Yesterday

Sumary: Ren Tao solo volvió para pedirle el divorcio a la tímida e inútil de su esposa pero nunca se esperó encontrarse con que ella había cambiado… radicalmente. Ren/Tamao


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Ren buscó entre la multitud la cara de su hermana, su avión acababa de aterrizar en New York y su hermana, Jun, pasaría a recogerlo. Hace 5 años que se había ido de América para poder alejarse de un matrimonio fracasado y frustrante con la mujer más asustadiza y tonta que su familia pudo haber encontrado. Había sido un matrimonio por conveniencia, claro, y él no había podido negarse a un mandato directo de su padre pero ahora él había muerto y Ren podía ser libre por fin. Había tenido que regresar por el simple hecho de que su "querida" esposa había desaparecido del mapa desde que se separaron pero Jun era su mejor amiga así que sabía dónde estaba, más se había negado darle la dirección a Ren, "Tienes que pedírselo a la cara" le había dicho por teléfono una semana antes y aquí se encontraba.

-¡Ren!-el peliviolaceo se giró y le sonrió levemente a su hermana. Tenía que aceptar que Jun se había vuelto una mujer muy hermosa y elegante, nada que ver con su imagen de niña que tenía en su adolescencia.-Me alegra mucho que hayas vuelto.

-Bueno, ya que te negaste a darme la dirección de esa mujer…-Jun le tiró un golpe en el brazo.

-Esa mujer sigue siendo tu esposa-le reclamó.

-No por mucho…-murmuró su hermano ganándose otro golpe, Jun suspiró y negó con la cabeza.

-¿Qué te parece si vamos a almorzar?-dijo Jun mientras salían del aeropuerto-De todas maneras Tamao no está ahora en casa, tenemos que esperar hasta la noche.

-¿Por qué?-Jun sonrió maliciosamente.

-Espera y verás-contestó y lo jaló para que siguiera caminando. Almorzaron en un restaurante muy elegante cerca de Central Park, caminaron un rato por el parque hasta que oscureció luego fueron al departamento en el que vivía Jun.

-Ponte ropa cómoda-le dijo Jun, él la miró interrogante pero ella solo sonrió. Ambos se cambiaron de ropa y volvieron a salir, Jun manejaba con tranquilidad tarareando una canción, Ren miraba por la ventana las calles que pasaban y se sorprendió cuando su hermana se detuvo en uno de los clubs más populares de New York: Webster Hall.

-¿El Webster?-la interrogó Ren con clara burla-Tamao jamás estaría en un club como este, es demasiado mojigata.

-Espera y verás-volvió a decir su hermana y lo guió adentro, pasó de frente la gran fila y saludó a Steve, el guardián.

-¿Dónde está?-preguntó Jun a Steve.

-En el centro con Ly-contestó el guardián poniendo los ojos en blanco, Jun se rió y tomó a su hermano del brazo para que no se le perdiera entre la multitud de gente que bailaba en la pista de baile más increíble de toda New York.

-¡Esto es una pérdida de tiempo!-le gritó Ren a su hermana, molesto por el ruido y por toda la gente que lo empujaba mientras bailaba al ritmo de Cobra Starship.

-¡Ahí está!-le gritó su hermana, Ren miró hacia donde ella señalaba pero no podía ubicarla, entonces la vio.

Tamao estaba en el centro de la pista de baile, su cabello rosado estaba muy largo a diferencia del cabello corto que siempre le había visto llevar, usaba un vestido rojo tubo corto que dejaba ver todas esas curvas que Ren nunca había sabido que tenía ya que generalmente ella usaba ropa de anciana 5 tallas más grande que ella. Ren estaba tan sorprendido de lo que veía que se quedó paralizado en su mismo sitio ¿Esa era su esposa? No podía apartar sus ojos de ella, estaban tan diferente, hubiera pensado que era otra persona si no fuera por ese incambiable cabello rosa. La miró unos minutos hasta que se dio cuenta que había un tipo muy cerca de ella que la tomaba de la cintura.

-¡Tamao!-gritó Jun para hacerse escuchar, la pelirosa volteó y se quedó estática cuando vio a Ren detrás de su amiga, sus ojos se cubrieron con un velo y ninguna emoción relució en ellos. Se acercó con pasos elegantes hacia ellos, la multitud parecía abrirse mientras ella pasaba por su lado con el chico de cabello verde que estaba tras ella.

-Jun-saludó con un abrazo-hace mucho que no te pasas por aquí, te extrañábamos-le dijo mientras jugaba con su cabello luego alzó su mirada hacia el peliviolaceo-Ren, vaya sorpresa, no sabía que te gustara divertirte-Ren entrecerró un poco los ojos.

-A mí también me sorprende verte aquí, ¿qué hace una monja vestida de mujer?-Tamao en vez de sonrojarse (como siempre solía hacer) sonrió pícaramente.

-Yo no veo a ninguna monja por aquí-contestó luego se giró hacia el muchacho de cabello verdes-Jun, ya conoces a Ly-la peliverde le sonrió-Ren, él es Lyserg Diethel; Ly, él es mi "queridísimo" esposo.-el atractivo hombre entrecerró solo un poco los ojos y sonrió levemente.

-Un… gusto-dijo, Ren lo miró con el cejo entre fruncido, ¿Quién diablos era ese hombre?

-Tenemos que hablar-dijo en dirección a su esposa, ella lo miró entre sus pestañas y sonrió.

-¿Cuál es la palabra mágica?-le preguntó, Ren le lanzó una mirada molesta y ella rodó los ojos-aburrido-se giró hacia Jun y la tomó de la mano-baila con Ly, regresaremos pronto-Lyserg puso una mano en la cintura de ella y le susurró algo al oído con cara de pocos amigos, Tamao solo lo miró, pareció que se entendieron con la mirada y él la soltó a regañadientes-sígueme-le dijo a Ren con frialdad cambiando totalmente su actitud y pasaron fácilmente a través de la multitud, ella lo hizo pasar a través de una puerta semi-oculta hacia una sala, cerró la puerta y el ruido de afuera bajó considerablemente-¿Qué quieres?-preguntó cruzándose de brazos, Ren se puso a la defensiva y entrecerró los ojos.

-No creas que ha sido mi gusto venir-dijo con indiferencia-pero resulta que te gusta perderte por ahí y Jun se negó a darme tu dirección.

-No has respondido a mi pregunta-volvió a decir ella sin cambiar su posición.

-He venido por el divorcio-el rostro de Tamao no se inmutó en lo más mínimo pero su corazón latió rápidamente al escuchar esas palabras pero no le daría el gusto de verse afectada, arregló su cabello y lo miró con frialdad.

-Tráelos mañana a mi departamento, Jun te llevará-le dijo abriendo la puerta.

-¡Espera un momento…!-gritó Ren molesto pero ella solo lo miró con hielo en los ojos.

-¡No tengo tiempo para ti ahora!-le respondió y salió del lugar cerrando la puerta tras de sí, Ren se quedó en su mismo lugar sorprendido de que de verdad lo haya dejado ahí, esa mujer definitivamente no era su esposa.


Tamao se levantó tarde esa mañana, se estiró y fue a darse una ducha, no le sorprendió en lo más mínimo que Ren no estuviera ahí, ya se había acostumbrado a que él solo la tomará como un objeto durante la noche y luego se vaya a trabajar temprano sin quiera tener la delicadeza de decirle nada pero ya había decidido que no se entristecería, ella tenía una razón para ser feliz ahora, la más feliz de su vida incluso.

Terminó de arreglarse y salió a la cocina a hacerse el desayuno, puso el agua con tranquilidad y se puso a arreglar la sala cuando se sorprendió de encontrar una carta en la mesa de centro, se acercó con curiosidad y se sorprendió aún más al descubrir que tenía su nombre delante. La abrió totalmente intrigada y fue leyendo las palabras que destrozarían su vida:

"Si has encontrado esta carta es porque he decidido finalmente dejarte, puede que no pueda divorciarme de ti gracias a mi padre pero no siento nada por ti, nunca lo haré, para mi eres la persona más torpe, tímida e ingenua que ha pisado la tierra, no eres buena para mí, así que oficialmente estamos separados. No te preocupes, te pasaré una pensión mensual con la cual podrás vivir con comodidades, sigue tu vida. Ren Tao."

Las lágrimas se caían sin parar de los ojos de Tamao que se tocó el vientre con dolor.


Tamao despertó de mala gana con los sonidos del timbre que no se detenían, se colocó la bata encima sin molestarse en cerrarla y caminó a través del departamento sin perder la elegancia a pesar de que tenía un horrible dolor de cabeza. Abrió la puerta de mal humor y se encontró cara a cara con Ren, el peliviolaceo recorrió con la vista el cuerpo de ella y desvió la mirada, ella usaba un baby doll negro con una bata encima. A Tamao se le pasaron varios insultos por la cabeza pero se mantuvo serena y le hizo un gesto para que pasara.

-¿Quieres algo?-le preguntó mientras ponía agua en la cafetera, Ren negó con la cabeza y se apoyó en la pared para mirarla, Tamao sentía la mirada de él sobre ella pero no le daría el gusto de verla nerviosa, esa época de niña tonta había acabado hace mucho tiempo. Ren la seguía con la mirada sorprendido de cuan bella se veía ahora, veía las notorias curvas de ese cuerpo que había sido suyo muchas veces y desvió la mirada al recordar esos momentos, ¡Él venía a terminar su matrimonio, no a acostarse con ella! Se reclamó a sí mismo pero su cuerpo le traicionaba cada vez que ella se movía o que se inclinaba un poco mostrando su generoso escote o cuando se ponía en puntillas para alcanzar algo y esa bata que no ocultaba nada…

-¡Maldición, ponte otra cosa!-le espetó él incómodo, ella le lanzó una mirada aburrida y se sentó en el desayunador mirándolo directamente.

-Yo no recibo ordenes tuyas-le dijo mientras bebía su café con tranquilidad-si no te gusta no mires.

-"El problema es que me gusta demasiado"-pensó pero luego se recriminó por ese pensamiento, puede que ella haya cambiado su forma de vestir pero seguía siendo su indeseable esposa.-los papeles-le dijo él poniéndoselos en la mesa, ella los miró con pereza y los puso a un lado.

-Los firmaré luego-le dijo mientras seguía tomando su café.

-¿Cuál es el problema con que los firmes ahora?-preguntó Ren frunciendo el ceño.

-No creas que soy tan tonta, Ren Tao-ella pronunció su nombre con algo parecido a desprecio-haré que mi abogado lo revise y recibiré todo el dinero que corresponde.

-¿Dinero?-se burló Ren-te he dado todo el dinero que has necesitado para que vivas con comodidades, solo te daré lo que se acordó el prenupcial, no más-Tamao le sonrió con lo que Ren pudo identificar (con sorpresa) que era malicia.

-Resulta que quiero vivir con comodidades por mucho tiempo así que me darás exactamente lo que yo crea que es una cifra razonable o te acusaré de abandono de hogar, rompiendo la cláusula del prenupcial y dejándote en la ruina-bebió un poco de su café y lo miró-es tu decisión-Ren apretó los puños y Tamao pudo distinguir en sus ojos un brillo de respeto entre la furia. El peliviolaceo salió del apartamento como un huracán y la pelirosa soltó un suspiro aliviado, se le estaban acabando las fuerzas de fingir ante él, fingir todo su rencor, su amargura y aunque odiara admitirlo, también su amor.


-¿Qué tal fue la reunión con Tamao?-preguntó Jun cuando Ren entró hecho una furia al departamento.

-¡Esa mujer es una maldita convenida!-gritó apretando fuertemente los puños-Se atrevió a amenazarme ¡A mí! Dijo que si no le daba todo el dinero que ella pedía me acusaría de abandono de hogar y me quitaría todo-Jun suspiró y negó con la cabeza.

-¿Y qué esperabas que hiciera ella, Ren?-le dijo con calma-Después del divorcio tú ya no tienes ninguna obligación con ella, eso significa que Tamao perdería la pensión tan buena que tiene y no puede arriesgarse-su hermano seguía mascullando maldiciones por lo bajo-Ren-lo llamó y él la miró de mala manera-tú la abandonaste, la dejaste de la noche a la mañana dejándole simplemente la carta más estúpida que vi en mi vida, yo vi su sufrimiento, su dolor, yo vi todo el horror que vivió después y como cambió, si ella te odia ahora es porque te lo has ganado a pulso-Ren se quedó meditabundo por un momento y luego se dio cuenta de un detalle.

-¿El horror que vivió después?-preguntó, Ren podía jurar que su hermana desviaba la mirada un segundo antes de volver a mirarlo con su misma calma.

-Tu abandono, por supuesto-le contestó, el peliviolaceo no mordió el anzuelo pero no preguntó nada más.

-Iré a descansar-le dijo mientras se retiraba, antes de irse por completo volteó a ver a su hermana y vio como suspiraba con alivio, ahí había algo que le estaban ocultando y él descubriría lo que era, después de todo ese "algo" podía ser lo que le impidiera perder toda su fortuna a manos de su "nueva" futura ex esposa.


Espero que les haya gustado

Letty Malfoy.