Blood Instinct

Summary: Rukia va a casarse. Ichigo se siente incapaz de mostrar sus sentimientos. Y todo… Siempre puede ir a peor.

Como no tengo mi ordenador no puedo seguir ninguno de mis otros fics, así que decidí empezar uno nuevo que iré guardando en mi pen drive a medida que pueda ir escribiendo. También tenía un fan comic empezado con esta historia, pero parece que va a estar estancada un largo a tiempo. Además en forma de fics puedo incluir más detalles. Espero no decepcionar a nadie.

Rated M por el lenguaje, violencia etc.

Discliamer: Bleach no me pertenece y bla bla bla xD


Capítulo 1: Heartless

La sala estaba en silencio. Sólo escuchaba el monótono sonido de las manecillas del reloj de pared. Sentado sobre un banco, esperaba casi pacientemente a que me llamaran. Aún trataba de pensar, de razonar; que hacía yo sentado ahí.

Mi padre simplemente había llamado y me pidió cita con un psicólogo. ¿El motivo? Intento de suicidio. Yo, claramente confuso, no he sabido en qué momento fue que pasó eso. Al principio creía que se trataba de otra de sus malas bromas, pero la seriedad estaba escrita en toda su cara. Y mi padre NUNCA esta serio.

Aún observaba con temor las marcas en mis muñecas, tampoco recordaba cuando me las hice, sin embargo podía imaginarme que era lo que había tratado de hacer.

Siento que esto se me va de las manos. No sabría decir con exactitud, sólo que hay algo mal en todo esto. Y cuando despierto en las mañanas yo…

–Kurosaki Ichigo –me llamaron. Interrumpí mi momento de meditación y caminé adentro de la consulta. Hay algo que tenía muy claro, si seguía así… Me volvería completamente loco.


Adentro de la consulta, había un chico de aproximadamente treinta y tantos años, ojos negros y cabello largo y castaño recogido en una cola; esperando a que el adolescente se sentara frente a él. En toda la habitación solo estaban aquellos dos sillones, una pequeña mesa en medio, y algunos papeles esparcidos en ella.

Ichigo tomó asiento y el otro chico se movió incómodo en su asiento. ¿Qué se suponía que debía hacer con él? ¡Se veía como alguien tan inocente! No podía creer que con esa cara fuera alguien que hubiera tratado de suicidarse. Tragó saliva. ¡Eso le pasa por ser nuevo!

–¡Buenos días! –exclamó de pronto, asustando al adolescente. Mal comienzo, pensó–. Dime. ¿Qué clase de clima te gusta? ¿Eh?

–De qué demonios habla este tipo… -pensó Ichigo mirándolo reír tontamente.

–Solo bromeaba –trató de arreglar su estúpido intento por introducirse y carraspeó –Soy Sasaki Tetsu, espero poder serte de ayuda.

Tetsu tomó un papel y un lápiz de la mesa y se los tendió a Ichigo– ¿Crees que podrías escribir qué es lo que sientes ahora mismo?

A Ichigo le parecía una estupidez y a él tampoco le gustaba mostrar lo que sentía, pero sinceramente hablando, no tenía nada qué hacer. Así que lo haría. Pero no es como si fuera a escribir frente a alguien que no conoce de nada, lo destrozado que se sentía por dentro.

-Hace un mes, en la Sociedad de Almas—-

El silencio era un poco incómodo alrededor de aquella habitación de la mansión Kuchiki. Rukia e Ichigo estaban sentados en el suelo y el shinigami esperaba impacientemente a que Rukia le dijera lo qué quiera que quisiera decirle. Para eso lo había hecho ir hasta allí.

Rukia temblaba ligeramente, nerviosa. ¿Cómo podía decirle aquella noticia? Ichigo era tan impredecible que no sabía cómo hacerlo, pero no importaba cuántas vueltas le diera porque acabaría diciéndolo igualmente. Así que se lanzó.

–Quería que fueras el primero en saberlo –empezó diciendo, sin que se le notara lo nerviosa que se sentía por dentro–. Voy a casarme.

La confesión de Rukia pareció impactar al adolescente de una manera que no imaginó, sólo que eso ella tampoco sabía que pasaba por su cabeza. Ichigo lo sabía, conocía todo ese rollo de la nobleza. Seguramente Rukia sería casada con alguien que no conoce de nada y viviría para siempre con él. De algún modo quería felicitarla por hacerla sentir bien, pero solo acabó gritándole, como él siempre hace.

-¡No digas tonterías, Rukia! –sin querer elevó la voz más de lo que quería, por algún motivo se sentía molesto. No con su amiga, sino consigo mismo– ¡Deberías casarte con alguien quien ames!

–¿Celoso? ¿Eh, Ichigo? –sonrió. Una sonrisa falsa para ocultar la verdad. Ella no quería casarse, pero era la ley. No podía hacer nada para cambiarlo. Además, para los shinigamis el amor, es solo un sentimiento que debe ser apartado. No lo necesitan– ¡No te preocupes por mí!

-¡No me refería eso! –respondió de vuelta– ¡Quería decir que yo sí te a…! –su voz se fue apagando cuando se percató de lo que estaba diciendo. ¿Y por qué se había detenido? No quería que Rukia se preocupara por algo tan trivial como lo que él sentía.

Rukia lo miró con el ceño fruncido. Sabía que él le iba a decir algo, pero no oyó lo último que dijo. ¿Él qué?

Ichigo se paralizó. No sabía que debería decir ahora, la shinigami lo miraba atentamente y casi pareciera que intentara ver dentro de él. ¡¿Qué demonios estuvo a punto de decir? Se llevó la mano a la boca y sin que ella lo notara, se mordió la piel. Su corazón daba golpes fuertes contra su pecho. En una habitación tan silenciosa, no sabía como fue que Rukia no oía sus latidos. Respiró hondo y se calmó. Sería mejor que se fuera antes de que Rukia empezara con una corrida de preguntas a las que no quería contestar.

Se puso en pie y se pasó una mano por el cabello–. Como sea… Gracias por contármelo a mí primero.

Rukia observó como el shinigami se ponía en pie para irse. Quería decirle lo mucho que le preocupaba su matrimonio, sin embargo pensó que Ichigo ya tendría bastantes problemas como para preocuparse también por los suyos.

-Debo irme, Rukia. Cuídate mucho –lo haría. Lo mejor que pudiera –Oh y otra cosa más –Rukia volteó a verle cuando pasó por detrás de ella –Espero que seas feliz con ese hombre…

–Gracias… -sabía que Ichigo lo había dicho con buena intención, aún así sabía que eso no se haría realidad. No sería feliz con quien iba a casarse porque su corazón estaba con otro…

Ichigo salió fuera de la habitación y se apoyó contra la pared contigua. El sudor le recorría la frente y su corazón seguía igual de acelerado que antes. Los nervios no parecían querer abandonarle. Se sintió fatal. No fue capaz de decírselo, era su única oportunidad… Pero cada vez que lo intentaba siempre le asaltaba el miedo. El miedo de ser rechazado. Sabía perfectamente que no ganaría nada si no lo intentaba, pero no podía. No se sentía capaz.

Escuchó un leve sollozo y se obligó a calmarse. Abrió un poco la puerta corrediza y echó un vistazo al interior. Rukia estaba en el suelo, con la cara entre sus pequeñas manos. Levantó la cabeza y su rostro estaba lleno de lágrimas.

-Yo no quiero casarme con ese hombre… -Ichigo sabía bien que Rukia no era de las que lloraban. La conocía como una mujer fuerte que soportaba todas las adversidades. Y esta vez, ella parecía que estaba siendo realmente herida.

Ichigo sentía que su mundo entero se venía abajo. Él no podía hacer nada, no podía intervenir en esos asuntos. ¡Pero Rukia estaba llorando!

Volvió a darse la vuelta, sus brazos cayeron a su costado. No le gustaba verla llorar. No quería que llorara más, ella no era así.

Notó como sus propias lágrimas asomaban en el borde de sus ojos. Adentro llovía… Podía notar como se hundía en su propia desesperación. Algo lo obligó a abrir los ojos de nuevo.

Iba a protegerla, costara lo que costara. Se llevó las manos al rostro y se limpió las finas lágrimas de sus mejillas.

–No te preocupes, Rukia –murmuró levantando la cabeza y mirando hacia el cielo –Yo te protegeré –sus ojos no mostraban nada, estaban simplemente vacíos – No dejaré que te hagan daño –su rostro tampoco expresaba nada, permanecía impasible. Luego poco a poco frunció el ceño de nuevo–. Yo mataré… a ese cabrón que te hizo daño.


Yohoo! Amo esta idea desde que empecé a dibujarla. Solo diganme si les gusto y que piensan que va a pasar. ¿Ven ese botoncito azul que hay debajo? ¡Sólo dénle y les daré tabletas de chocolate! ¡Y por favor le pediría a una amiga que ya lo ha leído que no dé spoiler si deja review xD!