¡Hola! Soy nueva escribiendo fics para el fandom del Universo Avatar (Tanto para ATLA como para LOK). Desde hace mucho estaba pensando en escribir sobre Lin y es que es de mis personajes favoritos. Este fic, probablemente tenga dos o tres capítulos más. Tratará sobre la relación de Lin con los hijos de Aang, no tendrán ningún orden cronológico. Intentaré que por alguna u otra cosa estén conectados entre sí, pero no lo garantizo xD ¿Sobre alguna categoría? No sé, nunca estoy segura sobre lo que escribiré después.
Disclaimer: Avatar: The Last Airbender y Legend of Korra pertenecen a Dante Di Martino y a Bryan Konietzko. Las letras y citas aquí mencionadas son parte de sus respectivos autores.
Resumen: Llovía con fuerza y eso hacía su estado más patético aún. Lin no esperaba aquella visita, pero ayudó a que la lluvia parara.
CAPÍTULO 1:
Reporte meteorológico del corazón
Desde esta noche llueve,
Mañana también lloverá
Por un rato llueve...
¿Cuánto tiempo seguirá cayendo la lluvia?
sólo el reporte meteorológico de tu corazón lo sabrá
Se despejará tras las nubes;
Algún día estará despejado
Con seguridad estará despejado.
"Reporte meteorológico del corazón" (Kokoro no Tenkiyohou ~ 心の天気予報) - Angela Aki
Ya había anochecido, al fin el día se había apagado con el sol. Con él se fueron ciertas cosas. Lin no quería entregarse; era una Beifong ¡Y por encima de todo estaba su gran orgullo! Aquel que tantos problemas había causado, que tantas peleas había provocado, aquel que solía ser encantador a los ojos del segundo maestro aire con vida.
Mientras caminaba a su pequeño apartamento, esta vez, sin gruñidos como de costumbre, iba causando pequeñas grietas en el asfalto que pisaba. Algo en su pecho decía que era la última vez en que él la buscaría, en que vería los profundos ojos grises suplicar por su perdón, incluso con que no lo mereciera. La punzada se sentía con más fuerza con cada segundo. Una gota le corrió por la mejilla y por reflejo, alzó la mirada al gris cielo. Sin embargo, la traviesa gota no era producto de las gordas nubes sobre su cabeza. Los ojos le ardían y se talló con fuerza, pasando el antebrazo y empujando a las odiosas lágrimas con el puño. No lloraría. Mucho menos en la calle transitada y con el uniforme puesto.
Empezó a caminar con más rapidez, algo asombroso considerando el peso de la armadura. Los puños continuaban apretados, esta vez a sus costados. ¡Estúpido Tenzin! ¡Estúpida ella! Conforme iba aproximándose al edificio donde se hallaba su morada, sus fuerzas fueron aminorando. Tal vez todo era producto de la lluvia que caía sobre ella, ligera aún. Las escaleras que normalmente subía sin ningún tipo de reto, se convirtieron en todo un desafío. Era por el agua que la había empapado y por la maldita armadura que ganaba peso con cada doloroso paso. Era por cosas que no tenían que ver con lo que había sucedido en la tarde.
Al abrir la puerta y toparse con la habitual soledad de su apartamento ni siquiera pudo resoplar. A sus pies se comenzó a formar un diminuto charquito con el agua que escurría desde las puntas de su esponjoso cabello negro, ahora domado como ella nunca estaría. Utilizó el metal control para quitarse la armadura y la dejó en el recibidor, no tenía ánimos ni fuerza como para cargar con ella hasta la habitación. Siquiera tenía ganas de llevar hasta allí su cansado cuerpo. Se sentó en el sofá de color olivo (regalo de sus abuelos cuando supieron que quería vivir sola) y, con hastío, dejó caer la cabeza en el respaldo ¡Que se mojara, qué importaba! Se pasó la mano por el cabello y lo peinó con descuido. Con los ojos cerrados se concentró en la lluvia que empapaba todo en Ciudad República, se dio cuenta que empezaba a tomar fuerza. Con suerte, crearía un desorden todavía mayor en la Isla del Templo del Aire.
El ruido de la lluvia fue remplazado con el sonido de su respiración agitada y molesta. Lin lo amaba muchísimo ¿Acaso no bastaba con eso? En su silencio se respondió. Su mandíbula tembló. Lo sentía muchísimo, porque lo amaba de la misma forma. Tenzin significaba tanto para ella que las palabras no le alcanzaban para describir su sentir ¿Por qué no lo entendía? Siempre había creído que él era el único que comprendía sus ambiciones y ahora veía que no era cierto. Su meta era alcanzar a su madre y superarla, tal vez así, la Gran Toph Beifong podría mostrar cierto orgullo por la mayor de sus hijas. Tal vez. Y pensó que Tenzin la apoyaba porque sabía cuán importante era para ella completar ese cometido.
Se sacudieron sus hombros y con ello se abrieron sus labios que pronunciaron un lamento. Le dolía tanto el pecho que quería usar todas sus fuerzas para sacarse ella misma el corazón. Amaba a Tenzin, pero no podía darle lo que quería. Tener hijos interferiría con su principal meta. No podía arruinar todo su progreso y echar abajo su esfuerzo al embarazarse en esos instantes. No era que no quisiera hacerle feliz, mucho menos que no quisiera darle en algún momento un hijo. Sólo que no sentía que fuera el tiempo, ella era joven y todavía existía en ella aquella hambre voraz y ganas de convertirse en alguien por sí misma, de buscarse un lugar por sus propios medios. No quería ser sólo Lin Beifong la hija mayor de la Primera Maestra de Metal Control y no quería ser conocida por ser quien trajera al mundo a la tercera camada de Maestros Aires. Ella ambicionaba más que ser una sombra, más que ser una simple esposa.
Una parte de ella sabía que aquella decisión, tomada por él, era correcta. El tiempo pasaba y él tenía responsabilidades para con el mundo. Si Tenzin seguía con ella, sólo pasaría el tiempo y cuando ella estuviera lista (si es que en algún momento llegaría a estarlo), su cuerpo ya no lo estaría para intentar alojar a un nuevo maestro aire o un nuevo maestro tierra.
Odiaba a quien hubiera dicho que la felicidad de una mujer radicaba en ser madre.
¿Y si ella era la equivocada? Ese pensamiento abrió más la brecha de su corazón y con ello, empezó a llorar. Las lágrimas quemaban y los gemidos que lograban salir de su cuerpo eran demasiado amargos para soportarlos sola. Tenía mucho que no lloraba de aquella manera, o más bien, que lloraba. La última vez había sido cuando había peleado con su madre, cuando había defendido a Suyin y ella había decidido que había tenido suficiente. Cuando tomó como único equipaje su uniforme de la policía y los pequeños ahorros que tenía para comenzar a vivir sola. Cuando sus abuelos mandaron en compensación aquel sofá olivo que le estaba sosteniendo mientras lloraba. Igual que unos años antes. Sus brazos se aferraron a sí misma, para intentar tranquilizarse. Con las paredes tan delgadas, seguro todo el edificio ya se habría dado cuenta de su patético estado. Pero, por primera vez, no le importó.
Al diablo el qué dirán. Se dijo. Al diablo con todo.
Gritó y pataleó, aventó los cojines del sofá e incluso se tironeó un par de veces el cabello. Se llevó las manos a la cabeza mientras lloraba. Que el mundo se enterara que de verdad estaba sufriendo, porque no bastaba con haber destruido media Isla ni haberle gritado frente a todos los acólitos. ¿Pero de algo servía todo ese berrinche? Tenzin ya no estaría con ella en su cumpleaños, tampoco al final del año, no volvería a verlo acostado a su lado. Se habían acabado las salidas nocturnas por las calles de Ciudad República, las caminatas por la bahía Yue al atardecer…
Tuvo un nuevo acceso de llanto, esta vez más potente que el anterior, intentó contenerlo y la mandíbula le tembló del esfuerzo sobrehumano. Las lágrimas surcaban su rostro y la hacían sentir tan débil; empeoró al toparse con la foto que ella y Tenzin se habían tomado el día en que la habían aceptado en las fuerzas policíacas ¿Por qué ya no podían ser igual de felices que ese día? Con fuerza arrojó el marco contra la pared frente a ella, el sonido del cristal roto retumbó en el departamento, venciendo incluso el sonido de la lluvia que había aumentado su fuerza, como si quisiera compartir el dolor que iba venciendo a la Beifong. Se dejó caer de rodillas en la duela de madera de la habitación y apoyó sus brazos en el sofá. No podía dejarse caer, no se doblegaría.
—¿Qué tiene ella? —Gruñó para sí misma. Por supuesto, sabía que ahora estaba buscando volcar nuevamente su furia en contra de la jovencita que le había robado al amor de su vida, el que había prometido estar con ella pasara lo que pasara. Tenzin no era el primer hombre ni tampoco sería el último que dejara a su pareja por culpa de alguien más joven y el problema, por supuesto, no era ese. En el fondo lo sabía perfectamente, sin importar cómo fuese ella físicamente, ni su edad, ella estaba dispuesta a darle lo que Lin misma no podía. Y eso le entristecía y enfurecía al mismo tiempo. —El problema está en mí. —Comenzó a pensar. Y eso sólo hizo más honda la herida de su corazón.
"Lin, me gustas… mucho"
En ese entonces, ellos dos eran apenas adolescentes. El único concepto que tenían de amor era el que sentían de sus familiares hacia ellos. Tenzin sabía que el amor era lo que su padre y su madre sentían el uno por el otro y les profesaban a él y a sus hermanos. Lin sabía que el amor era eso que ella sentía por su hermana pese a que fuera una tonta la mayoría del tiempo y eso que a su madre le costaba tanto trabajo mostrar. Sin embargo, cada vez que se veían sentían algo parecido a ese amor pero con unas terribles cosquillas en el estómago, como si lo tuvieran lleno de libélulas-colibríes.
Tenzin estaba rojo como un tomate y miraba con pena hacia la arena que estaba bajo sus pies, sin darse cuenta, había llevado una de las manos a su afeitada cabeza y sobó su nuca. Se sentía demasiado raro. Lin no había dicho nada y el joven monje tenía miedo de verla. Ella siempre le imponía, pero esta vez era demasiado. Para su sorpresa, sintió los dedos delgados de Lin acercarse a su mano libre con timidez y duda. Era una de las primeras (y afortunadamente no últimas) ocasiones en que la vio avergonzarse de tal manera.
Sus padres habían dicho que, el que empezaran a gustarse, era algo obvio. Lástima que no atinaran a que seguirían juntos sin importar el qué.
Lin agachó la cabeza y la dejó reposar sobre sus brazos, todavía acomodados en el sofá, permitiendo que el llanto continuara fluyendo. Por fin comprendiendo lo triste que resultaría a ojos de los demás su situación: No tenía familia, había pasado muchos años con Tenzin y la había dejado por una muchacha, estaba cerca de cumplir 40 y sus amigos eran contados. La prensa rosa en cuanto se enterara (y vaya que sería pronto, después de todo, el destrozado Templo del Aire era una poderosa señal de que algo pasaba) se harían una comidilla a costa suya.
Poco a poco, el sueño la fue invadiendo y ni siquiera hizo algo para evitarlo, no se movió del sillón y se quedó quieta esperando a quedarse dormida.
Aporrearon la puerta con fuerza. Con mucho trabajo abrió los ojos, los párpados le pesaban demasiado, así que no le costó adivinar que debía tener los ojos hinchados por todo el llanto. Eso no era nada con lo mucho que le dolían la cabeza y el cuerpo en general. La puerta volvió a ser golpeada, realmente no quería ver a nadie, pero el ruido no ayudaría para nada a su naciente migraña. Mientras pensaba en que debió de haberse duchado en cuanto entró a su departamento, se acercó con precaución a la puerta. Miró por la mirilla y encontró a Kya.
—Lo que faltaba. —Se dijo. No sabía realmente qué hacer. Seguramente Tenzin o Katara (o los dos) la habían mandado a ver cómo es que se encontraba. Al menos agradecía que no fuera Bumi quien estuviera en el pasillo, él ya se las hubiera ingeniado para abrir la puerta o para entrar por otro lado. Él sencillamente era así.
—¡¿Lin, estás ahí?! —Gritó al tiempo en que volvía a dar un golpeteo contra la puerta con la misma agresividad que antes. —¡Abre por favor! —La detective gruñó antes de quitar la cadena de la puerta. —¡Al fin! —Suspiró con cansancio la curandera y empujó la puerta para entrar; apretó contra la maestra tierra un montón de periódico y Lin sólo se arrastró de nuevo a la sala. —¡Pensé que...!
—¿Qué? ¿Que me había suicidado con los cables de metal? —Interrumpió mientras se dejaba caer con hastío en el sofá. —No es para tanto. —Mintió. Lin se dio cuenta de aquella mentira evidente, Kya, indudablemente, también, pero decidió no decir nada.
—Que ya estabas en la Oficina. —Respondió Kya quien, con la fuerza de la costumbre, estaba en la cocina encendiendo las hornillas. Igual que Lin, la joven maestra agua no era dada a cocinar, aunque al contrario que a ella, sí que le gustaba.
—Tengo día libre. —Respondió a su vez. —¿No me digas que decidiste venir a envenenarme con esos brebajes hippies tuyos? —Le preguntó Beifong que no había cambiado su posición, teniendo una lucha interna sobre si abría alguno de los periódicos o lo dejaba así. Tomó uno y lo colocó en su regazo, no lo soltó.
—Mamá te preparó estofado, tu favorito; sólo tengo que calentarlo. —Lin sujetó el periódico con más fuerza. Eso era algo tan típico de Katara, tan típico de una madre preocupada. Nuevamente sus ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez no las dejó escapar y apretando los labios suspiró. La familia del avatar había sido su familia desde que Toph se hubiera retirado e ido de Ciudad República, en realidad, desde que ella se había escapado de la casa en que había crecido con Suyin. Pensaba que esa atención era porque era novia de Tenzin o porque les daba pena que hubiese sido abandonada. —Le pegó con un periódico, como si fuera un perro-oso polar. —Kya intentó soltar una risita para consolarla, pero sabía que un comentario como ese no ayudaría mucho. Cuando había presenciado la escena, no evitó echarse una risita por lo divertido que había sido, pero su contento se fue al trasto al saber el motivo. Ella era de las que pensaba que su hermano y Lin terminarían juntos, era una romántica que creía que tendrían una historia similar a la de sus padres. Lin podía hacerse la dura, pero sabía que cuando le decía que "Pronto se casarían" y ponía esa cara de vergüenza y gritaba, en secreto lo deseaba. No podía hacerse a una clara idea de lo que debía de estar sufriendo por terminar una relación tan larga.
La detective se armó de fuerza y abrió el periódico. En la primera plana estaba una foto que ocupaba casi todo el espacio de la página del destruido Templo del Aire, sin querer, una diminuta sonrisa se colocó en sus labios.
"BEIFONG ROMPE POR PARTIDA DOBLE"
—¿Qué clase de titular es este? —Preguntó con desconcierto Lin, hasta que dio con el nombre del periódico, notando que era uno sensacionalista. Siguió leyendo, sin darse cuenta, en voz alta. —"El día de ayer, la joven Jefa de Policía en Ciudad República, la señorita Lin Beifong dejó bien en claro que terminaba su relación con el segundo maestro aire, Tenzin. Según algunos testigos, ambos maestros tuvieron una muy acalorada discusión que acabó con la destrucción del Templo que se había convertido en la casa del Avatar Aang desde años atrás y con la relación que mantenían desde adolescentes. En meses anteriores, los rumores sobre la posible ruptura emocional venían con fuerza, pero en ningún momento ellos hicieron declaraciones de algún tipo. Algunos apuntan que es la carrera ascendente de Beifong lo que se entromete en su vida amorosa..." —Se interrumpió soltando un gruñido.
—Mi favorito era ese... —Apuntó Kya que buscaba en la cocina algún plato en que servirle a la Jefa. —Hay otros más serios, abajo. —Lin quería saber qué se decía de la situación porque podía verse perjudicada de alguna manera. —En general, todos dicen lo mismo: el desastre que hay en la Isla, que aquello costará bastante en arreglarse, el valor que tenía la construcción para Ciudad República, que tú... —Kya se cortó en seco por lo que estaba a punto de decir y Lin sin mirarla completó:
—Que soy la causante del rompimiento. —Su tono fue bastante duro y a la vez tristón. La maestra agua supo que la había cagado.
—Al menos en todos han puesto fotos donde sales favorecida. —Dijo con gracia. Lin no pudo enojarse, sabía que Kya no era muy buena diciendo las cosas adecuadas con cosas serias. La curandera colocó sobre la mesa el plato con el estofado caliente y la invitó a sentarse, a su vez, se sirvió para acompañarla.
Lin sonrió mientras desayunaba, escuchando a Kya hablar sobre los viajes que había hecho recientemente, eran innumerables los lugares que había conocido, muchos de los cuales ella ni había oído. No creía que fuera por la plática en sí misma, sino porque era agradable tener a alguien con quien hablar después de semejante noche. La maestra tierra admiraba desde su infancia el espíritu aventurero que poseía la curandera, Toph decía que no entendía de quién lo había heredado ya que su madre era una santurrona y su padre demasiado cuidadoso y precavido. Cuando solían ser más jóvenes, antes de que presentara su examen de ingreso a la Academia de la Fuerza Policíaca, Lin, Izumi y ella se escapan cada vez que tenía tiempo libre, porque sólo con ellas podía soltarse la melena y hacer cosas que ni con Tenzin hubiera hecho (por el temperamento calmado del monje).
—Lin, encontrarás a alguien más. —Le dijo de pronto Kya mientras le sostenía la mano y le sonreía infundiéndole ánimos. Lin se desconcertó y tensó sus hombros sin querer. —Sé que duele todo esto, pero estarás mejor. —La Jefa de Policía le sonrió de regreso; se dio cuenta de que ya no le dolía tanto el cuerpo y tenía la cabeza más ligera.— Vayamos a divertirnos como en los viejos tiempos, veamos si Izumi tiene todavía tiene un poco de tiempo en su apretada agenda de próxima Señor del Fuego. —Propuso. Lin asintió. Total, si ya hablaban de ella, mejor que lo hicieran por algo que no hacía por culpa del maestro aire.
—Kya... —Le nombró cuando ella ya se había puesto en pie para levantar los platos, la curandera le observó. — Gracias.
NOTAS
Bueno, elegí hacer el primero con Kya porque creo que ella era la que más se ajustaba. Bumi podría hacer un chistaco de todo, así que me lo he guardado para otro capítulo. Por cierto, ¿Se imaginan lo que juntas podrían hacer Lin, Kya e Izumi? Recordemos que, según Tenzin, Lin era como Korra en su juventud... En fin, no quise hacer más largo el capítulo porque no se me hubiera ocurrido como poner a unas treintañeras haciendo locuras.
¿El siguiente capítulo? Ni me pregunten *risas*
¡Ah... antes de que lo olvide! Lo de que a Tenzin le pegaron con un periódico no es idea mía, lo saqué de un doodle echo por TRASH BOAT en Tumblr (makani dot dot *PUNTO* tumblr *PUNTO* com)
Muchísimas gracias por leer hasta acá (Si lo hicieron). Si quieren dejarme algún review será bienvenido y prometo responderlo a la brevedad, lo de siempre, se aceptan críticas y eso.
