… ¿este tal Misaki… quién es? Se ve que lo quiere mucho… —oyó tras de sí. El Usami, totalmente cegado por su desesperación, tomó los hombros del niño, casi elevándolo por los aires.

—¿¡Quién eres y qué hiciste con mi Misaki!? —gritó con furia, pero inmediatamente lo soltó, notando que estaba descargándose con un niño que ni siquiera conocía. Se enderezó y masajeó su cien—… no pierdas la calma, Akihiko… piensa donde podría estar… no creo que haya huido… vamos… no pudo haberse ido, ¿verdad?

El timbre de su casa sonó.

—¡Ah, Misaki! —Akihiko casi corrió hasta el portero, pero cuando presionó le botón, la voz de Aikawa se escuchó con suma furia.

—¡Sensei, la reunión de hoy! ¡Dígame que ya está listo!

¿Reunión? Nunca olvido las reuniones…

—¡Sensei, ábrame la puerta!

Usami seguía en sus pensamientos, preguntándose donde estaba su amante… hasta que la puerta de entrada comenzó a ser golpeada repetidas veces.

—¿Huh? Hay alguien en la puerta… —el pequeño se acercó a la puerta… sin embargo, antes de que pudiera siquiera tocarla, esta se abrió y una mujer bastante joven, de unos… 25 años, quizá, entró molesta y gritando, yendo directamente hacia el Usami.

—Usami-sensei, usted tiene hoy su reunión para su nuevo libro… ¡y sigue aquí en pijama! ¡Vamos, cámbiese!

El niño miro hacia todas partes, sin entender bien la escena.

Akihiko estaba cabizbajo, desganado, preguntándose aún por Misaki. Una prenda cayó sobre su cabeza; suspirando la sacó y levantó la mirada. Notó a Aikawa… con muchos años menos de los que la recordaba. Sorprendido, se acercó a ella, y puso una de sus manos sobre el rostro de ella. No parecía operada… y lo hubiera sabido si llegaba a ser así…

—Aikawa… ¿qué te hiciste en la cara? —preguntó. La editora lo miró alzando una ceja.

—¿A qué se refiere, sensei? ¡¿Acaso tengo una arruga?! —la editora rápidamente se dirigió al espejo de la sala, mirándose su rostro. Akihiko la siguió con la mirada… y notó… una falda corta, una camisa escotada, hombros mostrados, una espalda reluciente… ¿qué rayos había pasado con Aikawa? ¿Qué había pasado con su vieja editora a punto de pisar los cuarenta? —… No tengo nada raro, ¿se siente bien, sensei? —Aikawa se acercó a él… pero su camino fue interrumpido al notar… —¡Eh! ¿¡Y este niño!? ¿Acaso adoptó, sensei? ¿O es sobrino de usted? ¡No me diga que Haruhiko-sama tuvo un hijo y no me enteré!

—¿Qué idioteces dices? Haruhiko morirá virgen… y sabes que odio los niños, este niño apareció hoy aquí e hizo ese desastre en la cocina… por cierto, ¿dónde está Misaki?

—¿Misaki? ¿Quién es Misaki?

Akihiko se desesperó nuevamente… pero no lo demostró. Suspiró profundo, intentado tranquilizarse interiormente y miró a Aikawa.

—Misaki Takahashi… ya sabes… mi…

—¿Su?

—¡Mi Misaki!

—¿¡Quién es Misaki!?

—Uhm… yo me llamo Misaki Takahashi… —se oyó la dulce voz del niño. Akihiko lo miró… examinándolo de arriba a abajo. Sacó su celular y buscó… cierta foto. Para su suerte aún la tenía. La foto de cuando Misaki era niño. Miró al pequeño y miró la foto… realmente eran similares… pero… No podía ser… y por otro lado, ¿por qué su vieja y bruja editora se veía diez años más joven? Había muchas cosas que no comprendía… ¿qué rayos estaba sucediendo?

Lallalalalalalalalalalalala HE VUELTO PERRAZ. Bue

La última vez que publiqué acá era una linda niña de trece años con muchos sueños y mucha fe en la gente. Ahora no bue. Tengo quince ahora, a la mierda que vieja que estoy.

Bue, primer cap de este fanfic de junjou romantica que incluirá a las cuatro parejas (Romántica, Egoísta, Terrorista y la de Isaka y Asahina que no me acuerdo lol)

Eeeeen fin, ojala que les guste. Gracias por leer si llegaste hasta acá.