Soy un joven alegre, optimista, sincero y valiente, he enfrentado retos importantes en mi vida, tales como Estudios en Universidades prestigiosas, entendimiento con otras culturas y he podido ayudar a los más necesitadlos. Todo para el bien del mundo.
Luego de una incómoda llegada por cuenta de unos indeseables turistas chinos que roncaban mucho, haciendo mi labor de dormir un martirio, me dirijo hacia mi casa en el centro de la ciudad de Bogotá, donde mi familia vive hace cinco años. Estudié las carreras y Maestrías en Escritura creativa y Derechos Humanos en La Universidad Columbia en la Ciudad de Nueva York, una de las instituciones más prestigiosas del mundo, pero luego de egresar de este centro, decidí realizar un grado en Relaciones Internacionales en ILERI, un pequeño instituto que forma personas competentes para la sociedad globalizada en que vivimos, decidí entrar allí. Su filosofía y su oferta académica atrajeron mi atención.
Golpeo la puerta. Mi casa está ubicada en una pequeña calle en medio de varios hogares en diversas condiciones, tiene piedras en la fachada que la hacen ver más antigua de lo que realmente es, la puerta es de oro puro y las ventanas tienen rejas y vidrios raros. Activo el timbre y momentos después es abierta por una mujer adulta con mi mismo cabello castaño.
–Hola hijo ¿Como has estado?
Dice mi madre contenta y sorprendida ante mi repentina aparición.
–Bien mamá. Gracias –digo emocionado al mismo tiempo que la abrazo calurosamente.
–Hace años que no vienes por acá, pero ven, entra. El almuerzo está listo.
Sigo a mi madre por el garaje hacia la derecha, allí miro un espacio con la chimenea blanca y dorada, encendida por un pequeño fuego que calienta el frío ambiente, observo una estancia con muebles negros, un centro de entrenamiento que tiene un televisor de 40 pulgadas puesto sobre un compartimiento, debajo de este hay un aparato negro que recibe la señal de televisión y a su vez debajo se encuentra un minicomponente gris. Voy hacia un lugar donde está una mesa de comedor café de seis puestos, un bar con bebidas y otras cosas. Sigo a mi izquierda por la puerta que conduce a una cocina. La misma tiene un mesón estilo americano con todos los componentes para hacer alimentos, mas un comedor auxiliar con cinco sillas rojas.
–Y ¿Donde están los demás?–Pregunto.
Mi madre me sonríe y mientras sirve un plato dice.
–Tu padre y tu hermana mayor están trabajando, Diana estudia y Carlos en Londres.
–Entiendo –Digo.
Luego mi madre me dice.
–Ah. Se me olvidaba. Tu habitación es un cuarto grande ubicado en el tercer piso, finalizando las escaleras, es la puerta de tu derecha.
Me dirijo con mis maletas hacia el lugar indicado, he de decir que subirlas fue todo un reto, sin embargo lo hice y lo que vi en mi cuarto fue sorprendente.
Tiene una cama de tamaño medio en la parte oriental, cuya cabecera limita con la ventana, un cajón con espejo a su izquierda y una mesita de noche a la derecha, un escritorio con muchos cajones y biblioteca en el sector norte y un gran mueble con compartimientos en el sur, deshago mis maletas, saco mi pequeño baúl dorado, lo dejo cerca del gran escritorio y oprimiendo un botón, este queda de tamaño considerable, abro el primer compartimiento, su hueco de acceso mide lo suficiente para que una persona promedio pueda introducirse en el, me adentro y saco varias cajas con consolas de juegos. Cuando termino mi labor, bajo a la cocina y veo que se encuentra el resto de la familia, más unos amigos.
–Pero. ¿Qué es lo que huelo?
–Son hamburguesas como las de restaurante, pero mejores y más saludables.
Dice mi padre quien tiene una camiseta de un equipo de fútbol, luego tomo asiento, espero mi plato y alguien me pregunta.
–¡Y! ¿Cuando llegaste? ¿Porque no avisaste de tu retorno?
–Si Johanna, bueno–. Paro de repente, analizo mi respuesta. –Mi carrera de Relaciones Internacionales exige a los alumnos realizar prácticas como parte de la formación integral, pues, he escogido la parte humanitaria con Amnistía Internacional y viendo que ellos requerían de ayuda, no perdí oportunidad y vine a Colombia.
Respondo como si estuviera en clase.
–¡Y cuanto dura?
–El tiempo estimado es de cuatro semanas, de lunes a viernes, de 7.00 horas, hasta las 11.00 y de 12.00 a 4.00, en tanto los fines de semana no trabajo.
Terminamos la comida y cada uno se dirige a su cuarto, ya que era tarde y tengo que madrugar.
A la mañana siguiente y después de una jornada de presentaciones e instrucciones sobre el organismo, sus funciones y mis obligaciones, decido ir al centro de la ciudad, demoro en llegar una hora en Transmilenio, pero me ha servido para reponer energías por la práctica que he tenido poco tiempo después del agotador viaje. Llego a la estación Universidades y recorro la avenida preguntando la ubicación de librerías de segunda mano.
–Bien, las librerías de segunda mano quedan en la carrera séptima, una cuadra al norte de la Avenida Jiménez.
Agradezco al señor, un anciano con pinta elegante y un bastón, que según puedo ver usa para sostenerse, aunque es muy extraño, es de oro y tiene figuras en su contorno. Dejo estos detalles de lado y sigo las indicaciones. Una vez llego al pasillo veo muchas librerías, paso por cada una, pero no tenían la trilogía que deseaba.
Ya harto de caminar y con ganas de llegar a mi casa, observo a dos mujeres al frente de varias cajas de libros, me acerco a una de ellas diciendo.
–¡Hola!
–Hola joven. ¿Qué desea?
Pregunta una niña morena no mayor de 15 años, cabello negro y bajita.
–Si, lo que sucede es lo siguiente. Quiero saber si tienen la trilogía de los juegos del hambre.
Digo desesperado.
–Claro chico, es mas, tenemos de todas las ediciones... ya te las traigo.
Espero un momento. De repente, la niña deja en exhibición varios tomos de la misma trilogía, hay desde los más "Chicipatos", hasta una caja hecha de materiales raros.
–¿Cuanto vale esta caja?
Pregunto al mismo tiempo que la veo, supongo que contiene los tres volúmenes del libro, pero alguien interrumpe mis pensamientos.
–Oh chico, esta caja es muy rara, me la regaló un señor algo loco, tenía un traje blanco y su cara cubierta por una máscara. Esta caja te la puedo dejar en 200.000 pesos, no creo que pueda venderá en más, nadie quiere una caja preciosa en su casa.
–¿Preciosa?
–Sí chico, preciosa, el donante me dijo que esta caja es de piedras muy finas y por esta razón nadie quiere tenerla, además habíamos pensado venderla en una joyería.
–Bien. entonces te la compro.
Digo sin dudar, la señorita parece contrariada, mas no dice nada y la empaca en varias bolsas negras. Una vez que pago y agradezco inmensamente, escucho un consejo de la mujer mayor.
–Cuando desempaques la caja, debes asegurarte de hacerlo en tu casa, no sé porque, pero según lo que me dijo el señor de la máscara, en su interior hay dos cartas, debes sacar un sobre amarillo donde vienen instrucciones, debes seguirlas al pie de la letra, de lo contrario la colección se arruinará.
¿Se arruinará? Vaya, nunca había pensado, pero haré caso a las mujeres, se ven confiables.
Pasadas las 19.00 horas me dirijo a mi casa y cuando llegue desvelaré los misterios de esta colección.
Saludo a mi familia reunida en la cocina cenando crema de pollo, arroz, atún y jugo de mora. Luego mi mamá me pregunta el contenido de las bolsas negras, así que yo le contesto a medias.
–Es una trilogía de los juegos del hambre.
Digo con contundencia. Espero que con esto los haya convencido, creo que así fue, debido que seguían con sus labores sin decir algo más, la cena pasa con normalidad, mis familiares hablan de su día, por lo que intervengo en la conversación.
–A mí me fue bien, solamente era la presentación de los miembros del equipo, nuestra misión, es ayudar a las personas de altos de cazucá y las reglas para los practicantes.
La merienda termina, subo a mi gran habitación y en mi cama destapo la caja, esta es más pesada que una colección de lujo corriente. Cuando detallo el primer libro, sale un sobre anaranjado que dice lo siguiente.
Estimando lector.
Has conseguido una colección muy exclusiva de los Juegos del Hambre, debes ser muy precavido con esta, tiene una serie de pasos, esta es.
1. Una vez que has leído esta carta introductoria, podrás leer la trilogía en el siguiente orden.
a. Los Juegos del Hambre.
b. Los Juegos del Hambre. En llamas.
c. Los Juegos del Hambre. Sinsajo.
Tienes plazo de abrir el primer libro dos horas después de leer esta carta, de lo contrario la colección se destruirá.
2. Una vez que leas la trilogía completa, debes abrir el sobre rojo que está en la caja, allí se te darán más detalles.
3. Tienes una semana para leer la trilogía y cumplir lo estimado.
4. Si cumples esta misión antes del plazo, mucho mejor.
5. Si lo cumples después, sabes las consecuencias.
Un Abrazo y éxitos en tu misión.
Anónimo.
Sin nada más que hacer, procedo a leer el primer libro, este tiene el dibujo de un pájaro anaranjado delimitado por lineas negras y el resto de la portada del mismo color. El segundo tiene el pájaro color mandarina, una linea límite negra y el resto mandarina, El tercer tomo es azul grisáceo. Leo el primero muy rápido, a tal punto que llego hasta la cuarta parte del libro en poco tiempo.
És jueves de la primera semana del mes de junio, tiempo que he durado en leer la trilogía completa, llego a mi casa agotado, después de una encarnizada lucha con tres maleantes que intentaban robar a unos amigos de AI, eran seres vestidos de negro con pasamontañas y armados con navajas, los pude neutralizar y entregar a las autoridades. Tengo ansiedad acerca de lo que dice la carta roja, llego directamente a mi cuarto, saco la caja debajo de la cama, abro la carta que dice lo siguiente.
Estimado lector.
Si has abierto esta carta, significa que has leído la trilogía completa, ahora debes seguir las instrucciones siguientes.
1. En horas de la tarde irás al aeropuerto Internacional El dorado.
2. Buscarás el área de baños, allí entrarás al baño de damas.
3. Verás a la protagonista de la trilogía sentada de manera defensiva. ¡Se prudente!
4. Debes ayudarla a adaptarse a tu mundo y hacer equipo con ella.
5. Los dos liberarán los mundos de la Dictadura.
6. Tienes plazo 48 horas desde la apertura de esta carta.
Éxitos y les deseo lo mejor.
Anónimo.
La mañana siguiente es de ansiedad y expectativa, terminada la jornada del día, me dirijo al Aeropuerto, pero antes hago un mensaje de voz.
–¡Hola madre, llegaré un poco tarde, debido a un encargo en el Aeropuerto. Les contaré en casa!
Abordo el servicio que me lleve por la Avenida NQS, luego de una hora llego a la estación Ricaurte, allí cojo uno que me lleva hacia por las Américas al oriente y en la Avenida Caracas Abordo un K 54 que me lleva a mi destino. Estaba vacío, por lo que, sentado al lado de la ventana descanso un rato antes del verdadero reto, verme cara a cara con la protagonista de la trilogía y mi amor literario y platónico.
Una vez en el Aeropuerto me dirijo a hacer mis necesidades, cuando termino, salgo de allí hacia el baño del sexo opuesto, abro la puerta sin hacer ruido y escucho sollozos de una persona, asomo mi cabeza con cuidado y observo algo que cambia mi vida para siempre.
En la parte más alejada del baño, una mujer desnuda, con golpes por todo su cuerpo estaba sentada con las piernas recogidas y su cabeza entre ellas, sus brazos, que están con golpes abrazaban su cuerpo como protegiéndola de algo o alguien.
Tengo muchas preguntas. ¿Como llegó Katniss Everdeen al Dorado? ¿De qué o Quien huía? Todo esto lo resolvería, si ella me dejara acercarme más. Hice mucho ruido, porque está frente a mí apuntando con un arco y su flecha a mi cabeza.
–Alejase de mi, si no quiere que una de mis flechas atraviese su cabeza.
Pronuncia Katniss con aparente seguridad, pero observo en su voz un opaco de miedo.
–¡Ey! Vengo en son de paz
Digo seguro, pero desesperado, porque en cualquier momento la muchacha puede matarme de un flechazo.
–Si, claro, eres del capitolio.
Su respuesta pone mi cerebro a trabajar rápido para dar una buena explicación.
–No linda, no soy del capitolio, solo soy un ciudadano que estudia para ser internacionalista.
–Esta bien, te creo, pero quiero saber una cosa. –Hace una pausa y continua–. Si no eres un agente de la paz ¿por que estas vestido de blanco?
Sigo con mis manos en alto, acercándome lentamente a Katniss, mientras me sigue apuntando con su arma.
–Este es un uniforme de un club de fútbol–. Digo mostrándole mi atuendo blanco con el escudo de Chelsea. –Es un deporte que se practica en mi mundo, consiste en meter un balón dentro de un arco, a esta acción se le llama gol, el equipo que marque más goles gana.
Continuo explicándole todo acerca del fútbol, mientras ella baja su arma, coge su morral yéndose inmediatamente a uno de los baños que estaba a su derecha. Minutos después Katniss sale con una chaqueta negra, jean azul y su característica trenza. ¡Oh! se veía tan linda. Esto a pesar de tener pequeñas heridas en su cuerpo que eran más evidentes en su cara con rasguños y moretones que infructuosamente trataba de cubrir con una especie de crema.
Me acerco lentamente, lo hago de tal manera que ella no me considere un enemigo, cojo una de sus manos, esta era suave como la de un bebé, a pesar de las duras situaciones que ha vivido.
–¡Vaya!–. Digo al no tener en cuenta algo importante. –Creo que no me he presentado. Mucho gusto. Soy Brasilia Kennedy. Estoy encantado de conocerte.
Katniss me mira de frente y a la vez me responde.
–Sí... Es un gusto conocerte. Soy Katniss Everdeen. Aunque supongo que debes saber cosas de mí.
En este momento pienso lo siguiente. "Tengo mucho que hacer para ayudar a Katniss y a la vez cumplir mi misión" Luego, salimos del baño de damas y nos dirigimos hacia mi casa, pero antes, cuando salíamos del Aeropuerto me pregunta lo siguiente con mucho ímpetu.
–¿Donde estoy? ¿Esto es Panem?
–Bien, solo puedo responder una a la vez–. Digo a Katniss quien se calma y me repite la primera pregunta.
–Bien señorita Everdeen –digo a mi huésped. Siempre soy formal con las personas que recién conozco. Cortesía de mis clases en ILERI. –Estás en la ciudad de Bogotá. DEC. Capital de la República de Colombia –tomo una pausa, ya que esta pregunta es muy densa. –Has llegado a mi mundo, este es equivalente a Panem. Mi mundo tiene muchos países, estos son soberanos y cada uno es gobernado por un presidente elegido democráticamente, sin embargo hay algunas excepciones, es como si fueran los Distritos.
–Bien, he entendido un poco esta parte, pero estoy viendo que ustedes no tienen dictadura –afirma con un poco de tristeza que se puede ver en su cara, porque se ven lagrimitas en su rostro. –Mi mundo es gobernado por un presidente que nos oprime, creyendo que así no hacemos rebelión, un ejemplo de esto es el Distrito 11. Se encarga de la agricultura y Huertos.
–Tienen muchos alimentos, podrían dar de comer a todos los ciudadanos y a la vez vivir muy bien–. Afirmo entusiasmado, no obstante ella me baja de mi ilusión.
–No Brasilia. Los agricultores no pueden consumir nada de la producción, todo esto va al capitolio, aún sabiendo que allí hay un derroche increíble. Si lo haces te castigan muy feo.
–¿Enserio? –pregunto asombrado, lo que me cuenta Katniss es un suceso muy raro en mi mundo, solo pasa en ciertos países.
–¡Si! –dice ella –Así manipulan a la gente para evitar una revolución.
Continuamos nuestro viaje hacia el centro de la ciudad, llegamos a la estación de la calle 45, ella ve todo con asombro, por lo que le digo.
–Esto es un sistema de transporte masivo, se llama Transmilenio y es el equivalente a los trenes que comunican los Distritos con el Capitolio. Con la diferencia que este se mueve solo por la ciudad.
Golpeo la puerta, puedo escuchar ruidos dentro de la casa, en un momento determinado alguien abre.
–Pasa, pasa, la gente está en el comedor.
–Gracias Jola.
Katniss & yo pasamos al lugar mencionado, allí se encontraban mis padres, mis hermanos y unos amigos. Arribamos a la cocina, mis padres están elegantes, no se porque, pero debe ser un evento especial. Me paro en frente de ellos, les presento a Katniss y ellos con cierta desconfianza me preguntan.
–¿Donde hallaste a esta señorita?
–¡No se como contárselos, pero es una historia muy larga–. Así relato lo sucedido a lo largo de esta semana, desde mi tour por las libarías, el encuentro con el extraño anciano, la adquisición de la colección, la misión encomendada, el viaje al aeropuerto, mi encuentro con Katniss, la charla que tuvimos y la venida a la casa.
–Entiendo –agrega Bernardo con cierta cara de ¿alegría? ¿Sarcasmo? –Entonces no hay inconveniente para que pueda quedarse.
–Para eso hay un apartamento de sobra–. Confirma mi madre, quien ofrece a la huésped un jugo de lulo.
–¡Gracias señora! Es usted muy amable.
–No tienes que agradecer Katniss. Eres bienvenida y ¡Cualquier cosa puedes decirnos!
Subimos a la habitación asignada, Katniss se asombra por el tamaño de la misma.
–Vaya es impresionante. Ni siquiera en la Veta tenemos estas condiciones, solo están en la aldea de los vencedores.
Antes de dormir, planeo en mi cabeza la siguiente parte del plan. Este debería ser. Comprar prendas de vestir para Katniss, hacer los tramites de legalización, porque no tiene pasaporte y eso puede ser fatal en mi mundo, una vez que hagamos esto, tenemos que hallar la manera de entrar al mundo paralelo de Panem, buscar a Peeta Mellark, Gale y los demás seres importantes. Y junto a las fuerzas de Naciones Unidas derrocar a Snow, bueno, eso espero, cualquier cosa puede salir mal, dado lo imprevisible del asunto.
