DISCLAIMER: Los personajes y el mundo fantástico en ésta historia le pertenecen a JK Rowling y a WB tm. Y espero disfruten ésta última historia pues es la última que empiezo (y espero terminar también).

PREÁMBULO: Antes de introducir la historia he de decirles que mi principal motivador para ésta historia es intentar utilizar a los personajes del universo Potter de tal manera que no haya OOC, todo el canon y al mismo tiempo una historia nueva y creíble donde, ya se imaginarán, prevalece el Harmony. Espero la disfruten.

Harry Potter y Las Crónicas del Fénix

CAPÍTULO UNO

"Cinco Minutos Después"

Por: TlalGalaxia

"La cicatriz no le había dolido en diecinueve años. Todo iba bien…"

A sus treinta siete años Harry Potter no podía quejarse de su vida. Después de un muy difícil comienzo que había iniciado con la muerte de sus padres, luego ser adoptado por la horrible familia Dursley y siete años de su adolescencia enfrentándose a uno de los magos más sanguinarios de todos los tiempos, Harry por fin podía sentirse feliz y pleno al ser parte de lo que siempre había anhelado: una familia.

Luego de la derrota de Lord Voldermort, Harry se había unido a Shackelbolt en su cuadrilla de Aurores como medida para la reestructuración del ministerio de magia. Ron y Neville habían hecho lo mismo mientras que Ginny cursaba su último año en Hogwarts junto con Hermione y Luna. Y Después de seis años de noviazgo, se casó con ella. Un año después de la boda de Harry y Ginny, Hermione Granger había hecho lo mismo con Ron Weasley y para Harry todo había encajado perfectamente después. Primero había nacido James Sirius, su primer hijo. Cuando creyó que lo felicidad era suficiente, un año después nació Albus Severus y Finalmente dos años después del segundo nació su primera hija, Lily Luna. El matrimonio Weasley-Granger por su parte, había hecho su aportación a la familia con una niña llamada Rose de la edad de Albus Severus y un niño llamado Hugo de la edad de Lily.

Apenas había tenido ese pensamiento positivo y la sonrisa se empezaba a dibujar en los labios cuando la tierra comenzó a cimbrarse debajo de sus pies. Una onda de calor obligó a todos los magos y brujas en el andén nueve tres cuartos a colocarse pecho tierra. El primer instinto de Harry fue el de cubrir a Lily con su cuerpo mientras Ron y Hermione hacían lo mismo con el pequeño Hugo. La enorme nube de humo negro no se hizo esperar. Estaba seguro que había gritado los nombres de sus hijos pero no pudo escuchar nada debido a la explosión que los había dejado momentáneamente sordos.

A Harry le pareció que el mundo se movía en cámara lenta, al igual que el resto de los presentes, le había tomado un momento darse cuenta que la explosión había ocurrido en las afueras de la estación y que el humo provenía de la vía. Sintiendo un nudo en el estómago dirigió sus torpes pasos en dirección a la vía saltando de la plataforma. Las piernas apenas lo sostenían, habían pasado apenas cinco minutos desde que había visto la carita de Albus saludándolo por la ventana del tren. Detrás de él, Ron corría tan confundido como él en la misma dirección.

La visión tras el túnel que conducía al exterior de King's Coss fue desgarradora. Aún ardiendo en llamas, lo que quedaba del Expreso de Hogwarts se movía aún lentamente en dirección opuesta a la estación. Una explosión era la única explicación ante lo que estaban viendo. Harry buscó rápidamente en su bolsillo y desencogió la escoba que siempre cargaba consigo montándola al vuelo. Mientras se dirigía al tren, el aire rozando sus oídos fue el primer sonido que por fin pudo escuchar. Con la varita en alto, roseó tanta agua como le era posible. Pronto, más magos y brujas que recién se habían despedido a sus hijos alcanzaron a Harry y se unieron a la tarea, incluyendo a Ron, Ginny y hasta Draco. El rugir de las llamas simulaba al de un dragón furioso pero Harry hubiera preferido mil veces enfrentarse al colacuerno Húngaro a la situación que ahora estaba frente a él.

-¡Rose!- gritaba Ron rodeando el vagón en el que recordaba haber visto a su pequeña hija por última vez.

Ginny hacía lo mismo que su hermano negándose a perder las esperanzas de encontrar a sus dos hijos. Pronto el tren cesó de moverse pero las llamas seguían consumiéndolo elevando las gigantescas llamas rojas como colosos que apuntaban al cielo. En un acto tan desesperado como estúpido, Ron voló la puerta del tren con un golpe de su varita haciendo que las llamas que consumían el resto de la gigantesca máquina escarlata, buscaran la salida por esa nueva abertura. Ron cayó de su escoba cubierto en llamas. Harry corrió en su auxilio de inmediato apagando las llamas con la varita.

Harry notó entonces a Hermione, quien corría a lo largo de la vía seguida por Lily y Hugo, al ver la escena con su marido acortó el camino apareciéndose justo al lado de ambos y observó horrorizada a Ron quien ya no estaba en llamas pero parecía herido severamente. Harry pudo notar en la expresión de Hermione, toda la determinación que siempre la había caracterizado. Sacó la varita de su bolsillo y la apuntó al cielo.

-¡Pluvia Encantae!

Las nubes se tornaron oscuras y casi en cuanto lo hicieron dejaron caer la lluvia más estrepitosa de la temporada haciendo que las llamas dentro del tren se extinguieran mucho más rápido. Detrás de Hermione y aún corriendo por la orilla de las vías del tren, venían Lily y Hugo con los ojos inundados en llanto. Sus lágrimas se habrían disimulado con el agua de la tormenta si no fuera porque sus sollozos eran tan fuertes como los gritos de los magos y brujas que luchaban por rescatar algo del pedazo de metal derretido que estaba en el camino. No había persona en la escena que no gritara los nombres de los niños dentro.

Harry se quedó inmóvil del pie frente a la masa de acero chamuscada sabiendo que sin importar lo que hicieran, era imposible que alguien siguiera con vida dentro de cualquiera de los compartimentos. Vio el rostro de Teddy bañado en lágrimas quien, con varita en alto, intentaba inútilmente abrir algún hoyo del cual esperaba ver salir seguramente a Victoire, su novia e hija de Bill y Fleur Weasley, así como a todos los niños a quienes consideraba de su propia familia. Ginny observó la expresión de Harry y decidió que no era momento de darse por vencida. Apuntó la varita a la puerta que Ron había abierto y amplió la entrada de la misma como quien estira una liga de goma pero antes de que pudiera poner un pie dentro del vagón, recibió un impacto de un rayo rojo desde el cielo que la hizo volar por los aires fuera del mismo.

-¡Ginny!- reaccionó Harry de inmediato.

Dos personas con túnicas con capuchas negras y máscaras rojas sobrevolaban la escena del accidente con las varitas en alto. Para Harry era difícil verlos pues la lluvia que había conjurado Hermione se estrellaba contra sus gafas pero el crujir de la madera quemada y el rechinar del acero fue inconfundible. Antes de que alguien pudiera hacer algo al respecto, los encapuchados de negro conjuraron hechizos que aplastaron los vagones como si un gigante estuviera dejando caer su pesado pie sobre ellos. Hermione emitió un grito desgarrador antes de caer desmayada junto a Ron quien yacía inconsciente luego de las quemaduras recibidas.

Harry y Ginny no demoraron en seguirles el paso a los culpables de la explosión antes de que escaparan. Teddy Lupin y Draco Malfoy hicieron lo mismo casi al instante. Harry acostumbrado a sus misiones como Auror lanzó varios hechizos de desarme mientras que Ginny parecía más dispuesta a utilizar las maldiciones tan severas como las que podía pensar. Por otro lado Draco no pudo ocultar la ira de sus orígenes lanzando rayos verdes mortales a los prófugos. Muy pronto los villanos fueron seguidos por un grupo de veinte magos que sobrevolaban un camino oculto en dirección a Luton, un poblado al norte de Londres, por donde normalmente pasaba el tren de manera invisible para los muggles. Pero no importó cuántas maldiciones y hechizos les fueron lanzadas, ellos lograron burlar y prevenir cada una de ellas. Apenas unos minutos después de iniciada la persecución, el par de magos desapareció dejando al grupo de magos perseguidores con más cólera e impaciencia de la que eran capaces de manejar.

Ginny ni siquiera pudo esperar para volver. Descendió a tierra firme y comenzó a llorar a lágrima viva sin importarle cuán empapada estaba o si el suelo estaba lleno de lodo. Harry descendió junto a ella para intentar consolarla pero por dentro ya no le quedaban tantas fuerzas como las que deseaba aparentar. A pesar de haber crecido enfrentando a la muerte una y otra vez, estaba seguro que jamás se acostumbraría a aceptarla. Junto a ellos después descendió Teddy Lupin quien con manos temblorosas intentó acariciar el cabello de Ginny pero apenas logró darle un par de palmadas nerviosas. Harry le pasó la mano por detrás de la espalda a su ahijado abrazándolo tan fuerte como abrazaba a su esposa.

-No puedo regresar ahí…- dijo Ginny con un tono tenue que parecía más bien fuera de sí.- No puedo volver ahí porque eso sería aceptar que…

No pudo terminar la frase antes de romper en llanto. Ni siquiera Harry estaba seguro de lo que acababa de pasar. Había intentado con todas sus fuerzas reconocer a los atacantes pero lo único que había logrado notar mientras iba detrás de ellos era la habilidad que tenían para repeler y esquivar hechizos.

-Era como si supieran lo que íbamos a hacer antes que nosotros mismos,- señaló Draco no muy lejos de Harry como si estuviera leyendo sus pensamientos.

Harry se puso de pie dejando a Teddy para reconfortar a Ginny. Miró el humo que provenía de los restos del tren y le pareció que a pesar de la distancia podía escuchar los gritos y sollozos de los familiares y amigos de los niños que se encontraban en el tren. Sabía que era tiempo de cobrar lucidez actuar como lo haría una persona de su edad y su profesión. Pero dentro de ese tren iban sus dos hijos. James y Al habían tomado ese tren con tanto entusiasmo y el segundo incluso estaba preocupado por trivialidades como la casa en la que sería sorteado al llegar a Hogwarts. Harry apretó los labios al momento que emprendía el vuelo una vez más en dirección al tren. Debía intentar no pensar en sus hijos, de hacerlo se volvería loco.

-¡Potter!- Harry no tuvo que mirar atrás para saber que era Draco quien sobrevolaba a sus espaldas,- ¡debemos rastrearlos! ¡Potter! ¡No podemos dejarlos ir así!

Harry no podía pensar en otra cosa pero al mismo tiempo se imaginaba el peligro de dejar que los padres de los niños fueran detrás de los atacantes… definitivamente no era una buena idea.

Aterrizó en la escena y el estómago le dio vueltas al con templar la masa de acero aplastada sobre las vías del tren. Shackelbolt ya estaba ahí en compañía de un gran número de aurores. Intentaban sin éxito deshacer el daño hecho al tren pero sabían que no había manera de deshacer el daño hecho a las familias.

-Déjennos trabajar, por favor,- decía Shackelbolt alejando a uno de los padres que había desistido de la varita e intentaba inútilmente abrir una de las puertas de los vagones con sus manos.

Draco Malfoy aterrizó después de Harry y al ver al jefe de Aurores, se dirigió a él esperando una mejor respuesta.

-Necesitas más que Aurores para arreglar este desastre,- había algo en la expresión de Malfoy que Harry hacía tiempo no veía.

Ese año en Hogwarts cuando Harry supo que Draco era un mortífago y él parecía desgastado por el exceso de responsabilidades le vino a la mente de inmediato. Hacía años que no entablaba una conversación con él pero justo en ese momento parecía que no había pasado ni un solo día.

-En cuanto mi padre se entere de lo ocurrido,- continuó Malfoy,- no cesará hasta ver a los culpables muertos.

-No es tarea de su padre el decidir quién vive o quién muere,- repuso Shackelbolt en un tono más sereno que el del hombre de mirada fría. Había estado escuchando lo que Draco lo decía a Harry muy de cerca.

-¡¿Y qué es justamente lo que acaban de hacer esas personas?

El grito de Malfoy resonó por encima del de los demás Magos quienes intentaban a la fuerza abrir la lata aplastada que era ahora el expreso de Hogwarts. El descontrol no tardó en iniciarse con la rapidez de un cerillo en gasolina. Gente chillando, gritando, tirando de las piezas de la máquina… y de momento Harry sintió que el mundo se detuvo a sus pies ¿Cuánto más de eso podía soportar? Las lágrimas, las pérdidas, la desesperación… instintivamente tuvo que reprenderse a sí mismo. Hacía unos cuantos minutos había llamado a la mala suerte al decir que si en diecinueve años no le había dolido la cicatriz era buena señal. Y tan pronto como ese pensamiento inundó su mente, uno más le llamaba a regresar a la tierra.

Miró a su alrededor y allá cerca de la cola del tren estaban Hugo y Lily llorando desconsoladamente. Confundidos porque no estaban seguros si lo que acababan de ver era verdad o era un sueño y porque junto a ellos estaba al padre del niño con quemaduras graves y al lado estaba la madre aún inconsciente por el impacto que le causó ver el techo de los vagones colapsarse tan fácil como si estuviera hecho de aluminio y no de acero.

Harry corrió en esa dirección de inmediato. Tan pronto como llegó al pie de Ron se apresuró a tomar su pulso. Estaba vivo pero las heridas no se veían muy bien, tampoco sabía si las quemaduras eran hechas por fuego normal o si era alguna maldición. Si no lo llevaba a San Mungo en ese momento podría no correr con buena suerte. Rápidamente se giró a Hermione y la apuntó con su varita.

-¡Enervate!

Hermione reaccionó al momento ocasionando que el llanto de Hugo se volviera más estruendoso. Sus bracitos colgados de su cuello apenas la dejaron reincorporarse. La confusión en su mirada era indescriptible. Detrás de Harry el grupo de personas se había encharcado en una riña que solo generaba más caos y pavor. Como reaccionando de su estupor, Hermione contempló el cuerpo de Ron a su derecha y se apresuró a revisar sus signos vitales. El alivio en su rostro al saberlo con vida era evidente pero sus manos temblorosas denotaban la desesperación al recordar que no hacía ni una hora, el tren donde viajaba su hija junto con varios de sus sobrinos, habría hecho explosión, ardido en llamas y después había sido aplastado sin piedad.

-¿Los atraparon?- quiso saber de inmediato como aceptando que no había nada más que hacer.

Harry se sorprendió al notar en sus ojos la misma mirada que hacía unos instantes había detectado en Draco Malfoy.

-Lo haremos,- de declaración de Harry sonó más bien como una promesa de la cual no pensaba desprenderse jamás hasta cumplirla.

Hermione asintió y se quedó pensativa por un minuto con Hugo aún en sus brazos sollozándole en el hombro. Miraba el ir y venir desesperado de las demás personas como sintiéndose ajena a ellos. Solo por un minuto estuvo quieta, después se giró hacia Harry.

-Debes llevar a Ron a San Mungo,- colocó a Hugo de vuelta en el suelo ocasionando que volviera a llorar.

La pequeña Lily, quien había logrado consolarse a sí misma sujetando la mano de su padre ausente, usó su mano libre para sujetar la de su primo. Funcionó casi de manera inmediata. El niño cesó de llorar como si se tratara de un remedio mágico.

Luego de tomar la llave del coche del bolsillo de Ron, Hermione volvió a mirar a Harry con determinación mientras sujetaba la mano libre de Hugo.

-Llevaré a los niños con mi madre y después te veré en San Mungo tan rápido como pueda,- su tono era tan rápido y mandón que a Harry le trajo recuerdos de antaño pero aún así asintió,- ¿En dónde está Ginny?

-Con Teddy… no es buena idea que se acerque acá…

Hermione miró el revuelo que comenzaba a cesar cuando los padres por fin se daban por vencidos y se ponían en las orillas a llorar y a llamar casi sin fuerzas los nombres de sus hijos recién perecidos. Incluso ella podía entender la negativa de Ginny por acercarse. Harry sintió el mismo escalofrío al pensar que nunca más volvería a ver a sus hijos. Pero no quería pensar en eso por el momento, simplemente no podía ocuparse en eso. Prefería ayudar a Ron a recibir la ayuda necesaria después se daría tiempo para cualquier otra cosa.

Dado que Hermione no se podía aparecer con ambos niños, emprendió la caminata de regreso al andén mientras que Harry montaba su escoba y hacía a Ron levitar cerca de él. Era una tarea a la que estaba habituado en su trabajo como Auror; cuando tenía que trasladar a los delincuentes que atrapaba normalmente hacía lo mismo después de aturdirlos, lo cual los dejaba en una condición parecida a la que Ron presentaba en ese momento.

No le tomó mucho tiempo llegar a San Mungo o que lo atendieran, Harry siempre sería conocido y respetado por todos y por primera vez en mucho tiempo, Harry no lamentó que fuera así ya que Ron fue colocado en prioridad en la sala de urgencias mientras que Harry esperaba afuera. Había visto el incidente, sabía que su amigo sobreviviría y si las llamas del tren no habían sido ocasionadas por ningún maleficio, era posible que incluso quedara como nuevo.

No supo cuanto tiempo había estado esperando pero antes de que alguno de los medi-magos le diera informes de la situación de Ron, Hermione se apareció en la entrada de la sala de espera. Cargaba consigo solo un pequeño bolso, pero Harry nunca se dejaba engañar por el tamaño de las cosas que Hermione cargaba ya que su amiga era una experta en transfigurar interiores desde los dieciséis años.

-¿Qué han dicho de Ron?- se apresuró a preguntarle tan pronto lo vio.

Harry negó levemente con la cabeza y la expresión de Hermione tuvo cambios consecutivos que si Harry no la hubiera conocido lo suficientemente bien no habría podido ser capaz de distinguirlos. El primero fue decepción e impotencia seguido por determinación y coraje.

-Debemos hacer algo.

Harry no estuvo seguro si las palabras de su amiga eran una sugerencia o una orden. Normalmente serían una súplica pero Harry comenzaba a sospechar que había algo más detrás de sus palabras.

-Suenas como si tuvieras un plan,- le dijo intentando adivinar la mirada de su amiga.

Hermione lo tomó del brazo y lo jaló hacia afuera de la sala de espera de San Mungo. Harry creyó que sólo irían al pasillo inmediato pero después de ser arrastrado por medio hospital, Harry se sintió confundido. No fue sino hasta que pasaron cerca de un armario de intendencia que Hermione se detuvo y empujó a Harry dentro entrando después ella y cerrando la puerta detrás.

La oscuridad dentro de la pequeñísima habitación solo sirvió para confundirlo aún más. Hermione parecía estar buscando algo dentro de su bolso y cuando por fin lo encontró, la habitación se iluminó. Era una llama azul encapsulada en un pequeño tarro de mermelada.

-Podrías haber utilizado la varita,- susurró Harry.

-Lo sé pero no la encontré dentro del bolso,- replicó ella dándole el frasco mientras seguía buscando dentro.

-¿Qué buscas?- quiso saber él con la desesperación de no saber lo que sucedía.

-Harry,- se apresuró a decir ella sacando un objeto mediano que sostenía con su puño cerrado,- oh, Harry…

Su voz se entrecortaba al hablar. Harry conocía perfectamente ese tono. Lo había escuchado por mucho tiempo a lo largo de su adolescencia. Hermione estaba consternada y no era para menos.

-Lo que acaba de ocurrir es terrible,- continuó limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano que aún sostenía algo que Harry no podía ver con claridad,- esos niños… y… Rose, Harry… James y Al… y Victoire… todos esos niños…

Mientras hablaba su respiración se aceleraba y las lágrimas comenzaban a correrle descontroladamente por las mejillas. Harry sujetó una de sus manos para que se tranquilizara. Sabía que era una tarea imposible porque incluso para él mismo era difícil contener la rabia que sentía ante lo que acababa de ocurrir.

-Hermione, no hay nada que podamos hacer…- le dijo él casi sin creerlo él mismo.

-Pero Harry… eso es lo que te quiero decir,- insistió volviendo a limpiarse las lágrimas con la mano libre,- ¿Y si sí hay algo que podamos hacer?

La determinación en la mirada de Hermione fue tan contundente que a Harry no le creyó más que creer en que Hermione en efecto tenía un plan. Y ahora que lo pensaba, no sabía por qué lo había dudado antes, Hermione siempre había sido la de los planes brillantes.

-¿Qué quieres decir?- se apresuró a preguntarle.

Entonces Hermione extendió la mano hacia Harry y abrió el puño dejando caer en la mano libre de él, un collar con un dije circular grueso. Harry había visto uno de esos años antes. Muchísimo años atrás. Y sabía perfectamente lo que era.

-¿Un giratiempo?

Hermione asintió después de escuchar la pregunta. Obviamente Harry tenía muchas más preguntas que la que apenas había atenido a formular. Pero eran tantas que su cabeza se sintió obstruida de ideas.

-Percy lo confiscó en el ministerio,- se apresuró a decir ella como adivinando lo que él estaba a punto de preguntarle,- ya sabes cómo es, habla demasiado de su trabajo. Cuando me dijo que lo había confiscado me interesé en él y se lo pedí para estudiarlo. Tú sabes que desde que destruimos ese estante hace años en el ministerio de magia, las investigaciones acerca del tiempo nunca volvieron a ser las mismas… en fin, lo he tenido conmigo por varios meses ya pero al parecer no funciona.

-¿Entonces de qué nos sirve si no funciona? ¿Y cómo consiguieron éste si todos habían sido destruidos?

-Éste es clandestino, la persona de quien fue confiscado fue enviada a Azkabán pero escapó a los tres días de estar ahí y el caso fue cerrado misteriosamente. Pero eso no es lo importante, lo importante es que mientras lo estudiaba, logré reparar el daño que los agentes del ministerio le hicieron al confiscarlo.

-Entonces sí funciona,- razonó Harry.

-Funcionará,- replicó ella,- o por lo menos una vez. Lo cual es suficiente para lo que planeamos hacer ¿no?

Harry miró el medallón dorado que yacía en sus manos. Era un poco más a grande al que recordaba haber utilizado aquella vez que había viajado en el tiempo con Hermione. Y en lugar de esa inscripción bíblica por detrás, éste solo tenía pequeños dibujitos de lunas a su alrededor. El cristal del centro en forma de reloj de arena se veía ligeramente estrellado, seguramente debido a "las regulaciones" del ministerio al tratarse de un objeto ilegal.

-¿Y cuál es el plan exactamente?

Hermione suspiró. Parecía haberlo estado pensando posiblemente desde el momento en que dejó a Harry cerca de las vías del tren en King's Cross.

-debemos volver el tiempo necesario para descubrir quién planeó todo esto e impedirlo.

Harry miró a su amiga incrédulamente y tomó un largo suspiro antes de contestar.

-No podría estar más de acuerdo contigo, Hermione, pero ¿Cómo vamos a impedirlo sólo tú y yo? ¿Viste lo hábiles que eran esos sujetos? Era como si pudieran leer mentes. Éramos cinco personas detrás de ellos volando en las mejores escobas y no pudimos atraparlos ¿Qué diferencia haremos unas horas antes?

-Toda la diferencia del mundo, Harry,- repuso con el mismo tono sereno que al principio,- tenemos la ventaja de saber lo que va a ocurrir y cómo va a ocurrir. Si regresamos el tiempo suficiente, podremos descubrirlos y atraparlos antes de que lo hagan.

-¿Cuánto tiempo?- replicó mirando una vez más el gira-tiempo.

-Es probable que la arena dentro del reloj se empiece a vaciar con cada una de las vueltas y me parece que la arena sólo nos durará veinticuatro horas más o menos ¿T-te parecen suficientes veinticuatro horas?

Harry tomó un respiro antes de contestar. Había resuelto casos para el ministerio en menos tiempo que eso y tras casi veinte años de experiencia se había vuelto más que un experto pero sentir la presión de saber el resultado si fallaba era mucho más de lo que creía poder soportar.

-Que sean veinticinco,- repuso Harry como si se tratara de un negocio y estuviera regateando el precio,- justo veinticuatro horas antes del incidente.

Hermione sonrió complacida. Colocó la cadena alrededor de su cuello y el de él y empezó a contar cuidadosamente el número de vueltas. Cuando por fin contó veinticinco y liberó el giratiempo. Harry pudo sentir la emoción y cómo el aire volvía a sus pulmones ¿Así que podía cambiar las cosas de nuevo? Merlín bendiga los giratiempos. Esa sensación familiar de volar hacia atrás mientras todo se oscurecía volvió de pronto. Todo se volvió más borroso que si se hubiera quitado las gafas y después de un rato pudo sentir tierra firme debajo de sus pies.

Ambos miraron alrededor. Estaban indiscutiblemente en el callejón Diagón.

-¿Estabas ayer en el callejón Diagón?- quiso saber Hermione de inmediato mientras retiraba la larga cadena del cuello de Harry y guardaba el reloj en su bolso.

Harry supuso que si ella se lo preguntaba es porque tampoco ella.

-No, vine con Ginny desde hace una semana para comprar los útiles escolares de James y Al.

Hermione seguía mirando a su alrededor con cuidado.

-Yo compré los de Rose desde que llegó la carta de Hogwarts…- repuso Hermione mirando uno de los aparadores de la tienda más cercana.

Harry notó también que había algo raro en el callejón Diagón. No se veía a como lo había visto la semana anterior. Aunque tampoco podía decir que no le fuera familiar. Hermione se acercó con cuidado al aparador y Harry hizo lo mismo yendo detrás de ella. Unos niños miraban impresionados le escoba en exhibición en el escaparate.

-¡Papá! ¡Quiero la nueva Nimbus 2000!- le decía uno de los niños que jalaba a su padre de la manga de la túnica.

-Hijo, no te compraré cada modelo que salga cada año…- le decía el hombre enfadado rehusándose a mirar lo que el niño de doce o trece años le indicaba.

Los ojos de Hermione se entornaron y se llevó las manos a la boca. Harry empezó a mirar más detenidamente. Ya sabía por qué le había parecido tan diferente y tan familiar al mismo tiempo. El callejón Diagón en ese momento era exactamente a como lo recordaba cuando lo visitó la primera vez.

-Hermione… ¿Es esto…?

-Mil novecientos noventa y uno,- complementó ella deduciendo que su amigo se había percatado exactamente de lo mismo que ella.

FIN DEL CAPÍTULO UNO DE MI MÁS NUEVO PROYECTO. ES ALGO SENCILLO, ES SOLO UNA IDEA QUE VINO A MI MENTE UNA VEZ QUE PUDE ACEPTAR LO OCURRIDO EN LOS ÚLTOIMOS LIBROS DE LA SAGA. AÚN TENGO ALGO QUÉ DECIR… DEJEN SU REVIEW, POR FAVOR, QUE NADA LES CUESTA (5 MINUTOS?). NO ME ODIEN POR SUBIR ESTO EN LUGAR DE SDT. YA HABIA ESCRITO ESTE CAPITULO HACE TIEMPO PERO MI BETA READER JAMÁS ME REGRESÓ LA REVISIÓN. YO RECIÉN LO HE REVISADO RÁPIDAMENTE Y ESPERO QUE LES GUSTE Y ME PERDONEN CUALQUIER ERROR.

GRACIAS POR LEER.

TLAL =D