El final del principio.

Capítulo 1:

Jane se despertó sobresaltada, otra pesadilla mas para la colección, aquel hombre era capaz de hacerle la vida imposible incluso estando muerto. Aquel hombre era el mismísimo Charles Hoyt.

Unas manos le empezaron a masajear la espalda, se le dibujo una pequeña sonrisa en su sudoroso rostro, pero se desvaneció tan rápido como llegó al reconocer las manos y la voz que le susurraba que todo estaba bien. No era ella. Era Casey, y ella no quería compartir cama con aquel desconocido, porque a fin de cuentas es lo que era, llevaban mucho tiempo sin verse y parecía que no se conocían. Claro esta que Jane lo había querido, pero su ausencia hizo que se planteara cosas, cosas de las cuales nunca se había fijado. Nunca se hubiese planteado enamorarse de ella. Su mejor amiga. Una mujer inaccesible. Y es que, la mujer prefería mil veces a la rubia que la abrazara después de una pesadilla, que le susurrara que no pasaba nada, que a el en cualquier situación.
Y si, se podía decir con seguridad, que la Detective Jane Rizzoli, estaba perdidamente enamorada de la Jefe en Medicina forense la Doctora Maura Isles.

-¿Jane?-preguntó Casey sacándola del trance en que se acababa de sumergirse-¿Estas bien?

-¿Eh? Si, si, estoy bien...fue solo una pesadilla-le dedicó una cansada sonrisa para que no se preocupara.

Casey beso uno de los hombros desnudos de Jane y se volvió a recostar apagando la luz. Tras unos segundos la detective hizo lo mismo, se tumbo en la cama dándole la espalda al militar, este le rodeo la cintura atrayéndola hacia el. Jane se puso a imaginar que era Maura quien le estaba abrazando y con ese último pensamiento, se volvió a quedar dormida.

El resto de la noche transcurrió sin ningún otro sobresalto. A las 6:30 am sonó el despertador, este dejo de sonar cuando Jane lo tiro al suelo de un manotazo haciendo que se rompiera. Se levanto como pudo, hacia tiempo que no dormía bien y estaba muy cansada, se preparo la ropa y fue a la ducha para despejarse un poco, luego iría a casa Maura a desayunar como llevaba haciendo ya tiempo, se había convertido en costumbre, una rutina diaria.

Sin despedirse de Casey, salió de su pequeño apartamento, subió al coche y puso rumbo a casa la doctora.
No le dio tiempo ni a tocar el timbre, su madre salía hacía la cafetería.

-Buenos días, Ma-le dio un beso.

-Buenos días, Janie-sabia que llamarla así le molestaba pero ella la seguía llamándola así-Os he dejado preparado un poco de café y un par de tostadas-vio como a su hija se le iluminaban los ojos al escuchar la palabra, café- Me tengo que ir a trabajar, nos vemos.

-Gracias Ma, hasta luego-se despidieron y entró cerrando la puerta tras de si. Se sentó en uno de los taburetes de la barra de la cocina- ¡Maura, ya estoy aquí! -Grito al mismo tiempo que llenaba dos tazas con café.

-Enseguida bajo- le respondió desde la primera planta. Jane sacó la mermelada de la nevera y se puso a untar una tostada y ponerle aceite en la otra.

-¡Date prisa, Maur, que se enfría el café!-volvió a gritar la morena.

No tenían prisa, no tenían ningún caso, solo papeleo que rellenar. Pero la morena se moría de ganas por ver a la rubia, el día anterior no se vieron apenas por la visita inesperada de Casey, "Me adelantaron el permiso y quería darte una sorpresa" fue la escusa que puso cuando apareció por comisaría la mañana pasada.

-Mira que eres impaciente, Jane- dijo Maura apareciendo en la cocina. Jane casi se atraganta con la tostada que comía. Se quedo boquiabierta al verla, no es que fuera provocativa, estaba hermosa. Llevaba puesto una falda de tubo negra, con la camisa por dentro de un tono rojo cereza y los tacones, benditos tacones, con ellos puestos parecía que sus piernas no tuviesen fin. El pelo lo llevaba suelto, sus tirabuzones caían libres sobre sus hombros. No llevaba apenas maquillaje, un poco de raya en los ojos y los labios, esos labios que deseaba tanto besar, estaban pintados de un rojo cereza a juego con la camisa. La detective empezó a sentir una fuerte oleada de calor en la parte baja de su abdomen, dejo de mirar el escote de su mejor amiga y se perdió en sus ojos.

-Wow- fue lo único que fue capaz de decir, inconscientemente se mordió el labio inferior.

-Jane, cierra la boca- dijo mientras bebió un sorbo de su taza de café. Jane seguir sin reaccionar- ¿Que pasa? -Maura empezó a preocuparse, Jane no dejaba de mirarla fijamente. -¿Jane? ¿Que pasa? ¿No voy bien vestida? -después de decir esto fue a mirarse al espejo mas cercano. Jane salio de su burbuja y vio a Maura como iba de un lado para otro, empezó a reírse acción que no paso desapercibida para la otra mujer que se detuvo, giro sobre sus talones y se encaro con ella- ¿Se puede saber de que te ríes? -puso los brazos en jarra cosa que a Jane le pareció de lo mas sexy que podía haber en este mundo.

-De nada...- dijo intentando aguantar la risa- Hoy estas hermosa Maur- le dedico una sonrisa sincera que fue correspondida por otra de igual modo.

-Oh, gracias, Jane- se sonrojo. Cogió una tostada y le puso un poco de aceite- Aunque...-se fijo en sus ojeras y la cara de cansancio- no puedo decir lo mismo de ti...-mordió la tostada.

-¡Gracias! -dijo en tono irónico. Pero enseguida bajo la mirada a la taza de café, se había dado cuenta, es su mejor amiga, la conocía.- Me ocurre de todo, Maur...anoche volví a tener otra pesadilla...el regreso inesperado de Casey...-empezó a frotarse las palmas de las manos, como hacia siempre que estaba nerviosa.

-¿No te alegras de su regreso? -pregunto con miedo a la respuesta.

-Si...no...no lo sé, ahora mismo no estoy segura, anoche, cuando tuve la pesadilla me imagine a otra persona abrazándome, no a él- dijo y fijo su mirada en la de Maura- Y pienso, estoy segura, de que estoy enamorada de esa otra persona- seguían mirándose, silencio, después de eso hubo un incomodo silencio, Maura dejo de mirarla, agacho la cabeza.

-Jane...yo...-fue a contestar pero su móvil empezó a vibrar igual que el de Jane- Mierda- que inoportuno, pensó. -Isles. Vale, ahora nos vemos Frost- colgó y recogió las tazas del desayuno, mas tarde las fregaría.

-Rizzoli. Enseguida voy- colgó unos segundos después después de ella. Cogió su chaqueta y las del coche. Salio de la casa de la doctora en silencio. Maura salio detrás de ella y cerro con llave.