Kakashi Después De La Guerra

By Tsuki No Hana

I

"Recuento de los daños"

Con esto podré compensarte un poco… —murmuró al viento e hizo unos sellos con sus manos antes de que le estaca que Kaguya enterró en su pecho terminara de pulverizarlo—. Ellos te harán muy feliz, sólo espero que ahora sí sepas cuidarla…

¡Obito! —lo ayudó a mantenerse en pie—. ¿Qué quieres decir con todo esto? No te entiendo —el copyninja estaba algo desconcertado.

"Tobi" terminó de hacer un par de sellos más y le sonrió a su amigo.

Discúlpame por todo el daño, si yo no hubiera aceptado los planes de Madara… nada de esto hubiera ocurrido —tosió sangre—. Lo siento.

Ya no te disculpes.

Kakashi…

¿Si?

Siempre fuiste… mi rival, y… mi mejor amigo, por eso yo quiero pedirte que…

Muy tarde. Su cuerpo entero se convirtió en cenizas entre los brazos de Kakashi.

—Kakashi-sensei.

Los ojos del aludido se abrieron de par en par mientras pegaba un brinco al escuchar que lo llamaban. Su respiración se aceleró.

—¡¿Qué ocurre?! —se medio-incorporó del suelo, exaltado.

—Tiene el sharingan en ambos ojos... —se asombró sobremanera, pero éstos se borraron de inmediato, por falta de chakra.

—¿Qué? —aún estaba desorientado y espantado.

Ella puso las manos sobre sus hombros, tratando de calmarlo. No quería despertarlo y mucho menos asustarlo. Los dos estaban exhaustos y mal heridos, necesitaban atención médica, en especial el copyninja, pero la preocupación de ambos hacia Naruto y Sasuke era aún mayor. Había pasado casi un día completo desde que emprendieron marcha hacia el lugar donde sospechaban que estarían. Sólo rogaban al cielo que no se hubieran matado.

—Debemos continuar y al llegar a la aldea debemos revisar sus ojos, es increíble que el sharingan de Obito no desapareciera —lo miró con preocupación, apretó los puños con impotencia al ver que su maestro fruncía el ceño y disimulaba muy bien que el dolor lo estaba matando al levantarse. A pesar de su urgencia por seguir, sugirió lo siguiente: —. Pero si gusta… podríamos descansar un par de minutos más y…

—No. Sigamos —sin decir más siguió caminando muy, pero muy lentamente con dirección al este. Sakura lo alcanzó de inmediato y sin previo aviso se acomodó a su lado, pasándose el brazo de su sensei por el cuello y rodeándolo con un brazo por la espalda, para brindarle apoyo al caminar. Él se detuvo, la miró y sonrió antes de suspirar—. Muchas gracias, Sakura-chan. Lamento ser una carga.

—Cállese y sigamos —refunfuñó después de sonrojarse un poquito.

Durante el camino, la mente del shinobi divagó en el sueño que tuvo hace unos momentos. Había soñado con Obito, y se reprendía una y mil veces por no haber aclarado ese punto cuando lo vio por última vez en aquel momento en que le obsequió ambos sharingan. Una leve sonrisa se formó bajo su máscara al recordar ese momento, pero la incógnita seguía haciendo mella en él.

Antes del atardecer llegaron al valle del fin. Desde el filo del risco pudieron ver que el lugar estaba destruido, había escombros por doquier y… un par de cuerpos tendidos en el suelo, justo sobre el sello de reconciliación de las estatuas de Madara y Hashirama. La escena le puso los pelos de punta a Sakura, en cambio, Kakashi se alivió de encontrarlos.

La pelirrosa soltó suavemente a su maestro y mirándolo por última vez a los ojos, bajó casi volando hacia ellos. Tenía miedo de lo que podría encontrarse.

Cuando cayó al suelo, justo frente a ellos, sintió sus miradas y notó cómo se alegraron de verla, en especial Naruto. La aludida los miró fijamente y un nudo se formó en su garganta. Estaban vivos, sí, pero mutilados, ambos habían perdido un brazo cada uno. La sangre seguía fluyendo por las rocas, mezclándose con el agua del río.

La kunoichi se tragó sus inmensas ganas de llorar y se hincó entre ambos, aplicando de inmediato su chakra curativo en los muñones, debía detener esa hemorragia cuanto antes. Quizá no podría curarlos del todo, pero al menos salvaría sus vidas. Mientras tanto… ninguno de los ninjas le quitaba la vista de encima.

—Gracias, Sakura-chan —murmuró Naruto con una sonrisa cansada. Ella no levantó la mirada, no quería ver su rostro completamente lleno de golpes, no lo soportaría. Sentía también la mirada fija del Uchiha, pero no se animaba a alzar el rostro, además, si lo hacía podría terminar dañando más sus brazos en vez de ayudarlos.

Lo que nunca se esperó fue escuchar la grave voz del Uchiha…

—Sakura, yo…

—Cállense —les dijo al fin, sin mirarlos—. Tengo que concentrarme.

No se percató de la mirada de Sasuke, cuyos ojos la observaron por primera vez con admiración y con un sentimiento nunca antes expresado. En su garganta estaban atoradas muchas palabras que quería y debía decirle a su compañera de equipo, tenía tanto por qué disculparse, tanto qué decirle y explicarle; pero por alguna extraña razón su garganta se cerró y de ella sólo pudo salir un simple y apenas audible "perdón"

—¿"Perdón" por qué? —su voz salió más temblorosa de lo que esperaba, se maldijo mentalmente por su debilidad.

—Por todo.

Eso derrumbó la armadura de "No voy a llorar" que se había puesto mentalmente antes de bajar a verlos. Su cuerpo comenzó a temblar por las ganas de llorar que poco a poco iban incrementando hasta que no pudo más.

—Pues sí… —sus lágrimas salieron sin permiso, impactándose sobre sus rodillas temblorosas—. De verdad… en serio que… causaron tantos problemas, idiotas —dejó salir todo ese cúmulo de sentimientos.

Naruto la miraba con una leve sonrisa mientras que Sasuke, por primera vez, se permitió externar su preocupación por ella, ajenos a que cierto shinobi los miraba desde el filo del risco, feliz y aliviado de saberles con vida, de ver que ya podían incluso levantarse. El copyninja sintió una tremenda paz en su interior al ver que su equipo finalmente (y después de tantos años) estaban realmente unidos como familia. Quería bajar y abrazarlos a los tres, pero su condición deplorable no daba para más. Se rio de sí mismo y sólo se quedó ahí, observándolos reír y llorar.

Poco después, los dos ninjas recuperaron un poco de su fuerza y juntos deshicieron el tsukoyomi infinito, liberaron a los bijuus y junto con todos se dirigieron a la aldea. Naruto y Sasuke apenas resistieron el viaje, cuando pusieron un pie dentro de la aldea fueron ingresados de inmediato al hospital para tratar de curar sus brazos. Tsunade y Shizune tuvieron mucho qué ver en esto, además ayudaron a que nadie los molestara, pues todos querían ver al salvador de Konoha, a Naruto. Y todos querían también saber cuál sería el destino del desertor y traidor de la aldea, Sasuke Uchiha.

—Tsunade sama ¿Estarán bien? Perdieron mucha sangre, traté de curarlos por completo, pero yo no…

—Tranquila —puso una mano sobre su hombro—. Hiciste lo correcto, ellos estarán bien, no tienes de qué preocuparte. Todos estamos exhaustos, pero haremos todo lo que esté en nuestras manos, por lo pronto deberías ir a que te revisen y que sanen tus heridas, ese brazo no se ve muy bien.

—Estoy bien, pero… si no es mucho pedir, me gustaría entrar a asistirla en las cirugías de ambos.

—Por Dios, Sakura, debes descansar, ve a casa, date un baño y duerme todo lo que puedas, que bien te lo mereces.

La aludida suspiró, debía obedecer a su maestra, pero no podía evitar la angustia por sus amigos. Pronto recordó a su sensei. Miró en todas direcciones, esperando encontrarlo cerca, pero no estaba por ningún lado. ¡Tenían que revisarlo! Era imposible que aún tuviera el sharingan de Obito, se supone que le había prestado su poder, sólo eso.

—¡Tsunade sama! —la detuvo cuando vio que ésta se dio media vuelta, lista para ir al quirófano—. Tiene que revisar a Kakashi-sensei, hace unas horas activó el sharingan sin darse cuenta.

—Pero… Eso es normal ¿No?

Sakura suspiró. La Godaime no tenía idea de lo que había pasado. Tuvo que explicarle primero lo que había ocurrido, claro que no hondó mucho en los detalles, pues había mucho qué hacer y poco tiempo para charlar, pero con la poca información proporcionada fue más que suficiente como para que la Hokage se asombrara y pidiera revisarlo cuanto antes, así le encargó a la pelirrosa que fuera en búsqueda de su sensei.

Le haría caso a la hokage, claro que sí, pero antes decidió pasar por la sala de urgencias y ayudar un poco, había demasiados heridos de gravedad, muchos huesos rotos y también muchos muertos… el ambiente era pesado y deprimente a pesar de que la guerra al fin había terminado. Ahora llegaba el momento más difícil: hacer recuento de daños.

Buscó a sus padres por todos lados en urgencias, esperando verlos ahí, buscándola, pero en ningún momento se aparecieron. Decidió irse a casa para verlos, quería abrazarlos y decirles cuánto los amaba y cuánto los extrañó. Sí, primero vería a sus padres y luego se encargaría de su sensei.

Salió del hospital con una extraña urgencia en su corazón y no entendía por qué. Todos sus amigos ya estaban recibiendo atención médica y a pesar de que la aldea era todo un caos con gente yendo de un lado a otro, estaban animados y con sus esperanzas renovadas.

OoOoOoOoOoO

Kakashi

No fue sencillo escapar del hospital, pero logré escabullirme antes de que una enfermera me registrara como paciente. Mi cuerpo estaba completamente molido, cada paso me costaba un quejido que tenía que contener para no llamar la atención en la calle, aunque todos estaban centrados en sus deberes y no se dieron cuenta de mi presencia.

El camino a casa me pareció eterno, cada fibra de mi ser pedía a gritos una cama bien acolchada y una semana de sueño sin interrupciones. Tenía muchas cosas por hacer y muchos asuntos en los cuales pensar, tales como: las últimas palabras de Obito, las muertes de mis amigos y colegas, la reconstrucción de la aldea, hacer recuento de daños, etcétera; pero lo más importante y lo que más me angustiaba era el futuro de Sasuke, sus antecedentes merecían encierro de por vida o incluso pena de muerte. Naruto sanaría pronto y no me angustia tanto, se repondrá de todo con facilidad, pero no creo que lo logre al saber lo que puede sucederle a su amigo. Y Sakura… no quiero ni pensar en su reacción cuando lo sepa.

No, no me quiero preocupar ahora por eso.

Al fin llegué a casa y todo está tal como lo dejé hace casi un mes antes de salir a la guerra. Esto me causa nostalgia y algo de alivio al mismo tiempo, pues cierta parte de mí creía que no volvería con vida.

—Tadaima —murmuré al vacío de mi casa, ya era costumbre a pesar de que nadie me esperaba.

Avancé arrastrando los pies, me descalcé y sentí una increíble satisfacción al hacerlo. Caminé hacia la ventana más cercana y la abrí todo lo posible, necesitaba aire. Por más que intentara no pensar en nada, las imágenes de los días vividos en el campo de batalla aparecían como relámpagos en mi cabeza, cada muerte, cada grito, cada uno de los ataques…

Cerré los ojos y percibí el aroma a tierra mojada, había empezado a llover. Sentí la brisa del anochecer acariciando suavemente mi rostro, como si quisiera calmar con ese toque casi tierno todo el torbellino de pensamientos en mi mente perturbada. Cuando abrí mis ojos pude sentir cómo la sangre se me iba hasta los pies al ver el escenario ante mi rostro. La aldea estaba destruida en muchas partes. El centro estaba intacto, el bosque tenía un gran hoyo en medio, el barrio Uchiha estaba intacto al igual que el Hyuga y sus alrededores, pero justo al lado del centro había un área que estaba completamente destruida. Una bijuudama había caído ahí, sin duda alguna.

No quise ver más ese paisaje y mejor me dirigí al baño. Me llevé un gran susto al verme en el espejo, por un momento pensé: "¡Wow! ¿Quién es ese viejo indigente?" sí, me veía terrible, pero lo infame era que me sentía peor a como me veía.

Necesitaba un baño con urgencia, así que procedí a quitarme la ropa, pero nunca creí que me iba a costar tanto trabajo desvestirme. Cada prenda que quitaba soltaba pequeñas motas de polvo al aire y cada musculo de mi cuerpo gritaba de inconformidad por exigirles ese mínimo esfuerzo. Lo peor fue cuando quise quitarme la camiseta… la sangre de mis heridas ya se había secado y la piel comenzaba a cicatrizar con la tela de la camisa adherida a ella. Fue una tortura despegar la tela de cada herida.

Me miré al espejo una última vez y nuevamente me arrepentí de hacerlo, vaya que daba lástima. Suspiré y mientras se llevaba la tina con agua caliente, tomé una ducha rápida, sorprendiéndome de ver tanta tierra, sangre y mugre a mis pies.

Tuve que descartar la idea de tomar un baño largo y caliente cuando la sangre no dejaba de brotar de mis heridas, quizá no fue buena idea ducharme antes de, por lo menos, ir a que me curaran un poco.

—Maldición —gruñí cuando me di cuenta de que había dejado un rastro de sangre en el piso desde la ducha hasta el tocador. Abrí el botiquín y saqué lo necesario para curarme. Luego de un buen rato logré hacer un trabajo casi decente, y pensé que irme a la cama sería la mejor opción, pero para mi sorpresa, el sueño se había escapado de mí. Me miré por última vez en el espejo y recordé las palabras de Sakura, había dicho que el sharingan estaba en mis ojos. Imposible. Mis ojos son negros, como siempre.

Me acerqué un poco más al espejo y concentré un poco de chakra.

Oh por dios.

Tengo el sharingan de Obito en ambos ojos ¡Y puedo desvanecerlo cuando quiero!

Me mareé un poco por la sorpresa. Decidí ir y sentarme en el sillón de la sala, ni siquiera me molesté en encender las luces de mi apartamento. Me sentía por completo extraño, no sabría explicar esta sensación de "pseudo-paz" que sentía. Mi mente seguía alerta y atenta a cualquier movimiento o suceso, y creo que debido a esto comenzó a molestarme una intensa migraña. Oculté la cabeza entre mis manos, como si con ello pudiera atajar el dolor. Apoyé los codos sobre las rodillas y permanecí en la misma postura una eternidad. Tenía los ojos abiertos, pero no veía el piso bajo mis pies. A mi mente llegaron de nuevo mis alumnos ¿Estarían bien? Los vi hace unas horas, pero me siento intranquilo por ellos. Quizá debería ir a ver cómo siguen y ver si Sakura también ya fue atendida, pues, conociéndola es posible que esté curando pacientes en vez de preocuparse por sí misma.

Si Gai me viera con esta preocupación sin duda se burlaría de mí. Porque por mucho negarlo, no puedo evitar la angustia de saberles en peligro o maltratados, no puedo evitar el alivio de saberles con bien, de tenerles cerca. Y tampoco puedo evitar preocuparme y quererles de esta forma. Claro está que es muy distinto sentirlo que demostrarlo, y que no lo demuestre muy a menudo no significa que no lo sienta… sí, Gai se burlaría de mí. Gai… ¿Cómo estará?

Ya, mejor me voy al hospital a ver cómo están todos. De todas formas no podré conciliar el sueño de ninguna manera.

Me preparé para salir. No tenía ganas de ponerme el uniforme jounin, estaba exhausto de todo lo que tuviera que ver con ninjas. Me fui tal como andaba en casa, con pantalones deportivos negros, una camiseta sin mangas y una chamarra gris encima para repeler la lluvia un poco. Me puse la máscara de nuevo, sólo que ahora dejé de lado el hitai ate, no lo necesitaba para cubrir mi ojo, ya no, pues… ambos son normales.

OoOoOoOoO

Narrador.

Le dolía la cabeza y su visión era borrosa. Habían incrementados los latidos de su corazón y sentía cómo las fuerzas la abandonaban a cada paso que daba. Enterarse de esa noticia y ver su casa en ruinas fue más que suficiente para que perdiera el equilibrio mental (Si es que le había quedado uno después de vivir la guerra en carne propia) de pronto se dejó caer en una solitaria banca mojada, en algún punto de lo que era antes un parque, y ahí siguió llorando sin importarle estar empapada, sola y totalmente a oscuras. Ni siquiera la luna la acompañaba esta noche.

¿Por qué? ¿Por qué tuvo que suceder eso? No podía dejar de darle vueltas a las mismas preguntas. Pero es que no lo entendía o, mejor dicho, no quería entenderlo.

Un trueno sonó en la aldea y ni siquiera se percató de ello. En cualquier otro momento estaría asustada, deseosa de llegar a casa para refugiarse en la calidez de su hogar siendo recibida por una taza de té humeante de su madre y con una frase "chistosa" de su padre, pero esa noche no, ni nunca más. Jamás los vería de nuevo. Ya no tenía casa, no tenía familia, no tenía a nadie. Sabía que podría volver al hospital y desahogarse con su maestra, la hokage era como una segunda madre para ella, pero en estos momentos no quería ver a nadie, quería estar sola, quería… dejar de sentirse así.

Cerró los ojos y alzó la cabeza, dejando que las constantes gotas de agua le cayesen en la cara y en su cabello rosado ya completamente empapado. Ahora nada parecía importarle. Ya no.

OoOoOoOoO

Kakashi.

Ya había oscurecido cuando salí de casa, minutos después la aldea fue bañada por una agradable lluvia de fin de verano aún más fuerte, esto hizo que las actividades al aire libre se suspendieran, todos entramos a refugiarnos del agua y a esperar que ésta cesara un poco, pero tardaba demasiado y yo ya tenía prisa por llegar al hospital. Salí a la lluvia, poco me importaba mojarme.

Cuando llegué al hospital me topé con Tenten y Lee, ambos estaban llorando desconsoladamente en la sala de espera, junto con otras decenas de personas que no conocía. Algo había ocurrido con Gai, de lo contrario estos dos no estarían llorando así. Me acerqué a preguntarles y fue Lee quien de inmediato se puso de pie al verme y me abrazó.

—¡Kakashi sensei! ¡Oh Kakashi sensei!

—Lee ¿Qué pasó? —éste no me respondió y, asustado, miré a Tenten en busca de respuestas.

—Gai sensei se recuperará, él estará bien —sonrió aún entre lágrimas.

Sentí un gran alivio al saberlo, pero estaba algo incómodo con el abrazo de Rock Lee, pero cuando éste comenzó a sollozar más fuerte y a decir cosas incomprensibles, de las cuales sólo entendí "Neji murió" esas dos palabras se sintieron como un balde de agua fría. Neji había muerto y Gai estuvo muy cerca de hacerlo también. El equipo 9 había sufrido mucho en esta guerra, fue el que tuvo mayor pérdida. Sonará egoísta, pero por un instante me sentí aliviado al saber que mis alumnos estaban vivos, porque si estuviera viviendo la situación del equipo 9… no sé si podría soportar un dolor tan grande.

Tuve que despedirme de ellos e introducirme un poco más en el hospital, quería noticias de mis alumnos, pero conforme avanzaba pude ir notando que las pérdidas fueron más de las que creí, el ambiente era pesado, se respiraba la tristeza y el dolor. Finalmente llegué al otro lado del hospital, donde descubrí con tristeza que este edificio no se había salvado de ser destruido, al menos un área.

—¡Kakashi!

Me giré sobre los talones al escuchar que me llamaban.

—Tsunade sama, precisamente a usted la buscaba ¿Cómo están…

—¿Has visto a Sakura? —preguntó abruptamente, interrumpiéndome. Parpadeé confundido—. ¡¿La has visto?! —insistió con un extraño miedo en sus ojos. Comencé a preocuparme.

—No la he visto. Pensé que estaría aquí, con usted.

—Maldición.

—¿Qué pasa? ¿Sasuke y Naruto están bien? —sólo pude mirar cómo caminaba de un lado a otro en el pasillo.

—Sí, sí. Ellos están bien, pero Sakura… ¡Su familia murió y yo la mandé a casa sin saberlo! —se golpeó la frente con la mano—. Desde la tarde que no sé nada de ella, pero no puedo abandonar el hospital, me necesitan aquí y…

—¡Tsunade sama! —la detuve antes de que cayera, seguía consciente, pero muy apenas.

—Estoy bien —se sostuvo de mis brazos—. Gracias, Kakashi —suspiró y se incorporó—. Por favor, ve y búscala. Necesitará de alguien en estos momentos, te necesita.

—Pero usted…

—¡Yo estoy bien! ¡Con un demonio, te digo que vayas y la busques! —alzó su puño amenazadoramente. Y sin darle mayor importancia a la tormenta y a la posibilidad de que mis heridas se abrieran nuevamente, salí del hospital, perdiéndome en la oscuridad de la noche.

La familia de Sakura-chan había muerto y ahora ella se encontraba sola en la oscuridad, bajo esta lluvia intensa.

Tengo que encontrarla cuanto antes.

Continuará…


Yo!

Gracias por haber llegado hasta el final del capítulo. Decidí no poner comentario alguno al principio de la historia, así que… aquí van mis palabras:

Esta es mi segunda historia sobre Naruto, por lo general siempre escribo de Tsubasa Chronicles o Sakura Card Captor, pero en esta ocasión hice una leve excepción y me aventuré a escribir sobre este anime que tanto me encanta. Tengo un One shot llamado "Hirakiri" trata sobre la infancia de Kakashi y la muerte de su padre. Te recomiendo pasarse a leerlo, porque esa historia en realidad es un pequeño fragmento que agregaré en algún capítulo de este long-fic que espero esté siendo de tu agrado.

Y por si tienes dudas sobre las parejas de este fic... sí, en este fic habrá NaruHina, SaIno, SasuSaku y KakaSaku. Pero me centraré más que nada en Sakura, Kakashi y Sasuke; esta historia es principalmente de ellos y de dos personajes que añadiré más adelante (Es sorpresa)

¿Con quién se quedará Sakura al final? Sólo puedo decirte que todo puede pasar, y los que conozcan mis historias sabrán de antemano a lo que me refiero *Risas macabras* recuerda que las situaciones siempre pueden dar un giro inesperado.

En fin, de nuevo te agradezco por haber llegado hasta aquí. Si tienes curiosidad sobre esta historia y te gustaría ver imágenes y adelantos, puedes entrar a mi Bio y ver mis redes sociales. Igualmente, si te ha gustado no dudes en dejar un review, pues es el alimento para cualquier escritor, créeme, me harías muy feliz si escribes algo en el recuadro de abajo, recuerda que no necesitas ser miembro de FnF, sólo escribe y hazme saber tu opinión sobre el capítulo y tus perspectivas para el futuro de esta historia.

Sin más que decir, te dejo un pequeño avance del capítulo II:

"—Kakashi sensei…

—Dime.

—¿Puede… puede abrazarme?

Esa petición me dejó desarmado.

Ni siquiera me di tiempo a pensarlo, mis brazos ya estaban envolviendo su pequeña figura con fuerza. Estaba helada y temblaba sin parar, no sabía si era por el frío o por el llanto. Estuvo llorando con fuerza durante unos minutos."

¡Nos leemos el próximo domingo! Sí, cada domingo actualizaré la historia, aunque los reviews me motivan a escribir más y publicar más seguido. (Lo sé, es chantaje) jajajaja

Ciao!

6/11/2016

7:00 p.m.