"TABRIS: EL DIARIO PERDIDO"
Disclaimer: NGE pertenece a Gainax, fic sólo con fines de entretenimiento.
Prólogo
Shinji Ikari, el tercer niño, el salvador de la humanidad. Parecía sorprendido ante el hecho de que; en primer lugar, el quinto elegido haya resultado ser un ángel, y en segundo lugar, que tuviere un diario personal, el cual tenía en sus manos junto con una carta escrita con puño y letra de aquel impostor. Sí, era un impostor para Shinji, puesto que había entrando en profundas fibras de su corazón, y de su pensamiento, pues su imagen se hacia presente tan a menudo que parecía estar ahí mismo, mirando condescendientemente todo lo que ocurría, observando entre la oscuridad la pena que al chico le embargaba. Kaworu Nagisa era su nombre falso, un nombre que preferiría borrar de su memoria, ¿los motivos? Ese ángel, ese sujeto le había dicho que lo amaba una vez durante la ducha a la cual él había ido, en la noche que se había quedado sabrá dios a que.
Contuvo unas enormes ansias de aventar el diario al barranco donde Misato un día lo llevó a contemplar la transformación de la ciudad en fortaleza. Sollozó de rabia, era inútil intentar hacerlo, una fuerza dentro de él lo evitaba, y con justa razón; aquel adolescente de ojos carmesí se había vuelto una persona importante en su vida, a pesar de la brevedad del tiempo, tenía al diario como único recuerdo de Kaworu. Hastiado de su misma condición, se dirigió a su nuevo apartamento en los suburbios de la ciudad, cerró con llave y colocó el diario en un buró cercano a su cama, sin embargo, seguía recordando el momento en que apretaba la mano de la unidad 01 para acabar con la vida del ángel, y no pudo más, debía hacer algo para relajarse y conciliar el sueño; estaba desesperado y al no tener escapatoria se encaminó al baño a hacer lo propio. Shinji había experimentado la autosatisfacción una vez, antes, pero jamás pensó en recurrir a ella de nueva cuenta, y cuando estuvo a punto de hacerlo, apareció él, como un fantasma atormentando a su presa, mirandole con decepción. Ya sin defensas, Shinji no pudo más que llorar sin mayor consuelo.
~¿Realmente es necesario? Los lilim son sin duda las criaturas más interesantes de SU creación ~ mencionó el fantasma ~ ¿pretendes erradicar estos pensamientos brindándote un poco de placer momentáneo? Sabes que soy más fuerte que ello, y esa fortaleza sólo me la brindas tu, nadie ni nada más.
Shinji cambió su semblante taciturno por uno en el cual mostraba ira.- ¿por qué lo hiciste? ¿por qué decirme que me amabas si me traicionarías después? - pregunto con la voz destrozada, como si realmente le fuera a responder aquel fantasma, como si pudiera hacerlo.
~ no me corresponde a mi responder, solo soy una parte de tu conciencia, fruto de tu mente... Puedo hacer lo que tu desees, esta noche si tu lo deseas, puedo hacer incluso cosas que en tus sueños más recientes no he hecho... Aunque existen riesgos, tu decides en esto... depende de lo que decidas, y cuanto tiempo decidas que dure. Te recomiendo que leas el diario que esta ahí, puede que te ayude a superar todo esto ~ mencionó aquel borroso fantasma, mientras lentamente se acercaba a Shinji ~ debes de saber que la diferencia entre el original y yo puede ser sustancial, pues yo soy el resultado de tus ocultos deseos, el alma y escencia de él son imposibles de adaptar… ahora que esto me es nuevo, pero en tus sueños parece que no lo es ~ advirtió, mientras Shinji cerraba los ojos y sentía una tremenda oleada de calor recorrerlo por completo. Permaneció así, fantaseando con aquel espectro, en su mente soñaba estar con él, y secretamente se imaginaba en el paroxismo sublime, una desviada idea de sacudirse vertiginosamente en su piel... ¿de donde había sacado tanto deseo por aquel ángel sonriente? Sentía algo similar en las noches por Asuka, lo que explicaba el que tuviere que cambiar las sabanas más seguido, mas esto, un sueño húmedo, parecía vivirlo intensamente; en el baño, su cuerpo sudaba y parecía emitir un jadeo discreto, en su mente era un desenfrenado encuentro con Kaworu Nagisa, con su fantasma, precisamente.
Poco no faltó para que llegase al éxtasis, sentía en su ser un placer sin precedentes, sin saber que lo que causaba ese estado de goce era su mano y su miembro, mas ya no le importaba; para él estaba teniendo el más íntimo contacto con Kaworu Nagisa, haciendo cuantas cosas pudiere imaginar... Exhausto, se retiró a la cama, y esa noche Kaworu no apareció más. ¿el comienzo de una nueva locura? ¿deseaba tanto a Kaworu como para masturbarse mientras soñaba que él le poseía? Desearía estar soñando, o nunca haber soñado así con el quinto piloto, pero lo había hecho y no le había resultado tan desagradable, es más, comenzaba a sentir los efectos de las hormonas, a necesitar de aquello y mientras lograra su cometido, poco importarían ya las circunstancias.
