¡Hola! espero y les guste la historia. A mí me encanta el anime, vi la versión coreana, y la versión más reciente que es la de Japón, aun no veo la taiwanesa, ¿Qué dicen? La recomiendan. Bueno esta historia ira con el drama Itazura na kiss – Love in Tokyo 2 que obviamente en mi opinión no se ustedes supera a la coreana, aunque no puedo negar que Kim Hyun Joong hizo una gran actuación dándole vida al Frio Irie Naoki. Bueno si más les doy un poco de la historia.


Un Deseo en una fría noche.

Kotoko se encontraba en la terraza del hospital donde hace poco había empezado como interna, divagaba en sus pensamientos, o mejor dicho en unas palabras, palabras de Irie-kun que apenas unos momentos se las había dicho a ella, doliéndole y mucho.

¡Dolieron! ya que ella esperaba más de él que un simple "ríndete". Quizás unas simple palabras como "Puedes lograrlo", pero no, él siempre tenía ese modo de ser así, tosco.

Aunque quizás él tenía razón y no era malo reconsiderar de ser enfermera, después de todo sus palabras resultaron ser nada más que la verdad. "Quieres ser enfermera, porque yo quiero ser doctor, mírate estás en tu limite, si es demasiado duro para ti deberías renunciar ahora".

Quizás no es suficiente razón. – Dijo Kotoko en voz alta.

- Oe?- Alguien le hablaba, volteo a su derecha dónde provenía la voz, era Keita.

- Keita.- Dijo tratando de sonreír, fracaso totalmente.

- ¿Hablando sola? – Pregunto inquisitivamente.

- De seguro escuchaste lo que paso – contesto ella

- Bueno, algo así- dijo sonriendo y contagiándola. - No te deprimas- Siguió - No es el único paciente al que veras, y todos iguales no son, ya verás que más adelante cuando seas una enfermera completa todo irá bien.

Él siempre estaba con ánimos, realmente es un chico increíble que soñaba con ser enfermero. Kotoko se preguntaba cuál era la razón de querer serlo. Todos las tenemos, pero cuando se le preguntaba, él siempre había dicho que era lo que quería, que siempre le gusto.

Pero ella siempre pensó que había algo más, así que decidió preguntarle, quizás esta vez decía la verdad.

- Keita- Dijo Kotoko queriendo formular las palabras correctas.- ¿Por qué quieres ser enfermero? – Pregunto rápidamente sorprendiendo a Keita.

- ¿Por qué?- se repitió Keita así mismo – Bueno… - comenzó mientras pensaba que decir.

- Sé que tú siempre dices que es porque te gusta y nada más, pero yo creo que hay otra razón.- dijo suavemente Kotoko intentando alentarlo.

- La hay- Dijo Keita- Pues… ¿Tú sabes que yo no vivía antes en Tokio?- Kotoko asintió- Mi familia es de Yokohama que es donde yo vivía. Mi hermana y yo cuando éramos unos niños sabíamos que mama sufría de una enfermedad, no exactamente cual, pues éramos pequeños y aunque preguntamos varias veces siempre nos decían que ella estaba enferma pero que mejoraría pronto, pero nada.

El tiempo pasaba y en lugar de mejorar se ponía peor. Pasados unos años más cuando ya empezábamos a entender mejor las cosas, pues estamos creciendo, empezamos a creer que no mejoraría. – Kotoko solo se limitaba a escuchar las palabras de él.

Mi hermana, mayor que yo, me dijo: Hermano hagamos una promesa, yo pregunte cual y ella dijo que ambos teníamos que cuidar y curar a mi mama cuando seamos grandes, ella dijo que se dedicaría a la medicina y que yo sería su enfermero, yo le dije que estaba loca pero ella me contradijo preguntándome ¿quieres que mama mejore o no? Yo asentí pues quien no desearía que su mama este siempre saludable y ella dijo: es una promesa de hermanos.

Y a pesar de ser unos niños que pronto entrarían a la pubertad, tomamos muy en serio la promesa y comenzamos desde ese día, jugamos a que ya lo éramos, mama no se oponía para nada pues le causaba gracia. – termino Keita riendo pues las imágenes volvían a él como si fuese ayer.

- Y… ¿Que paso?- pregunto impaciente Kotoko.

- Allí estas- dijo Marina, que llegaba justo en el momento equivocado.

- ¿Qué pasa?- pregunto Keita.

- Kotoko la jefa de enfermeras te está buscando- dijo Marina, Kotoko inmediatamente puso cara triste pues quizás le iban a regañar de nuevo.

- Animo- le dijo Keita, Kotoko forzó una sonrisa y fue a buscar a la jefa de enfermeras.


No se equivocó para nada, la jefa de enfermeras le dijo que ya no fuera a la sala de Yoshida-San, la abuela a la que cuidaba, la misma que había vuelto sus prácticas prácticamente un infierno, con todos los pedidos que le hacía y termino siendo peor cuando la anciana se enteró que ella es la esposa de Naoki.

Debería de alegrarse de que ya no estaría a cargo de la anciana, pero había algo le decía que no podía dejarla sola, pero lamentablemente tenía que hacerlo. No tenía opción.

Se dirigía a su habitación para informarle que a partir del día siguiente ya no podría seguir siendo su enfermera, y estaba completamente segura de que la abuela se alegraría totalmente.

Finalmente llego y entro para darle la noticia pero no pudo, ya que la encontró plácidamente dormida, Kotoko se limitó a observarla por unos momentos, no se veía tan peligrosa dormida, como lo era despierta.

Había una foto en su pecho, así que Kotoko se acercó para quitarla de encima y ponerla en la mesa, pero al levantarla se le resbalo de las manos cayendo al suelo y revelando la foto, se trataba de una joven mujer y un hombre que se notaba un poco mayor con un bebe en brazos, Kotoko pensó que se trataba de su hijo, así que no le puso mucha atención, decidió ponerla en la mesa y salir, ya era hora de regresar a casa.

Kotoko vio la foto, pero lo que ella no vio, fueron los rastros de lágrimas, que habían en la anciana.


- La cena esta lista- Decía la mama de Naoki animadamente como siempre lo hacía, a las personas ya sentadas en la mesa. - ¿Donde esta Onii-Chan?- Pregunto.

- Iré a buscarlo- Dijo Kotoko levantándose de la mesa.

- Naoki no había salido de la habitación de ellos desde que habían llegado del hospital, llego a ella abrió la puerta y lo encontró haciendo tarea.

- ¿Irie-kun?- hablo interrumpiéndolo.- Mama, dice que vayas la cena esta lista.

- Dile que tengo que terminar algo, comiencen sin mí, yo comeré algo ligero después.- contesto Naoki sin levantar la vista de sus cuadernos.

- Ok, yo le digo. Suerte.- Dijo Kotoko antes de salir y cerrar la puerta.

Esa noche ninguno de los dos dijo nada más, después de haber cenado y ver un programa en la tv, Kotoko se fue a su habitación y se encontró con Naoki que aún seguía haciendo tarea, entro calladamente sin decir nada pues se notaba que estaba concentrado.

Saco su pijama y se dirigió al baño para darse una buena ducha, cuando termino regreso y la misma escena encontró, Naoki haciendo tarea, pues ¿qué tan largo era el trabajo? Se preguntaba Kotoko, pero preguntarle no era opción, no sin recibir algún tipo de reacción nada buena de parte del él, así que se fue a dormir.

Había pasado quizás una hora cuando Naoki se acostó, quedándose dormido rápidamente debido al cansancio.

Kotoko quien aún no podía dormir se levantó hacia la ventana, deslizo la cortina para encontrarse con un espectáculo, la noche estaba bastante linda y no era para menos, parecía que las estrellas brillaban más de la cuenta y la luna estaba más hermosa que nunca. Cuando de repente…

"Una estrella fugaz" - dijo Kotoko en voz alta y más de lo que debería e inmediatamente volteo para ver si Naoki se había despertado con su grito, pero vio que no, asi que volvió sus ojos hacia el cielo para pedir un deseo antes de que la estrella fugaz pasara por completo. Cerró los ojos y dijo:

"¿Deseo saber si el camino que llevo es el correcto?"

Ese fue su deseo, pues en todo el camino desde el hospital a casa, pensó todos los motivos por el cual convertirse en enfermera, pero no tenía ni si quiera dos, la única razón para serlo era porque Naoki seria doctor, y era fuerte para ella, pero fuerte no en ese aspecto, fuerte como la razón que Keita tenía para ser enfermero eso sí, que lo era pues era promesa entre hermanos, que él quería cumplir, y lo más importante para curar a su mamá.

Naoki se había despertado por el grito que Kotoko había hecho, pero no quiso dar señales a ella de que así fue… Luego escucho su deseo. Una opresión en su pecho se formó, eso había dolido… Ah, pero claro… hacia las cosas sin pensar y después se arrepentía de ellas.

Él pensaba decírselo sí, pero no de la manera en la que lo hizo sino con otras palabras. Pero en vez de la manera sutil en la que hubiese querido, salieron las más despreciables, se arrepintió al instante, pero claro, él era orgulloso y no se disculpó.


Bueno y ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado, por déjenme su opinión acerca de que les gusto y de que no, para así mejorar. Por supuesto que sus sugerencias son bienvenidas.