Resumen: Harry y Ginny han muerto en un accidente. Hermione y Ronald desde aquél beso en mitad de la guerra se han distanciado un poco, sin embargo aún siguen siendo los mejores amigos, pero ellos no contaban con los extraños planes de sus amigos, hermana y cuñado, respectivamente, tendrán una gran tarea, que los hará convivir juntos y aprender a... cambiar pañales.
Aclaración: Primero esto es comedia señores, o eso fue lo que me pidieron... que haya drama no quiere decir que es una historia netamente dramática, pero comprendame, me conocen mi adicción es el drama (y muchas veces el romance) y aunque sea un poquito ha de ir en todas mis historias.
Disclaimer: Los personajes son propiedad de J. K. Rowling. Yo sólo los manejo para mis románticos, cursis y dramáticos fines.
Prólogp
Ron simplemente no podía creerlo… ¿Cómo era posible? No, definitivamente no podía aceptarlo, porque no era cierto, lo que aquél mago le informaba no podía, ni mucho menos debía ser verdad.
Era una broma.
Pesada, desagradable y estúpida broma, muy seguramente los gemelos habían ayudado a Ginny, o tal vez el mismo Harry y quizás hasta Hermione, sin embargo… ¿Podría su mejor amiga fingir aquellas gruesas lágrimas que escurrían por su rostro? No, Hermione no era capaz llegar hasta aquellos extremos, y eso lo hizo dudar.
¿En verdad sería aquello una broma? Pero simplemente no podía hallarle otra explicación, no podía creerlo, simplemente ¡No! Su hermana no estaba muerta ¡Absolutamente no! Mucho menos Harry, no definitivamente su casi hermana, aquél azabache con una cicatriz y una gran historia a cuestas no estaba muerto.
Sí, era un broma esa era su conclusión.
— Señor en verdad lamento tener que darle esta noticia, pero hay otra cosa… -informó el hombre frente a sí.-ambos deben asistir a la lectura del testamento.-acotó mientras se alejaba.
Y le dejaba solo, bueno no solo, con Hermione.
La chica no decía palabra alguna simplemente lloraba, lloraba de una manera desconsolada y fue allí, en ese justo momento que lo supo… No, su hermana no le había gastado ninguna broma, mucho menos los gemelos, Harry tampoco y Hermione mucho menos.
¡Joder! Aquella terrible noticia era cierta: Su hermana, Ginny Weasley de Potter y Harry Potter habían muerto, muerto en un accidente.
Y simplemente no podía creerlo, aún no podía asimilarlo.
No lloró, se mantuvo allí sin decir palabra alguna y mirando fijamente a la castaña a su lado, nunca había tenido tacto para aquellos momentos y sinceramente siendo él uno de los afectados tampoco es que tuviese mucho ánimo de charlar.
A partir de aquél momento había muchas cosas por las cuales preocuparse y una de ella era…
— James…—susurró la castaña hipando. — ¡Hay que preguntar por él Ron! Saber sí… sí sobrevivió—dijo exaltada como si recién se hubiese acordado del pequeño Potter.
Su sobrino, James Sirius Potter, el hijo de Ginny y de Harry, era cierto había que preguntar por él, saber sí… saber si había sobrevivido o por el contrario… no. Ha aquello sí debía negarse, su sobrino no podía haber muerto, no el único recuerdo que tenía de su hermana y mejor amigo no podía haber desaparecido junto con ellos.
Respiró con tranquilidad cuando la dependiente les informó que en la escena no había ningún bebe, ni mucho menos rastro de él, de igual forma no aclaraba la duda… ¿Dónde? ¿Dónde rayos estaba James?
— Hay que encontrarlo Ronald… saber si está bien. —dijo Hermione mientras observaba al pelirrojo aún con los ojos llorosos.
Y fue en aquél momento que demostró que podía ser sensible, que sí había escuchado las verdaderas y crueles palabras de aquél mago, había escuchado que Harry y Ginny habían muerto. Demostró que era Ronald Weasley sí, pero que no era un estatua de piedra, mucho menos un tímpano de hielo, él también podía tener sentimientos.
La abrazó, tomó el frágil cuerpo de la castaña entre sus brazos y la estrechó, en un abrazo reconfortante que ella necesitaba, que él necesitaba, mejor dicho que ambos necesitaban.
— Lo encontraremos Hermione, no te preocupes.-su voz sonaba segura, pero había un leve tono de dolor.
La castaña asintió entre sus brazos mientras más lágrimas brotaban de sus ojos.
