"La verdad de sus corazones"
Capítulo 1:
"Impresión a primera vista".
Siete pequeños niños, esperaban solos en una congestionada calle esperando a que "cualquier" persona los llevara gratis a la zona de Odaiba de la ciudad de Tokio; cada uno de ellos estaba algo ansioso, ya que no querían llamar la atención con sus llamativos "animalitos de peluche".
¡Lo sabía!- Gritaba algo exasperado, un chico de cabellos claros y ojos azules-¡Nadie en esta ciudad nos llevará gratis! ¡No te exasperes, Matt!- Intentaba calmarlo un chico moreno con unas lentes de aviador puestas sobre su cabellera-Es cuestión de paciencia, ¿no estarás esperando que una limosina llegue como si nada a recogernos?... ¿o si? – hablaba en tono burlón, haciendo que Matt se exasperara más. ¡¿Saben cuál es su problema?!- Preguntaba con un tono picarón, una chica de cabellos claros y un vestido de vaquero algo inusual, ya que era color rosa - Lo que sucede es que no atraen a la gente.- al decir esto los 7 chicos, parpadeaban confundidos. ¿Qué quieres decir?- Preguntó ingenuamente, un chico pelirrojo de ojos negros. Lo que intento decir es... que es algo que deben trabajar nuestras cualidades femeninas ¿verdad Sora?
La aludida, era una chica de cabellos castaños y unos jeans azul oscuro; la cual se puso algo nerviosa al ver que la joven vaquera la señalaba directamente con una sonrisa maliciosa. En pocos segundos todos veían con la boca abierta lo que hacían las dos únicas chicas integrantes del grupo... usando sus cualidades femeninas, modelaban para llamar la atención de cualquier conductor.
Esto... es... vergonzoso- Sentenció un joven de cabellos azules y de lentes. El chico de más edad del grupo. Oh, por favor Jô- Habló Tai con algo de desánimo ante el comentario de su compañero.-Eso no es nada desagradable; además, deben hacerlo por el bien del 8o niño elegido. Pero no creo que las chicas deban hacerlo de esa forma.-Habló algo nervioso Jô. Pues... yo creo... – El joven pelirrojo, hablaba algo nervioso y con un leve sonrojo- que... se están divirtiendo.
Al escuchar lo dicho por Izzy, todos vieron con una ligera gota en la frente, que las dos chicas se reían mientras posaban como modelos y mandaban besos a los conductores. (Jô tenia mas de tres gotas)
Ajena a este espectáculo, una situación tensionante se llevaba acabo, dentro de una pequeña habitación la cual estaba ocupada en su mayoría por médicos. Lo extraño de esto, es que esa habitación se encontraba dentro de un camión de metal que conducía con gran urgencia, lo cual, hacia que el movimiento de esta alterara un poco el orden de la improvisada sala de urgencias.
Ellos se encontraban atentos a todas las lecturas que daban varias maquinas que comúnmente estaban destinadas a los cuidados intensivos. Todos estaban conectados a una sola persona... una niña.
La chica aparentaba tener la misma edad que Jô. Ella estaba recostada boca arriba en una estéril camilla; aunque quien sabe si se sintiera cómoda, ya que sus muñecas, sus pies y su cuello estaban sujetos con fijas cintas y sin nada que la cubriera, todos eran indiferentes a su desnudez; pues, a pesar de tener sus ojos abiertos, se encontraba inconsciente.
Aquella niña vio indiferente lo único que sentía de todo su cuerpo... su brazo izquierdo. Allí solo vio como entre su pálida piel, se alzaban plegadas y arrugadas venas de un extraño color violeta y todas se bifurcaban, en un extraño aparato pegado a su piel.
Este vegetal, esta normal, a excepción de ese extraño injerto, no veo nada de raro.- Aseguró uno de los médicos. La verdad, es mucha vigilancia para esta pobre niña – Afirmaba tristemente una de las enfermeras que se hallaba cerca de la paciente. Pues la verdad no sabría que esperar de ella.- Confirmó un joven médico que se hallaba viendo las ondas cerebrales de la niña.-Parece como si no hubiera estrenado su cerebro. Las ondas que actúan, son solo las de las ordenes primarias. Es muy denigrante ver a esta chiquilla... – de pronto se detuvo, mientras ponía un gesto de curiosidad. ¿Qué sucede?-Preguntó la enfermera que anteriormente se había compadecido de su paciente. ¿No escuchan eso?- Pregunto intrigado el médico- Es como el sonido de un localizador o algo asi...
De un momento a otro, ese extraño "injerto"empezó a emitir un extraño sonido paulatino que se aceleraba poco a poco. Todos se asustaron al ver que a pesar de la tranquilidad que mostraba la niña, su ritmo cardiaco se aceleraba al mismo ritmo que el del extraño aparato; mientras, sus ondas cerebrales se desequilibraban.
Al mismo tiempo, el grupo de los 7 niños charlaba acerca de su ligero problema de movilización; de pronto, la calle se volvió solitaria; mientras, todos escuchaban que se acercaba sonidos incesantes de sirenas. No pasó mucho tiempo para que divisaran una brigada de motocicletas con hombres uniformados conduciéndolas alrededor de un inmenso camión. Todos se pusieron algo nerviosos, al ver que todos llevaban armas y unos pequeños radiotransmisores en sus oídos.
¿Qué está sucediendo?- Preguntó medio asombrado y medio asustado Jô. No lo sé. – Contestó Tai- Pero esto me da mala espina. Creo que deben guardar algo muy importante ahí, para que le den tan importante. No lo creo. –Confirmó Izzy, con aire de maestro- De ser algo de tal magnitud, lo más seguro, es que lo transportaran de noche, cuando no halla demasiados civiles en las calles; además de ser yo, lo conduciría en áreas solitarias y no en calles tan conglomeradas que estas ¿No están de acuerdo conmigo? Je, je, je, lo que tú digas. – Rió nervioso T.k. ante tal explicación.
Ninguno de los 7 niños, ni de sus extraños "peluches" se dio cuenta que cada uno de sus digivices empezaron a emitir un sonido como de eco.
Mientras, los médicos se hallaban sorprendidos y algo nerviosos por intentar mantener la vida de aquella pequeña paciente.
¡¡Perdemos ritmo cardiaco!! ¡¡Secuencia anormal!- Confirmó uno de los médicos.
¡¡Implanten una inyección de morfina!! – Confirmó otro. ¡¡Doctor, los pulmones no reaccionan!! ¡¡No puede respirar!! – Confirmaron asustadas varias enfermeras. ¡¡100 ml de fenobarbital y una sonda para entubarla!!–Gritaba un doctor- ¡Comuniquen este fenómeno al aeropuerto! ¡No creo posible que podamos llevar a esta niña a Inglaterra en este estado de shock!
Parecía como si todos quisieran tocar un poco de la niña; mientras, sus dos brazos eran victimas de las inyecciones y su boca era abierta para ingresar dentro de ella extraños artefactos para mantener en pie su etérea vida.
Imperceptiblemente para los médicos, una lagrima se escapó de los hipnotizados ojos de la niña; mientras, en su mente jugaba el recuerdo de varios seres extraños de todas las formas y colores. Sobresaliendo el de una bella adulta de lentes oscuros y una sombría sonrisa.
De pronto, aquella niña, pudo escuchar el eco de aquellos digivices al tiempo que una extraña fuerza salía de su injerto, haciendo que todos los que estaban cerca de ella, salieran disparados a las paredes.
Al tiempo que escuchaba cada uno de esos ecos, podía visualizar la imagen del poseedor de cada digivice.
Valor. Amistad. Amor. Sinceridad. Conocimiento. Esperanza. Luz.-Susurró imperceptiblemente; al tiempo, que todos los caídos volvían a la conciencia. ¿Qué demonios fue eso?- preguntó uno de los médicos, al tiempo que revisaba su cabeza. Creó que nuestra amiguita ya sé esta manifestando- Dijo algo burlona una enfermera. En fin. – Aseveró otro en tono duro y casi despectivo- Lo importante es que gracias a Dios, se encargaran de esta "humana" esos europeos, por que por lo que a mí respecta, ya no le quedan días de vida. Realmente, no puedo concebir ¿quién le pudo hacer algo tan atroz, a tan joven niña?- Finalizó una anciana enfermera.
Ajenos de lo que había sucedido los chicos aún no habían conseguido un medio de transporte; lo cual, ya estaba bajando los ánimos; aunque, Jô e Izzy se habían quedado algo preocupados por ese extraño desfile de carros. De pronto, uno de los "peluches" sacó de su concentración a Izzy.
Oye, Izzy – Habló un "peluche" que tenia la forma de un insecto de color rojo y de saltones ojos color verdes. ¿Qué sucede Tentomon? ¿Hace un momento no escuchaste algo?- Preguntó ingenuo el insecto. Si, yo también lo escuché. – Afirmó un pequeño dinosaurio de color naranja- Sonaba como los ruidos que produce un murciélago.
Izzy, pensó por unos segundos; pero se volvió a su compañero digimon.
Lo siento, creo que no lo escuche.
¿Tai tú no lo escuchaste?- Preguntó el pequeño dinosaurio. Con todo ese alboroto de las sirenas de hace un rato; apenas podía escuchar mis pensamientos. – Tai, actuaba algo aburrido, mientras ponía sus manos sobre su cabeza en gesto de no importarle mucho. Pues... – Jô dudó un poco al decirlo; pero, ante la curiosidad causada por tentomon lo hizo continuar- Yo si escuché un ligero sonido como de sonar; pero no me causó mucha importancia, pues no parecía de algún otro digimon, así que no me fijé de donde provenía.
Izzy ya iba a comenzar a reflexionar en su mente acerca de ese extraño sonido; pero, los gritos de las chicas lo sacaron de su meditación... ya habían conseguido a alguien que los llevara. Así que hasta ahí quedó ese extraño tema que a lo largo de toda su pelea contra los Dark Masters jamás volvió a surgir.
Pasaron tres imperceptibles años, cuando surgió una nueva amenaza contra el digimundo... nuevos niños elegidos se unieron al grupo anteriormente formado y ya había cambiado radicalmente el ambiente de cada uno de ellos. Ya eran inicios de Septiembre del 2002 y el que en una época se encontraba en sexto de primaria, ahora iba a iniciar el primer día en la preparatoria.
Jô Kido ingresó inundado de felicidad a la preparatoria de Odaiba, listo para hacer lo que más le gustaba... estudiar. Aunque se hallaba con algo de ansiedad ya que no sabría si le sus amigos y amigas de la secundaria estarían en su misma preparatoria; pues, su mayor grupo de amigos era el de los niños elegidos, así que había dos opciones para él: o quedarse con el reservado grupo de amigos que por gracia de Dios quedaran o expandirse y hacer nuevas amistades; lo cual era algo difícil, para ser uno de los jóvenes bien parecidos, era uno de los jóvenes más ansiosos y tímidos que hubiera puesto sus pies en esa preparatoria.
Al ingresar a la preparatoria, varios grupos de chicas de cursos superiores se hallaban reunidas comentando a sus viejos compañeros y sobre todo... ya estaban catalogando a los recién ingresados. Lo cual hizo surgir una gota en la frente Jô; pues, parecía que él era el blanco de las criticas.
Jô caminaba mirando hacia el piso para disimular un poco su incomodo ante las criticas ante las chicas. Hasta que su oído, escuchó algunos comentarios.
Ja, ja, ja!! Sí ¿vez al joven de cabello negro? ¡Que horror! ¡Tiene una nariz como el pico de un águila! ¡Ja, ja, ja! ¡Es verdad! ¿Y vez a esa chica de trenzas?- Comentaba otra chica- ¡Ja! ¿Quién se cree? ¿Pippi Medias Largas? ¡Ja, ja, ja! Esto parece un nido de ancianas chismosas- pensaba nervioso Jô- ¿Qué me habrán criticado esas chicas? ¡Oh, Por Dios! – Musitó con un tono de asombro, mientras codeaba a su amiga.- ¡Mira a ese chico!
Jô sintió sobre si la mirada de todo el grupo de chismosas, lo cual hizo que millones de gotitas se situaran en su frente y empezara a caminar derechito como una tabla.
Es cierto... el chico de lentes... Y... cabello azul... ¡Ay, Dios! – Pensó nervioso- Van a empezar conmigo ¿De qué se burlarán?, ¿de que se burlarán?
De pronto se escuchó un gran suspiro que inundo todo el pasillo. Que no solo provenían de las dos chicas, sino de toda mujer presente.
Es divino... – Dijeron todas sin casi aire y con los ojos transformados en gigantescos corazones.
Al escuchar esas dos palabras, Jô se inundó en un hermoso color carmesí y empezó a acelerar el paso; Mientras, "extrañamente" su oído empezó a escuchar palabras como: "divino, precioso, esos ojitos, esa cabellera" e infinidad de piropos que probablemente jamás había escuchado en la secundaria.
No anduvo mucho tiempo entre los pasillos de la preparatoria, para saber donde estaba localizado su salón y lo primero que vio, le dio una gran alegría, pues, estaban sus dos mejores amigos de toda la secundaria en el mismo salón.
Uno era un joven alto y robusto de grandes ojos serenos de color café tostado; era trigueño, lo cual indicaba a lenguas que no era de raza oriental, parecía un afro americano, pero, no poseía los labios tan pronunciados. Su cabello era corto y negro. Al lado de él, se encontraba un chico de un poco más bajo que el primero e igualmente no parecía japonés. Su piel era algo más blanca. Era pelirrojo y unas pocas pecas cruzaban sus mejillas. Sus ojos eran color miel, grandes y burlones. Ambos vestían con una chaqueta color celeste, una camisa blanca, una corbata negra y un largo pantalón del mismo color; al igual que Jô.
¡Hola Superior Jô!- Gritó efusivamente él joven de aspecto caribeño-¿Cómo le fue a mi jefe en estas vacaciones? ¡Hola Kevin! – Habló muy contento Jô; mientras se acercaba donde se encontraban sus jóvenes amigos- Y no, esta temporada también la pasé en Japón, lo mas lejos que salí de mi casa fue a Kyoto por las festividades de verano. No soy como tú que se da el lujo de viajar a Curazao, Taití, San Andrés y toda isla del caribe que se te atraviese. Miren lo que nos trajo el viento- habló el joven de cabellos algo anaranjados y ondulados con una mirada picara- ¿Aun sin novia, solitario Jô? ¡No! – Respondió inmediatamente; mientras, sus mejillas se tornaban de ligeras líneas rozadas- No soy un don Juan como tú George.
Esta respuesta hizo que el aula se llenara de risas de la pareja de amigos. Lo cual puso algo incómodo a Jô. Es verdad que es bien parecido; pero, no es del temperamento del que se aventura en el mar por cualquier pez.
Veo que tú no cambiaras nunca. – Confirmo amablemente Kevin, dándole una sonora palmada en la espalda. Ejem... - Jô, tomó una postura adulta para ver si lograba incomodar a sus amigos... empezó a acomodarse sus lentes- pues yo vine acá solo a estudiar, no vine a formarme como un perro sin vergüenza como lo era George en la secundaria. Pues díganme ciego, sordo y tartamudo, pero... ¿lo que escuche hace unos momentos no fueron suspiros por ti?- la picardía de George se empezó a ver; mientras empezaba a codear picaronamente a su amigo y su mirada picarona se estaba empezando a tornar pervertida - Por que hace un momento escuche comentarios de varias jovencitas acerca de cierto amigo mío y no creo que se trataban de temas estudiantiles, sino de temas más ¿Cómo decirlo? ¿Materiales? ¡Eso... no... es... cierto!- sentenció Jô, pero, su rubor ya era lo suficiente para que George estallara de la risa. Ya contrólate, déjalo en paz.- Lo ayudó Kevin. Está bien.- Afirmó George; mientras se intentaba tragar lo que le quedaba de risa.
Jô suspiró de tranquilidad; pero el comentario que dio fin a esa discusión, le provocó una ligera sensación de intranquilidad a Jô.
Después de todo, el pobre es un inocente y no reconocerá ni en sus narices que desde siempre a enloquecido a las jovencitas.
Jô se sentó en forma casi automática en un puesto y apoyo sus manos sobre su cara.
Estos dos nunca van a dejar a molestarme por mis problemas sentimentales –Pensaba - y lo peor es... ¡QUÉ JAMÁS ME VOY A ACOSTUMBRAR! Pero NO IMPORTA que estés mas solo que una lechuga, te continuaremos apreciando como un buen amigo.- George hablaba con una gran sonrisa; mientras le daba una ligeras palmaditas en la espalda a su amigo. (¿Para consolarlo?)
No pasó mucho tiempo para que más alumnos se acercaran al aula y empezaran las clases. George se sentó al lado izquierdo de Jô; mientras, Kevin, se sentaba detrás de Jô. Un pequeño detalle que llamó la atención de Jô: sólo se presentó él titular de curso y sin ton ni son comenzaron las clases.
¿No debió haber una actividad de integración? –Pensó Jô, algo tenso- Yo corrí con la suerte de que Kevin y George estuvieran en mi mismo salón; pero, debe haber gente que no corrió con la misma suerte y no tiene amigos en este salón y hasta en toda la preparatoria.
Por unos instantes vio al mastodonte que tenía de titular. Se hacía llamar Sato Fujita y si Dios hubiera hecho un molde por cada persona... ese lo hizo cuando estaba borracho... ¡Pero bien borracho!
Las ilusiones de George de coquetear con una bella titular se espantaron con horror al ver que ese "adulto" delante de él, era un cuarentón gordo, de ojos negros y pequeños que apenas se podían ver por la cantidad de líneas que tenia en el rostro; algo mal afeitado y de aspecto canoso.
Jô había tenido una buena impresión de los maestros cuando entregó su inscripción; pero, con este sujeto... se le fue la estima al piso.
Bien, Bien- hablaba con voz fuerte y gruñona- además de su titular seré su profesor de ciencias políticas y humanas; así que, si veo cuadernos de otras materias, serán decomisados por el resto del año y tendrán tarea especial. Lo mínimo que esperaré de ustedes será que hagan preguntas coherentes, si no, me veré en la penosa situación de ver que la secundaria de donde se graduaron es netamente denigrante ¿entendido?
En este pequeño sermón ya había apagado la esperanza de todos los del salón de que al menos, Sato fuera agradable.
Ya estoy empezando a extrañar la secundaria- susurró Kevin, para que George y Jô escucharan. A lo que ellos asintieron. Bueno y no hay nada más emocionante para mí que comprobar con un fugaz examen verbal a mis nuevos "chiquitines".
A todos se les puso la cara pálida al ver que su nuevo titular cogiera la lista del salón y empezara a buscar un nombre. Era de suponerse que de aquí empezaba o una bella amistad con Sato... o una amarga antipatía con ese gordinflón.
Póngase de pie... el joven... – Las chicas del salón, ya pudieron darse un respiro.- Kido... Jô.
Una inmensa gota se le formó al pobre mientras se levantaba de su pupitre... era el punto de atención.
Díganos, joven Kido... ¿Qué fundamentos tienen los defensores de la práctica de la eutanasia?
Jô tragó saliva antes de contestar.
Argumentan que esto va de la mano con la dignidad humana, es decir que aquí quien elige la eutanasia esta en pleno desarrollo de su personalidad y que es capaz de asumir lo que es bueno y malo para él... Ya basta- Lo interrumpió- No le estoy pidiendo un tratado, joven Kido. Pero, debo asumir que la respuesta es la correcta. Puede sentarse.
Tanto Jô como sus dos amigos dieron un suspiro de alivio. Kevin le dio una palmada en la espalda como gesto de apoyo y alegría. (Volviendo a desacomodarle sus lentes)
Ahora, es el turno de las "pequeñas" señoritas.- Sato buscó con gran interés la lista que tenia en su poder, hasta que hallo un nombre algo inusual- Hinemiya... Angeline ¿se lee asi, verdad?
Jô sintió como alguien detrás de él se levantaba de su asiento. Se dio media vuelta junto con todos sus compañeros de clase.
Lo primero que le llamó la atención de Hinemiya era su color de piel... jamás en su vida había visto alguna persona con piel tan pálida; luego se fijo en sus ojos, eran de un bello y profundo color violeta y su cabello era corto y rubio... según donde los rayos del sol lo tocaran parecía tornarse plateado, este se encontraba sujetado ligeramente por una pequeña cintilla, haciendo que algunos leves cabellos se escaparan por entre su inexpresivo rostro.
Muy bien, señorita Hinemiya. Díganos a mí y a toda la clase cual es el concepto de escepticismo que dio Johanes Helsen en su famoso libro "Teoría del conocimiento"
Todo el salón se lleno de silencio y de miradas entre el miedo y la sorpresa.
¡Eso es injusto! -Pensó alterado Joe- Esa pregunta es de filosofía de grados superiores. Se lo he escuchado de mis hermanos mayores. Yo si quiera medio me sé el concepto literario.
Sin embargo, Hinemiya sin siquiera mostrarse alterada, contestó en un tono de formalidad.
Este filosofó alemán afirma que el escepticismo es cuando el conocimiento no existe. Al no poder percibirlo por los sentidos, no se puede afirmar su realidad y de tal forma, no se puede afirmar si es verdadero o falso. Aunque, debo añadir que Helsen, solo lo explicó; pues, quien creó este concepto filosófico fue el griego Pirrón de Helis. Ya es suficiente. -Volvió a interrumpir Sato- Me alegro de que ya son dos los estudiantes que no dejaron el verano solo para vagar. Siéntese Hinemiya. No quiero que adelante innecesariamente a la clase. Sí señor.
Eso fue lo único que añadió Hinemiya al tiempo que volvía a tomar asiento. Sin importarle que había dejado a todos sus compañeros con la boca abierta.
A lo largo de las 4 horas de clase, Sato continuó con su "pequeño" examen oral. A Kevin le fue bien con una pregunta de literatura española; pero, no se pudo decir lo mismo de George. El pobre quedó callado con una pregunta acerca de la segunda guerra mundial que según él era muy difícil. (¿Cuál era el nombre del tercer Reich Alemán? ^^U.)
A pesar de toda la ayuda que le pudo ofrecer Kevin Y Jô; George de lo nervioso que estaba, no pudo descifrar la respuesta. Y eso que lo hicieron muy descaradamente; pues, Kevin fue capaz sé ponerse un borrador en la nariz y hacer movimientos con la mano, imitando el saludo al Füher. (¡Hai Hitler!) Pasando una gran vergüenza con Sato y sus compañeros de Clase.
Al final Sato afirmó que se sentía muy alegre al ver tantas mentes abiertas y conocedoras; aunque, no dejó de obviar sus miradas de satisfacción a Kido y Hinemiya. E igualmente demostró su preocupación a los pocos que no contestaron y proponiendo su ayuda (¿Masoquista?) a los pocos que no le supieron responder.
El timbre para el descanso sonó y para sorpresa de todos, Sato salió como alma que lleva el diablo.
George suspiró de alivio al ver que su opresor salía del salón.
¡No puedo creer que me halla hecho esa pregunta tan macabra!- George gritaba medio histérico y medio acomplejado-¡Pasé una gran vergüenza! Veo que no tocaste ni un solo libro durante todas las vacaciones- Comentó Jô con una sonrisa amable- Esa clase de situaciones siempre son un arma de doble filo. No soy como tú, Jefe. – George respondió notoriamente molesto y sarcástico-A ti primero se te caerán los ojos antes de no estar al menos ½ hora frente a un libro. No te desquites. –Kevin se acercó con su aire mediador y una sonrisa pacifista- debes aceptar que te faltó un poco de... ejem... perspicacia. Y de cultura general. – Jô hablaba como si nada. ¡Y para que diablos quiero yo saber acerca de un difunto bigotudo! ¡Yo solo estoy en este lugar para llegar a ser un miserable publicista! ¡Vaya! – Kevin estaba sorprendido por las palabras de su amigo. ¿Qué? – George estaba confundido por el comentario de Kevin. Y yo pensando que de mayorcito serias un gigoló de tiempo completo.
George sintió como si una roca le cayera encima por ese comentario que ciertamente "hirió" su honor. Jô reía divertido mientras Kevin y George se metían en otra discusión, cuando se percató de algo. Hinemiya no se había levantado de su lugar. Ella estaba de brazos cruzados meditando, mientras veía a través de las grandes ventanas el paisaje.
¿Qué le sucederá? - Pensaba preocupado Jô sin dejar de verla- Tal vez no conoce a nadie y prefiere quedarse acá escondida...
Dudando un poco, se acerco al puesto de Angeline; pero, ella aun continuaba inmersa en su meditación.
Hola Himeniya...
Jô se sentía extrañamente avergonzado.
Ella volvió su cabeza levemente para verlo y centro su mirada a los ojos de Jô. Él quedo por unos segundos extasiado por los extrañamente bellos ojos de Angeline, hasta que se dio cuenta que a pesar de lo bellos... no trasmitían nada.
Me llamo Jô Kido... –no dejaba de sentirse algo apenado- Si no te incomoda... quisiera charlar un rato contigo...
Hinemiya se levanto de su silla lo vio a él y luego señalando detrás de él, sus ojos trasmitían recelo.
Estoy segura que tu charla seria meritoria; pero por estos momentos, creo que te necesitan mas urgidamente.
Jô parpadeó sorprendido, hasta que cayó en cuenta de la presencia de George y Kevin (que por cierto estaban con las mandíbulas colgando y con una cara de haber visto un espanto).
Hinemiya salió del salón con un paso elegante y decidido, cerrando la puerta con delicadeza. Jô hubiera quedado embelesado por el resto del descanso... pero... para sorpresa de él sus dos amigos lo cogieron de los hombros, lo giraron tan rápidamente que se alteró y lo empezaron a agitar turbulentamente en los hombros.
¡Te diste cuenta de lo que haz hecho!- Gritaron los dos sorprendidos; mientras, dejaban de zarandearlo.
Él dio unos pasos atrás de lo mareado que se hallaba.
¿Q-Qué hice y-yo? - Hablaba algo tartamudo mientras recuperaba coordinación. ¡Este pollito esta saliendo del cascarón! –Gritaba eufórico Kevin. Ya esta creciendo mi bebé.- George actuaba como madre puritana- Ya no es mi chiquitín de pantaloncitos de gamuza y traje de marinerito. ¡Por favor chicos! ¡Maduren!- Jô al recuperar su orientación... recuperó su sinceridad- ¡Ya dejen tanta bufonada! Lo sentimos.- Kevin hablaba en tono maduro; mientras, George no dejaban de asentir con la cabeza- Pero debes admitir que no hubieras hecho esto en otra época. ¡Pero si no estaba coqueteándole! Es cierto. – Ahora era el turno de George- Pero no puedes negarnos que tampoco le estabas explicando un tema de X o Y materia. Y además, tus pies por poco tocan el cielo y las estrellas cuando salió del salón- Kevin posó sobre el una mirada estilo "inquisición española" haciendo que millones de gotitas rodaran y rodaran en el rostro de Jô- ¿Sabes a lo que me refiero Jô?
Jô tragó saliva mientras se ruborizaba.
¿Pero saben lo que le faltó a Jô?
George dio unos pasitos imitando a un bailarín de Ballet, puso sus manos sobre el pecho, hizo una mirada intermedia entre "cordero degollado" y "romeo enamorado"; finalizando con un fuerte suspiro.
Himeniya... ¿Podrías ignorar a estos dos ignorantes y estar los dos solos para charlar en este corto descanso de la manera tan tierna y alegre como criarías a mis hijos?
Kevin estalló en risas; mientras a Jô sus mejillas se le coloreaban y ahora en vez de gotitas... eran miles de venitas las que cruzaban en su rostro.
¡¡¿¿CÓMO SE LES OCURRE??!!
Técnicamente toda la preparatoria escuchó el grito de Jô, mientras veían sorprendidos como todos las pinturas colgadas caían y las bebidas mostraban extrañas ondas. Kevin y George se tragaron sus risas... la sinceridad de Jô estaba al máximo... con Jô así... sus vidas corrían peligro.
¡Les falta decencia! ¡ Solo aprenderán cuando dejen a alguna pobre incauta embarazada!
Mientras Jô hacia halagos a su emblema de "sinceridad". Los pobres estudiantes que se encontraban dentro del edificio, sufrían de otro 2do "desastre natural"; pues alguien se acercaba con gran velocidad y descuido hacia donde se hallaba Jô.
De pronto la puerta del salón se abrió de un gran y sonoro tirón, asustando a los 3 chicos.
¡HOLA JOE! ¡Feliz 1er día de la preparatoria!- Gritaba contenta y con una gran sonrisa de victoria una chiquilla de lentes y cabellos morados. ¡¿Jolei?!- Preguntó asombrado Jô. ¡¿Jolei?!-Repitieron los dos amigos con una gota sobre sus cabezas. ¿Pero qué haces aquí?- Jô aún no le hallaba razón lógica a la presencia de Jolei.
Aun asi, la chica dejó un gran paquete en el escritorio del titular.
Es una pequeña merienda que los chicos y yo hicimos especialmente para darte ánimos en este magno día. ¿Merienda?- Preguntó Jô. ¿Pequeña?-Pregunto Kevin al ver el soberano paquete. ¿Magno?- Preguntó George con una gotita y cara azul al recordar lo sucedido horas atrás.
Jolei sólo asentía muy llena de felicidad, mientras repartía dulces, golosinas, comida chatarra y bebidas.
¿Pero cómo entraste?- Jô se notaba seriamente preocupado.
Jolei se concentró para responder aquella pregunta.
La verdad... Por la cerca. ^-^
Jô casi se va depara atrás con esa respuesta y con la serenidad dicha.
¡Pero sí hoy tenias clase! – Afirmó más preocupado Jô. Es verdad. Nos estaban dando la misma conferencia de todos los años acerca de democracia o algo asi. Pero estaba muy aburrida... asi que me escapé. ^-^ ¡¿Cómo pudiste hacer tal barbaridad?!- Jô estaba tan preocupado y alterado, que no por algo sus amigos le decían "jefe"- ¡¿Qué sucede si se dan cuenta que té escapaste?! ¡¿O si peor aun, te evalúan después lo que dijeron allí?! ¿No es verdad, chicos?
A Jô se le resbalaron los lentes, al ver que sus dos amigos se estaban dando el gran banquete y no le estaban poniendo el más mínimo de atención a la discusión.
No te alteres- Jolei movía su mano de arriba abajo con aire despreocupado- Ya me retiro, solo venia en misión de mensajera; además, te dije que s la misma conferencia, entonces ya me la sé toda de memoria.
Jô suspiró... no podía hacer nada por corregir a Jolei.
En fin, Nos vemos. ¡Adiós Jô! Hasta luego, Jolei- Jô se despidió con una cara de fatigado y vencido que dio una razón mas para hacer sonreír a Jolei. ¡Adiós chicos! ¡Adiós pequeña!- Respondió Kevin después de sorber un poco de jalea. Bye bye y gracias por los pasabocas.
Para sorpresa de los tres. Asi tan rápido como vino, asi de rápido se fue, levantando literalmente el polvo del piso y las faldas de las chicas. Tantos sucesos habían hecho que Jô tuviera la necesidad de aire y se acercó al marco de la ventana.
Esa niña es muy agradable- Comentó Kevin- ¿sabes? Me he dado cuenta que todos tus amigos son demasiado despreocupados comparándolos contigo. Lo tomaré como un cumplido... –Jô se sintió algo incomodo por ese comentario; pero no lo suficiente como para no ignorar su hambre y abrir un paquete de frituras. ¿Y piensan hacer algo especial acá en la preparatoria?-Preguntó George- Ya saben... ¿Piensan meterse algún club o algo por el estilo? Voy a buscar algo de suerte. Tal vez allá algún grupo de limbo o alguna actividad de mi bello caribe. Pues dudo mucho- George hablaba algo irónico, haciendo que a Kevin le saliera una venita- si apenas hay actividades cursis de U.S.A y Europa. No creo que tengan en cuenta a unas islas olvidadas. Bueno "Don Sabiondo" ¿Y usted qué piensa hacer?
George supo la forma perfecta para devolverle el indirectazo a Kevin.
¿Me preguntas a mi o a Jô?
Jô no le contestó, sólo lo miró levemente de forma despectiva; pero a George no le afecto.
Para tu información Kevin, ingresare al club de tiro al blanco. ¿Y tu, Jô? La verdad no me llama la atención el ingresar a algún club. Yo me quedare desempleado este año. ¿Sabes?-Kevin empezó a dirigirse a Jô con la madurez con la que Jô siempre se refería a ellos- Desde que te conozco no haz hecho una actividad productiva por las tardes, sólo estudias. ¿Cómo quieres hacer amigos, ni no sales mas allá de la biblioteca?
Jô no contestó, él ya disponía de ese tiempo para reunirse con los demás elegidos o para ayudar en los quehaceres de la casa o a sus hermanos; además, desde que aparecieron las torres de control, ya necesitaba de ese tiempo. Por unos segundos se vio tentado a responderle "¿Y acaso crees que defender al mundo no es una tarea productiva?" pero si lo decía, debía darles muchas explicaciones innecesarias.
Lo siento, Jô- Habló Kevin, sintiendo que había herido a su amigo. No te preocupes. Es que estaba pensando en otra cosa.
George se acercó a la ventana, justo al lado de Jô. No tardo mucho en codear a su amigo, mientras con la otra mano señala hacia fuera.
Nuestro amigo Jô estaría pensando en cualquier cosa con este paisaje.
Curiosos Kevin y Jô fijaron su vista hacia donde señalaba George. No muy lejos, en el amplio campo verde de la preparatoria, estaba Angeline recostada sobre el tronco de un viejo árbol leyendo.
Quien te viera, picarón.- Kevin hablaba burlón, mientras desordenaba los cabellos de Jô. ¡Ya basta! –Jô estaba molesto- ¿Acaso, hoy es el día internacional de "molesten a Jô"?
Ambos amigos se vieron y con una amplia sonrisa le respondieron en coro a Jô: "¡SÍ!"
Aún así, los tres amigos se quedaron unos instantes viéndola en silencio... cada segundo que pasaba hacia subir el tono rosado en sus mejillas. Finalmente George rompió el silencio.
Debes aceptar que es rara, jefe. ¿Rara?- Preguntó Jô asombrado. Sí, no esta escuchando música, esta sin maquillaje y sin siquiera un espejo.-Argumentó George- O es pobre o tiene baja autoestima. No lo creo; además, mírense par de desgarbados.- Salió a la defensa Joe, viéndolos de arriba a abajo... examinándolos-Ni siquiera creo que se hallan pasado un cepillo por esos cabellos. Tal vez. Por algo todas las chicas te consideran lindo.-Respondió George confiado.
Jô giró a mirar a otro lado, para ocultar su leve sonrojo.
¡Ya lo apenaste!- Kevin habló en tono defensor; mientras, le daba una sonora palmada en la cabeza a George.- Por mi parte te convendría; se nota que es igual de culta y educada a ti. Y es preferible Hinemiya a que por culpa de Jolei te vuelvas un asalta cunas, ja, ja, ja.
Kevin cogió entre su codo el cuello de George y empezó a ahorcarlo con una gran gota de sudor en su cabeza... lo que había dicho era descarado.
Los dos chicos empezaron a pelear en broma por el honor de Jô. Aunque Kevin se lo tomó en serio, pues el rostro de George pasaba por toda la gama de colores.
A pesar de eso Jô se quedó pensando en lo sucedido hace unos segundos en el salón.
Hinemiya... Angeline -Recordaba en su mente aquellos ojos- Hubiera jurado que pequeñas estrellas se desprendían de ti, por cada paso que dabas...
Por unos segundos Jô volvió a ver a la joven lectora y se dio cuenta de un pequeño detalle al que no le dio importancia: en su mano izquierda tenia puesto un largo vendaje que apenas se podía distinguir por entre su chaqueta.
El timbre que daba fin al descanso sonó por toda la preparatoria.
Rápidamente recogieron todo el resto de la merienda que estaba extendida en la mesa y lo guardaron en sus respectivos pupitres.
No pasó mucho tiempo para el segundo descanso (pues ahora estaba un profesor diferente a Sato) en especial para Jô, que no dejaba de pensar en aquellas estrellas.
Al toque del timbre, todos desalojaron las aulas. Según las palabras de George: "Era hora de explorar el antro", asi que decidieron irse al inmerso prado a tomar el sol.
Kevin y George se extendieron por el prado, con tal de que los venerables rayos del sol los "tranquilizaran", Mientras Jô se había sentado en este.
De pronto, algo empezó a sonar.
¿Qué es eso?- Pregunto Kevin sin alterarse- ¿Alguien trajo un celular? Soy yo- Comentó Jô levantándose de su sitio- ¡Esperen! –contestó- ahora vuelvo. Toda esta bien... mientras no sea ese el sonido del detonador de una bomba.- Comentó irónico George con una leve sonrisa.
Jô se alejó de ellos y hasta cuando se sintió seguro de que nadie lo vigilaba, saco su digivice de entre la chaqueta de su uniforme. Los ojos de Jô se contrajeron al leer lo escrito en su digivice.
¡Santo cielo!- Comentó para sí alertado.
Se alarmó al saber que era una llamada de auxilio de Gomamon.
Instintivamente corrió de vuelta hacia el edificio en búsqueda de alguna sala de computo o de algún aparato que fuera capaz de llevarlo al digimundo. Sin percatarse que cerca de donde él estaba, bajo la sombra de un árbol, Hinemiya lo había visto.
Y sus vendajes se veían cargadas se sangre.
No tardo mucho en encontrarla; pero se sorprendió de que en una de las computadoras la puerta al digimundo ya estaba abierta.
Esto no puede ser una coincidencia- Murmuró-debe haber un nuevo joven elegido aquí, de lo contrario, no estaría abierta... aún así... no tengo tiempo para cuestionamientos, Gomamon necesita de mi ayuda.
Jô extendió su digivice delante del monitor y luego de pasar por el ya conocido túnel de color, se encontró en uno de los comunes bosques del digimundo.
Casi instantáneamente tocó el piso, sintió una batalla no muy lejos de donde el se encontraba.
¡Gomamon!- Gritó Jô mientras corría al centro de la batalla.
Allí vio a Davis, Ken, Jolei y Kari.
Los digimons de Davis y Ken se encontraban peleando con un gigantesco Devilmon. Los digimons de las dos chicas estaban intentado contrarrestar los poderes de varias parvadas de devi-devimons que iban dirigidos a las dos chicas y a su exhausto y mal herido Gomamón.
Extrañamente, ellos se encontraban en dificultades. Curiosamente los niveles de energía de los digimons eran muy débiles y no podían digievolucionar. La cantidad de devi-devimons era gigantesca y ya haban varios que con sus garras malherían a las chicas y a los digimons, dándole la ventaja al gran Devilmon.
Varios devi-devimons no se tardaron en ver al testigo de esos atroces castigos.
¡Corre Jô, Corre!- Gritó Kari al darse cuenta de la intención de los devi-devimons.
Pero ya era demasiado tarde y ya varios de los devi-devimons comenzaron el ataque.
¡Dardos Devi!- Gritaban al unísono, lanzando las venenosas jeringas.
Jô al no poder ver alguna táctica para atacar, corría desesperado. Varias de las jeringas rozaron sus zapatos.
Pronto empezó la segunda tanda.
¡Dardos Devi!-Volvieron a gritar.
Para su mala suerte, Jô tropezó con una piedra, haciendo que este perdiera el equilibrio y cayera inevitablemente al piso.
¡Oh, no!- Gritó Jolei. ¡Cuidado Jô!- Grito Gomamon, escapando de los brazos de Kari y sobrepasando sus fuerzas corría desesperado para intentar salvar a Jô. ¡Jô!- Gritó asustada Kari. ¡Superior Kido!- Exclamó Ken ¡No, Jô!- Exclamó Davis
Las jeringas se acercaban mortalmente. Los devi-devimons ya reían triunfantes; todos los chicos incluyendo Jô cerraron sus ojos para esperar el mortal ataque, mientras ligeras lagrimas se desprendían de los ojos del impotente de Gomamon.
De pronto... un temblor de tierra se empezó a sentir y ante la mirada atónita de Jô, vio como era envuelto por una ola de tierra.
Los dardos dieron en el suelo...
Pero como si la tierra gritara, se abrió enormemente y sobre una inmensa ola volvió a tocar la superficie, dejando a Jô sorprendido. El temblor se sentía tan fuerte, que los chicos cayeron al suelo, llenos de miedo.
Gomamon corrió hasta alcanzar en un fuerte abrazo a su dueño.
¡Me alegro estés bien!- Exclamó Gomamon. Me alegro que TÚ estés bien, amigo.- Confirmó Jô con una sonrisa.
Pronto no pudieron continuar ignorando el temblor; pues delante de la mirada sorprendida de ellos dos, una imponente columna de tierra se irguió delante de ellos. A los pocos segundos esta se fragmento en varias lanzas de tierra.
Los devi-devimons volaban alborotados y confundidos.
Los chicos veían atónitos mientras XV-Mon y Stingmon aún peleaban con Devilmon.
Jolei estaba ahí parada e hipnotizada al ver tal espectáculo que había rebasado toda su imaginación. Por vez primera, estaba experimentando miedo.
Ken a pesar de estar atento a la pelea de su digimon, buscaba desesperado con su vista el origen de aquellos extraños fenómenos; pues sabía a la perfección que ningún digimon que viviera en ese lugar era capaz de tener semejantes poderes.
Kari cubrió su rostro con sus manos, a lo que Davis le preguntó preocupado sin dejar de ver las levitante lanzas.
¿Qué sucede? Esto... se va... a acabar... de una forma... inevitable.
Kari abrazó a Davis. Y apoyando su rostro sobre su pecho esperaba no sentir nada del próximo horror que ella presentía. De ser cualquier otra circunstancia, Davis estaría en las nubes; Pero... sentía el miedo de Kari.
En un parpadeo las filudas lanzas empezaron a arremeter contra los digimons voladores. Uno a uno caían cerca de los niños elegidos, haciendo que estos gritaran de horror. Pues, no se disolvían como cuando se eliminaba a cualquier digimon... sus cuerpos empezaron a caer y a quedarse estáticos e inertes en el suelo.
Jô más que temeroso, parecía extasiado al ver ese incógnito ataque... susurrando: "las estrellas..."
Los ojos de Jolei irradiaban temor, mientras sentía un gran escalofrió que recorría toda su espalda al ver tal horror. Ken pudo darse cuenta de eso... ella estaba pálida de miedo.
Jolei... ¿Estás bien?
Ken... ¿Q-Quien pudo... ser c-capaz de tal barbarie? Yo... – Ken bajo su cabeza al no saber como reconfortarla-... no lo sé.
Finalizado aquel ataque. Devilmon, estaba ahí parado, lleno de pánico.
¡¿QUIÉN HIZO ESO?! ¡¿FUERON USTEDES MALDITOS NIÑOS ELEGIDOS?! ¡¡YA VERÁN MI FURIA!! ¡¡TOQUE DE LA MALDAD!!
Los dos enormes brazos de este digimon se estiraron rápida y peligrosamente hacia XV-mon y Stingmon.
¡Stingmon! ¡Cuidado!- Gritó alterado Ken. ¡XV-mon!- Fue lo único que logro exclamar Davis; pues Kari aun continuaba abrazada a él en estado de shock.
De la nada, ligeros vientos se empezaron a formar alrededor de Devilmon. Poco a poco empezaron a levantar el polvo alrededor de él. Para asombro de todos, estos empezaron a acelerar enormente y sin darse cuenta, este ya estaba encerrado en un veloz y potente torbellino de arena, del que ya no podía escapar.
¡DÉJENME SALIR! ¡Malditos! ¡Malditos!- Gritaba demente Devilmon.
Todos se llenaron de asombro y nerviosismo al ver como las ramas de los árboles más cercanos se deformaban y se acercaban serpenteantes hacia aquel fenómeno; produciendo, un extraño sonido de crujido.
Esto... no es posible- Musitó Ken. Esto va acabar... esto va acabar... esto va a acabar- repetía cada vez Kari; mientras, empezaba a gemir en los brazos de Davis. Tranquila, por favor tranquilízate.- Comentaba algo valeroso Davis a Kari. ¡Ya deténganse!- Gritaba presa del pánico Kari; mientras, lloraba.
De pronto un imperceptible movimiento que iba acompañado por un retumbante sonido de quebrantamiento, finalizaron los voraces vientos... acompañados de un inmenso quejido.
¡Santo Cielo!- Gritó Jô al ver tan tétrica escena. ¿Vez eso? – Comentó Jolei a Ken tan bajo y catatónica... casi como un susurro. Si... lo veo.- Asintió Ken, mientras ponía su mano sobre el hombro de Jolei. Ya todo acabó... - Ken le susurró al oído a Kari, mientras con sus manos calentaba su espalda.
Delante de ellos pudieron ver a un masacrado Devilmon. No había parte de su cuerpo que no estuviera atravesado por las ramas... su sangre fluía a través de ellas. Poco a poco las ramas volvían a su estado original; mientras todos los digimons poco a poco a poco se disolvían en el viento.
¿Sabes Jô?- Kari vio a su viejo compañero algo más tranquila.-Es la primera vez que puedo ver... – Su voz por momentos se quebraba- es la primera vez... que veo la sangre de los digimons.
Los digimons y sus niños vieron horrorizados como las ramas volvían a su estado bañadas de sangre, que a diferencia de los digimons, no se disolvía. Finalmente todo aparentemente "había terminado"
Jô se acercó a los demás, con Gomamon en sus brazos. Había mucho que preguntar.
Jô ¿Estas Bien?- Ken era el más calmado. Sí, lo estoy, ¿cómo ocurrió todo esto?- Preguntó seriamente preocupado. Estábamos en una conferencia cuando recibimos el llamado de auxilio de Gomamon. Cuando llegamos al digimundo nos comento que de la nada surgió una torre de control y que casi inmediatamente se había materializado en un digimon de las tinieblas. Gomamon nos dijo que este digimon estaba desesperado buscando una puerta a nuestro mundo para ir a él. Sentenció finalmente Davis
Jolei se acercó a Jô y Ken. Ya estaba más tranquila.
Cuando lo encontramos, este no sé cómo empezó a crear millones de devi-devimons y... - suspiró- bueno ya sabes el resto. Ya veo.- Jô estaba más pensativo- ¿Por qué volvió a surgir una torre de control?- Pensó- Si ya destruimos a todos los digimons que podían crearlas ¿Será una nueva amenaza? Ya que... ese devilmon era más poderoso que cualquiera de su especie.
Jô salio de sus pensamientos, por los conocidos cometarios de Jolei.
¡Bueno ya! ¡Lo mejor será que vuelvas o empezaran a sospechar Jô! Pero... Déjanoslo a nosotros. –Davis mostraba su confianza- recuerda que es tu primer día y no queremos echártelo a perder. Además, recuerda que nosotros ya nos sabemos de memoria la lección de la clase de hoy. –Jolei parecía sobreactuar su comportamiento- En cambio tu recién empezaras a ver nuevas lecciones. ¡Asi que apúrate! ¡Jolei tiene razón Jô!- Gomamon empezó a animarlo, mientras le daba unas palmaditas en las mejillas con una de sus patas. – recuerdo que cuando nos conocimos me dijiste que siempre te gustaba hacer tareas y estudiar. No quiero que por mi culpa te lo pierdas. Esta bien. Pero prométanme que me avisarán de todo lo que hallan pensado y echo por la tarde ¿De acuerdo? Le diré a mi hermano que te recoja ¿De acuerdo?- Kari quería estar a la altura de los demás. De acuerdo.
Jô puso a Gomamon a los brazos de Kari y se dispuso el volver a su mundo. Pero... algo lo desvió de su camino. Cerca de donde había ingresado, encontraba aun los restos de las estrellas y de los "flotantes" restos de los muertos. Asi que decidió buscar a donde se dirigían. Con tan solo dar un paso hacia su nuevo destino. Una columna de aire lo lanzó unos metros por el aire, cayendo al suelo.
¡¿Quién eres tú?!- Preguntó Jô mientras se levantaba algo agitado del suelo.
Pero nadie le respondía. Se dispuso en llegar al origen del ataque, cuando otra ráfaga de viento lo atacó. Volviendo a caer en el suelo.
De pronto, extraños fulgores de bellos azules empezaron a rodearlo, mientras los vientos eran ya más generosos. Era un espectáculo hermoso.
¿Quién eres?- Preguntó ya más tranquilo y maravillado ante tal paisaje.
A lo lejos podía ver una figura femenina que flotaba en el suelo al compás de los fulgores.
¿Eres una Angewomon?- Preguntó algo dudoso.
Finalmente aquella figura le respondió dulcemente; pero parecía un eco de hadas.
Sinceridad... ¿Qué fue lo que sucedió?- Habló más animado al ver una respuesta. Ocasione la protección de todo mal... ¿Por qué así? Por que era un suceso inevitable...
De pronto todos los fulgores se empezaron a reunir rápidamente y hubo un leve destello. Jô se dio cuenta que delante de él, estaba dibujado la cruz característica que representaba el emblema de la sinceridad... su emblema.
Jô estiró su mano para alcanzarlo y sintió una extraña calidez al tocar esos bellos destellos. Su corazón empezó a latir rápidamente con gran agitación al sentir esa calidez. Para su gran sorpresa su mano empezó a brillar con un brillo característico... el brillo de la digi-evolución, a lo que él rápidamente la apartó de su emblema.
¿Por qué temes? Por que no sé tus intenciones.
Mas chispas salieron de esa figura y empezaron a flotar alrededor de él. Empezó a sentir tranquilidad en todo su ser. Su cuerpo frágilmente era levantado del suelo y empezó a flotar encima de él.
¿Por qué no temiste cuando te ataque? Por que sabia que no era tu enemigo. ¿Y que es para ti la palabra enemigo? Es la persona que me quiere lastimar.
Poco a poco esa figura se empezó a acercar, mientras la intensidad del brillo lo rodeaba, aquella silueta continuaba cuestionándolo.
¿Y porque apartaste tu mano de tu emblema? Por que no sé lo que sucederá. Ustedes jóvenes elegidos son iguales a su emblema pero tienen una debilidad... son egoístas. ¡¿Por qué lo dices?! Por que no se arriesgan por su bienestar.
De pronto ocurrió un gran destello que hizo enceguecer al joven Kido. Cuando abrió sus ojos, se sorprendió al ver que estaba de vuelta en la sala de computo de su escuela. Antes de poder ordenar sus ideas, el timbre sonó. Volvió a su salón como un zombi, no dejaba de pensar en la cara de Devilmon y en aquellas chispas.
Cuando llegó a su salón se encontró con Kevin y George. George manifestó su "preocupación" al ver que no lo habían vuelto a ver en todo el descanso con unas cuantas bromitas. Antes de que llegara el profesor, vio llegar a Hinemiya con un semblante de cansancio.
Continuaron las clases y Joe extrañamente no dejaba de ver Hinemiya. Le preocupaba. La pobre parecía como si hubiera perdido su energía. Tanto asi, que hasta el profesor se dio cuenta.
Hinemiya ¿Puede continuar con la clase?- Pregunto una joven de cabello castaño y lacio. Sí, no se preocupe.- Ella habló algo seca para que la viera alentada. Aún así es mi deber preocuparme. Y veo que usted está algo enferma, le daré permiso para que vaya a la enfermería. Gracias, pero... Que alguien la acompañe.- Interrumpió a Hinemiya, al tiempo que revisaba su lista.- Kido, acompáñela por favor.
Jô casi salta de su asiento al ver que lo habían llamado. Pues, estaba en otro mundo pensando lo ocurrido antes. Se sintió algo inquieto al pensar en lo que se estaban imaginando Kevin y George pues empezaron a reírse levemente. Hinemiya y Kido se levantaron al mismo tiempo. Ella salió primero que Kido del salón. Ella llamó la atención de Kido pues, ocultaba su brazo izquierdo y empezó a mostrar un leve gesto de dolor desde cuando lo empezó a ocultar.
Ambos caminaban al mismo paso, aunque Jô caminaba detrás de ella. Ninguno hablaba. Solo se escuchaban sus pasos por los pabellones. De pronto Hinemiya se detuvo.
Gracias. Devuélvete al salón, Kido.- Hinemiya hablaba tranquila a pesar del dolor que sentía- Lo que yo tengo no requiere de tanta vigilancia. Pero... estas muy pálida, en cualquier momento puede darte una recaída. No es nada, es solo que no comí nada en el almuerzo y estoy algo fatigada, eso es todo. Ahora iré al baño, tomare algo de agua y ya estaré bien. Si es asi. Creo que podré ayudarte.
Jô se acercó a Hinemiya mientras buscaba en los bolsillos de su chaqueta y su pantalón. Ella no se movía de su sitio, sólo cuando podía sentirlo detrás de ella se dio media vuelta para llevarse una sorpresa. Jô en cada una de sus manos tenia algunos de los pasabocas que le había ofrecido Jolei. En la derecha tenia una caja de chicles y una barra de chocolate y en la otra tenia un paquete de frituras. Ella lo vio confundida.
Tu eliges.- Jô le dirigió una tímida sonrisa.- ¿dulce o salado? No te entiendo... – Hinemiya parecía comprometida por esa situación. Vamos escoge lo que quieras. Si lo que tienes es hambre entonces debes comer algo.
Ella después de ver por unos segundos las elecciones que tenia, bajó su mirada. Jô sabia que eso era un indicio de que estaba apenada.
Si no te molesta... – Ella subió su mirada y encontró una comprensiva mirada- el chocolate.
Él cogió delicadamente la mano de Hinemiya. Ella le hubiera reprochado eso, pero estaba sin habla. Jô depositó en esta mano la chocolatina y la soltó.
Gracias.- Dijo finalmente Hinemiya, con su mirada de nuevo en el suelo. De nada. Aun así... – Eso sorprendió a Jô, pues, se dirigió a él con seriedad- debo pedirte por un segundo que me dejes a solas. Si lo crees correcto, puedes esperarme aquí.
Jô se acordó del vendaje que había distinguido hace unos instantes.
¿Es por lo de tu brazo izquierdo?- Pregunto preocupado.
Los ojos de Hinemiya se abrieron levemente de sorpresa.
Discúlpame, pero, aún no te tengo la confianza para decírtelo. Lo siento... pero al menos háblame sinceramente, pues se nota que lo que tienes es grave. Sinceridad... - Murmuró Hinemiya mientras ocultaba su mirada.- perdona si te ofendí. No es eso. Es sólo que me preocupas.
Hinemiya trago saliva al escuchar esas palabras. Por unos segundos hubo silencio. Jô era paciente. Finalmente ella le respondió.
Si es algo con mi brazo, pero nada que pueda solucionar con unos leves segundos en el lavado, solo debo ajustarlo, eso es todo. Por favor, si te preocupas por mi, déjame ir. Esta bien ve, aquí te espero. Gracias.
Hinemiya se alejó poco a poco de Jô. Ya lejos de él, estuvo libre de exclamar algunos quejidos de dolor. Cuando llego a los lavados, cerró la puerta con seguro y exhausta se tiró en el piso.
Jadeante se arrodilló y se quitó su chaqueta, para ver su blusa marcadamente bañada de sangre, era un milagro que no hubiera atravesado la chaqueta, ni que siquiera Jô hubiera percibido el olor a sangre. Se quitó su blusa para ver sus vendajes. Ella se quita ágilmente los vendajes como si quemaran para ver su herida de nacimiento.
El palpitante digivice estaba completamente cubierto de coágulos de sangre. Con la energías que tenia, se dirigió gateando hasta un lavamanos y allí dejo fluir el agua sobre su extensión del brazo.
Mientras dejaba bañar su brazo, ella recordaba los instantes de ese día.
Remembró como había sentido la energía del nacimiento de un nuevo digimon... como varias energías de varios seres humanos iban desapareciendo... recordó el intenso dolor que sintió cuando su digivice recibió la llamada de auxilio de gomamon... como se tele-transportada al digimundo y para salvar a las futuras victimas, masacró a los digimons malignos... recordó como su injerto absorbió sus bases de datos...
Ya su digivice volvió a su color normal.
Ya terminó todo...
Ella se incorporó y alzó los vendajes que ocultaban su marca de nacimiento, sin ninguna marca de sangre. Volvió a ponerse su blusa y su chaqueta y volvió de nuevo al lado de Jô.
Este notó de inmediato que Hinemiya ya estaba mejor. Y ambos volvieron en silencio al salón. Antes de que ella entrara, se dirigió a él.
La verdad Kido. No creo que pases mas allá de una preocupación efímera.
Antes de que él pudiera responderle, ella ya había abierto la puerta. Ya el resto fue solo clase.
Finalizando la tanda escolar, Kevin y George se acercaron a él, para preguntarle lo sucedido, pero el sólo daba evasivas. Cuando miró al puesto de Hinemiya, ella ya no estaba. Por vez primera, hubiera deseado que sus amigos no hubieran estado en el mismo salón de clase.
Salió preocupado del salón, no la encontró por ningún lado. Estaba atravesando el área de los jardines de la preparatoria, cuando la vio, ya había atravesado el portal del instituto. Él aceleró el paso para alcanzarla.
No puedo dejar que se vaya con esos pensamientos en su mente.- Pensaba preocupado.
Cuando ya estaba a pocos pasos de alcanzarla y ya iba a llamarla para que se detuviera, alguien cogió por el codo a Kido.
¡Tiempo sin verte, Jô!- Era Tai, que por cierto estaba muy alegre. Pero... ¡Hinemiya!
Ella se dio media vuelta, pero ya Tai se lo había llevado "arrastrando" con los demás sin notar las intenciones de Jô. Ella se quedó algo de tiempo viendo como se alejaba de ella con seriedad indiferencia.
Sinceridad... Valentía... vaya, dos sobrevivientes... – Murmuró antes de continuar su camino hacia su apartamento.
***
En el digimundo, un chico elegido de U.S.A de apenas 10 años se encontraba frente a una torre de control. De ella salía una voz, este estaba atento a escucharla.
¿Quieres la felicidad entre tu familia? ¿Quieres ser el mejor amigo de todas las personas? ¿Quieres ser el mejor en los deportes? ¿Tener novia? No la escuches. – Le decía preocupado un elecmon a su niño elegido, pero este no hizo caso.- Algo trama, más bien, déjame destruirla. Yo quiero... ser el mejor... Entonces acércate. – Hablaba coqueta y seductoramente la torre- y te daré lo que quieras, tócame y sentirás el poder de creer. ¡No lo hagas!- Exclamaba preocupado elecmon.Pero el chico se acercó y la tocó, de pronto una gran nube de energía negra se desprendió de la torre y empezó a introducirlo.
El elecmon intentó defender a su dueño, pero el ataque se devolvió cargado de energía negativa y de un solo golpe, lo disolvió. El chico se empezó a desmaterializar, volviéndose sangre; pero no se quejaba estaba extasiado. De pronto, toda la sangre se oscureció y volvió a ingresar al chico. Este gritó de dolor. De pronto sus ojos se tornaron dorados y una sonrisa malévola se dibujó en su ser. Y el eco de una gran risa se escuchó alrededor de él.
***
En pleno camino a su casa, Angeline se detuvo en seco, aguantando para si, un inmenso dolor al que ya estaba acostumbrada. Un pequeño hilo de sangre surco todo su brazo, mientras, su extraño digivice empezó a sonar.
Otro chico fue victima del deseo.- Gimió ella, mientras se metía a un callejón para resguardarse del dolor sin llamar la atención.- No soy capaz de protegerlos a todos... no puedo... no soy una base de datos... no lo soy... soy solo una humana.
Una lágrima rodeó su rostro, pero no era de dolor... era de impotencia.
¿Quién es en realidad Angeline?
¿Qué relación tiene con los niños elegidos?
¿Por qué su digivice esta injertado dentro de sí?
¿Qué le pasara al resto de los niños elegidos?
¿Podrá Jô convencerla?
¿Quién esta detrás del suceso con Devilmon?
No te pierdas el próximo capitulo de esta saga
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- - - - - - - - - -
Tatiana:
Hola holas ^^, ya que estoy algo sin inspiración para el fic que tengo de CCS. Decidí darme algo de vacaciones escribiendo este fic.Dr. LaiN:
Además la chica esta se aburre cuando no dan Rurouni Kenshin, Evangelion y no le doy sus dosis de morfina. ^-^v Mucho gusto, soy la nueva doctora de Tatiana, Jojo me llamo LaiN.Tatiana:
Tan sincera. T_TDr. LaiN:
En fin, les debo recordar que los mails bombas no los manden a mi wired, ya que no comparto las mismas premoniciones y locuras de esta paciente... sólo algunas, envíenlas a tv_maya@hotmail.comTatiana:
Espero sus comentarios a este mail.Dr. LaiN:
Si ven muchas faltas de ortografía también háganlas saber, aparte, ¿se nota que Tatiana ama a Jô?, por cierto si es Jô, para aquellos que lo escriben con Joe , ¡por Dios es japonés no gringo! ¡Ah! ¡Y recuerden! si algún hospital está interesada en ella, igualmente háganlo saber en ese mail. ¿Ok? ^-^vTatiana:
Muy Graciosa, muy graciosa. T_TU- - - - - -- - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - -- - - - - - - -- - -- - -
PREMONICIONES DEL PRÓXIMO CAPITULO:
Tatiana:
Órale, que dosis de morfina @_@¿Quién invita a un café?
¿Alguien es alérgico a los gatos?
¿Joe, que tramas?
¿Conoces a Ken Hiichihoyi?
¡Una nueva digievolución!
¿Por qué eres asi, Hinemiya?
Posdata de la enfermera//
ni me pregunten que dice esta chica que yo apenas le entiendo. Pero, aquí hizo un garabato de Hinemiya de forma tradicional, aunque yo la imagino, más bella ^^U