Capitulo 1
Recuerdos
Kagome caminaba por las calles de Brístol, Inglaterra como todos los días pero hoy era un día especial, la tarde era hermosa, estaba fresca, pero lo más importante, no caminaba sola, estaba acompañada de un joven muy atractivo, era muy feliz con su compañía.
El joven se dispuso hablar con ella.
—Recuerdo la primera vez en que te mire Kagome. —le decía un joven guapo de cabello negro caminando por el parque del pueblo.
—Si, yo también lo recuerdo muy bien. —decía con una hermosa sonrisa en sus labios.
—Si fue hace doce años aproximadamente. —le contesto desviando su mirada hacia el gran cielo recordando cómo fue ese evento.
—Gracias. —lo mira y le sonríe tiernamente.
—Gracias de que. —pregunta sorprendido.
—Sí, gracias por defenderme de ese tonto de Inuyasha —cuidando su vocabulario para no crear una mala impresión pero deseaba llamarlo idiota al recordar su nombre sus ojos se llenaban de rencor y recuerda lo ocurrido hace doce años.
—Yo tenía apenas cinco años. —los dos toman asiento en un banco del parque y a sus mentes llegan los recuerdos.
—Kagome, Kagome eres muy fea, fea no tienes dientes fea. —le decía el pequeño
Inuyasha a Kagome mientras tiraba de su cabello.
—Ay, ay suéltame me lastimas —grito niña la con desesperación— ¡papá! suéltame ya, ay. —le decía la pequeña a Inuyasha.
— No y no te suelto tonta, tonta. —decía con una gran sonrisa y mas reía de ver llorar a la pequeña Kagome.
—Ya Inuyasha yo quiero jugar con ustedes. —Kagome lloraba.
—No, las niñas no juegan con los niños además tú eres muy fea. —le decía mientras que un niño más grande se les acercaba y tomo a Inuyasha del brazo y lo jalo.
—No la molestes y no debes pegarle es más pequeña que tu. —Inuyasha se asusto y corrió el niño miro a Kagome y le extendió la mano.
— ¿Estas bien? —le pregunto con su rostro serio Kagome, ella respondió dulcemente que sí.
—Desde ese día te convertiste en mi protector de los abusos de Inuyasha. —sonriendo pero Kagome tenía una duda por que Naraku la había invitado al parque si él prefería estar en otro sitio no tan concurrido ya que su padre lo odia quiso preguntarle.
—Nar...—Y fue interrumpida.
—Kagome tengo que decirte algo muy importante. — hablo el joven, mientras que el corazón de Kagome empezó a latir muy fuerte tanto como si se fuera a salir de su pecho estaba segura de lo que era, y si no, entonces por qué la hubiera traído al lugar donde se conocieron y si eso no era lo que pensaba, su corazón estaría destrozado.
—Dime Naraku que es lo que me tienes que decir. —respondiendo con una sonrisa muy bella, especialmente para él.
—Kagome yo debo marcharme hoy por la noche de Brístol. —le dijo fríamente, en ese instante el corazón de Kagome se rompió y no podía sacarse de la mente esas palabras me "voy de Brístol".
—Per... pero, ¿por qué? —pregunto con sus lagrimas en el rostro, Naraku se levanto y de dio un tierno beso en la frente.
—Kagome, tengo una razón muy importante y no puedo contártela. —él no deseaba contársela por que entendía sus sentimientos hacia él, confesarle que se va por una mujer no era justo para ella.
Kagome se puso a la altura de él.
—Dímelo, no es justo para mi, por qué no me lo cuentas, a caso no soy importante para ti. —le dijo muy molesta pero guardando la compostura—se coloco una mano en la boca Kagome no podía creer lo que había dicho.
—Con permiso — fue lo único que pudo decirle giro sobre sus talones y comenzó andar, contuvo sus lagrimas el amor de su vida se marcharía y sin decirle razón alguna.
Camino hasta su casa sus lagrimas deseaban salir, la tristeza se apoderaba de su cuerpo y su mente repetía una y otra vez esas palabras, al llegar al frente de su casa trato de cambiar su rostro por uno más alegre aun que su corazón estaba destrozado, pero lo peor está por pasar cuando entro y su padre le dio una muy mala noticia.
—Hija, Kagome. —la llamo su padre.
Kagome no deseaba hablar con su padre solo necesitaba estar sola y aclarar sus pensamientos, pero se detuvo a escuchar lo que le decía su padre.
—Kagome acabo de enviarle un telegrama a la familia Taisho. —le contaba su padre
Kagome se sorprendió de oír eso.
— ¡Como! pero ellos no viven aquí están en España. —le dijo Kagome un poco confundida.
—Sí lo sé, hija pero sabes que yo fui gran amigo de Inuno y ahora que falleció no quiero perder el contacto con sus hijos y por eso les sugerí que vinieren a Brístol. —le dijo su padre muy feliz, pero su expresión cambio al ver el rostro de su hija.
— ¡Como! ¿Por qué? Tú sabes los conflictos que tuve de niña con esa familia...por favor no los quiero aquí —Kagome se lleno de rabia con su padre, lo dejo hablando solo y se dirigió a su habitación.
— ¡Kagome! —le grito.
— ¡Maldita sea! ven. —el señor Higurashi estaba lleno de rabia, pero a Kagome no deseaba saber nada hoy había tenido emociones muy fuertes.
Entro a su habitación, se recostó en su cama
—Esto es lo último que me puede pasar tener que estar con ese maldito en mi casa y atenderlo. Naraku se marcha y me deja sola como quisiera huir, sí eso es. —se lleno de alegría su rostro al ocurrírsele su magnífica idea.
Mientras que en España el telegrama del señor Higurashi ya llegó.
—Disculpe señor Taisho tengo un telegrama para usted.
— ¿De quién? —pregunto sin interés.
—De la familia Higurashi.
—De los Higurashi dámelo. —Se sorprendió y lo comenzó a leer
"Hermanos Taisho debido a mi gran amistad con su padre me gustaría que ustedes continúen con nuestros negocios por eso me gustaría que vinieran a visitarnos. Att: Familia Higurashi".
—Los negocios de mi padre son muy importantes si iremos, envía este telegrama a los Higurashi y llama a Inuyasha. —le dijo Sesshomaru con su mirada muy fría.
—Disculpe señor pero el joven Inuyasha no se encuentra.
—No me importa si está o no esta, cuando llegue mándalo a mi despacho ahora vete.
Dijo muy molesto, colocando su barbilla sobre sus manos, ya se imaginaba que Inuyasha estaba de conquista por la calle.
Eso le molestaba esta dispuestos hacerlo sentar cabeza, será muy bueno viajar a Brístol encontrare una esposa para él.
Regresando a Inglaterra Kagome pensaba muy bien lo que iba hacer, se jugaría su vida por descubrir la verdad, y estar al lado del amor de su vida. Así que tomo una maleta metió unos cuantos vestidos se marcharía, salió con cuidado por la ventana asustada un poco por la altura la pero bajo por el árbol de su ventana como cuando tenía diez, estando abajo corrió hacia la calle.
—Debo llegar rápido a la casa de Naraku antes que parta sé que me llevara. —pensaba Kagome mientras corría al fin llego a la casa de Naraku.
Encontró al cochero afuera. Este la saludo como de costumbre.
—Hola señorita Higurashi. —le dijo con un tono muy sereno, preocupado por qué estaba tan tarde en la calle.
—Buenas noches disculpe Naraku se ha marchado ya. —pregunto casi sin aliento con la esperanza de que aún esté en casa.
— No, señorita el aún se encuentra pero ya estamos por salir.
— Disculpe puedo pedirle un favor. —le dijo algo asustada.
— Claro lo que usted diga.
—Podría ir me yo con usted por favor no me diga que no. —le dijo pensando en que le diría seguramente que no.
—Señorita per... pero el joven sabe que usted va ir. —le pregunto el cochero algo molesto Kagome no sabía que contestar.
—Por...por favor yo se que Naraku no se molestara si yo ya me he ido con usted pero si le digo ya no me va a dejar a acompañarle se lo suplico. —Kagome se arrodillo y comenzó a llorar para pedirle que la llevara.
—Esta bien pero no se arrodille señorita, corre todo bajo su responsabilidad está bien.- levantándola del suelo.
—Muchas gracias. — se limpio las lágrimas y se oculto hasta que Naraku subía al carruaje.
Ya habían llegado a su destino después de una noche Naraku, bajo del carruaje y vio alguien dormido en el asiento del cochero.
En la casa de Kagome su padre la estaba buscando.
—Donde esta Kagome Mio. —pregunta el señor Higurashi molesto.
—Disculpe señor pero la señorita no durmió en la casa nos...
— ¿Qué? ¿Cómo no durmió en casa? Maldita sea, donde diablos esta. —le grito tirando a Mio al suelo de la impresión.
—No lo sé fui por la noche por si necesitaba mi ayuda, pero no estaba pensé que estaba con usted hoy por la mañana fui no la encontré pienso que se marcho de casa, revise y no están algunos de sus vestidos.
— Esta niña tonta se fue de casa, que demonios va a decir la gente que es una mujerzuela ¿con quién se fue? —molesto el señor Higurashi tiraba todo lo encontraba a su paso maldiciendo.
—Maldita sea pronto llegaran los Taisho que van a pensar, ¡Mio! Grito el señor.
—Si señor.
— Si alguien pregunta por Kagome dile que está enferma y cuando lleguen los Taisho y si no ha regresado diles que está en el extranjero ahora vete. —le dijo muy molesto.
—Esa estúpida debe de estar con Naraku, ese desgraciado.
En casa de los Taisho, Inuyasha comienza a despertarse y se dirige a la sala.
—Inuyasha! maldita sea ¿donde has estado toda la noche? —molesto le pregunto su hermano cuando bajaba Inuyasha las escaleras.
— A ti que te importa pero si quieres saber he estado en la cama de varias señoritas además que humor te traes hoy. —le contesto con una sonrisa muy descarada y continuo caminando.
— Inuyasha sube a tu recamara empaca tu ropa nos vamos de viaje. —le contesto su hermano con su actitud fría.
—Que bien, adonde, tengo ganas de visitar algunas camas extranjeras. —riendo mucho y con una cara de lujuria muy notable.
— Vamos en asuntos de negocios. —le dijo su hermano a lo que Inuyasha dejo de reír.
— Pero eso no impide que me divierta de todas formas a donde vamos. — pregunto sin importancia eso no le interesaba.
—Vamos Inglaterra, específicamente a Brístol donde el Señor Higurashi el amigo de nuestro padre. — Sesshomaru le contesto, Inuyasha se sorprendió y se molesto ante ese viaje.
— No, no, no Sesshomaru tu ni pienses que yo ponga un pie en esa casa ahí todavía vive esa loca de Kagome, tu estas muy loco, yo no voy. —respondiendo muy molesto ante esa propuesta.
— Inuyasha a mi no me importa, para mí los negocios de nuestro padre son muy importantes, así que tu si vas y no te quiero escuchar —respondiendo muy molesto.— Y además Inuyasha ya Kagome no es una niñita es toda una mujer y creo que tú ya eres un hombre. —riendo a carcajadas haciendo que Inuyasha esté más molesto.
—Yo no quiero ir, para que, simplemente es tedioso ir a la casa de nuestra infancia y mirarle el rostro a esa. —con un tono muy altanero.
—Cállate es mejor que hagas tus maletas mañana saldremos y será un viaje muy largo ahora vete no te quiero ver cerca de aquí.
