Las minúsculas gotitas de lluvia caían suavemente por el cristal de la habitación. A pesar del mal tiempo, se veía claramente que era ya bastante de día.
Sakura abrió los ojos pesadamente. Buscó a tientas en la oscuridad el despertador. Al ver la hora, solo pudo dar un brinco. ¡Se había dormido! Se levantó rápidamente, desayunó y se vistió a toda prisa. Aquel día no era un día cualquiera. Ese día cumplía los dieciocho años. Y también era su primera entrevista de trabajo.
Mientras se peinaba, tocaron al timbre. "¡Sakura!", se oyó gritar desde la calle. "Mierda, es verdad. Ino dijo que pasaría a por mí". Se asomó a la ventana para advertir a su amiga de que enseguida bajaba. Se maquilló ligeramente y se miró en el espejo. Tras darse el visto bueno, salió disparada a la calle.
Fuera, la esperaba Ino, su amiga de la infancia. Estaba de espaldas a la puerta del portal, con su hermoso vestido morado, su larga coleta rubia y sus increíbles ojos azules mirándola con burla. Sakura siempre había tenido algo de envidia de Ino. Ino era tan… perfecta. Ella, aunque jamás lo admitiría, sentía que sus ojos jade y su pelo rosa no podían competir con semejante rubia. Cuando vio su carísimo vestido morado, se sitió algo intimidada. El vestido rojo que Sakura llevaba no podía compararse. Suspiró e incitó a su amiga a darse prisa; ya llevaban bastante retraso.
-¿Se puede saber por qué has tardado tanto?- dijo la rubia con su sonrisa burlona- Hoy es tu primera entrevista de trabajo. No puedes llegar tarde.
-No es culpa mía, el despertador no ha sonado –dijo Sakura a la defensiva- Y por cierto… ¿No tienes nada que decirme?
-Oh, sí, claro, se me olvidaba frentona. Ten, felicidades –dijo tendiéndole una gran y pesada caja envuelta en un papel rosa con flores de Sakura.
La pelirrosa lo cogió y al abrirlo se llevó una gran sorpresa. Se trataba de un kimono rojo con algunas flores pequeñas y blancas dispersas. Decidió no sacarlo para evitar que se estropeara.
-¿Un kimono? Vaya gracias, es precioso.
-Me alegro de que te guste.
Siguieron caminando un largo trecho hasta llegar a un gran edificio. "Empresas Uchiha S.A."
Sakura se quedó petrificada ante la inmensidad del imponente edificio. Miró a Ino, la cual sonrió para darle ánimos.
-Tranquila Sakura, seguro que te cogen. Mi padre ha movido algunos hilos.
Sakura suspiró, y, caminando lo más rápido que pudo, entró y fue derecha a preguntar a la recepcionista. La chica era una hermosa joven de ojos y pelo castaños recogido en dos curiosos moños.
-Hola, muy buenos días. Mi nombre es Haruno Sakura. Tenía una entrevista concertada con el jefe de personal –dijo atropelladamente debido a los nervios.
-Buenos días. Déjeme comprobar su nombre –contestó la recepcionista mientras miraba en una pequeña agenda- Haruno Sakura… Haruno… ¡Ah, sí, aquí está! Vaya hacia el pasillo. El señor Uzumaki le espera en la sala de al fondo a la derecha.
Sakura contestó con un tímido "Gracias" y se dirigió a donde la chica le había indicado. Al llegar, se detuvo ante la puerta, tomó aire y llamó con los nudillos. "Adelante" contestó una voz alegre desde dentro. Abrió la puerta y se encontró con quien, supuso, era el Sr Uzumaki.
El Sr Uzumaki era un joven más o menos de su edad. Su cabello rubio alborotado, sus ojos azules que la miraban curiosos y su corbata con el nudo aflojado le conferían un aire desenfadado y juvenil ante el cual Sakura no pudo evitar sonrojarse. El joven le indicó con la mano que tomara asiento y ella obedeció.
-Haruno Sakura, ¿verdad? Encantado de conocerla. Mi nombre es Uzumaki Naruto. Soy jefe de personal. Debo decirle que me sorprendió mucho su currículum. Es francamente impecable.
-Muchas gracias, señor –contestó ella, ruborizándose.
-Muy bien, señorita Haruno. Hábleme de usted.
Un joven moreno, de ojos negros, piel pálida y elegantemente vestido que respondía al nombre de Uchiha Sasuke caminaba rápidamente hacia la recepcionista.
-Tenten, ¿han llegado ya los socios del grupo Hyuga?
-No, señor. La cita era hace diez minutos. No creo que se retrasen mucho más.
-Está bien. Avísame cuando lleguen –dijo dándose la vuelta para ir a su despacho sin darle tiempo a la chica a contestar.
Volvió rápidamente a la sala de juntas. Estaba nervioso. En la sala estaban ya reunidos algunos empresarios importantes a los cuales no debía hacer esperar.
En la gran mesa, estaba sentado Uchiha Itachi, hermano mayor de Sasuke. Era exactamente igual a su hermano, con la misma expresión tranquila en sus oscuros ojos y con el mismo pelo negro.
A la izquierda de él, estaba sentado el empresario Sabaku no Gaara, un joven pelirrojo de ojos verdes, de actitud fría y calculadora. A su lado estaba su hermana y secretaria, Sabaku no Temari. Ella era algo mayor y tenía el pelo rubio recogido en cuatro coletas y los ojos azules.
A la derecha de Itachi, estaban los tres asientos vacíos correspondientes a los Hyuga.
Sasuke entró en la sala y pidió disculpas a los presentes por la tardanza de los Hyuga, alegando que seguramente estaría en algún atasco y que no tardarían.
En el despacho del jefe de personal, un rubio y una pelirrosa hablaban.
-Muy bien, señorita Haruno. Aquí termina su entrevista. Si es escogida no se preocupe, nosotros le avisaremos.
-Muy bien, muchas gracias. Hasta luego.
La pelirrosa salió de allí más relajada que al entrar. Al salir, estaba tan metida en sus cosas que no miraba por dónde iba y se chocó con alguien.
Ella estuvo a punto de caer, de no haber sido agarrada por un joven de pelo castaño y ojos claros como perlas acompañado de un señor mayor, con el mismo color de pelo y ojos y de una chica más joven con el pelo azul oscuro y los mismos ojos claros.
-¿Se encuentra bien señorita? –preguntó el joven.
-Sí… sí, eso creo –dijo Sakura para luego alzar los ojos y quedar sorprendida ante el curioso color de ojos del chico- Disculpe, no miraba por dónde iba.
-No se preocupe. Perdone, pero tenemos prisa. Si está bien, entonces nos marchamos.
-Sí… claro –dijo haciéndose a un lado y quedándose sola en la puerta mirando como el joven, la chica y el anciano marchaban hacia la sala de juntas.
