Notas:
Gracias por haber elegido una historia de mi creación.
OUAT tiene un lugar especial en mi corazón ya que, en su definición mas simple, es un fanfiction y, aunque muchos la definen así de forma despectiva, para mí es un reflejo de lo entretenido de usar personajes de diversas fuentes, crear situaciones nuevas y divertirse con el resultado, no importa que tan bueno o malo sea. Llevo un tiempo queriendo escribir un fic de OUAT y no hay mejor tiempo como el ahora.
Algo por lo que daría lo que fuera es un capitulo en el que Emma y Regina salieran y hablaran como amigas por un día completo. Nada de drama, solo diversión dejando que sus personalidades actúen por sí mismas. No puedo ser la única persona que, cuando Emma actúa graciosa y amable, la ve completamente adorable e hilarante. De igual forma la poca paciencia y comentarios cortantes de Regina son lo máximo. Por eso no me pareció extraño escribir a Emma de esta forma pues, aunque tiene tanto encima y ha pasado tanto trabajo en esta vida, es realmente dulce y gentil cuando es necesario. Realmente me divertí mucho escribiendo esto y ojala a alguien más le agrade.
Sin más, les dejo la historia. Gracias y que la disfruten.
Imperfecta Amistad
I
El timbre de la puerta sonó por todo el interior de la casa hasta llegar a la oficina donde Regina se encontraba, con la cabeza apoyada en las manos y la mirada perdida. Pestañó un par de veces, volviendo a la realidad, y vio lo tarde que era en el reloj de su escritorio. Gruñó con enfado y se llevó las manos al rostro, esperando que quien estaba en la entrada de su casa tomara la indirecta y se fuese. Un segundo timbrar le recordó, no solo quien estaba buscándola, sino la nula oportunidad que tenia de escaparse de ella.
Se levantó y caminó en dirección a la entrada, sintiendo su casa más grande y vacía de lo que realmente era. Se detuvo al colocar la mano en el pomo y esperó con falsa esperanza. Tras un tercer timbrar abrió la puerta, encontrándose de frente con la figura de Emma, cubierta por una ligera capa de agua debido a la fina lluvia que caía esa noche.
Regina no intentó disimular su exasperación, sobretodo porque sabía que a Emma no podía importarle menos. Temblando ligeramente bajo la lluvia, le sonrió con todos los dientes mientras le mostraba el paquete de cerveza barata que traía en la mano. Su chaqueta roja y cabellos rubios estaban empapados pero sus ojos brillaban esperanzadores como siempre. Sabía que nada de lo que hiciera podría quitarle aquella energía positiva.
Emma tuvo que esperar bajo la lluvia en lo que Regina tomaba una decisión y aunque algunos pensarían que era genuina crueldad de su parte, sabía que la alcaldesa tenía mucho en su mente ahora mismo y no le guardaría rencor ni esta ni otras noches en la que la visitaría. Finalmente Regina se alejó de la puerta, dejándola abierta para que pudiese entrar. Emma se limpió las botas en la alfombra y suspiró aliviada al sentir el calor de la casa, sacudiéndose como si fuera una niña.
Regina rodó los ojos al ver la salvadora comportarse de esa forma y caminó en dirección hacia su jardín, sabiendo que sería seguida en silencio. Lo sabía porque como todas las demás noches en las que Emma la visitaba de improvisto nunca se alejaba de su lado, y no importo cuanto exigió, amenazó e incluso imploró, Regina descubrió rápidamente que no tenia escapatoria de aquellas visitas, y como casi todas las noches en las que Henry no se quedaba con ella se encontraba cansada, triste y frustrada tras haberse separado de su mitad malvada, se limitaba a no hablarle y a encontrar un lugar donde acomodarse, y esa noche sintió ganas de contemplar su manzano.
Se sentó en los escalones de la entrada al jardín y suspiró agotada. Sus ojos se posaron en el árbol frente a ella, sus hojas brillando bajo la luz de la luna, y se sintió llenar de melancolía. Como era de esperarse escuchó unos pasos detrás suyo y un momento después Emma estaba de pie a su lado. Pensó en sentarse junto a ella pero se dio cuenta de lo mojada que estaba por lo que se alejo unos centímetros, riendo torpemente. Pasó una mano por su empapada cabellera y se encontró distraída por el sonido de las gotas de lluvia que golpeaban el tejado que las protegía, temblando nuevamente por un instante. Sacó del bolsillo de la chaqueta un destapador y removió con experticia la tapa de una de las botellas para luego extender el brazo y ofrecérsela a Regina.
La alcaldesa vio la botella de la terrible cerveza y luego la mirada de suplica de Emma y no pudo evitar arrebatarla de sus manos, sintiendo su dignidad caer por el suelo y recordando lo que la salvadora le comentó cuando le critico sus horribles gustos. Es lo único que puedo comprarte con mi sueldo, pero te prometo que algún día te voy a sorprender fue lo único que dijo aquel día con una sonrisa y Regina sintió un nudo en la garganta al escucharla, aun cuando no sabía si era verdad o una cortina y sus gustos eran así de malos. Volviendo a la realidad, Regina suspiró y tomó un primer trago mientras escuchaba la risita de satisfacción de Emma, quien destapó una botella para sí y empezó a beber con la poca delicadeza que muchas veces la caracterizaba.
Los minutos pasaban rápidamente mientras las dos mujeres se acompañaban la una a la otra. De vez en cuando Regina miraba disimuladamente a Emma, quien miraba con una sonrisa el manzano como si estuviese experimentando gratos recuerdos, el cuerpo temblándole de vez en vez. Aun con la cabeza en las nubes tienes esa exasperante positividad y esperanza pintada en el rostro Swan pensó Regina con un resoplo, llamando la atención de Emma la cual se volteo y torció la cabeza en forma de duda. Al ver aquellos grandes ojos, cabello mojado y boca apretada llena de cerveza Regina tuvo que girar la cabeza hacia el otro lado para que no la viese estallar en risas.
"Qué?" Preguntó Emma, tragando forzosamente. Esto no evitó que volviese a llenarse las mejillas.
Regina solo pudo negar con la cabeza, frustrada por no encontrar la fuerza de enojarse con Emma esta noche. "A veces eres todo un personaje Swan, lo sabías?"
Emma abrió la boca para responder pero se detuvo a pensar por unos segundos. "Eso es un elogio, verdad?" Preguntó mientras temblaba. "Eso suena como un elogio. Creo que me lo tomare como un elogio."
Antes de Regina poder responder Emma tuvo otro ataque de temblores, haciendo que la alcaldesa rodara los ojos "De casualidad te gustaría una toalla?"
"Si!" Exclamó Emma de prisa. Se aclaró la garganta e intento mostrarse indiferente, fallando terriblemente. "Digo, no es que sea una emergencia ni nada, así que no tenemos que pararnos ahora mismo si no quieres. Si te quieres quedar viendo tu manzano aquí voy a permanecer. Mi historia no va a terminar conmigo muriendo de hipotermia así que no te preocupes"
Ni siquiera el duro rostro de Regina pudo evitar ablandarse al escuchar aquellas palabras. Movida por aquella bondad y aspecto desaliñado no pudo evitar mirarla a los ojos y sonreírle ligeramente, agradeciéndole sin palabras. Sin embargo aquel intercambio duro poco ya que la alcaldesa saltó para atrás, aterrada cuando vio que Emma se inclinaba hacia ella con los brazos abiertos.
"Swan! Que estás haciendo?!" Preguntó con los ojos abiertos de par en par.
"Intentando abrazarte?" Respondió Emma, encogiéndose de hombros "Pensé que teníamos un momento o algo así"
"Si lo teníamos, pero eso no quita que estés empapada!" Explicó Regina con el mentón en alto y la mirada llena de reproche. "Ten un poco de dignidad."
"...oh!" Fue lo único que respondió Emma, quien tardo más de lo necesario en entender la situación. Sonrió con todos los dientes y se paró con poca gracia mientras exprimía un mechón de rubios cabellos, el exceso de agua salpicándole las botas. "Eso significa que el momento de compañerismo terminó y llegó la hora de buscarme una toalla? No es que tenga prisa pero podríamos salir del tema de la toalla en tan solo un minuto si vamos a buscarla ahora mismo."
"Por todos los cielos" Murmuró Regina exasperada, dándose media vuelta para entrar a su casa. Un par de metros detrás suyo la salvadora la seguía con una sonrisa y un sonoro goteo que, en cualquier otra noche menos esa, sería el detonante de un terrible intercambio de gritos y magia. Pero con el tiempo Regina aprendió a no librar batallas que no podía ganar y Emma ya era la victoriosa esa noche pues había logrado su cometido de darle su compañía y sacarle una sonrisa, y no importaba cuanto lo intentase, Regina no podía ni cambiar esa situación ni mentirse a sí misma diciéndose estar molesta pues agradecía de todo corazón que Emma estuviese aquí para ella, como muchas otras veces también estuvo y solo fue desagradecida. Pero como muchas veces no todo era perfecto y Regina aprendía, a pasos lentos pero seguros, a ser una buena persona para alguien que tuvo, tiene y tendrá tanta carga emocional como ella , y que también se merece afecto de vez en cuando. La otra alternativa era evaporarse la una contra la otra y cuanto menos esa debía ser la ultima opción.
Fin.
