Caminos cruzados
Se dice que: toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora en apreciarla, un día para amarla, pero una vida para olvidarla.
Parte I
Es un día lluvioso, mi vida comienza de nuevo, en un estado diferente, sin nadie conocido, no es la primera vez que comienzo de cero así pasó cuando llegue a Boston, pero ahora eso es historia, bueno ha sido historia desde hace cinco horas y veinte minutos que tome un avión y deje todo atrás, desde hace 24 horas aproximadamente deje de ser Maura Isles Médico forense en jefe del Estado de Massachusetts, y véanme aquí, a fuera del aeropuerto de Seattle, al otro lado de mi antiguo hogar, esperando un taxi, pensando en todo y en nada, cuando una rubia distraída choco conmigo y me saco de mi transe.
L – disculpa, venia un poco distraída, ¿te encuentras bien?, ¿te lastime? – me dijo preocupada, casi me tira por ir contestando una llamada.
M – no, no te preocupes, de hecho me trajiste de regreso… - ahí estaba yo con cometarios raros, pero ella me dedico una sonrisa.
L – ¿estas esperando a alguien? – me pregunto, seguía con esa linda sonrisa.
M – un taxi, pero creo que será imposible salir de aquí – ya estaba desesperada.
L – es por el clima – lo dudo - puedo llevarte, si tú quieres por supuesto – lo dijo amablemente
M – le sonreí – no te conozco – le dije insegura.
L – tómalo como disculpa por casi hacer que te cayeras, no soy ningún asesino serial ni nada por el estilo – sonrió - soy Lauren Lewis, de Canadá – me extendió su mano derecha.
M – Isles, Maura Isles – le sonreí, y le di la mano – de Boston… ¿y tus maletas? – le pregunte curiosa, iba a estar por más horas si no aprovechaba el viaje y la verdad es que no estaba en condiciones de pensar mucho.
L – yo… solo vine a dejar a Kenzie, una amiga, vive en España y vino de visita, mira no será molestia llevarte tengo que ir a trabajar y falta aún algunas horas, te prometo que no te hare daño – me sonrió, Lauren sintió que me conocía, era extraño, ella vio que tenía algo… mi mirada triste y vacía… como si estuviera a punto de quebrarme ahí mismo… pero estaba haciéndome la fuerte… esa mirada la había visto antes, la había visto en el espejo por más de un año, su propio reflejo, eso lo supe con el tiempo, cuando fui conociendo más a Lauren…
M – qué más da, pensé, yo creo que a estas alturas de mi vida lo que me pase no me importa, al menos hoy, no me importa – está bien, ¿Dónde está tu auto? – la mire, vi sus ojos color avellana, y me percaté de que era una mujer muy linda, su cabello muy bien cuidado, rubio, buen cuerpo, brazos lindos, sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo, Jane era la única mujer que pensé me podía atraer, bueno la amo eso me contestaba muchas preguntas, pero la mujer frente a mí era una desconocida.
L – sígueme – fue lo único que me dijo y se giró muy segura de que la seguiría, viéndola mejor, vestía muy bien, casual, cómodo y elegante, lo que me hizo darme cuenta que era la primera vez que yo no andaba vestida "para una sesión de fotos" como decía Jane, de hecho andaba más casual que nunca, ni siquiera sabía que tenía estas cosas en mi armario, muy en el fondo por supuesto, encontré unos converse blancos, unos jeans negros y me puse una playera blanca con rayitas negras, deje mi cabello suelto, podría jurar que no parecía que me estaba acercando a mis cuarentas. De pronto me di cuenta que estábamos llegando a su auto, me abrió la cajuela para dejar mi maleta, posteriormente me abrió la puerta del lado del copiloto, una chica muy linda me parece, si no me secuestra (eso pensaba yo imagínense), en fin, le di la dirección de la casa, no les he dicho pero compre una casa cerca de la playa, es sencilla comparada a la casa de mis padres y la casa de Boston, tiene la sala, un baño, el comedor y la cocina en el primer piso, en el segundo hay solo dos habitaciones, tengo un pequeño patio para comer cuando se dé la oportunidad, es una casa muy acogedora… creo que de Jane y su familia aprendí muchas cosas.
L – Dime Maura, ¿qué te trae por Seattle? – me dijo mientras encendía su auto, creo que vio lo distraída que me encontraba
M – Trabajo – conteste simplemente.
L - ¿a qué te dedicas? – Me observo – si no quieres hablar puedo callarme – se rio – hablo mucho a veces – seguía con esa linda sonrisa.
M – creo que está bien hablar… - lo dude - soy médico, ex médico forense en jefe del Estado de Massachusetts – lo dije, suspire, ella me dedico una mirada, me evaluó en menos de un segundo, puso en marcha el auto y se integró al camino, después de unos segundos se animó a preguntarme…
L – ¿se puede saber qué paso? – Pregunto dudosa - es un buen empleo… no tienes que contestar si no quieres, no hay problema, solo…
M – está bien… extrañamente me siento en confianza para hablar.
L – porque un extraño no juzga – me miro, estaba el semáforo en rojo, esas palabras… yo las había dicho una vez, le devolví la sonrisa.
M – me estaba asfixiando, si me quedaba… yo… no fue… - mi corazón se quebró.
L – no tienes que recordarlo ahora… - pensó por un momento y continuo - tal vez esto no te interese… pero lo compartiré de todos modos, de algo te servirá… yo vine aquí con el corazón roto por eso me aleje de Canadá – ¿lo intuyo?, no lo sabía en ese momento, pero me iba a contar algo que yo necesitaba – soy médico por cierto y trabajo en el hospital San Ángel - ¿coincidencias?, yo iba a trabajar ahí – bueno… me enamore de una chica – me lo conto sin dudar ni una sola vez, sin pena, sin inhibiciones - que tenía lamentablemente el corazón dividido en dos, éramos muy diferentes pero nos complementábamos muy bien, ella es diferente a cualquier persona, es… especial, luche por ella, me rompió el corazón una y mil veces más, espere mi chance, lo tuve, fui compresiva, le demostré que la amaba, pensé que podía competir con él, pero al final… creo que no pude – me miro, me sonrió.
M - ¿lo eligió a él? – le pregunte dudosa, en ese momento pensé que tal vez el universo me puso en el camino a Lauren para poder hablar libremente de mis sentimientos.
L – si… mmm yo no pude… mmm, satisfacer todas sus necesidades, por así decirlo, si estaba con ella más tiempo iba a terminar deshecha… estaba muy enamorada, así que hice lo que todos irracionalmente hacemos aunque de nada sirve – sonrió mirando al frente, concentrada en el camino – decidí poner tierra de por medio, ella debía aclarar sus sentimientos y yo los míos, yo sabía que siempre sería insuficiente para ella, lo que yo podía darle nunca mejoraría lo que él le ofrecía, no podía llevar su mismo ritmo – estaba hablando de más, entendí a medias esto, no sabía a qué se refería exactamente, económicamente no creo, porque se veía de clase, tal vez se refería a lo sexual, la verdad me dio pena preguntarle después de todo era una desconocida e íbamos a trabajar juntas, aunque ella no lo sabía – de cierta manera le deje el camino libre para que escogiera lo que quería hacer, y así lo hizo, y la verdad es que se veía venir, en fin… de eso ya paso un buen tiempo, tal vez 5 años, sí creo que sí… Seattle fue mi refugio, encontré un buen empleo y me alejo de todo lo que me la recordaba, lo supere y cuando la vi en su boda, todo fue tranquilo.
M – ¿se casó con él? – pregunte asombrada
L – No, se casó con una ella – volvió a sonreír al frente - se llama Tamsin, tienen una linda pequeña, que es igualita a Tamsin – la vida daba muchas vueltas, y la historia de Lauren solo me hizo darme cuenta de que algunas veces todo lo que nos pasa es tan injusto…
M - ¿duele? – pregunte curiosa…
L – el tiempo lo cura todo Maura, lo que crees que no puedes superar… el tiempo hace su magia y el día a día te ayuda
M – ella… - no sabía porque iba a decir esto, pero aquí iba – ella se casa en dos semanas…. – mis ojos se llenaron de lágrimas.
L – Lo siento – lo dijo en un susurro.
M – yo también… - lo dije en un susurro audible - ella, era mi compañera de trabajo, no sé exactamente el cómo, pero me enamore, nunca me había gustado una mujer… ¡no sé en qué estaba pensando! – me recrimine - estaba todo bien, ninguna había tenido nada serio, por eso creo que me bastaba con su amistad, pero un día Casey su exnovio, llego de Afganistán, ellos más antes estuvieron a punto de casarse y de tener un bebe, pero él se fue de nuevo, no pudo permanecer fuera de su trabajo y ella no le dijo que estaba embarazada, al final hubo un accidente y perdió al bebe - guarde silencio - es una larga historia, el punto es que le volvió a proponer matrimonio hace poco, yo no sabía que lo había perdonado o no me di cuenta, no lo sé… dijo que se retiraría y que Jane podía seguir con su trabajo, ella se emocionó, acepto, y me lo soltó todo así, me lo tome mal, no puedo mentir, trate de felicitarla y mostrarme feliz… pero mi maldita urticaria salió, estuve mal de tanto intentar parecer feliz, hasta que me confronto y una cosa llevo a la otra y termine soltándole que estaba enamorada de ella, yo y mi gran bocota…
L - ¿y qué paso? ¿Qué dijo ella?
M – la típica respuesta de Jane, enloqueció, no volvimos a hablar después de eso…
L – ¿no te busco?... ¿no la buscaste?
M – no – dije mirando al frente, el día parecía estar del mismo animo que yo – ni siquiera me despedí de ella, le deje una carta con su madre, le pedí disculpas por todo el daño que le hice al confesarle mis sentimientos, y le desee de corazón lo mejor en su matrimonio… aunque eso me hiciera pedazos
L – es decir, que nadie de tu antiguo trabajo sabe lo que estás haciendo en este momento – no me pregunto, me lo dijo como una afirmación.
M – así es, nadie sabe que renuncie, bueno exactamente pedí un año sabático para ordenar mi vida lejos de Boston, todo lo maneje con cuidado, se darán cuenta el lunes, que no apareceré para trabajar…
L – Maura… en mi tienes una amiga, puedes contar conmigo para lo que gustes... – volteo, me sonrió, esos ojos color avellana… me miraban de la manera más tierna, era tan transparente o al menos eso veía yo – de verdad, sé que no nos conocemos, pero me agradas, y si puedo hacer algo por ayudarte lo hare.
M – de hecho, trabajare en el mismo Hospital que tu – le sonreí, lo dije para intentar cambiar el tema de la conversación, ya no podía hablar más de eso, ella hizo lo mismo me sonrió, juraría que estábamos tonteando desde el momento en que nos cruzamos en el aeropuerto.
L – ahora entiendo porque tú casa está de paso a mi trabajo, de hecho está muy bien ubicada, yo vivo unas casas más adelante, seremos casi vecinas.
M – tengo una amiga aquí en Seattle, se llama Arizona, ella me ayudo a elegir y a agilizar un poco los tramites – en la plática el tiempo se fue muy rápido, casi habíamos llegado a mi nueva casa y sentí de nuevo que estaba comenzando de cero, me sentí tan cansada, hasta que Lauren me saco de nuevo de mis pensamientos…
L – hemos llegado – se estaciono, me miro y me sonrió.
M – muchas gracias por traerme, y por hablar conmigo, creo que me hacía falta – nos bajamos de su auto, abrió la cajuela baje mis maletas y le dije mientras encendía de nuevo su auto - no veremos en el hospital el Lunes…
L – si quieres puedo llevarte a pasear por Seattle, distraerte te va a hacer muy bien, este fin de semana como pensé que me aburriría sola en casa programe unas consultas… pero el próximo fin estaré libre y en las noches podemos ir a algunos lugares bonitos, yo no tengo muchos amigos aquí, prácticamente solo me dedico a mi trabajo… – saco una tarjeta de su bolsa y me la ofreció – llámame si se te ofrece algo, no tienes porque pasar por esto sola – esos ojos color avellana, eran tan trasparentes…
M – gracias Lauren, de verdad, gracias.
Después de despedirme de Lauren, entre a mi nueva casa, la vida ya no era la misma, yo no era la misma, mi ánimo, mi ropa, mi vocabulario, estaba deshecha.
M – ¡maldita sea! – grite, comencé a llorar en plena sala, me deje caer al piso, llore, el mundo se había derrumbado para mi… había perdido todo lo que amaba… no supe en que momento pero el agotamiento físico cobro su factura y ahí en medio de la sala me quede dormida, todas mis emociones reprimidas se vengaron de mi… horas más tarde entre mis sueños escuche algo sonar, mi celular supongo, eso me trajo de vuelta a la realidad…
M – Isles – costumbre – bueno… - ¡maldita sea! Olvide ver quien llamaba, estaba maldiciendo mucho últimamente, ustedes disculpen.
A – Hola Mau, te escuchas fatal, ¿estas bien?, ¿quieres que nos veamos hoy? – me dijo mi amiga preocupada, gracias a Dios era ella y no otra persona…
M – Arizona me da mucho gusto escucharte, no te preocupes estaré bien.
A – Mau te conozco, necesitas mucho alcohol… - escuche su risa – y pizza…
M – Lo que necesito es una tienda de deportes, creo que ya se en que ocupare mi tiempo libre.
A – Cariño, no tienes porque atravesar esto sola, estoy aquí, si me necesitas pido unos días en el hospital, y estoy contigo, hacemos lo que quieras…
M – calma, déjame hacerlo a mi manera… tengo que poder con esto… - mi corazón se partía en pedacitos
A – Mau… el invierno más eterno siempre termina…
M – Lo sé
A – llámame, te quiero, nos vemos pronto… - la llamada termino.
Así era Arizona, inoportuna, jajaja es mi mejor amiga, mi primera mejor amiga, casi mi hermana, es un encanto, siempre feliz, animada, siempre sabe cuando mi vida está hecha un desastre… el día termino más tranquilo, desempaque, comencé a conocer mi nuevo hogar, era muy lindo, abrí una botella de vino, mi vida tenía que tomar otro camino a partir de ya…
NOTA: gracias a los que comentan en mis historias, me animan sus comentarios… gracias a ese anónimo que publico en mi historia anterior "Cuando no lo planes", me gustó mucho tu comentario, espero que esta historia también te guste.
Atte.
Zoe Rguez.
