Capitulo Único: Categoría Superior.
.
.
.
New York.
Uchiha Sasuke nunca había creído que existía un dios, pero si ángeles. Ángeles perfectos y bondadosos que cuidaban de las personas, tan hermosos que era imposible mirarlos directamente a los ojos y si lograbas hacerlo era imposible apartar la mirada de ellos.
Recordaba perfectamente la primera vez que conoció a uno, se acababa de mudar a New York, dejando su pequeña ciudad natal atrás para no volver. Estaba tan asombrado por los grandes edificios y las personas que caminaban apresuradamente sin importarle a quien arrollaban en su camino.
Su única pertenencia, una mochila negra con algunas cosas personales dentro, cayó al pavimento cuando un hombre lo golpeo al pasar junto a él.
—Fíjate, idiota. — había murmurado malhumorado, Sasuke estaba a punto de responder cuando el sujeto se perdió entre la multitud.
Molesto, se arrodillo comenzando a meter las cosas a su mochila, algunas personas empujaban sus libros sin tacto alguno y otros tantos pisaban su ropa accidentalmente, pero ninguno se compadeció a ayudarle, hasta que ella llego.
Sin conocerlo, sin ánimos de ganar nada se arrodillo junto a él, sin importarle si su pantalón se ensuciaba o si sus manos se manchaban de polvo. Sasuke levanto la vista y el brillante sol fue opacado por dos soles jades más grandes.
Era la chica más hermosa que pueden imaginar, con un cabello largo y roso cayéndole por la espalda, una piel blanca y perfecta, y lo que más hermoso en ella era su sonrisa, una tan despampanante que la chica le brindaba tan fácilmente, era la primera que había visto desde que bajo del avión.
Delicadamente tomo un libro viejo y desgastado de pasta roja, le sacudió ligeramente el polvo y leyó el título en voz alta. —Matar a un ruiseñor. — Su voz era como dormir después de pasar noches con insomnio, o agua fresca cuando mueres de sed. Tan dulce y frágil. — Es de mis libros favoritos. — sonrió, él le tendió la mano y en un ágil movimiento ambos estaban de pie.
La chica le alcanzo el libro. — Gracias. — agradeció. — Soy Sasuke, Sasuke Uchiha. — se presentó.
—Sakura. — dijo bajito.
Antes de que si quiera pudiera echarle un último vistazo, comenzó a andar tan de repente por la acera, levantando la mano despidiéndose.
Sasuke quiso correr tras ella, pero sus piernas no se movieron. — Hey Sasuke. — grito. — Bienvenido a New York. — fue lo último que escucho de sus labios antes de perderla de vista.
Sasuke había conocido mujeres guapas, atractivas, bestiales, sensuales, voluptuosas o elegantes. Pero había una categoría superior, donde solo estaba ella.
Tal fue su felicidad cuando dos días después la encontró sentada dos bancos tras el suyo en la Universidad, sonriéndole como solo los ángeles saben.
.
.
.
