Para empezar, quiero dejar claro un par de cosas:

-Primero: Para que esto funcione y no te sientas raro/rara leyendo este pequeño fic de dos capítulos, tienes que olvidarte de que Krum existe. Haber tiene que existir sí o sí porque si no esto no tendría sentido, pero me refiero a que olvides todo lo de Vicky/Herms en el baile de Navidad, porque nuestro Ronald viene dispuesto a cambiarlo todo C:

-Segundo: No tengo nada en contra de Viktor Krum, es más, aunque sea Romione nunca me ha caído mal. Ron maduró gracias a él.

Y bueno, habiendo dicho esto, os dejo ya tranquilos que lo leáis.

Aclaro: Todo lo que podáis reconocer no me pertenece, todo es obra de la gran J.K. Rowling y los derechos le pertenecen a ella.


Capítulo uno: La invitación

Cuando Dumbledore anunció a los alumnos que habría un baile en Navidad, lo primero que pensó Ron Weasley fue: No voy.

A Ron no le gustaba bailar, y muchos menos bailar agarrado de una chica. No le hacía gracia en absoluto, aunque en realidad sí quería ir… Pero para bailar agarrado a ella. Y como no, ella era Hermione Granger, la chica que había conocido el primer año en el Expreso de Hogwarts, de camino al castillo.

Ron estaba cambiando. Ya cursaba su cuarto año en Hogwarts y había dejado de ser un niño. Estaba casi más alto que sus hermanos, sus brazos eran más fuertes ahora, al igual que su abdomen, que ya empezaba a estar duro a causa del ejercicio que había estado haciendo en verano. Había madurado, o más bien estaba en proceso. Ya no se enfadaba tanto por las típicas tonterías, y se había dado cuenta de que por primera vez en la vida, las chicas le llamaban la atención.

Hermione también estaba cambiando. A diferencia de Ron, ella ya hacía tiempo que había madurado y era muy responsable y aplicada, sacando siempre muy buenas notas, dejándola como primera estudiante del curso. Su cuerpo también estaba cambiando. Sus curvas se empezaban a formar y le estaban creciendo los pechos, cosa que la avergonzaba un poco al principio pero que al final se dio cuenta de que era algo natural por lo que todas las mujeres pasaban, y dejó de preocuparse.

Con la celebración ese año de El Torneo de los Tres Magos en Hogwarts, a Ron le preocupó que Hermione conociera a algún chico. Y cuando vio que Viktor Krum entraba en el Gran Comedor, sus temores le atacaron como cuchillos afilados: ¿Y si Viktor Krum quería ir a por Hermione? Él era un jugador de Quidditch rico y famoso, Hermione nunca rechazaría la oportunidad de salir con él. Ni ella ni ninguna otra chica... Pero había muchas chicas en Hogwarts, y más ese año. Así que Ron dejó de preocuparse por eso y dejar para más adelante lo de invitar a Hermione al baile, porque no sabía cómo, pero la invitaría.

Los días iban pasando y Ron iba vigilando a todo chico que se acercara a Hermione, ya que no quería perder la oportunidad de ir con ella al baile.

Pasaba el día allá donde estaba Hermione: si estaba en la biblioteca, él iba con ella a la biblioteca. Si estaba en la sala común, él iba con ella a la sala común. Era así, siempre. Incluso cuando se enfadaban él iba a donde ella estuviera, aunque a una distancia prudente, ya que si no Hermione podía pensar que la espiaba y eso solo le traería más problemas.

Había estado mucho en la biblioteca con Hermione, y se había dado cuenta de que Krum se pasaba allí mucho tiempo. Le parecía raro, ya que era un chico con mucho cuerpo pero poco cerebro y no sospechó de él hasta que, un día se percató de que también estaba allá donde iba Hermione, ya fueran los jardines o el Gran Comedor.

Una tarde, estando con Hermione en los jardines, ya que Harry y él estaban peleados, se ofreció a ir a la sala común a coger zumo de calabaza que tenía arriba. No se había dado cuenta de que ese día, Krum también estaba allí, porque si lo hubiera sabido seguro que no hubiera ido a coger el zumo…

Cuando bajó a los jardines lo vio: Viktor Krum estaba junto a Hermione, hablándole como si nada. Realmente, eso le molestó mucho, ya que tiró el zumo al suelo indignado. Se acercó más a ellos, pero se lo pensó dos veces: no quería que notaran que estaba celoso, pero tenía que hacer algo para que Krum no se le adelantara, ya que tenía el presentimiento de que eso era lo que quería hacer.

-Oh, hola –les saludó, fingiendo que sentía sorpresa ante la presencia de Krum.

-¡Ron! –Hermione le sonrió.- Viktor estaba hablándome de Quidditch. Dice que nos vio en los Mundiales.

Pero bueno, esto ya es el colmo. Desaparezco cinco minutos y ya me quieren quitar a mi chica. Los pensamientos de incertidumbre le asaltaban. ¿Y si le prefiera a él? ¿Y si ya se lo ha pedido y ella le ha dicho que sí? Definitivamente, ese último pensamiento le hizo enloquecer.

-¿De veras nos viste, con la multitud que había en el estadio? Bueno, nosotros también te vimos –rió para quitarle hierro al asunto y los otros dos no parecieron notar nada raro en su comportamiento.

-Bueno, no os molesto más. Karkarov quería verme. Hasta pronto –se despidió sonriéndoles.

Hasta nunca, pensó Ron.

Esperó un poco a que se alejara y estalló:

-¿Qué hacías hablando con él?

-¿Por qué lo dices? ¿Acaso estás celoso?

-¿Celoso, yo? Por favor, es la mayor estupidez que has podido decir en todo el curso –replicó Ron, aunque sabía muy bien que no era una estupidez.

-Entonces no entiendo por qué te pones así, sólo estábamos hablando, nada más.

Ron comprendió rápidamente que si seguía así iban a acabar peleándose, y no quería eso. Después de todo lo que tenía ahora con Hermione, que su relación parecía estar más fuerte que en otras ocasiones, ya que llevaban semanas sin discutir, no le apetecía estropearlo.

Hermione parecía estar a punto de llorar. Había dejado sus libros a un lado y procuraba que Ron no le viera el rostro, evitando su mirada.

-Hermione… -la voz del pelirrojo era suave.

-¿Por qué siempre lo estropeas todo, Ronald?

Ronald… Estaba de veras enfadada.

-Yo… Hermione, lo siento. No quería ponerme así. Yo sólo quiero… -ir al baile de Navidad contigo, pensó él- Protegerte.

Pero a pesar de todo también quería protegerla, no se fiaba ni un pelo de Krum.

-¡No soy una niña, se cuidarme sola! Y más vale que dejes tus tonterías a un lado y madures de una vez porque si no nunca…

Ron había interrumpido a la chica cubriendo su boca con sus manos, y ella se quedó visiblemente sorprendida por su actitud.

-Ven conmigo al baile de Navidad.

No era una pregunta, aunque tampoco hacía falta porque Hermione le hubiera dicho que sí de todas formas.

-Sé que soy un inmaduro, un cabezón, un patoso y todo lo que me quieras llamar. Pero me gustaría que fueras mi pareja en el baile. Y lo digo de verdad.

Hermione nunca supo por qué hizo eso, pero le abrazó fuertemente y le susurró en el oído:

-Encantada de ir contigo al baile de Navidad.

Ron sonrió.


Bueno, ¿que os parece? Ajá, para eso están las reviews, para que me dejéis lo que pensáis. La semana que viene publicaré el segundo y último capítulo, lo iré publicando en páginas de Facebook y Twitter, pero id atentos por si a caso.