"Beteado por Day Aguilar, Beta FFAD. www . facebook groups / betasffaddiction / "
Day, muchas gracias por corregir este fic, no sé qué sería de mi sin ti (?)
Disclaimer: como ya la mayoría sabe, nada me pertenece, excepto la trama que salió de mi loca cabeza, que no daría yo porque Edward me perteneciera :P
Capitulo 1
EDWARD POV
Al salir de la oficina me quedo un momento en la puerta pensando hacia dónde ir. Sopeso mis ideas y tomar un trago en viernes llama más mi atención que ir a casa con Bella -Mi esposa-, con la cual me he pasado este ultimo año discutiendo hasta porque dejo la ropa tirada en el baño. He pensado seriamente en solicitar el divorcio, pero cuando se lo quiero pedir me acobardo.
Sí, sé que soy un imbécil, pero si me hubiesen dicho hace cinco años que yo sería el que solicitara el divorcio de mi matrimonio porque la monotonía me aburrió y estar en casa, disfrutando del tiempo en familia, ya no sería de mi agrado, primero: me habría reído hasta llorar de la risa; después hubiera soltado uno que otro golpe. Desgraciadamente, se hizo realidad eso que tanto temía al pedirle matrimonio a Bella. Debí escuchar lo que advirtieron al casarme nada más terminar la universidad, pero por idiota ignoré a todas esas personas. Ya a estas alturas no puedo hacer nada, bueno, sí: pedirle el divorcio a Bella, pero hasta a mí me parece patética mi excusa para separarme de ella.
Al llegar al bar me dirijo hacia la barra y le pido al chico un whisky. Estoy bebiéndolo tranquilamente cuando una voz me saca de mis pensamientos.
—Hola guapo. —Volteo y me encuentro con una pelirroja observándome coquetamente, la quiero ignorar, pero mi yo antiguo me hace retractarme. En el instituto siempre disfruté que mi físico ayudara a atraer a las chicas como abejas a la miel, así que decido seguirle el juego.
—Hola. —Le regreso el saludo y le pongo mi sonrisa torcida, esa que siempre ayuda.
—¿No me invitas un trago? —pregunta jugando con su cabello, mentalmente ruedo los ojos, esa táctica es demasiada vieja, sin embargo continuo en lo mío.
—Por supuesto. —Le guiño un ojo y le hago señas al barman para que le traiga lo que quiera.
Después de una platica interesante (Lo cual me desconcierta, ya que, viéndola a ella, cualquiera pensaría que es una tonta descerebrada) decido seguirle el juego. Ella quiere sexo y, viéndolo bien, la chica –Victoria- está buenísima. No desaprovecho la oportunidad, la arrastro hacia los baños y nos besamos desenfrenadamente. Ya dentro del cubículo, hago que me rodee la cintura con sus piernas, manoseándole el culo. Ella aprovecha, me desabrocha los pantalones y sin vergüenza toma mi pene entre sus manos, jugando con él. En un momento de locura, el rostro de mi esposa aparece en mi mente y, de repente, con la que estoy teniendo sexo es con Isabella y no con la pelirroja. Al llegar al orgasmo los dos, no me contengo y grito el nombre de Bella, la chica en cuestión no se molesta, aún así, me siento sucio, un bastardo. Siempre sucede lo mismo, cada que estoy con alguien mas, termino follando a Bella en mi mente, porque sí, no es la primera vez que le soy infiel a mi esposa.
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Al llegar a casa lo primero que hago es darme una ducha, trato de quitar el olor de la mujer con la que estuve. Desde el pie de nuestra cama, aquella en donde le hacía y le hago el amor a mi esposa, la observo dormir y le pido perdón en mi mente. En ese momento me propongo, ahora sí, pedirle el divorcio. Creo que no es justo para ella, ni para mí, seguir con esta farsa cuando por mi parte ya no hay amor, pero tampoco quiero quedar como el villano de la historia confesando mis infidelidades. Con un plan en mi mente, me acuesto a su lado y ella inconscientemente se acurruca junto a mí. Le doy la espalda rápidamente, pues tendrá que acostumbrarse a dormir sola de aquí en adelante.
Ruidos a mi alrededor hacen que despierte, es Bella, que va saliendo de la ducha con una toalla rodeando su escultural cuerpo. No se percata de mi mirada y, como si nada, deja caer la toalla y se pone su ropa interior, la cual siempre ha sido muy sexy (Su pequeño fetiche). Viéndola arreglarse, reconsidero mi decisión, pero tan pronto esa idea llega, la borro de mi cabeza. Me levanto y trato de ignorarla, aunque ella a mí no.
—Buenos días, cariño —saluda risueña, dándome un casto beso en los labios.
—Buenos días. —Le regreso entre dientes, pasando de largo hacia el baño.
—Hoy saldré con tu hermana, iremos de compras, luego a un spa, creo que me hace falta un buen masaje… —La dejo parloteando sola y, rodando los ojos, me visto para ir a la oficina. Cuarenta minutos después, salgo de la casa hacia el trabajo.
—Que te vaya bien, amor. No me esperes en la noche.
"Nunca lo hago"pienso y me subo al coche.
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Pensativo en mi oficina, la voz de mi secretaria me distrae.
—Sr. Masen, terminé mi trabajo, ¿puedo salir a comer? —Su pregunta me desconcierta, no sabía que llevaba tanto tiempo sin hacer nada.
—Uhm, sí, sí, claro Angela, pero ya no regreses, me iré a casa enseguida. —Nos despedimos y yo también salgo de ahí.
Como tengo hambre, paso por comida a una cafetería que está cerca de la oficina. Cuando abandono el lugar, unos gritos llaman mi atención, por curiosidad los busco y voy a dar a un callejón. Me encuentro con dos chicos dándose golpes en el suelo, hago mi obra del día y ayudo a uno de ellos.
—¡Hey, tú! —Quito al de encima, agarrándolo de la camisa. El chico me ve y sale corriendo.
—¡Cobarde! —grita el otro chico, el cual se ha movido y está tratando de pararse, sin embargo no puede, lo ayudo y se estabiliza. Lo observo, sus ropas desgastadas, rotas y sucias, de estatura alta y delgado, con cabellos rubios que ocultan su rostro.
—¿Estás bien? —pregunto estúpidamente.
—Sí, ese cabrón golpea fuerte, pero yo soy más ágil… Mierda, me quitó el dinero —contesta con voz ronca, esto último casi en un susurro.
—Uh, de acuerdo. Espera, ¿ya comiste? ¿Cómo te llamas? —cuestiono, recordando la comida que compré. Me fulmina con sus ojos grises.
—No, pero no quiero tu caridad, niño bonito…Soy Jasper—dice en un gruñido. Ruedo los ojos por su comentario.
—Soy Edward y no es caridad, es sólo que compré comida para mi esposa, pero recordé que no está en casa —aclaro y busco con la mirada la bolsa. Voy por ella—. Aquí está y, si no te molesta, ¿me podrías decir por qué se estaban golpeando?
—El cabrón me debe dinero y no me quiere pagar, lo necesito —contesta con la boca llena.
—Y… ¿Para qué? Si se puede saber —pregunto, curioso.
—Mi hermana está enferma, necesito pagar el hospital —confiesa con la mirada perdida. Suspira fuertemente.
—Uhm, lo siento —murmuro, sin saber que decir. De repente, me llega la idea que viene rondándome la cabeza desde ayer. El rubio me observa como si tuviera dos cabezas, y no es para menos, tal vez parezco idiota con mi enorme sonrisa—. Yo podría prestarte el dinero.
—No —contesta, desconcertándome.
—No sería un préstamo, me podrías regresar el dinero haciéndome un favor, o un trabajo, como lo quieras ver —explico.
Rueda los ojos al oírme.
—Te dije que no, me imagino que tipo de favores puedes pedir, no soy ningún criminal —exclama molesto. Levanto las manos en son de paz.
—No es nada de eso, te lo aseguro, sólo necesito que te folles a mi esposa, no es nada del otro mundo —digo como si nada, hablando como el bastardo que soy. Él sólo me observa incrédulo, sin darle crédito a mis palabras. Yo flaqueo, pero me quito esa sensación de remordimiento.
—¿Qué mierda dices? ¿Estás loco? ¿Cómo me pides algo así? —cuestiona furioso.
—No estoy loco, es sólo que quiero el divorcio…
—¿Y por qué no sólo lo pides y ya? —Me interrumpe, negando con la cabeza.
—Porque estoy seguro de que ella no me lo dará así como así —continúo, ignorando lo que me dice—, por eso te lo pedí. Tú te tiras a mi esposa, yo obtengo mi divorcio y tú ganas el dinero para tu hermana, piénsalo, te daría un buen pago por eso. —digo con voz persuasiva. Lo observo y veo su indecisión, por lo menos lo está pensando.
—¿Por qué yo? —pregunta, señalándose.
—Conozco a mi esposa y no es alguien superficial, odia a los de nuestra clase — contesto. Lo oigo murmurar un: Y no es para menos…
—¿Cuánto recibiré a cambio? —cuestiona cruzándose de brazos, dejando a un lado la comida ya fría.
—Más de lo que necesites. —Le aseguro.
—De acuerdo, dime cómo y qué tengo que hacer —acepta, haciéndome feliz por el momento. Tengo una sensación extraña en el pecho, ignoro eso y celebro mentalmente mi gran idea. Muy pronto seré feliz otra vez, un hombre feliz que disfrutará de su soltería..
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Lo que Edward no sabe, es que va perder (Ahora sí) lo más valioso que no se da cuenta que tiene: su esposa, su Bella. Sucesos en su vida harán que antiguos sentimiento salgan a flote y que un desconocido se establezca en su corazón, pero… ¿Será un desconocido?
¡Hola chicas!, lo prometido es deuda y aquí tienen el primer capitulo de esta historia, espero les guste y me hagan saber sus opiniones de si les gusto o no, si quieren un adelanto me dicen por un review o un PM.
Nos leemos pronto.
"COBRIZO"
