Disclaimer: Los Juegos del Hambre pertenecen a Suzanne Collins.
Advertencia: SLASH (Amor de chico/chico).
Erie Blackthorn
El sol entra por el agujero en mi cortina. Abro el ojo al que la luz golpea y me doy cuenta de inmediato de la hora que es. Al levantarme una nube de polvo sale desprendida de mi cama, tanto polvo como los probables tributos que se presentarán hoy frente al palacio de justicia.
Estos días mi madre me deja dormir más tarde de lo normal. Tal vez porque teme que su único hijo sea elegido para vivir la horrible experiencia de los juegos del hambre. Por lo menos ella me tiene más esperanza que mi padre… Imagino que pensará: "Si la chica en llamas no logró regresar, ¿Por qué un chico como mi hijo lo haría?".
Atravieso las estelas de luz frente a mi closet para tomar la misma camisa del año anterior, y del anterior, y del anterior. No culpo a los hilos blancos que se desprenden de ella cuando la rozo con los dedos; es vieja, y con el único propósito de hacerme lucir menos débil... y aunque no logre cumplirlo, le tengo cierta estima. Me preocupa lo que haré con ella dentro de dos años, cuando ya no sea necesaria. Me saca una sonrisa al recordar la primera vez que me la puse, las mangas me quedaban tan largas, que mi mamá tuvo que poner alfileres para que no luciera como un vago.
Mis padres están sentados, teniendo una charla de las minas y de cómo debería de comenzar a trabajar ahí la próxima semana. Mi padre ha estado insistiendo por meses que ya debería de haber entrado, que los hombres deberían de entrar a las minas cumplidos los diecisiete. Sus aburridos y desesperantes sermones siempre comienzan con "tal sujeto ya está trabajando con su padre" o "Tal sujeto tiene un talento para cavar como nadie". Llevo un tiempo sabiendo que él daría lo que fuera por tener como hijo a cualquier "tal sujeto" que sea un minero; no a un Erie, que apenas comienza a ir a los cursos para ser geólogo.
—Deberíamos partir ya —dice mi madre con una voz débil, dirige sus ojos que se postran sobre dos ojeras hacia mí y luego hacia mi padre—. Lane, ¿No quieres decirle algo a Erie antes de la cosecha?
Mi padre bebe de un cuenco de plástico mientras esperamos la respuesta. Voltea a verme y sólo dice:
—Suerte.
Cruzamos miradas, yo lo veo como un desconocido; como si en realidad no le importara lo que pasara conmigo.
—¡Lane! —le dice mi madre— Es una cosecha y además un vasallaje, deberías de decirle otra cosa. ¿Es todo lo que tienes que decirle?
—Sí —dice con un tono sorprendido, como si no pudiera creer que le exigen un par de palabras más. Exhala, con un aire de desgane— ¿Qué más quieres que le diga?
—Bueno, podrías decirle que lo quieres.
El hombre da una risotada que se transforma en una risa incrédula, agita su cabeza como si no pudiera creer la pequeña exigencia y bebe de nuevo del cuenco, para levantarse y dirigirse a la entrada de la casa.
Llegamos al edificio de justicia y me separo de ellos después de que mi madre me da un beso en la mejilla. Mi padre, como siempre, me despide con la mirada. Me integro a una fila de chicos, detrás de uno muy alto y de hombros anchos… me pregunto cómo habría sido mi vida de haber nacido con esa genética, la de mi padre. El ardor en mi dedo índice indica que ya está extrayendo mi sangre. Es curioso, la primera vez sentí como si me hubieran cortado la punta del dedo. Seguro es como cuando alguien te defrauda varias veces, cada vez duele menos porque cada vez es menos la sorpresa.
Cuando estamos reunidos veo a dos chicos hablando frente a mí. Incluso uno ríe por un comentario de otro al ver salir a Effie Trinket, la acompañante de distrito que lleva un traje de mariposas monarca, me parece gracioso; creí que la moda de las mariposas había quedado con la chica del distrito siete que ganó hace unos años.
—¡Bienvenidos de nuevo a otro emocionante año de Juegos del Hambre! —pasa la mirada del lado de las chicas al de los hombres— Y además, es un verdadero placer recordarles a todos que éste año ser hará ¡El vasallaje de los septuagésimos quintos juegos del hambre!
Un hoyo negro se forma en mi estómago. Los Vasallajes anteriores han incluido más tributos y tributos elegidos; aunque no sé por qué este año han tardado tanto en decir cuál será la regla de el tercer vasallaje. Los dientes aperlados de la mujer atrapan mi atención, esperando escuchar la regla; pero destallan con la luz del sol al presentar a los mentores del distrito: Haymitch Abernathy y Peeta Mellark. Ambos se encuentran sentados en unas sillas al fondo del escenario; Haymitch sentado más con la espalda que con el trasero, y Peeta con una cara de amargura que incluso parece opacar la expresión emocionada de la acompañante.
Comienza el discurso anual.
Peeta es el ganador de los juegos pasados, y desde que ganó no lo he vuelto a ver sonreír como en su entrevista. Al principio, cuando inició todo lo de "los amantes del distrito doce" no me lo tragué. Doy una risotada muy similar a la que dio mi padre antes de venir, algo que me causa un sabor amargo en la boca. ¿Cómo es posible que alguien se pueda enamorar en los juegos del hambre?. Como una palmada en la frente, recuerdo el final de "La chica en llamas". Ambos se encontraban frente a la cornucopia. Katniss Everdeen sacó de su bolsillo un puñado de jaulas de noche y ambos se lo llevaron a la boca. Entonces fue cuando sonó un estruendo, como si viniera del cielo. La chica en llamas cayó al suelo, con una herida en la columna vertebral; el cañonazo sonó al instante. Pero el sonido más aterrador, el más desgarrador y que aún sigue en mi memoria, fue la voz de Peeta gritando:
"¡Katniss!"
El discurso acaba y en la pantalla que muestra la molesta filmación anual aparece el presidente Snow. Creo que esta vez se ve más joven que el año de Peeta. Evito mirarlo, repudio a ese hombre.
—Panem —comienza el hombre— Este año, para recordar a los hijos de la nación que perecieron en combate, pero sobretodo, que la guerra priva de nuevas generaciones a aquellos que osan desafiar al sistema actual, se seleccionarán dos tributos masculinos de cada distrito no profesional.
Levanto la vista, al igual que mis cejas. Hay murmullos de voces claramente masculinas. Veo a mi alrededor, y el chico que había hecho la broma de Effie ahora tiene el rostro como una piedra caliza.
El presidente se despide con una sonrisa, apagan la transición, y yo observo la pantalla, esperando que eso fuera una mala broma. Pero no se enciende, nada pasa.
—Muy bien —la mujer se dirige con pasos pequeños pero ruidosos a la urna de los hombres y creo incluso sentir la presión irse del lado de las mujeres; veo a algunas sonriendo del alivio, y a las más grandes abrazándose por jamás tener que ir allá… a morir— ¡Ram Hemlock!
Como si yo hubiera esquivado una puñalada, me siento un poco liberado. Todas las cabezas a mi alrededor se mueven, buscando al desdichado; yo los imito. No sale nadie del grupo de doce, ni de trece, ni de los catorce, ni siquiera de los quince; entonces me doy cuenta que es alguien del grupo de los dieciocho.
Pasa con más porte que mucho otros. Es alto, con cabello oscuro y de complexión fuerte; uno de los tantos "tal sujeto", que mi padre preferiría como hijo. Sus zancadas son largas, y no le da la mano a Effie cuando lo intenta saludar.
—¡Ahora por el siguiente varón! —dice con un saltito, trago saliva y mojo mis labios con mi lengua— ¡Erie Blackthorn!
Siento cada músculo de mi cuerpo tensarse y yo los dejo. Paseo mis ojos por la escena y, como si ya hubiera vivido esto antes, veo a todos buscando al desdichado que irá a morir; ¿Cómo les digo que soy yo?
—¡Vamos Erie! —dice Effie, con mucho ánimo.
Respiro profundo y salgo del grupo. Cada mirada me atraviesa. No logro separar mis brazos. Subo al escenario y le doy la mano a la mujer. Su perfume, con un olor tan elegante, me obliga a imaginarme todo lo que me espera.
—¡Distrito doce! —dice Effie una vez que me ha soltado— ¡Les presento a sus dos encantadores tributos!
Mi mamá sigue llorando sobre mi hombro. Murmura cosas que no logro entender. Llevo mis ojos hasta mi padre. Está ahí. Sólo está ahí. Observándome. Creo distinguir la tristeza, pero al mismo tiempo, siento su expresión distante; fría y casi acusadora.
—Erie —mi mamá logra componerse un poco, sorbe por la nariz—… Da lo mejor de ti allá, recuerda que tienes todo mi amor y estoy segura de que puedes regresar —vuelve a sorber por la nariz y gira hacia mi padre— Lane, por favor Lane. Dile a Erie todo lo que tengas que decirle.
Ambos lo miramos. No se perturba más de lo que ya estaba. Lo veo hacia arriba, y el a mí hacia abajo, pero sus ojos están en mis pies.
—Suerte.
—¡Lane! —chilla mi mamá— ¡Erie se va a los Juegos! Dile que lo quieres, o que lo extrañarás el tiempo que no esté aquí.
Mi madre sigue aventándole propuestas, cada una con menos probabilidades de que el hombre las pronuncie. Esta vez, siento que algo en mí se quiebra; pero está bien, no o culpo. Nadie quisiera tener un hijo como yo.
—¡Se acabó el tiempo!
Entra un agente de la paz y mi mamá se aferra a mí. De reojo veo a mi padre salir de la habitación, y el agente me arranca a mi madre y la saca a pesar de sus súplicas de que no ha terminado de despedirse de mí. Azotan la puerta para indicarme que yo no regresarán, y que yo tal vez ya no los volveré a ver.
—Alcen su mentón y que brillen sus ojos —ordena Effie, mientras caminamos al tren que nos llevará al Capitolio—, deben de lucir capaces, fuertes y por supuesto apuestos.
Echo un vistazo fugaz a mi compañero. Es impresionante. Ya tiene dieciocho, y eso significa que tal vez ya llevaba tiempo trabajando en las minas… Seguro cualquier patrocinador que esté interesado en nuestro distrito apostaría por él.
—¿Listos para la mejor aventura de sus vidas? —dice Effie como si estuviera en un tipo de ensueño profundo y hermoso. Abre la puerta del tren y al instante nos transportamos a otro mundo— Este es el precioso vagón principal. ¡Oh, miren! Ahí están sus mentores, ellos los cubrirán con su ala; ellos los encaminarán en los juegos.
—¿Podrías dejar todo ese show para después? —dice Haymitch, su traje ahora está alborotado y los tres botones superiores los lleva desabotonados— Con todo el ruido que haces no podremos escuchar cuando avance el tren.
Effie nos lleva hasta ellos y obliga a Haymitch a darnos la mano; Peeta lo hace por voluntad propia. Nuestros ojos se cruzan en el silencio del vagón. Su tristeza se transmite con sólo mirarlo; pero ese color azul es tan llamativo, que me obliga a encogerme un poco de hombros. No tenía idea de la impresión que daba.
—Ram —dice mi compañero al darle la mano a Peeta— ¿Cuándo iniciamos?
—¡Esa actitud me agrada! —dice Effie.
—¿No quisieran tomarse un tiempo para…? —comienza Peeta, pero Ram lo interrumpe.
—Entre más aprovechemos el tiempo, mejor —Ram da una pausa—. Además, estoy seguro que los cabezas hueca de los tributos serán más tontos este año.
Todos lo observamos. En su rostro no hay evidencia de inseguridad.
—Yo pido a este —dice Haymitch con un tono despreocupado, señalándolo con la mano que carga la bebida embriagante.
Como una estacada al corazón, esa frase me hace dar un respingo.
—¿No nos apoyarán a los dos? —digo, sintiendo lo seca que está mi lengua.
—El grandioso Capitolio nos obliga a elegir sólo a uno —agrega Haymitch levantando un dedo, después de beber un poco continúa— ¡Larga vida a Panem!
Después de escuchar su sarcasmo, dirijo mi rostro a Peeta; volvemos a cruzar miradas. Seguro él quisiera a Ram, ¿Por qué quedarse con el chico menos capaz? Perdón, el primer tributo del que tengas que hacer de mentor, y es a quien ningún patrocinador querrá.
—No te preocupes Erie —dice Peeta, llevando su mano a mi brazo; es muy tibia—, haré todo lo posible para sacarte con vida de ahí.
N/A:
¡Hola peques! Con todo este revuelo que ha habido en el fandom de los juegos del hambre, ¡quise hacer mi primer fic!
Les advierto que será SLASH, o sea que habrá romance chico/chico. Si no les gusta o les molesta, están advertidos :]
Se agradece todo Review :].
Mis Capítulos serán cortos a comparación de otros fics que he visto por aquí, sobre todo por mi agenda. Este capítulo tal vez cuenta como largo, pero quería terminar pronto la cosecha, la despedida y llegar al tren rápido.
Decidí hacer este fic porque no hay ninguno así, sobre juegos en los que un chico se enamora de otro (Los amaría tanto!). Ya tengo planeados ciertos temas que manejaré, espero continúen con Erie su travesía.
Sobre el nombre, la canción me ha encantado; Y no puedo dejar de pensar que queda perfecta para la idea que tengo en mente (claro, si la vemos como una canción de amor ajena a Catching Fire).
También he visto que algunos ponen blogs para representar mejor a sus personajes, pero yo no creo hacer todo eso jiji así que les dejo aquí los nombres de los actores que serían semejantes a Erie y a Ram:
Erie: Logan Lerman.
Ram: Colton Haynes.
No sé si con esto doy spoilers jaja.
Muchas gracias por leer :}, espero también saber su opinión. Subiré otros capítulos pronto.
