Su infancia no había sido ni remotamente sencilla... desde mucho antes que ella naciera, su padre ya era un músico famoso que recorría el mundo durante prácticamente todo el año dando conciertos, componiendo y grabando discos.

Él y su madre, una hermosa mujer nacida en China, se habían conocido en un aeropuerto... el famoso vocalista de ZZ Top intentando alejarse de unos fotógrafos de celebridades había tropezado con esa delgada mujer de ojos rasgados y al ayudarla a ponerse de pie, había quedado perdido en sus ojos y en esa sonrisa que dibujaba un par de hoyuelos en sus mejillas, de manera que ante el asombro de ella y de todos los que estaban a su alrededor, en lugar de pedirle disculpas por haberla hecho caer, le había pedido que se casara con él.

Según le habían contado los pocos amigos cercanos de su padre, la historia de cómo su padre convenció a su madre de casarse con él era digna de una película. A los pocos años de vivir juntos nació ella, su padre siempre le afirmaba que ese había sido sin lugar a dudas el día más feliz de su vida.

Sus primeros años los pasó en gran parte, viajando con su madre, para acompañar a su padre durante las giras. Él afirmaba que si ellas no estaban mirándolo desde atrás del escenario, no tenía fuerza para tocar y cantar. Durante los meses en que componía o grababa, hacían vida de familia en un hermoso rancho en Texas que su padre había comprado como regalo de bodas para su madre.

Cuando ella tenía apenas seis años, su madre murió en un accidente de auto, ese fue el día más triste en la vida de ambos. Desde ese día, su padre no permitió que su pequeña hija se apartara de él ni un solo momento del día. Así fue como la pequeña hija de Gibbons dejó su vida en su querido rancho en Texas y empezó a recorrer el mundo con su padre, educándose con tutores particulares, permaneciendo a un lado del escenario o en el camerino durante todos los conciertos de la banda. Pasarían casi siete años hasta que siendo una adolescente lograría convencer a su padre de permitirle asistir a una escuela, con otros chicos de su edad.

A los catorce años empezó a asistir a una escuela católica privada muy exclusiva en el sur de Texas, todos sus compañeros sabían claramente quien era su padre pues una de las condiciones para dejarla asistir a esa escuela consistía en que mientras él permaneciera en casa, él mismo la llevaría y la recogería de la escuela cada día. Pasarían muchos años hasta que ella se diera cuenta de los esfuerzos que su padre tuvo que hacer para permanecer con ella no menos de un par de semanas al año, siempre estuvo con ella durante el día de su cumpleaños y todas las Navidades las pasaron juntos.

Cada vez que su padre volvía a casa comprobaba como su hija se iba transformando en una hermosa mujer, muy parecida a su madre, dueña de una extraordinaria personalidad, extrovertida y encantadora, capaz de hacer amistad con todos, amante de todas las manifestaciones artísticas, y aunque él hubiera querido que se dedicara a la música, era claro que su camino estaba en las artes plásticas: pintura, escultura, diseño, ese era su mundo.

"¿Tierra llamando a Angela?", la voz ronca de Jack la sacó de sus pensamientos, "cariño dijiste que querías ser la primera en narrar su mejor San Valentín" le reclamó en tono juguetón mientras la miraba a los ojos, recorriendo luego con la mirada el rostro de los amigos a quienes habían invitados a compartir con ellos esa cena por el día del amor y la amistad.

"Oh sí, disculpen me distraje ordenando mis recuerdos…", aclaró la artista dedicándoles la más encantadora de sus sonrisas y logrando al instante que todos respondieran asintiendo ansiosos por escuchar su relato.

Nuevamente en silencio estiró un brazo por sobre la mesa, cogió su copa de vino y bebió un largo sorbo de él, "debo aclararles que no se trata de mi mejor San Valentín…porque todavía no conocía a Jack" señaló dedicándole una mirada llena de picardía al padre de su bebe, "pero fue uno que recuerdo especialmente" puntualizó, antes de empezar con su relato.

"Ese catorce de febrero, mi padre iba a dar un concierto en Texas, y lo que más quería era que yo, su hija de quince años, lo acompañara detrás del escenario como lo había hecho en cientos de oportunidades cuando era niña, pero como cualquier otra adolescente, yo ya tenía mis propios planes.

Bastante mortificada por la insistencia de mi papá, debo confesar, que con malas maneras le dije algo así como 'papá, yo no estoy a tu disposición… porque vengas un par de días a Texas no quiere decir que yo deba detener mi vida y estar junto a ti'.

Todavía recuerdo como mi papá, uno de los hombres más rudos de Texas, se quedó en silencio, y a través de sus lentes oscuros juraría que pude ver cómo los ojos se le llenaban de lágrimas, pensé que me iba a prohibir salir de casa y que me castigaría hasta que cumpliera 21 años por lo menos, pero no… con un nudo en la garganta pero en un tono de voz que no reflejaba su decepción, mi padre me respondió 'tienes razón cielo, sigue con tus planes, nos veremos mañana temprano'… se acercó a mí y con una tenue sonrisa en los labios, me dio un beso en la frente.

Esa noche yo tenía una cita con uno de mis compañeros de escuela, Jordan Brady, estaba perdidamente enamorada de él, era la primera vez en mi vida que me sentía así por un muchacho, la atracción entre nosotros era obvia para todos desde mi primer día de escuela, pero ambos llevábamos bastante tiempo haciéndonos los bobos… él sin atreverse a invitarme a salir, y yo siendo feliz y divertida con todos, menos con él.

Jordan formaba parte del equipo de baloncesto, era alto, a mí me parecía el chico más lindo de toda la escuela, aunque mis amigas me preguntaban si no le había visto las orejotas… que puedo decir, yo solo me fijaba en el hermoso tono verde jade de sus ojos, el cabello rubio clarísimo que llevaba largo hasta los hombros y la piel perfecta casi sin espinillas, todo bronceado por el sol… después de todo, ¡si él no se fijaba en mis frenos en los dientes porque yo me iba a fijar en sus orejas!

Quedamos de ir a comer hamburguesas y luego iríamos a una sala de cine europeo a ver una película española que me provocaba mucho. Él era un año mayor que yo, y esa noche manejaba prestada la camioneta de su mamá, su padre era oficial de la Marina así que durante su infancia había viajado bastante por lo que supuse que tendríamos mucho sobre lo que hablar y así fue, hablamos y hablamos por lo que a mí me parecieron horas…bueno, en realidad quien más habló fue él, porque yo por momentos solo podía pensar en lo mal que me sentía por haber tratado tan duramente a mi papá.

Después de salir del local de hamburguesas, cuando estuvimos sentados en el auto de su madre, Jordan me besó, era la primera vez que un muchacho me besaba, y me sentí la chica más feliz del mundo hasta que recordé que mi padre estaba dando un concierto sin mí.

Todo parecía que iba saliendo a la perfección hasta que en la boletería del cine, cuando Jordan se acercó a comprar nuestras entradas, la vendedora le indicó moviendo la cabeza en dirección a mí, 'ella solo puede entrar con un adulto'. Él me miró desolado, pero yo estaba convencida de que se trataba de alguna clase de señal divina… así que con una sonrisa de oreja a oreja, le pregunté '¿te provoca ir a un concierto?'.

Y así fue como terminamos los dos en el concierto de mi padre… cuándo papá se dio cuenta que yo estaba allí, por única vez en mi vida, me llevó frente al escenario y entonces me dedicó una versión algo diferente de I need you tonight… No paré de llorar durante toda la canción, y en la mirada de mi papá podía leer que nunca dejaría de amarme sin importar lo que hiciera, que él siempre estaría para mí, aunque yo no estuviera para él."

Apoyándose con ambas manos en el borde de la mesa la artista exclamó, "¡fin! ese es el San Valentín que más recuerdo", y luego miró distraídamente a su auditorio con los ojos húmedos por lo emotivo de sus recuerdos.

Todos se miraron unos a otros, Cam, Daisy y Sweets tenían los ojos tan llenos de lágrimas como Angela. Brennan que estaba sentada junto a su mejor amiga, la tomó de la mano, agradeciéndole en silencio por compartir un recuerdo tan bello. Jack se levantó de su asiento y se acercó a su esposa para envolverla en un tierno abrazo.

Intentando aligerar el clima de la reunión, Booth preguntó sonriente mirando a la artista a través de la copa que había levantado simulando un brindis con Paul, el novio de Cam, "¿y qué fue de Jordan, sus orejas siguieron creciendo?"

"Mmm… un par de meses después terminó conmigo para salir con una porrista", empezó a explicar la artista y luego agregó con cierta incomodidad, "y bueno, ustedes saben cómo es mi papá… a los pocos días de empezar a salir con su nueva novia, Jordan despertó una mañana desnudo en un parque, con un enorme tatuaje en la espalda: unas gafas oscuras sobre una bandera de Texas".