¿Hola? Tengo sueños raros y mi mente empieza a inventar cosas raras... en fin, yo lo intento, a ver qué tal. Y debería estar escribiendo y actualizando mi otro fic, pero bueh, si no escribo esto ahora al final no lo escribo nunca.

Advertencias: Yandere!Den (porque los yanderes molan), lenguaje grosero, algo de violencia, seguramente habrá serso (?), lemmon, como quieran decirle. Todo eso puede haber en todos los capítulos, avisado está. Es un AU, pero aún así Mathias llama a Lukas "Noru" porque... porque si.

Notas: El título significa "Déjame ir", en inglés, así como dato. Espero no hacer a Dinamarca muy OoC, pero, joder, va a ser yandere, algo rarico saldrá. ;D

¡DenNor! Mención de HongIce y SuFin

Disclaimer: Hetalia y sus personajes no me pertenecen, pero esta basura o intento de fic, si. He dicho.

Let me go

Cap. 1

—Yo no te amo. —Sus palabras hirientes y frías como cuchillos, o como el hielo que eran sus ojos. Lukas le observó por debajo de las pestañas sin cambiar un ápice su expresión, a diferencia de la del danés, dolida. A sus ojos, era una criatura estúpida y ruidosa que solo servía para hacer bulto y molestar, ¿por qué no le dejaba en paz? Creía haberle dejado claro lo que sentía, o mejor, lo que no sentía, por él. Su falta de empatía y sensibilidad le impedían darse cuenta de lo mucho que le dolía eso a Mathias, como si enterraran un puñal en lo más profundo de su pecho, llegando a su corazón.

Pero sigue sonriendo. Lukas no lo entiende, por un instante su expresión cambia de manera casi invisible, no es capaz de comprenderlo. ¿Por qué sonríes? Mathias ríe, de la manera más falsa pero lo mejor que puede hacer, y cuando eso sucede el menor se limita a ladear ligeramente la cabeza, inexpresivo.

Jamás lo entendió ni intentó hacerlo, y tal vez ese fuera uno de sus peores errores, pero eso todavía no lo sabía.

Onee-chan. —Una voz tímida hizo que Lukas ignorara del todo a ese sujeto y se girara en dirección a la voz. Su hermano. Sonríe levemente, solo con verle, y al verlo Mathias siente una punzada en su corazón cuyo motivo no sabe identificar. ¡A él nunca le sonríe así, ni de ninguna otra manera! —¿Estáis discutiendo?

—No discutimos, Emil, solo intento que este idiota entienda de una vez.

El islandés se encoge de hombros con desinterés, realmente solo preguntó por parecer que le interesaba, en realidad con el mismo motivo por el que había llamado a Lukas de aquella manera cuando solía evitarlo. Iba a pedirle algo.

—Bien. —Dijo éste secamente. —He quedado con Xiang. Chao, onee. ~

Y el albino desaparece por la puerta antes de que su hermano pueda replicar, negarse, por lo que se limita a fruncir el ceño en una notable mueca de desgrado.

—No te preocupes, Noru.

Lukas parece recordar que Mathias existe y le mira con expresión de desagrado.

—En realidad me fio más de que esté con ese que contigo, en parte eso me deja tranquilo. —Miente, pero de eso el danés no se da cuenta.

Mathias sonríe sin ganas. ¿Por qué era tan cruel? No le había hecho nada, nada para que le diera ese trato, solo... intentaba acercarse a él, pero el noruego lo eludía constantemente. Como si le fuera a contagiar algo mortal, o simplemente su mera existencia le amargaba el día, como fuera, esa impresión es la que daba.

—Que gracioso. —Pero Mathias intenta parecer tan alegre como siempre, aunque muere por dentro.

—Ahora déjame en paz. Voy a... —El noruego se interrumpe cuando Mathias le agarra de las muñecas, por un instante cree ver algo raro en su mirada, y se asusta. Pero enseguida su actitud cortante sale a la luz y aparta al danés de un brusco movimiento. —Deja de hacer el imbécil, Kohler, no tengo tiempo para tus niñerías.

Mathias frunce levemente el ceño al ver que Lukas parece buscar algo, y alza una mano, dejando ver el móvil del noruego en ella.

—¿Lo buscas?

—Devuélvemelo, estúpido.

Mathias esboza una sonrisilla divertida.

—Pídelo por favor.

—Una mierda, dame mi teléfono, molestia.

—¿Podemos irnos ya? —Protestó Emil mientras observaba la escena.

—¿A dónde vas?

Lukas dudó unos segundos, pero finalmente pareció decidir que le da igual todo eso y simplemente se encogió de hombros.

—¿Sabes esa chica con la que me llevo bien? Empecé a salir con ella hace poco. Oh, si, Mathias, yo la quiero a ella, y a ti no, ¿contento? Ahora ve y muérete por ahí, así me dejarás vivir en paz. —Vuelve a mentir, repetidas veces en esa misma oración, simplemente para herirle, porque es cruel, porque sabe que seguirá queriéndole aunque le haga daño; pero lo que no sabe que no debería haber hecho eso, no esta vez. Esa simple mentira desencadenó todo.

Mathias borró completamente su sonrisa y Lukas aprovechó para quitarle el teléfono. Y hace algo que nadie se habría esperado de Mathias, el alegre y amable Mathias, el que no dejaba que nadie les pusiera un dedo encima. Abofeteó a Lukas. El noruego dejó caer el teléfono móvil, los ojos abiertos de par en par y la cabeza ladeada por el golpe; lleva una mano a su mejilla y aprieta los dientes con fuerza, aguantando las lágrimas que se agolparon en sus ojos. Emil no estuvo menos sorprendido, se acercó rápidamente a su hermano.

Mathias no vio ni escuchó nada más. Estaba destrozado, se lo había creído, es casi imposible saber cuando Lukas miente; se dirigió a su habitación como un alma en pena, cerró de un portazo y se dejó caer en la cama, mirando al techo. Ni siquiera se dio cuenta de la lágrima que se deslizaba por su mejilla.

¡Esa zorra! ¡Natalia, seguro que es ella! ¡Sabías que se estaban llevando demasiado bien!

El danés sacude la cabeza para hacer desaparecer aquellas voces, pero no tiene ningún resultado.

Te pertenece. No es de ella, es tuyo, reclama lo que es de tu pertenencia, esa niña no va a pisotearte, ¿vas a dejar que lo haga? ¿Dejarás que te lo quite? ¡Entonces si serías realmente estúpido!

—No... —Murmuró, frunciendo el ceño y cerrando los ojos con fuerza, llevándose las manos a la cabeza. —Cállate.

Hazlo por él, piénsalo, demuestra que tú eres lo mejor para él, tú y nadie más.

—Lo soy. —Su voz pareció algo más apagada. Abrió un poco los ojos, dejando de hacer fuerza sobre sus oidos en ese vano intento de no escuchar nada.

¿Ves lo que ella está haciendo?

—Me lo arrebató. —Murmuró Mathias.

¡Te lo quitó! —Chilló aquella voz

Mierda, estaba como una cabra. Sacudió la cabeza y alzó la mirada al ver la puerta abrirse.

—¿Math? ¿Estás bien?

Tino le observó con expresión preocupada.

—Claro que estoy bien. —Dijo el danés con una risa, levantándose de un salto de la cama y revolviendo los cabellos del finlandés, que frunció levemente el ceño. —¿Tú no te vas hoy? Parece que todos eligieron este día para salir.

—Berwald y yo ya nos vamos, se hace tarde. Math... —Murmuró Tino mirándole fijamente, inquisitivo. —¿Qué le pasa a Lukas? Le he visto encerrarse en la habitación de invitados, Emil se ha marchado poco después.

—Oh, no te preocupes. —Le dedica una de sus amplias sonrisas. —Yo rié a ver, bueno, venga, Ber estará preocupado por su esposa ~ —Sabía perfectamente lo mucho que molestaba a Tino que se refirieran a él así.

—Yo no soy... ¡Agh! ¡No es gracioso, Mathias! —Le sacó la lengua y seguidamente rió levemente, no podía enfadarse con él por molesto que fuera a veces. —Te lo paso por esta vez, porque tú no quieres verme enfadado. —Mathias sintió un escalofrío al recordar la última vez que vio al adorable y dulce finés enfadado. —¡Hasta pronto!

Se despidió con un efusivo gesto. Poco después, Tino y Berwald se marcharon, solían quedar muchas veces en casa de alguno y esa noche habían estado con el danés.

Mathias borró completamente su sonrisa en cuanto salieron por la puerta y cerró detrás de ellos. Escuchó un pequeño ruido casi inaudible a su espalda, el crujido de la madera del suelo, y se giró, con el tiempo suficiente para ver la mitad del cuerpo de Lukas asomado por la puerta de la sala, en el pasillo, mirándole.

El noruego abrió la boca para hablar, pero al ver la expresión del danés, se quedó sin palabras y retrocedió un par de pasos, casi paralizado.

—Lukas... —Sintió un escalofrío por el tono siniestro e inusual que tenía su voz.

La expresión del danés era completamente... extraña, inusual, sus ojos tenían un brillo extraño que no supo identificar, y la sonrisa que esbozó no era la sonrisa de siempre, daba miedo, era extraña, casi enfermiza. Lukas frunció el ceño cuando vio que empezaba a acercarse a pasos rápidos, y no se lo pensó dos veces, fue puro instinto, algo dentro de él le gritaba que huyera, que se alejara, que corriera. Obedeció a esa aterrorizada voz que parecía chillar dentro de él, y rápidamente salió al pasillo, corriendo escaleras arriba, ya que el danés bloqueaba la única salida. Escuchaba perfectamente a Mathias detrás de si mismo, y era consciente de que, aunque no tan ágil, corría más que él, y en la casa no tenía espacio para huir.

Dudó unos instantes al subir y giró por el pasillo, corriendo hacia la habitación del danés. Cerró enseguida la puerta tras él, apoyándose en ella con toda sus fuerzas, apenas unos segundos después notó un fuerte golpe desde el otro lado, y que empujaba para abrirla. Sin embargo, aunque ni Lukas supo de donde sacó la fuerza para enfrentar a Mathias, consiguió aguantar, usando toda su fuerza en que la puerta no se abriera, tenía miedo, no sabía qué demonios pasaba con el danés, solo sabía que estaba distinto.

Repentinamente, los golpes cesaron. Lukas se quedó quieto, con la respiración levemente agitada por la pequeña carrera, la fuerza usaba y el miedo, su corazón latía desbocado dentro de su pecho. No se apartó de la puerta y hubo unos segundos de silencio.

—¿Noru? —Escuchó el apodo con el que le llamaba siempre Mathias, y dudó, su voz volvía a sonar normal. —¿Por qué no me dejas entrar? Abre la puerta, por favor.

Se mantuvo en completo silencio, demasiado temeroso como para decir algo, no sabía qué hacer, pero también era consciente de que Mathias podía abrir la puerta finalmente, era más fuerte. Cogió una silla y atascó el manillar con ésta, y se fue apartando lentamente de la puerta, sin apartar la mirada de esta, retrocedió lenta y silenciosamente, escuchando su voz desde el otro lado de la puerta.

—Solo quiero ver si estás bien. Noru... Noru... —Unos instantes de silencio, y entonces escuchó el grito. —¡Abre la puta puerta! —Su voz volvió a sonar de aquella manera. Escuchó un puñetazo sobre la puerta y la silla se movió un poco.

Rodeó la cama y se apoyó en la pared al otro lado de ésta, en la parte más alejada de la puerta, dejó que su cuerpo se deslizara por la pared hasta caer al suelo y se encogió sobre si mismo, sin poder apartar la mirada de la puerta. Vio que la silla caía hacia un lado con otro golpe.

—No. Vete... —Susurró en voz muy baja, para si mismo. —Vete, vete, vete...

Se apegó más a la pared, como si esta fuera a abrirse de repente y revelar un camino secreto por el que huir, pero no ocurrió nada de eso.

Solo pudo quedarse paralizado cuando vio que el manillar se movía y la puerta comenzaba a abrirse lentamente.

N/A:

Vale, es... raro. En fin, Den se ha vuelto un psicópata (?), asdfg, lo siento, no pude resistir hacer algo así, Den todo malote. ;D

En fin, ¿Reviews? (L)