Hola minna! Aquí con este short fic. La inspiración me llegó y quise compartirlo con ustedes. Espero que disfruten leerlo.

Nota: Los personajes no me pertenecen, son del gran Hiro Masima-sensei, pero la historia es mía. La imagen tampoco es mía, solo que no sé quien es el autor n.n'


Mi dragón rojo de blanca armadura


El inicio de algo maravilloso

La mayoría de los cuentos comienzan con "Había una vez", pero este no lo hará. Esta es la historia de una dulce joven y un dragón.

En una pradera alejada, en la ciudad de Fiore, una pequeña niña de aproximadamente seis años de edad se paseaba tranquilamente jugueteando con unas flores. Su nombre es Lucy Heartphilia, hija única del matrimonio Heartphilia, poseedora de una fortuna extraordinaria y una familia muy amorosa.

Después de un rato de juguetear con sus flores, Lucy, se sentía muy animada, había pasado todo el día divirtiéndose con todo lo que encontraba en su camino. Estaba atardeciendo, el viento era cada vez más pasivo, se podía palpar la calma en el aire. La pequeña niña puso todas sus fuerzas en su última carrera, en un esfuerzo por ganarle a la velocidad en la que se ponía el ocaso. Dio una vuelta y con una sonrisa en el rostro saludo efusivamente a sus padres que la miraban a lo lejos.

-El cielo se ve tan claro, los colores que tiene son hermosos- se encontraba emocionada por el bello paisaje que presenciaba.

-¡Lucy, no vayas a caer! ¡Ten cuidado cuando corres!- gritó con preocupación desde el otro lado Layla, madre de Lucy.

-Vamos, Layla. Sabes que Lucy es igual a ti- Jude, padre de Lucy, le ofreció una cálida sonrisa a su esposa.

-Lo sé, es por eso que lo digo- Jude abrazó a Layla y así, ambos observaban al fruto de su amor, Lucy, su pequeña niña.

El viento se movía al compás de los latidos de su corazón, se encontraba realmente feliz. En su carrera sintió como el viento cada vez se agitaba más fuerte y una inmensa sombras opacaba los pocos rayos del sol que llegaban a sus ojos. La expresión en su cara cambió, sus ojos se abrieron con total plenitud, pues volando justo por encima de su cabeza se encontraba un enorme dragón de color rojo intenso. A pesar de la altura, Lucy, podía apreciar cada uno de los detalles de su anatomía, podía apreciar el inicio de una escama hasta el término de otra. Era algo simplemente asombroso. Lucy aceleró el paso, quería alcanzarlo, pero debido a sus cortas piernas y a la rapidez con la que volaba aquel dragón no podía. No se rindió, decidió seguir hasta poder lograrlo.

-¡Espera por favor! ¡Espera!- gritaba con desesperación la pequeña.

Pero parecía que aquella maravillosa criatura ni se inmutaba por su llamado.

-¡HEY! ¡Por favor espera!- en esta frase puso hasta su último aliento, pero no dio el resultado que ella esperaba.

En una búsqueda desesperada; entre sus bastas miradas al dragón, vió una cabellera pelirosa, nunca había visto una como esa. La curiosidad le ganó, y en vez de llamar la atención del dragón, decidió llamar la atención del chico. Por toda la emoción que traía, Lucy no se percató de los ritos alarmados de sus padres.

Jude decidió mejor no esperar y correr tras su hija que cada vez se alejaba más de su alcance.

-¡Lucy, detente! ¡Te puedes lastimar!- seguía corriendo, no podía dejar que su pequeña se lastimara.

-¡Hey, tú, niño! ¡Voltea!- exigió Lucy.

El niño pareció escucharle por lo que volteo su cabeza para verla.

-¡Si sigues gritando de esa manera vas a reventarme los oidos ¡- reclamó con enojo el chiquillo.

-¿Eh?- masculló Lucy- ¡¿Eso quiere decir que me estabas escuchando?! ¡¿Por qué no contestaste en tonces?!- no podía contener su enojo, no entendía el motivo del niño para ignorarla.

-¡Ya, ya! Mejor olvida eso, te escuche, pero no me estabas llamando a mí ¿Cierto?

Lucy se quedó pensativa, él tenía razón, en un principio ella estaba llamndo a aquel imponente dragón, ni siquiera se había percatado de la presencia del niño.

-Bueno, no pero…

-Ya está, tenía razón- el chiquillo le mostró una amplia sonrisa a Lucy, quien de la impresión por la belleza y sinceridad que encontró en ese rostro se quedó petrificada.

-Es… tan…

-Oye ¿No tenías algo que decir?- interrumpió el niño, sacando a Lucy de sus pensamientos.

-¡Cierto! Yo solo quería saludar.

-¿A mí o a mí papá?- cuestionó el chiquillo.

-En realidad a… ¿Es tu papá? ¿Cómo es posible?

-Sí, es mi papá- sonrió orgullosamente el chiquillo- No es nada raro.

Las alas del dragón se agitaron aún con más fuerza, derribando a Lucy, el niño al verlo , corrió por el lomo de su padre y saltó a socorrer a la pequeña niña.

-¿Te encuentras bien?- Lucy se cubría el rostro con ambos brazos.

-Sí- masculló entre sollozos.

-Eh… ya víi que estás bien, ahora me tengo que ir.

-Gracias por preocuparte.

-No es nada- el viento aún soplaba muy fuerte.

El chiquillo llevaba una bufanda blanca atada al cuello, que por culpa de la ventisca voló. Lucy lo notó de inmediato y corrió a perseguirla. Cuando la tomó, buscó con la mirada al niño.

-Te tengo- sonrió victoriosa al tener la bufanda en sus manos, era muy larga, con unos detalles en forma de líneas por toda la tela, sumamente suave, con ella se podía sentir protegida, a salvo. La acercó a su rostro y la frotó con lentitud.

-¿Qué haces?- interrogó el niño, sobresaltando a Lucy.

-Yo… yo…nada… es solo… ¡ten tu buafanda!- le extendió la prenda y agachó su mirada.

-Gracias, ya me tengo que ir- antes de saltar al lomo del dragón, le dedicó una cálida sonrisa a Lucy.

-¡Espera!- gritó Lucy- ¡¿Cuál es tu nombre?!

-Soy Na…- no pudo escuchar el nombre.

-¡Repítelo, no lo escuché!

-Na…- pero no lo pudó escuchar ni volver a preguntar, pues detrás de ella se encontran Jude y Layla, que la sujetaban con firmeza en sus brazos.

-Lucy, no vuelvas a hacer eso, fue muy peligroso- reprendía Jude.

-No fue tan peligroso Jude, pero pudiste haberte lastimado, Lucy.

-Lo lamento, yo solo quería estar con ese dragón- Lucy frotaba sus manos contra sus ojos, que no paraban de soltar lágrimas.

-Mejor regresamos a casa, ya está oscureciendo- dijo Layla.

-Sí, vámonos.

Los tres se encaminaron hacia su casa para descansar, solo que Lucy no lo podría hacer, había tenido una experiencia fabulosa.

Ya en su cama, Lucy recostó su cabeza en su almohada, estaba segura que no olvidaría ese día. Ese niño era un dragón, un dragón con armadura.

-No se su nombre- dijo con decepción la chiquilla- Na, ahora ese será mi dragón.

Después de decir esto cayó en un profundo sueño.

Al pasar de los años

-Levy, te digo que no- reprochaba una hermosa rubia.

-Vámos Lu-chan, se ve muy interesante- hablaba con insistencia una dulce peli azul.

-No, yo no quiero leer ese libro.

-¿Ni por mi, Lu-chan?- la peli azul hizo un puchero que terminó por romper la voluntad de la rubia.

-Está bien, que no podría hacer por ti, Levy, eres mi mejor amiga- sonrieron.

-Yo compro los dos, esperame aquí- la chica salió dosparada hacia la librería.

Levy y Lucy estaban intentando decidir cual lbro debían leer, eran mejores amigas desde los siete, por lo que compartían muchos gustos. El lbro que Levy quería trataba de una doncella que se quedaba atrapada en una torre, custodiada por un feroz dragón, al final la rescataba su príncipe. Estas lecturas no le gustaban a Lucy, los dragones no eran malos, lo sabía por Na.

Levy llegó con los libros, estaba muy agitada.

-¿Sucedió algo?- perguntó Lucy.

-No, pero no creerás lo que encontré.

-Dime que encontraste.

-¿Recuerdas el niño de tu historia? ¿Noa?

-Era Na, y sí- Lucy no contenía su curosidad.

-Acabo de ver a un chico justo como lo describiste.

Por algún motivo el corazón de Lucy comenzó a acelerarce, ¿Sería el destino? Sea como sea averiguaría todo sobre ese chico, puede que el sea lo que tanto había estado esperando.


¿Qué tal? Espero les haya gustado. Por favor déjenme un Review ¿sip? Les agradecería mucho. :)

Besos y abrazos.

Ayano-chan fuera :3