Autor: Lionel

Género: Acción | Drama | Manga/Anime | Romance.

Advertencia: Narración en primera y tercera persona, uso de OC y OoC, leguaje soez.

Disclaimer: Naruto no me pertenece ni sus personajes sino a Kishimoto.

─ Capitulo 0 ─

El vestigio de la Tormenta

Llovía a cantaros afuera. No era de extrañarse que las gotas débiles del aguacero cayeran a tierra buscando que ésta la detuviera, las abrazara para en un posterior momento despedirse en una danza sin fin. Por una ventana en el edificio más alto de lo que solía ser aquel lugar, un joven observaba fastidiado, no, hastiado de tanto ver llover. Miró a la derecha y luego a la izquierda entre todo aquel tumulto de edificios tratando de visualizar algo bueno pero lo único que veía eran apartamentos en forma rascacielos todos del mismo color que el cielo de la región. Su madre no le había permitido salir después de su último incidente algunas semanas atrás, por lo que se hallaba en su habitación deambulando por cada esquina que viese buscando que hacer para matar el tiempo en vez de solo mirar al techo gris de su cuarto.

── ¿Hasta cuándo va a terminar de llover? ──se preguntó así mismo. Él, no era alguien que lo dominara cuatro paredes, su imaginación iba más allá. Era un soñador que pensaba en darle a aquella villa un lugar mejor.

De pronto, un ruido llegó a sus oídos. Alguien tocaba la puerta de la habitación alegrando la vida del joven quien de inmediato salió a ver quién era, llevándose la mera sorpresa de una figura de ojos púrpuras frente a él; juntó de brazos no lo miró y procedió a seguir adelante. No quería admitirlo pero ese joven era la causa de su encarcelamiento injustificado, según él.

──Oh, vamos ──se acercó por detrás para tocarle el hombro en cuyo reflejo el de menor altura eludió──. ¿Todavía estas molesto por lo de la semana pasada?

──Nagato-niisan ──dijo con un tono cansado──, todo fue tu culpa por haberme llevado a escondida de mi madre ──le reclamó como todo un crio de 7 años claramente molesto.

──Ah, pero tú eras quien quería ver la frontera con el país del fuego ¿no? ──el más pequeño bufó pues en cierto grado tenía razón──. Ya deja los lloriqueos y vamos, la cena está servida y tu mamá se va poner molesta si no llegamos rápido. Ya sabes, no le dicen cómo le dicen así porque así… ──mencionó en clara señas de un apodo por la cual la conocía y le temían con tan solo escucharle.

──Habanero Sangriento ──pensó mientras seguía adelante──, supongo que tienes razón.

Caminaron hasta que llegaron a un gran salón adornado por doquier con candelabros y alfombras por lo que a cualquiera traería recuerdos de las imágenes de los castillos londinenses en tiempos "modernos". Las telas de las cortinas que cubrían las ventanas era de color lila y en medio de todo se hallaba una enorme mesa larga con varios asientos pero lo que más destacaba era la presencia de una mujer. Parecía tener unos 24 años pero realmente tendría unos 30; su cabello rojo llegaba a sus caderas definidas y enlazaban un fino vestido verde con blanco. Sus ojos púrpuras miraban a ambos con algo de frialdad, sobre todo con Nagato quien la ignoraba poderosamente.

──Naruto, cuantas veces te he dicho que no estés mucho con Nagato… Se te puede pegar lo torpe hijo ──decía con una sonrisa muy amplia. En la mente del chico acusado rondaban frases como "mira quien lo dice" y cosas similares, pues en aquella familia todos eran iguales──. Sabes, tu padre recientemente tuvo que partir a ver unos asuntos relacionados con el clan y otras cosas relacionadas con nuestro hogar, Kyako fue con él.

── ¿Otra vez? ──se cuestionó el hecho de que pasara tan poco tiempo en casa y más pendiente de cumplir su promesa, esa de la cual tanto alardeaba como excusa para estar poco tiempo con él──. Por lo menos Kyako-niisan está con él ──suspiró con alivio al escuchar que fue acompañado por alguien de mucha confianza.

── ¡Ja! Sabes que tu hermano mayor siempre está pendiente de que no le pase nada, son como un dúo imparable. ──expresó sacándole una sonrisa. Para el joven de cabellera amarilla, su hermano era la viva imagen de su madre. Cabello rojo, ojos púrpuras con unas marcas en su rostros como si tuviere bigotes de un zorro y con una gran habilidad; era su ídolo──. Recuerda que mañana tienes academia, estás a punto de graduarte… no nos decepciones.

──Sí mamá.

──Kushina, sabes, tengo que hablar en privado contigo ──aquello parecía serio──, cuando terminemos ──mencionó con alegría comiendo la comida que le habían puesto, Ramen, a toda marcha.

Quizás fueran cosas de la vida, pero aquel clan parecía solo alimentarse de eso o por lo menos los más rebeldes. Kushina salió del lugar dejando a Naruto solo mientras terminaba de comer aquel alimento caliente, no obstante, no fue así por mucho tiempo ya que tres personas llegaron al lugar. Los tres individuos tenían el color del cabello del clan, dos de ellas poseían lentes y su figura no resaltaba tanto más como la última quien parecía tener un poco más de busto.

──Ey Naru-chiin ──la actual mencionada llegó por atrás del rubio y se colocó por encima de sus hombros aprisionado su cuerpo con el del chico para su molestia──. Eres malo, siempre te dan ese Ramen que tanto me gusta… me pregunto si…

──Ni no lo piense Tayuya, no te daré nada aunque me seduzcas ──le dijo para luego darle una mirada fría con tal de defender su ramen. La fémina siempre trataba de quitarle su comida favorita como parte de su plan de fastidio magistral.

──No vuelvan a comenzar, por favor ──declaró la otra chica, la cual parecía tener la misma edad que el protagonista de esta historia.

── ¡Ja! Como digas ──le dijo sarcásticamente a la vez que se llegaba a buscar su asiento──. Karin, a veces te envidio.

──Espero que sea bueno ──mencionó la persona de mayor edad entre ellas. La mujer tenía las mismas facciones corporales con la única diferencia era que su cabello era más corto que el de la chica de su lado.

──Sí, Kiara-san ──tomó sus palillos chinos con desgano──, el amor de madre… ──pensó fugazmente recordando su estado de huérfana. A pesar de tener apenas 12 años, Tayuya, era una Chuunin de Amegakure no Sato y su habilidad era única en cuanto se trataba de Genjutsu.

Todo pareció quedar en silencio en cuanto comenzaron a comer, lo que si era costumbre mientras degustaba la comida en aquella enorme mesa. Kushina y Nagato habían salido hacia otra parte para hablar de un asunto en particular, algo que posiblemente afectaría el futuro de todos en un tiempo posterior. Nagato, por mucho difería de los Jounin o ANBU de Ame, era capitán de un escuadrón de asesinato y a sus 21 años podía controlar muchas formas de Funnjutsu, le apodaban "el sepúltelo" por el mero hecho de que había sellado una villa de la cual más nunca se volvió a ver. Era una persona seria cuando trabaja más trataba de ser bromista mientras no estaba en servicio, quizás con el motivo de poder opacar los lamentos de las personas muertas por sus manos.

──Es sobre las desapariciones…

[…]

Unas Semanas después…

Konoha festejaba con jolgorios y aplausos la victoria obtenida hacía tan solo 7 años atrás. El 10 de octubre, Kusagakure no Sato atacó a la hoja mientras se hallaba en paz y moraba en armonía. En el sigilo de la noche, la luna se tiño de rojo con la sangre de los combatientes quienes defendieron la invasión de la villa inferior. El orgullo militar de que tanto presumía la hoja, los Uchihas, se vieron en desventaja al poder ser paralizados por una fuerza superior. No obstante, el Sandaime Hokage junto al Yondaime Hokage, pudieron hacerle frente a las fuerzas superándolas y llevándose la victoria. Los reportes del ataque quedaron bajo clasificación así como algunos eventos extraños que ocurrieron durante la invasión.

Entre el gentío y el alboroto, otros más trataban de sobrevivir entre las oscuras calles de Konoha. Dos niños de unos 7 años caminaban por la oscuridad llegando a un parque donde ponían un pedazo de comida que lograron quitarle a un perro callejero. Se sentaron bajo un árbol a la vez que podían ver una piedra especial, le decían el monumento de los caídos. Ellos se miraron felices, era la primera vez que podían conseguir algo decente de entre los desperdicios de los aldeanos más privilegiados, según ellos, por tener que comer y beber mientras ni siquiera podía tener un bocado en los tres momentos del día, apenas unos y debían compartirlos por la mitad. Andrajosos y mal vestidos, con apenas unas mudas de vestido degastado, roto y remendado, era lo que los podía por lo menos medio mantener caliente. Una luz pudo distinguirlos como una chica y un chico.

──Ten, esta es tu parte ──el de género masculino tenía el cabello negro, ojos negros; su cuerpo llegaba a ser esquelético y degastado. Vestía con un pantalón gris roto en las piernas, su camisa era azulada y estaba rasgada en la parte de atrás donde se suponía que llevaba el logo de su clan.

──No, es demasiado ──apreció ella con ojos llorosos mientras él le daba la mejor parte de lo que habían conseguido. No era más que un simple pedazo de carne y la mitad de un bollo.

──Fuu, si no fuera porque lo viste no hubiéramos conseguido nada ──explicó él a la joven que se distinguía por unos ojos ámbar y cabellera verde──. Gracias a ti pudimos ver a ese perro con este envoltorio.

──Pero fuiste tú quien lo derrotó ──ella trataba de regresarlo──, Sasuke.

──Insisto ──realmente ella no pudo negarse. Ver al joven quien tenía raspaduras y sangraba por los brazos no pudo más aceptar al sentir que hacía lo mejor para protegerla.

En ese momento, ellos estaban solos, siempre lo habían estado desde que tenían razón. El azabache fue miembro del Clan Uchiha pero por alguna extraña razón un día fue exiliado y jamás volvieron a reconocerlo. La chica, era más que una desconocida pues no tenía registro de nada en lo absoluto y se decía que la encontraron en el hospital de la villa el día de la victoria de la hoja. Eran completamente desconocidos entre sí, pero compartían un sentimiento; muchos de los aldeanos les tiraban cosas y los odiaban… ni siquiera el Kage pudo o se sintió impulsado a ofrecerles una vivienda. Vivían en las calles desde los 4 años sobreviviendo a la dura infancia con tal de poder subsistir. Sin embargo, desde que se conocieron, su único interés era que el otro estuviera a salvo. Los dos se consideraban hermanos de diferentes madres.

──Pero que tenemos aquí ──dos Chuunin se acercaron a ellos.

Desde hace algunas semanas, habían estado buscando el momento preciso para encontrarlos. Sus intenciones no eran buenas y sobre todo con la fémina la cual sentía sus miradas pervertidas, asustándola. Sasuke se interpuso entre ambos y ellos se bufaron.

──Quítate, enclenque ──el más alto le dio una patada y lo mandó contra el árbol sacándole el aire del cuerpo──, no haces más que estorbar entre nosotros y nuestra "amigita" ──el tono de voz de su última palabra heló a la infante quien no hizo más que llorar.

──Vamos a disfrutar de un buen rato contigo ──exclamó el otro mientras se acercaba.

── ¡Ustedes, malditos! ──un chico salió de entre la oscuridad, había estado observado todo desde hacía un rato y no quería ni podía permitir que algo más sucediera.

La persona que salió a su defensa, no era más que ellos. Un chico de 7 años, rubio con marcas zorrunas en su cara, no medía más que los otros dos pero sus ojos mostraban determinación y en su cuello se hallaba una banda shinobi con una espiral. Ambos lo miraron y sonrieron al acercarse a él con un Kunai en su mano mientras el otro sacó una Katana. Aunque no tenía ningún plan, debía actuar y eso a que apenas se había graduado.

── ¡Corran! ──el joven hizo rápidamente unos sellos de mano── Suiton: pistola de agua ──con sus manos juntas acumulando una gran cantidad de chakra lanzó un ataque a los dos para que ellos tuvieran que eludir y de esa manera aprovechar a correr a donde estaban los dos infantes. Ambos aun se hallaban estupefactos con el joven y cuando lo vieron venir ellos, a penas reaccionaron a tomar su manos y ser arrastrados para cuando se dieron cuenta──, les dije que corrieran, ¿son sordos? ──preguntó molesto por haber perdido tiempo.

──No se escaparan tan fácilmente ──El más bajo, el cual poseía cabello morado y ojos verdes, poco fornido y hambriento de venganza después de haber tenido que eludir un golpe de un infante menor en rango, llegó a ponerse en frente mientras el otro por detrás. Uno agarró a Naruto mientras el otro a Sasuke──, vamos a ver cómo se sentirá su rostro cuando se estrelle contra el pavimento.

Ambos tomaron sus cráneos y los golpearon contra el suelo siendo imposible escapar de su agarre mientras una y otra vez repetían lo mismo. La chica gritaba que los dejaran quietos pero aquellas calles se hallaban desoladas; lo habían planeado bien aquellos degenerados. Sasuke trató de colocar sus manos para detenerse pero el más alto y quien lo tenía, de cabello blanco y ojos amarillos, tenía más fuerza. Lo dejó en suelo por haber perdido su interés al ver que ya no podía más y se dirigió a la chica con su mirada perversa. Un grito de la fémina lo despertó otra vez para ver como ella era tocada por el de los ojos amarillos al tiempo que el rubio se vio obligado a arrodillarse y a observar.

── ¡Fuu! ──sus ojos se tiñeron de rojo con la fuerza de voluntad de acabarlos pero su cuerpo no respondía, ¿acabaría todo allí? Él se negaba a quedarse allí hacer nada por lo que trató de ponerse de pie para alcanzar a verlo y sin embargo, no podía hacer mucho── Fuu ──sollozó.

No obstante, una sombra tomó la cabeza de uno de los Chuunin y rápidamente tomó el cuello con la otra mano del otro. En cuanto los tuvo a los dos los golpeó contra el suelo haciendo un cráter en la calle, su fuerza de impacto fue tal que se oyó el crujir de sus cráneos.

──No te dijes que no te adelantaras, ¿vez lo que haces? ──un chico de cabello rojo y ojos púrpuras lo veía algo enojado por haberle desobedecido.

──Lo siento Nii-san pero cuando los vi sentía que debía ayudarlos ──dijo mientras este se paraba limpiándose la sangre de la boca.

──Ya no importa, yo sellaré a estos sujetos ──sacó un pergamino y los cubrió para luego ejecutar unos sellos y hacer que fueran absorbidos por el papel──, no creo que Konoha le importe que le falten dos Chuunin incompetentes ──musitó para guardarlos en su equipamiento──, es hora de irnos. Jiraiya ya debió haber terminado de hablar con el Hokage así que ponte otra vez el Henge que yo haré lo mismo.

──Sí ──mencionó para luego quedarse mirando a sus nuevo amigos──, ellos… ¿pueden venir con nosotros?

Kyako cerró sus ojos para luego entre abrirlos y nuevamente mirarlos levantado una sonrisa en su rostro. "Quizás no todo esté perdido", pensó para luego suspirar y hablar de que no había problemas. Los dos infantes se vieron las caras para que luego ser atendidos por el pelirrojo quien efectuó un Jutsu de sanación en los tres, por lo menos centrándose más en Naruto pues no quería que su madre le reclamara el haberle dejado sin vigilancia. Sintió un escalofrió al recordar lo que le hizo a Nagato semanas atrás por haber llevado al rubio sin su permiso para ver salamandras gigantes que por allí transitaban y casi matarlo, Kushina a Nagato, por haber permitido que una lo engullera. Aunque tuvo compasión por ser su sobrino y conociendo que el de los ojos azules era curiosamente tremendo, Konoha era un asunto muy diferente.

Caminaron hasta hallarse en las cercanías de la entrada. Se pasearon por un callejón al lado de un puesto de Ramen, donde se encontraron con el albo y preguntaron por su reunión. Jiraiya posó su mirada entre los críos notando que había más que antes haciéndole pensar que no tendría momentos para poder descansar e ir a investigar en el camino a casa.

──Minato dijo que usara esto si algo extraño o malo pasara ──dijo mientras sacaba un Kunai espacio-tiempo con un sello especial──. Todos toque algo de mi cuerpo y… Jiraiya, cuidado con lo que tocas.

── ¿Ah? No sé de qué hablas ──alejó su mano de donde tenía pensado ponerla.

──Lolicon ──pensó haciendo que sudara y este luego diera la vuelta. Colocó su mano en la espalda mientras los chicos tocaron su torso──. Vámonos ──tan solo colocó un poco chakra como una firma reconocida y este brillo en tonalidad morada haciendo que todos fueran teletransportados a las afueras del país de la lluvia.

── ¡Yo debo aprender ese Jutsu! ──exclamó Naruto como siempre animado por haber visto una nueva técnica, habiendo cambiando su actitud por una más conmovida al acercarse a ellos luego los abrazaran trayéndolos a tierra.

──Esto… es… ──exclamaron los dos como bobos.

──Su nuevo hogar ──les dijo Kyako mientras empezaba a caminar delante del grupo──, su nueva familia.

Aquella palabra era inexistente en el vocabulario de ambos infantes, se vieron como si todo fuera un sueño. Estaban ante una esplendorosa villa alumbrada por linternas hermosas de color anaranjados, un rio atravesaba la Aldea, había muchas formaciones rocosas que tenían algunos remolinos como sellos; simplemente increíble. Llovía sobre ellos como algo cálido durante la noche, no era fría no era desdeñosa; era como si les estuvieran dando la bienvenida a una nueva oportunidad para poder demostrar que no merecieron nada por lo que pasaron injustamente. Era tal y como un viejo profeta dijo una vez, uno cancela su salario de alguna manera; todo en la vida se paga. Todas nuestras acciones tienen consecuencias, las buenas y malas decisiones; si uno hace el mal recibiera de vuelta la misma moneda, eso significa el Karma.

Konoha, a penas se imaginaba lo que iba a pasar…