Naruto Copyright © Masashi Kishimoto
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Words: 498.
Un Mes con ItaDei. -Día 8.
Tαke me, my friend.
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Deidara e Itachi han sido los mejores amigos desde el primer instante en que sus ojos se cruzaron.
Tan diferentes como son, de un momento para otro no hubo forma ni manera que se separaran.
Itachi siempre ha sido un degustador de la soledad, para él, estar sumergido en el suave olor de un viejo libro bajo el silencio que le otorga una habitación es el fruto prohibido, esos momentos son los únicos que hacen apacible su existencia. Mientras que Deidara se caracteriza por su intolerancia y repelencia hacia la soledad, incluso, el temor.
Pero para él, Itachi siempre ha estado allí.
»Cuando escapó del orfanatorio, lugar que alguna vez llamó hogar, lo hizo para dejar de estar sólo, esperó bajo el columpio a que llegaran sus amigos, pero lo único que lo alcanzó fue la noche.
La oscuridad y soledad no era un buen combo.
El miedo lo invadió e intentó regresar, pero estaba perdido. Sus pasos acelerados eran un suave eco en la oscuridad que le atemorizaba al igual que su sombra. Su respiración ya no daba para más, el viento helado se colaba por su boca y congelaba su corazón produciéndole un fuerte dolor en el pecho.
Sin poder evitarlo cayó al suelo golpeándose en la mejilla.
Cerró los ojos como única reacción y al abrirlos no pudo evitar gritar al ver lo que parecía ser sangre. Sin equilibrio alguno logró colocarse de pie y corrió hasta alcanzar a ver una caja, la sangre de su rostro se había deslizado gracias a las gotas de lluvia que ahora caían.
—Hnm… Siempre yo.
Deidara se introdujo más en la caja, temeroso, mientras gimoteaba.
Los ojos ónix de aquél extraño se clavaron en él.
— ¿Quién está allí? —Preguntó.
Deidara tapó su rostro resignándose a llorar con más fuerza. El niño temió que fuera su culpa, lanzó la bolsa de basura lejos y se encaminó hacia el rubio, con el seño fruncido se agachó, dejando que la lluvia empapara sus cabellos.
— ¿Estás bien? —Preguntó.
Deidara retiró las manos de su rostro, un poco más clamado, mientras pequeñas lágrimas bajaban de su rostro, al sentir como el chico acariciaba sus cabellos.
— Mi nombre es Itachi, Uchiha Itachi ¿Te has perdido? —Deidara asintió— ¿Tienes miedo? —Repitió el movimiento—Ven, sal, te ayudaré.
Itachi se mantuvo inmutable, sin reaccionar mientras Deidara observaba la mano que había dejado de acariciar sus cabellos hasta posarse frente a él. Por alguna razón inexplicable el rubio supo que estaría seguro con el mayor. «
El rubio se sentó sobre Itachi, retirando el libro que éste leía en su estudio.
—No entiendo cómo es que amas estar solo, hnm.
El Uchiha se relajó, estirando su mano derecha hasta hundirla en los cabellos del rubio.
—No entiendo cómo no lo amas.
—Porque entonces no te tendría a ti, hnm—Realizó un puchero.
Ciertamente, Itachi es la calma que a veces el rubio necesita y Deidara es la tormenta que aviva su mundo. Por eso se complementan tan perfectamente.
Corregido:Domingo 13, junio 2010.
