Los personajes pertenecen a J. K. Rowling.
Sí tan sólo...
Sentado en la ventana de la vieja torre de astronomía, observa nostálgico a sus compañeros festejar en el parque. No siente ganas de bajar, deambular por ahí y ver a los demás divertirse. Se siente raro el que algunos le sonrían... es extraño, no? Siempre fue invisible, aunque no usara una capa mágica que le brindara esa cualidad, solo parecía ser notorio cuando cometía alguna estupidez y los demás reían de él. Flaqueando aún más su baja autoestima.
Suspiró, cómo el hecho de querer ser parte... no, más bien el enfrentar con coraje y determinación, el aventar los nervios atrás, el dejar la timidez de lado y defender a los que quieres... el sentir que depende de ti esa situación... sí, enfrentó a Voldemort, quizás sintió miedo al verlo, pero esa chispa que comenzaba a crecer dentro de él iba desarrollándose hasta convertirse en un fuego que no lo dejó darse por vencido, ni aún cuando sintió el dolor de las llamas del sombrero seleccionador que le abrazaban la cabeza y el pecho... esa motivación, esos recuerdo, la mirada pérdida de su madre, la sonrisa vacía de su padre... un amigo que se había sacrificado, al igual que él... su corazón latió con fuerza, ese era el momento, ese era su momento...
Así fue, sacó la espada de Godric Gryffindor, se deshizo del sombrero llameante... dolía, sí, pero el no tenía tiempo de sentir, sus ojos estaban clavados en un objetivo... en un solo objeto... Nagini. No supo cómo fue, no sintió cuando lo hizo, pero la cabeza de la serpiente voló por los aires mientras sentía como junto con ella volaban también las cadenas que lo ataban y que le habían impedido moverse por tanto tiempo. Sintió liberación, su mente le regaló una imagen, una fotografía que ya sabía de memoria, los rostros sinceros y sonrientes de sus padres... sonriéndole... su corazón se ensanchó, dejó caer la espada... no escuchaba las voces tras de su espalda, no veía los rostros sorprendidos e incrédulos de sus compañeros viendo lo que acababa de hacer... lo único que estaba fijo en sus ojos, en su mente, era la imagen de sus padres... y la sonrisa orgullosa de su abuela.
No creyó cuando Luna le dijo que tenía un club de admiradoras en Hogwarts, cómo iba a hacerlo si siempre estuvo cubierto por las sombras de los demás; ese hecho no le importaba, sonrió al escucharlo aunque también se convencía que sólo era alguna broma de su amiga o quizás sólo lo decía para animarlo, claro, Luna siempre sabe cómo animar a sus amigos... amigos... cómo si él los tuviera.
Se extrañó bastante cuando al dar vuelta por un pasillo le sonrieran y saludaran sus compañeros de colegio, pero más se sintió confundido cuando vio que Cho Chang, la hermosa buscadora de Ravenclaw le había sonreído... a él... volteó a sus lados para ver si no era que tal vez estuviera sonriéndole a otro chico... más no vio a nadie, todos lo estaban viendo a él, bastante extraño en verdad. Les devolvió una torpe sonrisa y aceleró sus pasos saliendo de ese pasillo y de esa situación. Casi tropezaba al tratar de escapar de tantas sonrisas, tantas miradas, tantas palmaditas en la espalda... encontraba incómoda toda esa muestra de "cariño"... antes era un don nadie y ahora se había convertido en una "celebridad", sintió que comprendía muy bien a Harry.
Vio la torre de astronomía a lo lejos, lucía tranquila y apacible, y era completamente ideal para ocultarse un poco de todo y relajarse.
Aún observaba por la ventana a sus compañeros divertirse, vio pasar al trío de amigos, sonrió. Hubiera cambiado la sonrisa de Cho Chang, su "club de admiradoras" por sólo. una mirada de ella... daría su vida por tan siquiera una sonrisa de ella...
Suspiró... quizás, quizás hubiera sido posible... si tan sólo ella no amara a Ron.
