CAPÍTULO UNO—

¿Qué tepasó?

—¡LILY! —exclamó una señorita de unos diecisiete años, de cabello negro y rizos, con una mirada azul marino en la que destellaban la preocupación y la rabia.

—¿Qué? —una hermosa pelirroja con la confusión tatuada en su rostro, regresó a la tierra, y quedó atónita al descubrir que estaba tirada en el piso de la sala común de su casa en Hogwarts.

—¿Qué rayos haces? —gritó—. Son más de las dos de la madrugada y tú aquí tirada en el piso. ¿Acaso estás mal de la cabeza? ¡Anda, levántate! —la voz de su mejor amiga Jazz la trajo de golpe a la realidad; estaba confundida, mareada, triste y, para su desgracia, enamorada.

Sí, enamorada. Estaba enamorada del ser más arrogante, creído, egocéntrico, petulante, revoltoso, prepotente, guapo, hermoso y sexy de toda la escuela. Ella, prefecta, premio anual, estudiante favorita, la mejor alumna… estaba enamorada de James Charlus Potter

A desgana se puso de pie y caminó hasta su habitación. Se puso el pijama, se tiró en su cama, y cerró sus ojos, para dos segundos después abrirlos para averiguar quién le golpeaba la cabeza.

—Jazz, déjame dormir —dijo con voz tristona y adormilada.

—No. Si quieres dormir, me dices para qué rayos te ha hablado Potter y porque te desapareciste el resto del día —pero al terminar su frase Lily ya estaba profundamente dormida. Resignada, Jazz volvió a su cama para oír el profundo suspiro que venía de la cama de su amiga. Sonrió y se cubrió con las mantas; ella le contaría cuando estuviera lista y esperaba que eso fuera pronto.

—No. Si quieres dormir, me dices para qué rayos te ha hablado Potter y porque te desapareciste el resto del día —pero al terminar su frase Lily ya estaba profundamente dormida. Resignada, Jazz volvió a su cama para oír el profundo suspiro que venía de la cama de su amiga. Sonrió y se cubrió con las mantas; ella le contaría cuando estuviera lista y esperaba que eso fuera pronto.