Más que deseos

Zero era buscado por todo el ejército de Britania incansablemente, y a pesar de que lo tenían frente a sus narices no eran capaces de verlo, la astucia y valentía de aquel joven de violáceos ojos eran más grandes de lo que la mayoría de la gente normal pudiera llegar a sospechar.

Muchos admiraban a aquel enmascarado que luchaba por la justicia, a pesar de que todas las cartas parecieran estar en su contra. Él brindaba esperanzas a quienes ya lo habían perdido todo, a quienes habían perdido su dignidad, su vida, su libertad.

Pero en otros, en muchos otros, provocaba el odio y el repudio, ya que no podían considerar valiente a un sujeto que se ocultaba tras una máscara y que actuaba vandálicamente, para ellos, Zero, no era más que un conflictivo idealista si pies ni cabeza, que pronto terminaría sucumbiendo ante su propia debilidad y mayor pecado, la arrogancia.

Aquel luchador de utopías sabía muy bien lo que pensaban de él, pero esos pensamientos estaban muy lejos de importarle realmente, a él sólo le importaba alcanzar sus objetivos sin importar los medios, y más que sentirse dolido por las últimas circunstancias de su vida, se sentía absolutamente complacido por el increíble poder de los dioses que le había sido concedido por C.C.

Pero, a pesar de que las cosas iban marchando bien en la batalla de este joven, había algo que lo inquietaba, y era algo que estaba fuera de su personaje de Zero, era algo que inmiscuía directamente a quien creía, realmente era, Lelouch Lamperouge.

Desde que había borrado los recuerdos de la mente de Shirley que la vinculaban con él, su vida había cobrado un extraño vacío que no estaba acostumbrado a sentir y que lo inquietaba extrañamente. No sabía por qué, la sonrisa avergonzada de su amiga cuando lo miraba a escondidas le hacía falta, deseaba volver a oírla llamarlo Lulu, pero sabía muy bien que eso era imposible, y se arrepentía una y mil veces por lo que había hecho.

Había cosas irremplazables en la vida, y una de ellas era su amistad con aquella muchacha de cálida y sincea sonrisa que siempre se preocupo de él y su hermana.

Lelouch estaba inmerso en sus pensamientos cuando fue sorprendido e interrumpido por la voz de Kallen, tras la puerta, que le decía que debían juntarse para organizar el nuevo ataque contra Britania. El joven se levanto de un salto de la cama en la que estaba tendido y guardó la fotografía que ocultaba habitualmente en su billetera, era una fotografía del consejo estudiantil. No dejaba de sorprenderle el hecho de que una simple fotografía pudiese rememorar tantos recuerdos. Se vistió con prontitud con su traje de Zero y salió del cuarto dispuesto a responder con sus obligaciones.

Ya fuera se encontró con Kallen, con quien tenía una relación muy estrecha y a quien admiraba mucho por su valentía y fortaleza, era una mujer digna de confianza, pero que le provocaba extrañas sensaciones que no quería experimentar.

Bien sabía que debía concertarse en su objetivo y que nada podía desviarlo de él, y mucho menos aquellos incómodos y confusos sentimientos que afloraban a borbotones en ciertas situaciones y que luego se apaciguaban.

-Kallen quiero pedirte que utilices ese traje sólo cuando vayas a subir a tu Knightmare Frames. Fuera de él es absolutamente inaceptable que una mujer respetable se exponga de esa manera.

Kallen se ruborizó de inmediato, pero más que vergüenza sintió rabia ante las palabras de Zero, ella sabía que a él le gustaba su traje nunca se lo había recriminado y ahora venía a lanzar toda esa palabrería sin sentido.

-El único poco inmoral eres tú que se incomoda al verme vestida así, lo que a ti te pase con mi cuerpo no es problema mío, aprende a dominarte a ti mismo. Kallen sabía que había sido muy honesta y dura, pero se había sentido dolida ante las palabras del joven.

-Has lo que quieras, si gustas andar provocando hombres ese ya es tu problema. Pero que te quede muy en claro una cosa, tú a mí no me produces nada, deja de ser tan engreída. Y tras estas palabras, Zero se fue, dejándo a una enmudecida Callen plantada en el pasillo.

Kallen no sabía por qué, pero Zero estaba actuando de manera muy poco cortéz con ella últimamente, y eso era algo que le dolía, pensaba que ambos se tenían la suficiente confianza como para tener una relación mucho más cercana y grata, después de todo ella era una de las pocas personas que conocía el secreto de su verdadera identidad.

Era un hermoso día de verano y Zero se encontraba con su hermana Nunally tomando un helado en el patio del colegio, cuando vio algo que lo dejó totalmente sorprendido, Shirley sostenía entre sus brazos un enorme ramo de flores y era abrazada desde la espalda por un sujeto a quien no podía ver el rostro por el brillo del sol.

Lelouch sintió como si le dieran un golpe en el estómago, no sabía por qué aquella imagen le resultaba tan poco tolerable, pero la cosa empeoró cuando el sujeto dio la vuelta a la joven y la besó en los labios frente a sus ojos.

Shirley parecía estar bien, no se mostraba incómoda ante la situación, y esto sólo hizo que el indiscreto observador se sintiera aún más molesto.

Qué era lo que estaba pasando quién era ese extraño tipo que se atrevía a besar a su amiga de esa manera y en público.

Lelouch apretó con tal fuerza el cono de helado que sostenía que hizo que la bola de helado se cayera.

-¿Pasa algo hermano?, te noto algo tenso.

-Nada Nunally sólo me sentí un poco mareado por el sol.

-Entonces salgamos de aquí, eso te puede hacer daño.

-sí, pero antes vamos a saludar a Shirley que está frente a nosotros.

-Sí, por supuesto.

Pero justo cuando se estaban acercando la pareja desapareció entre un gentío de estudiantes que estaban corriendo una maratón.

El joven de cabellos castaños apretó los dientes, se le habían escapado, pero nadie podía librarse de su ingenio, descubriría qué estaba pasando entre esos dos, y fuera lo que fuera se encargaría de separarlos.