Hola, hola, aquí mi primer fic de Sherlock. Lo tenía guardado desde hace algún tiempo, pero no sabía si publicarlo o no... Bien, al final lo hice solo por diversión. De todas maneras, es hecho por y para fans.
Disclaimer: Ninguno de los personajes de Sherlock BBC me pertenece... Y eso es una gran lástima.
Advertencias: Cambio de género. Insinuaciones de relación ChicoxChico. Una que otra mala palabra.
Prólogo: Una linda mañana en el Baker Streek, con una no muy grata sorpresa para el Dr. Watson.
Sherlock observó la situación desde todos los ángulos posibles y los no-habidos, porque si de algo estaba seguro, era que 1,60 m de estatura aproximadamente, cabello rubio cenizo un poco largo hasta la base del cuello con ligeras ondas. Grandes ojos azules con matices oscuros. Piel suave ligeramente bronceada. Delineadas cejas entrejuntadas en un ligero ceño… Irritación posiblemente, incomodidad del sujeto al ser sometido bajo escrutinio. Contextura física promedio, con curvas moderadas. Labios tensos. Postura rígida…
-S-sherlock…-
Tono de voz tembloroso, pequeñas manos moviéndose con nerviosismo…
-Sherlock.-
Moldeadas piernas cruzándose entre sí, perceptible tic en su ojo izquierdo…
-¡SHERLOCK!
Sherlock paró, solo unos segundos, observando a la persona frente a si la cual ocupaba el asiento de John, esta le veía con ciertos aires abochornados, asustados y por sobre todo, irritados.
Sherlock tomó asiento frente a "ella".
-Interesante…- atinó a decir el detective tomando tan típica pose; palmas juntas frente a su rostro, dejando rozar sus dedos índices contra sus labios –Muy interesante, ¿Y dices no tener idea de cómo pasó esto?
-Oh, joder. Ya te dije todo lo que se, o lo que recuerdo.- la rubia mujer rascó su nuca en un gesto de puro nerviosismo y ansiedad. La mirada azulina de la joven se paseó por toda la habitación evadiendo la penetrante del pelinegro. – Dios… Esto no está bien…- replicó sin devolver la vista a su acompañante.
-Repasemos los hechos… - dijo Sherlock con simpleza, y antes de que la rubia pusiera trabas al asunto replico: –John, si quieres ayuda, necesito saber exactamente todos los detalles. Oh podría deducirlos yo mismo.
–Bien, bien, de acuerdo. Salí a un bar cercano, después de tu berrinche de anoche… -comenzó a relatar, por quinta vez, Sherlock torció los labios ante el inicio de la historia, tenía una causa justa para molestar a John…
¡Estaba aburrido!
John fijó la vista en sus delicadas y pequeñas manos que jalaban con insistencia las mangas de la bata de dormir que llevaba puesta, frunció un poco los labios.
-Duré alrededor de unas 3, ¿o 4 horas? Quizás. El bar estaba casi vacío, solo un par de mesas estaban ocupadas por uno que otro borracho, yo estaba en el mostrador, había un chico sentado a tres puestos a mi derecha, y de vez en cuando pedía bebidas al cantinero con el cual me quedé charlando hasta que me fui.- tragó saliva, para luego humedecer sus labios resecos.
-Bien, cuéntame sobre el chico.
-Sherlock, no pasó nada relevante…
-Yo diré si es relevante o no, John.- comentó con molestia el pelinegro, John a veces podía ser muy ingenuo. ¿Qué era una "explicación detallada" sin detalles? - Así que cuéntame.
John le miró de mala gana, pero prosiguió.
-Estaba borracho, su cuerpo destilaba el alcohol hasta donde yo estaba. Luego se levantó y comenzó a pelearse con sujeto que recién entraba, no duró más de 10 minutos y el cantinero tuvo que buscar apoyo para sacarlos, me ofrecí junto con otros 3, y no pasó a mayores.- dijo sin más.
-¿Y eso no es relevante?
-No empieces.
-Bien, prosigue…
-No tomé un taxi, el lugar quedaba a unos 30 minutos de camino al Baker Streek. Regresé a pie, creo que me topé con una pareja y uno que otros peatones, era muy tarde Sherlock, no había mucha gente en las calles. – Subió su mirada hasta la del joven que le observaba atento. – No recuerdo mucho, bebí mucho alcohol, tú mismo lo viste anoche… ¡Incluso me ayudaste a subir las escaleras! – exclamó John, acomodando sus piernas y apoyando los codos sobre estas, para tomar la cabeza entre sus manos.
-Si. Pesas mucho… y creo que nos caímos en la entrada. – mencionó didutativo el pelinegro.
–… Me fui a dormir, - John lo ignoró -… y cuando me levanté esta mañana para ir al baño…
-Gritaste, corriste a mi cuarto y casi tiras a bajo la puerta de mi cuarto.- Concluyó el detective sin cambiar su posición.
-Uhn, bueno…- una sonrisa tímida cruzó por los (ahora) femeninos labios de John, mostrando un leve sonrojo de vergüenza.- Lo siento… Fue un acto desesperado, no todos los días te acuestas siendo un hombre ebrio y te levantas siendo una mujer con resaca… Lo tradicional sería acostarte con una mujer, levantarte con una resaca y sin la chica… En ese orden.
-John, pensé que ya habías aceptado que en nuestro trabajo lo "tradicional" no siempre va de la mano… -comentó irónico Sherlock.
-Tú Hobie… - replicó- Pero esto es ridículo… ¡Solo mírame Sherlock! – espetó John, alzándose del golpe desde el sillón.
La ropa de pijama le quedaba un poco holgada al nuevo y aún más menudo cuerpo que poseía John. La bata abierta colgaba de los pequeños hombros y las mangas parecían engullir sus manos. Cualquiera diría que la imagen de John siendo mujer, recién levantada; con el rubio cabello revuelto y la ropa desacomodada y holgada se veía adorable, incluso un poco infantil si ignorabas uno que otros rasgos de la edad adulta.
Pero Sherlock, siendo Sherlock, cayó en un exhaustivo escrutinio por cada rincón y cada gesto del nuevo cuerpo de "John", conociéndolo como lo conocía, aquél SI era su John Hamish Watson, pero el lado racional de su mente, el que típicamente siempre predominaba, simplemente no podía procesar aquel caso.
Sonrió de lado, un nuevo reto se ponía ante sí, incluso si ese reto, venía con la "desgracia" del doctor.
5 minutos después, siendo tiempo record, Sherlock cayó en cuenta de que se había perdido gran parte del discurso de su bloguer, aunque sí pudo captar la última parte y al parecer la más importante. Decidiendo así continuar con su escrutinio visual.
–… ¡Porque sencillamente esto no es lo que esperas conseguirte en el espejo un sábado por la mañana! – vociferó John con las mejillas arreboladas y el pecho agitado, sabía qué hacía mal al desquitarse con Sherlock, pero lo bueno de la historia es que este procesaría este momento como una descarga de frustración… O eso quería pensar.
-Comprendo… -pronunció con un tono de voz neutro el detective sin dejar de verla.
-Bien…
-…
-…
-Sherlock… – John se cruzó de brazos, apretando la bata contra sí. Sherlock le miraba, le miraba de manera muy fija para su gusto. Sus mejillas de tonaron de un rosa fuerte.
-¿Si, John?
-¿Podrías dejar se verme de esa manera?
-¿Te molesta?...
-¡Por supuesto!
-… Bien...
-…
-…
-… Sherlock.
-¿Si John?
-No has dejado de verme y… Joder, olvídalo – John, se dejó caer de golpe en su sillón, tomando el cojín con la bandera británica y abrazándolo contra su pecho - ¿Qué horas son Sherlock?
-9:45 am… Y aún no haces el desayuno.
-Sherlock…
-¿Si, John?
-Jódete.
Sherlock bajó sus manos y le dio una sonrisa torcida, si era John, no cabía dudas.
Ahora todo quedaba en descubrir cómo habría pasado todo ese alboroto, y traer a John a la normalidad. Ya que, si John siendo hombre, y su pareja, se negaba eventualmente a tener relaciones con él, no quería pensar a qué podrían llegar ahora que es una mujer… temporalmente.
-chicos, aquí les traje el desayuno, pensé que era bueno consentirlos un poco por irme todo ese tiempo a casa de mi hermana-a… -La señora Hudson, como ya era costumbre entró si más a al departamento, pero cayó al ver a ambas figuras sentadas en la sala.
Su mirada se paseó incrédula de Sherlock a la joven rubia que-ciertamente-parecida-a-alguien-que-conocía-pero-no-recordaba.
-Buenos días señora Hudson… - dijo el detective en modo automático.
Sherlock paseó su mirada entre ambas mujeres, analizando la situación; John se había petrificado en el sillón, viendo con horror a la mujer mayor, por otro lado… Martha Hudson no era una persona tonta, si entrometida, pero jamás tonta.
Vio como esta abría los ojos con sorpresa y entre-abría los labios incapaces de soltar una exclamación alguna.
Soltó la bandeja que llevaba en ambas manos, dejando estrellar contra el piso el contenido, Sherlock solo vio con un poco de cierta desaprobación el caos de porcelana destrozada y un muy –a su parecer- delicioso desayuno desperdiciado, en el piso de su apartamento.
¡Demonios!... Mal día para elegir comer.
-¡Oh, Dios mío! ¡John, ¿qué te ha pasado?!
Bien, Sherlock ya tenía con que entretenerse durante un tiempo. Por el momento, solo tocaría calmar a la señora Hudson y hacer que John entre en razón.
Y Fin... (?)
